Videojuegos Assassin’s Creed ordenados de peor a mejor

Última actualización: 02/12/2025
Autor: Isaac
  • Assassin's Creed ha pasado de aventuras de sigilo relativamente contenidas a enormes RPG de acción con mundos abiertos masivos.
  • Las entregas mejor valoradas suelen ser Assassin's Creed II, La Hermandad y Black Flag por su impacto, diseño y carisma de sus protagonistas.
  • Spin-offs y juegos para portátiles y móviles amplían el lore, pero rara vez alcanzan el peso de la serie principal en jugabilidad o relevancia.
  • Tras el ciclo RPG de Origins, Odyssey y Valhalla, Mirage y Shadows buscan equilibrar de nuevo sigilo clásico y grandes escenarios.

Juegos Assassin's Creed ordenados

La saga Assassin’s Creed lleva casi dos décadas acompañando a los jugadores, con viajes a medio mundo, cambios de fórmula jugable y un buen puñado de experimentos por el camino. Desde aquel proyecto que nació casi por accidente como derivado de Prince of Persia hasta los enormes mundos abiertos en clave RPG, Ubisoft ha construido una de las franquicias más reconocibles del sector.

A lo largo de los años hemos tenido entregas principales, spin-offs, juegos para móviles, portátiles e incluso proyectos de realidad virtual. Algunos se han convertido en títulos de culto, otros han pasado sin pena ni gloria y varios han dividido por completo a la comunidad. En este artículo repasamos de forma detallada todos los videojuegos de Assassin’s Creed más relevantes, integrando los rankings, valoraciones y argumentos de distintos medios para ordenarlos de peor a mejor según su impacto, calidad jugable, narrativa y fidelidad al espíritu de la saga.

Spin-offs y entregas menores: los Assassin’s Creed más prescindibles

Spin-offs de Assassin's Creed

Antes de meternos de lleno con los grandes bombazos, conviene repasar esos spin-offs y proyectos menores que complementan el universo, pero que rara vez aparecen en los primeros puestos de ningún ranking salvo para ordenarlos por la cola. Muchos nacieron para aprovechar el tirón de la marca en móviles, portátiles o como pequeñas experimentaciones en otros géneros.

Assassin’s Creed: Las crónicas de Altair / Altair’s Chronicles

Conocido en algunos listados como Las crónicas de Altair, en realidad hablamos de Assassin’s Creed: Altair’s Chronicles, una precuela para Nintendo DS que buscaba ampliar la historia del primer juego. Técnicamente fue muy notable para la portátil, con ciudades como Tiro y Alepo, pero a pesar de ello la mayoría de análisis coinciden en que se trata de un spin-off bastante olvidable, con una jugabilidad simplificada que no terminaba de trasladar la esencia de la saga ni su profundidad de diseño.

Assassin’s Creed: Pirates

Pensado para dispositivos móviles y posteriormente adaptado a PC, Assassin’s Creed: Pirates se subió al carro del éxito de las batallas navales de Black Flag. Aquí controlamos a Alonzo Batilla en un juego de estrategia y acción marítima centrado en el combate entre barcos y la gestión básica. Fue un título muy llamativo en su momento en iOS y Android, pero en el contexto de la franquicia quedó como una curiosidad simpática, sin apenas repercusión en el lore principal.

Assassin’s Creed: Identity

Con Assassin’s Creed: Identity, Ubisoft intentó llevar a móviles una versión más cercana a la experiencia clásica. Ambientado en la época de La Hermandad, permitía misiones de sigilo y parkour en escenarios inspirados en el Renacimiento. Visualmente fue puntero para la época, y su historia profundizaba algo en los Templarios, pero a día de hoy se le recuerda como uno de los grandes olvidados de la franquicia: correcto, jugable, pero sin el peso suficiente frente a las entregas de sobremesa.

Assassin’s Creed: Bloodlines

Este título para PSP se presentó como secuela directa del Assassin’s Creed original y puente argumental hacia la segunda parte. Volvíamos a manejar a Altair, con conexiones clave entre él, Desmond y Ezio. Pese a su mérito técnico en la portátil, la mayoría de críticos y jugadores coinciden en que es un spin-off fallido: controles torpes, misiones repetitivas y una jugabilidad muy recortada en comparación con el juego de sobremesa del que bebía.

Assassin’s Creed Chronicles (China, India, Russia)

La trilogía Assassin’s Creed Chronicles (China, India y Russia) apostó por un formato de acción y sigilo en 2.5D, con una estética muy cuidada y escenarios exóticos para explorar pequeñas historias del Credo. Son juegos notables, con buenas ideas y un apartado artístico llamativo, pero en conjunto no llegan a estar al nivel de las entregas principales. Han acabado ocupando un espacio de producto complementario: recomendables para fans del lore que quieran algo diferente, pero no imprescindibles.

