- CPU del Tensor G5 da un salto claro (+34–35% multi) y se acerca a rivales tope de gama.
- GPU con resultados dispares: buen aguante térmico, pero benchmarks y algunos juegos penalizan.
- Mejoras clave en térmicas, ISP, seguridad (Titan M2) y conectividad (WiFi 7, UFS 4.0).
- Google prioriza IA y estabilidad; drivers de GPU serán decisivos en próximas semanas.
El desembarco de los Pixel 10 trae bajo el brazo el nuevo SoC de la casa, el Google Tensor G5 fabricado a 3 nm por TSMC. Es un chip llamado a corregir viejos fantasmas (calor, estabilidad) y a dar un salto tangible en CPU, aunque con una letra pequeña que no podemos obviar: la parte gráfica no brilla igual en todos los tests y, en algunos, incluso retrocede frente al Tensor G4.
Si te interesan los números, aquí hay materia. Geekbench, AnTuTu y pruebas de juego real han ido dibujando un panorama con luces y sombras: la CPU sube con fuerza y se acerca a rivales de gama alta, la GPU PowerVR D-Series DXT-48-1536 muestra buen aguante térmico, pero en ciertos benchmarks rinde por debajo de la anterior Mali del G4. Vamos a poner orden y a cruzar todos los datos para entender qué está pasando.
Arquitectura y bases del Tensor G5
El G5 estrena una configuración de CPU moderna con 1× Cortex-X4 (3,78 GHz), 5× Cortex-A725 (3,05 GHz) y 2× Cortex-A520 (2,25 GHz). Este reparto 1+5+2 es notablemente más actual que el del G4 y se apoya en el salto al nodo TSMC N3E (3 nm), clave para mejorar eficiencia y contener temperaturas en cargas sostenidas.
En memoria y almacenamiento también se pone al día: LPDDR5X (hasta 16 GB) y UFS 4.0 para recortar latencias y acelerar cargas. En conectividad, el paquete se completa con WiFi 7 y Bluetooth 5.4, un paso adelante frente al G4 con su proceso de 4 nm, UFS 3.1, WiFi 6E y Bluetooth 5.3. Por si fuera poco, Google ha firmado con TSMC de cara a futuras generaciones (hasta Pixel 14), lo que sugiere continuidad en este enfoque de eficiencia y estabilidad y en desarrollos como Ironwood.
En la parte gráfica, el cambio de tercio es completo: adiós Mali, hola Imagination. La GPU elegida es una PowerVR D-Series DXT-48-1536 alrededor de 1.100 MHz, un componente que, sobre el papel, apuesta por mejor eficiencia y FPS sostenidos en sesiones largas, además de abrir la puerta a efectos de imagen avanzados y mejoras en vídeo gracias a su integración con el ISP propio de Google y a la programación de GPU acelerada por hardware.
CPU: el salto que se esperaba
En Geekbench 6, los primeros registros del G5 en dispositivos como el Pixel 10 Pro XL y el Pixel 10 Pro Fold apuntan a un avance claro. Se han visto cifras en torno a 2.276 puntos en mononúcleo y 6.173–6.203 en multinúcleo. Traducido a mejora generacional, equivale a un +34–35% en multi y hasta un +17,3% en single frente al Tensor G4 (en función de la referencia tomada).
La foto frente a la competencia deja una lectura curiosa: en mononúcleo el G5 se mueve prácticamente a la par de un Snapdragon 8 Gen 3 en varios dispositivos (S24 Ultra, OnePlus 12 o Xiaomi 14 Ultra), mientras que en multinúcleo queda un poco por detrás. En AnTuTu, el apartado de CPU arroja 415.848 puntos, lo que lo coloca en la órbita de Snapdragon 8s Gen 3, Snapdragon 8 Gen 3 y Dimensity 9300+, con una mejora aproximada del 15% respecto al Pixel 9 Pro XL. Vaya, que en cómputo general la CPU por fin se siente de gama alta.
GPU: pruebas sintéticas a contrapié y juegos con matices
Aquí llega la parte delicada. En el test Vulkan de Geekbench 6, se ha visto al Tensor G5 rondar los 3.707 puntos, mientras que el Tensor G4 alcanzaba 9.023 puntos. La brecha es enorme y, en algunas tandas, se ha hablado de que el G4 resulta hasta un 323% más potente que el G5 en estas pruebas. No es un desliz menor; algo pasa. Se ha especulado con posibles problemas de optimización de GPU o un recorte de GPU para contener costes, pero hoy por hoy no hay explicación oficial y lo sensato es esperar actualizaciones antes de dictar sentencia.
Más señales en AnTuTu: la puntuación de GPU del Pixel 10 Pro XL con G5 ronda los 367.206 puntos, por debajo del Pixel 9 Pro XL (G4) que supera los 440.000 en el mismo test. Eso hablaría de una caída cercana al 20% generación tras generación y situaría el nivel gráfico del G5 más o menos en la liga de un Snapdragon 8 Gen 1 en esa métrica concreta.
