¿Por qué sobresalen las cámaras de los smartphones? Motivos técnicos y estéticos

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Cámara de smartphone sobresaliente

A día de hoy, resulta casi imposible no fijarse en cómo sobresalen las cámaras de los smartphones. Lo que empezó siendo una particularidad de algunos modelos de alta gama se ha extendido a prácticamente todos los dispositivos, desde los más avanzados hasta aquellos de gama media. Este detalle de diseño, que puede parecer una simple cuestión de estética o moda, es en realidad consecuencia directa de los avances tecnológicos en fotografía móvil y de las crecientes expectativas de los usuarios respecto a la calidad de las imágenes.

Quizás te has preguntado alguna vez por qué, si antes los móviles eran perfectamente planos, ahora casi todos presentan ese «escalón» o módulo saliente en la parte trasera. Más allá de lo visual, este elemento tiene efectos prácticos en el uso diario: desde el típico tambaleo al dejar el teléfono sobre una mesa hasta el riesgo de dañar la lente si no se utiliza una funda. Pero, ¿por qué las marcas han decidido priorizar este aspecto? ¿Es una necesidad real o existen alternativas que podrían solventar este inconveniente?

La evolución del diseño: de cámaras integradas a módulos prominentes

Durante los primeros años de la telefonía inteligente, las cámaras estaban integradas en el propio cuerpo del móvil, apenas diferenciales y sin sobresalir. El diseño era más homogéneo, facilitando su manejo y estética. Sin embargo, conforme la fotografía móvil tomó protagonismo, los fabricantes comenzaron a priorizar la mejora de las cámaras, tanto en calidad como en capacidades técnicas.

A partir de la década de 2010, la competencia entre marcas por ofrecer la mejor experiencia fotográfica desembocó en un crecimiento del tamaño de los sensores y de las ópticas empleadas. La necesidad de captar más luz, mejorar el detalle en condiciones de poca iluminación o implementar nuevos sistemas de zoom óptico hizo imposible seguir manteniendo cámaras planas y discretas. Era necesario más espacio físico y la única manera de conseguirlo sin aumentar incómodamente el grosor del dispositivo era permitiendo que la cámara sobresaliera.

Esto provocó que, progresivamente, los módulos de las cámaras traseras se hicieran más grandes y complejos, llegando incluso a configuraciones con varias lentes (principal, teleobjetivo, ultra gran angular, macro, etc.). Actualmente, es habitual encontrar móviles con cuatro, cinco o incluso más cámaras traseras, cada una con una función específica.

Módulo de cámaras sobresalientes

¿Por qué sobresalen realmente las cámaras? El factor del sensor y la óptica

El motivo principal que explica este cambio es estrictamente técnico. El tamaño de los sensores fotográficos y la calidad de las ópticas que los acompañan requieren un espacio que simplemente no cabe en el perfil delgado de los móviles actuales. Cuando el cuerpo del teléfono tiene, por ejemplo, un grosor de 8 o 9 milímetros, y el sensor junto a las lentes necesita más de 10 o hasta 12 milímetros, la única alternativa viable es que la cámara sobresalga.

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Este problema se agrava en los modelos premium, donde los sensores pueden llegar a ser de 1 pulgada, como sucede en algunos dispositivos de Huawei o Xiaomi. Cuanto mayor es el sensor, más luz puede recoger la cámara y, en consecuencia, mejores son los resultados en fotografía nocturna o situaciones de iluminación adversa. Sin embargo, la física impone sus límites y la miniaturización tiene un tope: reducir tamaño sin sacrificar calidad es, a día de hoy, tarea casi imposible sin recurrir a nuevos materiales o tecnologías disruptivas.

No todos los sensores son iguales y, de hecho, han aparecido variantes complejas como los sistemas periscópicos para zoom óptico, que requieren aún más espacio interno y suelen presentarse en forma cuadrada o rectangular. Este tipo de lentes pueden necesitar hasta un centímetro de grosor, superando ampliamente el perfil estándar de un smartphone.

Impacto en el grosor total: cifras y comparativas entre modelos

Una cuestión interesante es la diferencia entre el grosor anunciado por los fabricantes y el real, una vez añadimos el módulo de cámara. Una comparativa reciente entre varios smartphones de gama alta revela diferencias notables entre lo que comunican las marcas y lo que finalmente percibe el usuario.

Por ejemplo, mientras que un iPhone 14 Pro o Pro Max presume de un cuerpo de solo 7,85 mm, su grosor real con la cámara incluida asciende a 12 mm, lo que supone más de 4 milímetros adicionales. Modelos como el Xiaomi 13 Pro salen aún peor parados, alcanzando los 12,8 mm totales respecto a los 8,4 declarados. En cambio, marcas como Samsung han conseguido reducir este salto extra gracias a una mayor integración del sistema de cámaras, como se puede apreciar en el Galaxy S23 Ultra, donde la diferencia apenas supera el milímetro y medio.

Esta tendencia obliga a los usuarios a adaptar su elección y uso del dispositivo, ya que un móvil excesivamente grueso puede resultar incómodo en bolsillos ajustados y más propenso a daños accidentales en la lente.

Comparativa de módulos de cámara

¿Afecta el tamaño del módulo de cámara a la calidad de las fotos?

Podría pensarse que cuanto más grande es el módulo de la cámara, mejores son las fotos que ofrece el móvil. Sin embargo, la realidad es que el tamaño por sí mismo no garantiza una mayor calidad. Hay otros factores en juego, como la calidad del sensor, la apertura de la lente, el procesado de imagen y el software que gestiona la fotografía.

