La etapa de actualizaciones de seguridad para Android 12 y su variante 12L ha llegado oficialmente a su fin. Google, fiel a su calendario de soporte, ha dejado de proporcionar nuevos parches para estas versiones del sistema operativo desde el 31 de marzo de 2025, lo que coloca a millones de dispositivos en una situación delicada frente a las amenazas que surgen en el entorno digital actual. Esta noticia, que ha pasado desapercibida para buena parte de los usuarios, supone un punto de inflexión en la seguridad de muchos terminales todavía funcionales que ahora quedan fuera de la cobertura oficial.
El final de este ciclo no es solo una fecha en el calendario, sino una realidad que afecta a un colectivo inmenso de usuarios. Aunque Android 12 no es una versión reciente, sigue presente en una parte significativa del mercado, y el cese de actualizaciones implica un riesgo real: cualquier vulnerabilidad que se descubra a partir de ahora no será solucionada por Google en estos dispositivos, lo que abre la puerta a brechas de seguridad y posibles ataques.
¿Cómo hemos llegado al fin del soporte para Android 12?
Android es conocido por su dinamismo y por el frecuente lanzamiento de nuevas versiones, pero esto también implica que, tras un periodo de mantenimiento de aproximadamente tres años y medio, Google deja de prestar atención a versiones anteriores para centrarse en el avance de la plataforma. En el caso de Android 12 y 12L (lanzados en 2021 y principios de 2022 respectivamente), la compañía de Mountain View ha cumplido con lo prometido y ha cerrado definitivamente el grifo de las actualizaciones de seguridad.El último parche llegó en marzo de 2025, y desde entonces estos sistemas operativos han quedado huérfanos de protección oficial.
La situación no es nueva: siempre que se anuncia el final del soporte para una versión de Android, una cantidad considerable de dispositivos quedan sin protección. Lo preocupante de este caso es que las cifras no son pequeñas. Según estimaciones de StatCounter y otras fuentes independientes, Android 12 sigue funcionando aproximadamente en un 12 a 14% de los dispositivos Android activos, lo que se traduce en cifras que superan los 360 millones de móviles y tablets a nivel mundial, e incluso se apunta a más de 430 millones dependiendo del criterio estadístico utilizado.
Estos datos muestran que el impacto no se limita a terminales antiguos o poco populares. Modelos emblemáticos como el Google Pixel 3a, la familia Samsung Galaxy S10, o los OnePlus 7 están directamente afectados. Además, algunos de estos dispositivos se siguen vendiendo en mercados donde la renovación tecnológica no es tan acelerada, lo que prolonga aún más el periodo de exposición a amenazas informáticas.
¿Qué supone quedarse sin soporte de seguridad?
Perder el soporte de seguridad significa, en términos prácticos, que el sistema base de tu móvil o tablet no recibirá más correcciones ante nuevas vulnerabilidades. Esto no quiere decir que el dispositivo deje de funcionar de la noche a la mañana, pero sí que cualquier error de seguridad que se descubra a partir de este momento quedará sin solución oficial. Este panorama preocupa especialmente a quienes utilizan el teléfono para gestionar información sensible, como contraseñas, cuentas bancarias, pagos móviles u otros datos personales de relevancia.
Conviene destacar que, aunque las aplicaciones de Google –como Gmail, Maps o Chrome– y algunos componentes modulares seguirán recibiendo actualizaciones a través de Google Play Services y Project Mainline, las mejoras que afectan al núcleo de Android 12 dejarán de llegar. Google suele incorporar parches importantes en las nuevas versiones de Android, pero muchos de ellos ni siquiera se documentan en los boletines públicos, por lo que los fallos corregidos en Android 13, 14 o 15 no se trasladarán a Android 12 bajo ningún concepto.
En este contexto, la responsabilidad de mantener el sistema seguro recae en los fabricantes. Algunas marcas con grandes recursos, como Huawei (cuyo EMUI sigue aún basado en Android 12 para ciertos dispositivos), podrían decidir seguir adaptando parches críticos, pero esto es más la excepción que la norma. El grueso de los terminales Android afectados depende ahora de que su fabricante –si lo considera oportuno– adapte manualmente los parches, algo que en la práctica raramente sucede, especialmente en modelos económicos o de gama media.
Para los usuarios, esto se traduce en un mayor riesgo de ataques de malware o exploits que puedan aprovechar vulnerabilidades no corregidas. Algunos expertos en seguridad alertan de que los ciberdelincuentes suelen esperar al fin del soporte para explotar agujeros que ya conocen pero que no están parchados, siendo los usuarios desprotegidos un blanco apetecible.