¿Y qué dicen los juegos? Pues hay contrastes. Valorant Mobile se ejecuta a un promedio de 60 FPS en calidad Alta, y PUBG Mobile mantiene también 60 FPS con el ajuste “Suave + Extremo”. En cambio, en Genshin Impact con el preset “Máximo”, el promedio se queda sobre los 29 FPS, y en Wuthering Waves («las Olas Borrascosas») la media ronda los 44 FPS con la configuración visual más alta. La nota más dura llega con Fortnite: con el ajuste “Epic”, aparecen caídas acusadas y stuttering, con una media de 25 FPS en una sesión de 25 minutos. Durante esa partida, el terminal llegó a 42,9 °C, sugiriendo que pudo haber algo de throttling.
Esta mezcla de datos deja una moraleja muy clara: el G5 ofrece buenos FPS en títulos optimizados o con ajustes razonables, pero se atraganta con los perfiles máximos de algunos juegos. De nuevo, una mejora de drivers podría mover la aguja, porque la estabilidad térmica —como veremos enseguida— sí ha mejorado.
Térmicas y rendimiento sostenido
Una de las grandes quejas históricas de los Tensor era el sobrecalentamiento. Con el G5, los análisis coinciden en que el Pixel 10 se mantiene bastante más fresco que generaciones anteriores. Revisiones como la de Damien Wilde (9to5Google) hablan de un teléfono que no se calienta más allá de lo esperable en uso diario; los momentos de calor se limitan prácticamente a la configuración inicial y escenarios puntuales.
En pruebas propias con el Pixel 10 Pro XL, se ha observado que el G5 alcanza su temperatura de trabajo rápido y la sostiene sin dispararse, algo que se traduce en mejores resultados de rendimiento sostenido frente a terminales como el Galaxy S25 Ultra. Incluso comparado con modelos recientes como el Galaxy Z Fold 7 o el Nothing Phone (3), el Pixel 10 se ha mostrado más fresco en general. En sesiones de juego largas, sí se nota calor, pero el SoC estabiliza pronto y no llega a resultar incómodo al tacto.
Dicho esto, casos como la sesión de Fortnite a 42,9 °C demuestran que el límite existe. Es un contexto donde pueden entrar en juego optimización del propio juego y madurez de drivers. Dado que los Pixel 10 acaban de salir, tiene todo el sentido esperar mejoras con actualizaciones de firmware y del ecosistema de juegos.
IA en local y filosofía de producto
Conviene recordar que la familia Tensor no busca encabezar rankings de potencia bruta. Desde su concepción, Google prioriza una experiencia optimizada para su software, con especial foco en IA generativa y capacidades on-device. Con el paso a 3 nm y una TPU revisada, Google asegura respuestas más rápidas y mayor eficiencia en funciones como transcripción instantánea, traducción offline o edición de fotos/vídeos guiada por voz.
La nueva TPU del G5 ofrece, según los datos que se manejan, hasta un 40% más de velocidad frente al G4 en funciones de IA que se realizan en el dispositivo. Y aquí, la memoria cuenta: con 16 GB de RAM en varios modelos, el sistema puede sostener cargas de IA más pesadas. Muchas marcas están incrementando drásticamente la RAM para alimentar estos escenarios; Apple es la excepción —y a menudo se la percibe a la cola en la implementación de IA a nivel de sistema—, aunque tiene su propia estrategia.
En el día a día, varios medios señalan que la mejora de CPU del G5 —ese +34% aproximadamente— no siempre se percibe de forma dramática al abrir apps comunes o desplazarte por redes. Lo interesante, eso sí, es que la brecha de rendimiento entre el modelo base y el Pro es menor que antes, lo que unifica mejor la experiencia dentro de la gama Pixel 10.
Cámara, ISP y vídeo: más control de Google
El G5 estrena un ISP completamente diseñado por Google. Eso da más control sobre el HDR, el color y la fotografía nocturna, además de habilitar opciones ambiciosas en vídeo. En especificaciones, se citan capturas 8K y 4K a 120 FPS, una combinación que no había estado tan presente en generaciones previas. La clave no es solo “tener 8K”, sino la sinergia entre ISP y la IA para lograr estabilización más fina y reducción de ruido con aspecto natural.
La nueva GPU de Imagination ayuda a cimentar este bloque multimedia: mejor eficiencia y estabilidad en cargas prolongadas permiten sostener efectos de imagen complejos y procesamiento de vídeo exigente. Aunque los benchmarks sintéticos de GPU no acompañen, la experiencia visual y de cámara podría salir muy reforzada por el conjunto de ISP + TPU + GPU.