Existen casos como el Samsung Galaxy S22, el iPhone 14 o el Google Pixel 7, cuyo módulo de cámara no es especialmente descomunal y, aun así, ofrecen un rendimiento sobresaliente. La clave está en encontrar el equilibrio entre el tamaño del sensor, la calidad de la óptica y la integración de la cámara con el resto del hardware y el software.

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La tendencia, sin embargo, sigue apuntando a un crecimiento en el tamaño de los módulos, principalmente porque los fabricantes buscan diferenciar sus dispositivos y asociar volumen físico a potencia fotográfica. Además, la demanda de efectos como el desenfoque, la fotografía nocturna o el zoom óptico extremo impone el empleo de sensores y ópticas cada día más avanzados.

Múltiples cámaras: especialización y efectos

La multiplicación de cámaras en la parte trasera no es un capricho de diseño. Cada una de estas lentes cumple una función diferente: desde captar imágenes con gran angular hasta permitir zoom óptico o aplicar efectos específicos. Los modelos actuales suelen contar con una cámara principal, un teleobjetivo, un ultra gran angular, sensores monocromáticos, cámaras infrarrojas y hasta sensores ToF (tiempo de vuelo) para mapeos 3D y mejores efectos de profundidad.

Por ejemplo:

  • Cámara principal: Con ángulo de visión medio y apertura variable, utilizada para la mayoría de las fotografías diarias.
  • Teleobjetivo: Permite acercar visualmente los objetos sin perder calidad mediante zoom óptico.
  • Gran angular: Captura más espacio en la misma imagen, ideal para paisajes o fotografías de grupo.
  • Monocromática: Sensor especializado para captar detalles y mejorar la sensibilidad en condiciones de baja luz.
  • Infrarroja y ToF: Se utilizan para funciones avanzadas como el reconocimiento facial, fotografía térmica o mapeo 3D.

Cuantas más cámaras y sensores se añaden, más espacio necesita el módulo y mayor es la probabilidad de que sobresalga. No obstante, el incremento del número de lentes no siempre se traduce en mejoras sustanciales para el usuario medio, que muchas veces no distingue cambios significativos entre modelos con dos o cinco cámaras.

Los problemas de los módulos sobresalientes

La presencia de un módulo de cámara destacado no está exenta de inconvenientes. Uno de los más molestos es la inestabilidad que provoca al apoyar el móvil en superficies planas, haciendo que el dispositivo «cojee» o baile al pulsar en la pantalla. Aunque la mayoría de usuarios utiliza fundas protectoras para equilibrar esta diferencia, no siempre se elimina por completo el problema.

Además, el módulo de cámara expuesto está más expuesto a golpes, arañazos y acumulación de suciedad. También puede provocar una distribución desigual del peso y aumentar la fragilidad en las esquinas o en la propia lente.

El impacto en la ergonomía y la experiencia de uso es significativo, especialmente en dispositivos de gran tamaño, donde la cámara puede incluso hacer el móvil menos cómodo de sujetar durante uso prolongado.

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¿Alternativas y soluciones en el horizonte?

La industria es consciente de que la integración de grandes módulos de cámara no es la solución más elegante ni cómoda. Por ello, empresas innovadoras están trabajando en alternativas que permitan mantener o mejorar la calidad fotográfica sin necesidad de sacrificar el diseño plano del móvil.

Un ejemplo disruptivo es el de Metalenz, una startup que desarrolla lentes planas basadas en tecnología de metasuperficies ópticas. Estas nuevas lentes prometen obtener la misma o mejor calidad de imagen que las actuales, ocupando mucho menos espacio y permitiendo, incluso, la integración de la cámara frontal bajo la pantalla. De llegar a implementarse ampliamente, podrían cambiar totalmente el diseño de los móviles en los próximos años.

Otra alternativa pasa por aumentar el grosor del dispositivo en su totalidad, lo que permitiría alojar sensores y ópticas avanzadas sin sobresalir de la carcasa, aunque esto choca con la tendencia a fabricar móviles lo más delgados y ligeros posible.

Mientras tanto, algunas marcas como Samsung apuestan por el refinamiento progresivo, integrando mejor la cámara sin recurrir a módulos salientes de gran tamaño. Otras marcas optan por proteger la zona expuesta mediante recubrimientos metálicos o cristal endurecido, intentando mitigar el desgaste y el impacto estético.

¿Qué futuro espera a las cámaras de los smartphones?

Aunque la tendencia actual parece difícil de revertir, la investigación y la innovación siguen en marcha. Los avances en materiales, el desarrollo de sensores más delgados y la implementación de tecnologías ópticas pioneras podrían permitir próximamente cámaras de altas prestaciones en cuerpos totalmente planos. Hasta entonces, fabricantes y usuarios tendrán que convivir con los compromisos entre calidad fotográfica y diseño ultra slim.

Lo que parecía una simple evolución de la moda acaba siendo una fascinante carrera tecnológica con muchos factores en juego: exigencias de los usuarios, limitaciones físicas, costes de producción y el deseo de distinguirse en un mercado cada vez más saturado. Las cámaras sobresalientes son, por ahora, el precio a pagar por las increíbles posibilidades fotográficas de los móviles modernos, aunque el futuro podría depararnos gratas sorpresas si la industria logra superar estos retos.

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