¿Cuántos usuarios y qué dispositivos están en peligro?
Las cifras varían, pero el consenso es claro: estamos hablando de cientos de millones de dispositivos. Los Samsung Galaxy S10 y OnePlus 7, por ejemplo, fueron referentes en sus segmentos y aún cuentan con una base de usuarios considerable. En España, modelos como el Xiaomi Redmi Note 10 o el Realme 8 también se quedan sin respaldo, ya que nunca recibieron Android 13. Incluso tablets relativamente actuales, como la Lenovo Tab P11, permanecen atadas a Android 12 a pesar de promesas de futuras actualizaciones que finalmente no se materializaron para todos los usuarios.
La situación no distingue entre gamas: tanto los terminales premium de hace algunos años como los dispositivos más asequibles están afectados. Si a eso sumamos que en muchos países la vida útil media de un smartphone se extiende más allá de los tres años, el número de usuarios en riesgo es todavía mayor.
En la práctica, esto implica que millones de personas utilizan cada día móviles y tablets que tienen la puerta abierta a nuevas formas de malware, estafas, robo de datos o acceso no autorizado a información privada. Utilizar estos dispositivos para gestionar cuentas bancarias, transferencias o almacenamiento de contraseñas ya no es recomendable a ojos de los expertos en seguridad.
¿Qué opciones tienes si tu móvil ya no recibe soporte?
Lo primero que hay que tener claro es que el teléfono seguirá funcionando normalmente. No se bloquearán aplicaciones ni dejarás de poder utilizarlo para tareas básicas. Sin embargo, si quieres seguir asegurando un nivel de protección aceptable y minimizar riesgos, tienes varias alternativas, aunque ninguna es perfecta.
- Comprar un modelo más nuevo: La opción más simple y efectiva, aunque costosa. Un móvil actual garantiza algunos años de soporte oficial y las últimas mejoras en seguridad y privacidad.
- Instalar una ROM personalizada: Para usuarios avanzados, existen proyectos como LineageOS o GrapheneOS que ofrecen soporte y parches actualizados para modelos que no reciben actualizaciones oficiales. Ojo: esta opción suele implicar la pérdida de la garantía y puede requerir conocimientos técnicos.
- Darle otro uso al dispositivo: Si no quieres o puedes actualizar, siempre puedes reutilizar el móvil afectado como reproductor multimedia, cámara de seguridad, GPS para el coche o para niños, evitando en la medida de lo posible el almacenamiento de datos sensibles.
Sea cual sea la opción elegida, conviene extremar la precaución: evita instalar aplicaciones de fuera de Google Play, mantiene actualizado el navegador y las apps, y desconfía de enlaces o archivos sospechosos. Google sigue trabajando para reforzar servicios como Chrome, pero esto solo mitiga parcialmente los peligros de un sistema operativo sin parches.
¿Qué futuro espera a quienes se quedan en Android 12?
El panorama es bastante claro: Android 12 ha quedado relegado y sin apoyo de Google, por lo que los fabricantes difícilmente invertirán en actualizaciones para dispositivos antiguos. Además, con la llegada de Android 15, los requisitos mínimos para nuevos terminales aumentan y las marcas centran sus esfuerzos en modelos recientes. Esto acelera la obsolescencia de móviles y tablets que, por potencia, podrían seguir funcionando durante años pero que ahora quedan en desventaja en materia de seguridad y acceso a nuevas funcionalidades.
La fragmentación, histórica en el ecosistema Android, vuelve a dejar a muchos usuarios en un limbo digital. Si bien Google apuesta por actualizaciones modulares y servicios independientes del sistema base, la mayoría de las mejoras sustanciales en seguridad solo llegan con versiones completas. Así, la vida útil real de los terminales depende más que nunca del compromiso de los fabricantes y la capacidad de los usuarios para adaptarse a un entorno que exige cambios constantes.
En definitiva, quienes usan aún un móvil con Android 12 no verán cambios inmediatos en el funcionamiento, pero la exposición a amenazas irá aumentando con el paso de los meses. Las recomendaciones apuntan a migrar a versiones soportadas en cuanto sea posible, o, al menos, extremar las precauciones en la navegación y uso diario.
Los dispositivos lanzados con Android 12 como referencia, independientemente de su gama, están afrontando el mismo destino impuesto por la evolución del software y la política de soporte de Google. El ciclo continúa, y son los usuarios quienes deben decidir hasta cuándo seguirán confiando en su antiguo compañero digital.
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