Seguridad dedicada con Titan M2
Google mantiene su sello de seguridad con Titan M2, un coprocesador discreto que trabaja de forma independiente del SoC principal. Está basado en arquitectura RISC-V, con su propia memoria y aceleradores criptográficos, y se encarga de tareas sensibles como verificar el arranque, impedir retrocesos a versiones vulnerables y limitar intentos de desencriptado sin la clave correcta. Ha sido validado bajo estándares como Common Criteria, similares a los de tarjetas SIM o bancarias.
En la práctica, esto se traduce en pagos móviles más seguros y biometría robusta, reforzando el ecosistema que monta el propio Tensor G5. De nuevo, es una pieza coherente con el enfoque de experiencia y confianza que Google quiere priorizar frente a la obsesión por el “top 1” en benchmarks.
Pixel 10 Pro Fold y el contexto de producto
El Pixel 10 Pro Fold es el tercer plegable de Google y el primero en montar el G5. Supone también la llegada de TSMC a los flip y fold de la marca, y viene a un mercado donde Huawei y Samsung llevan ventaja, con Oppo, vivo u Honor apretando por detrás. En este contexto, Google entra tarde, sí, pero con un chip que apunta mejor a estabilidad y eficiencia, dos valores críticos en formatos donde el calor y el consumo se notan aún más.
Por número, los resultados del Fold con G5 calcados a los del XL en CPU —2.276 single, ~6.173 multi— confirman que el salto frente al G4 es el más significativo desde el primer Tensor. El rendimiento en GPU, como hemos visto, sigue condicionado por la madurez del software y puede mejorar con drivers y parches en las próximas semanas.
Benchmarks agregados: dónde queda el G5
- Geekbench 6 CPU: ~2.276 (single) y 6.173–6.203 (multi). Mejora de +34–35% en multi y +17,3% en single frente al G4.
- Geekbench 6 Vulkan: ~3.707 puntos en G5 vs ~9.023 en G4. Diferencia abultada; posible papel de drivers/hardware.
- AnTuTu total: ~1.173.221 (en la liga de Honor 200 Pro y Motorola Edge 60 Pro con 8s Gen 3 y Dimensity 8350).
- AnTuTu CPU: ~415.848 (+15% vs Pixel 9 Pro XL).
- AnTuTu GPU: ~367.206 (por debajo del Pixel 9 Pro XL; caída ~20% gen a gen; nivel cercano a 8 Gen 1 en esa métrica).
Memoria caché y latencia: por qué importan
Aunque Google no ha puesto el foco en cifras brutas de caché, conviene recordar por qué estos bloques importan: cachés L1, L2 y L3 más grandes tienden a reducir latencia y a mejorar el rendimiento global del sistema y de la CPU. En diseños modernos, un buen dimensionamiento y una política de caché eficaz pueden marcar diferencias notables en cargas mixtas, justo el tipo de uso donde los Pixel ponen el acento.
Si sumamos 3 nm, nuevo clúster de CPU, LPDDR5X y UFS 4.0, el resultado lógico es una experiencia más ágil al abrir apps pesadas, navegar por grandes galerías o exportar vídeos en herramientas como CapCut. Es decir, menos esperas y menos tirones, incluso cuando la puntuación de GPU en un test sintético no deslumbre.
La pugna con Snapdragon y el papel de los drivers
La CPU del Tensor G5 ya compite de tú a tú en mononúcleo con chips como el Snapdragon 8 Gen 3, mientras que en multinúcleo aún queda un escalón. En GPU, los datos actuales lo sitúan por debajo de la última hornada de Qualcomm y MediaTek, y en algunos test detrás incluso del G4. ¿Es definitivo? No necesariamente. Drivers de GPU y optimización de juegos pueden mover la aguja en las próximas semanas, y hay antecedentes de mejoras sustanciales tras actualizaciones.
Hay rumores de que Google pudo haber recortado la GPU para ajustar costes, pero no hay confirmación oficial. Lo que sí es evidente es que la compañía prioriza IA, estabilidad y temperatura sobre ir al límite en potencia gráfica pico. A corto plazo, Google tendrá que explicar la disparidad de resultados y, sobre todo, corregir vía software donde sea posible, porque una brecha como la de Geekbench Vulkan no es normal para un salto generacional.
En paralelo, el G5 sostiene su relato: rendimiento de CPU al nivel de un flagship reciente, batería de mejoras en conectividad, cámara y seguridad, y temperaturas mucho más controladas que en las dos generaciones previas. Para el grueso de usuarios, ese combo se traduce en un móvil más redondo en el día a día.
Mirando todo el conjunto, el Tensor G5 deja un sabor dual: por fin hay músculo CPU y control térmico como para competir con solvencia, y las funciones de IA local van más ágiles. Sin embargo, la GPU necesita trabajo para estar a la altura de lo que se espera de un tope de gama en 3D exigente; las pistas más claras apuntan a drivers y optimización antes que a una limitación física insalvable. Si Google afina ese frente, el paquete puede encajar mucho mejor en la pelea con Snapdragon y Dimensity.
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