Assassin’s Creed: Rebellion

En móviles también encontramos Assassin’s Creed: Rebellion, un RPG free to play con estética chibi en el que se reúnen más de 100 personajes de toda la saga, desde Altair y Ezio hasta héroes menos conocidos como Shao Jun o Aguilar. Ambientado en España, mezcla construcción de base, infiltraciones ligeras y combates sencillos, apoyándose en micropagos. Es uno de los spin-offs móviles mejor valorados, pero sigue siendo un producto claramente paralelo a la serie troncal.

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Assassin’s Creed II: Discovery

En Nintendo DS, Assassin’s Creed II: Discovery dio la sorpresa al ir más allá de un simple port. Se trata de una aventura nueva para Ezio, con enfoque en la acción y las plataformas laterales en 2D con elementos 3D. Se ambienta, además, en ciudades españolas como Barcelona, Zaragoza o Granada, lo que le dio un punto muy particular. Pese a ser un juego menor, muchos lo consideran uno de los mejores spin-offs portátiles por cómo adapta la esencia de la saga a un formato distinto.

Assassin’s Creed III: Liberation

Nacido en PS Vita y posteriormente remasterizado, Assassin’s Creed III: Liberation introdujo a Aveline de Grandpré, la primera protagonista femenina de la saga. Ambientado en Nueva Orleans durante conflictos coloniales, destacó por su sistema de triple atuendo: esclava, dama y asesina, cada uno con ventajas y limitaciones jugables. La idea era brillante, pero su condición de entrega secundaria hizo que el diseño no terminara de explotar todo su potencial. Para muchos es una joya infravalorada, con ideas que la saga apenas ha retomado.

Assassin’s Creed Nexus y proyectos de realidad virtual

Más recientemente, Ubisoft ha apostado por experiencias en realidad virtual con Assassin’s Creed Nexus y otros proyectos similares, donde el sigilo y el parkour se trasladan al casco VR. Son propuestas pensadas para un público muy concreto, técnicamente ambiciosas, pero que todavía no tienen el impacto masivo de los títulos tradicionales, quedándose como experimentos interesantes dentro del ecosistema de la franquicia.

Los primeros tropiezos y entregas divisivas

Más allá de los spin-offs, dentro de la propia serie principal hay juegos que, aun siendo importantes para la historia global de Assassin’s Creed, suelen situarse en la parte baja de los rankings por fallos de diseño, desgaste de la fórmula o lanzamientos problemáticos. Aquí entran nombres que han generado debates intensos entre los fans.

Assassin’s Creed (2007): el origen de todo

El primer Assassin’s Creed es una entrega peculiar: casi nadie la sitúa como la mejor, pero todo el mundo la reconoce como piedra angular. Ambientado en la Tercera Cruzada, nos presentó a Desmond Miles, a su antepasado Altair y al Animus. Su estructura, basada en repetir un mismo esquema de misiones en varias ciudades, ha envejecido regular, y ya entonces muchos jugadores la consideraron demasiado repetitiva. Con todo, su combinación de parkour pausado, sigilo urbano y conspiraciones entre Asesinos y Templarios marcó un antes y un después, y su legado narrativo sigue siendo enorme.

Assassin’s Creed III

Con Assassin’s Creed III, Ubisoft cerraba la etapa de Ezio y daba el salto a la Guerra de la Independencia de Estados Unidos, con Connor y Haytham Kenway como figuras clave. Introdujo grandes batallas, bosques nevados, combate más ágil y las primeras secciones navales contundentes. El problema fue que llegó en un momento de fatiga de la fórmula clásica, con un protagonista poco carismático para muchos jugadores y una narrativa en el presente que no terminó de convencer. Aun así, sus mejores misiones demostraban que la base de la franquicia seguía dando mucho de sí.

Assassin’s Creed Rogue

Assassin’s Creed Rogue es uno de esos casos raros: muchos coinciden en que tiene una de las premisas más interesantes (vivir la historia desde el punto de vista de un Asesino que traiciona a la Hermandad y se une a los Templarios), pero fue lanzado a la sombra de Unity, en la generación anterior, y pasó injustamente desapercibido. Reutilizaba gran parte de las mecánicas navales y estructura de Black Flag, lo que le daba solidez jugable pero también cierta sensación de reciclaje. Sus conexiones con Assassin’s Creed III y IV, eso sí, son de lo mejor de la etapa colonial.

Assassin’s Creed Unity

Probablemente Unity sea el ejemplo perfecto de cómo un lanzamiento desastroso puede lastrar la reputación de un juego durante años. Fue la primera entrega pensada para PS4 y Xbox One, con una recreación de París durante la Revolución Francesa sencillamente espectacular y un sistema de parkour fluido que muchos fans aún echan de menos. Su problema fue salir plagado de bugs y fallos técnicos, con animaciones rotas, caídas de rendimiento y errores de todo tipo. Hoy, con los parches, se ve como una de las ciudades más impresionantes de la saga y un título muy disfrutable, pero en la memoria colectiva sigue pesando su lanzamiento accidentado.

Assassin’s Creed Syndicate

Situado en la Londres victoriana, Assassin’s Creed Syndicate recogió el testigo de Unity y apostó por dos protagonistas, los gemelos Evie y Jacob Frye, con estilos diferentes (más sigilo ella, más acción él). Añadía gancho para moverse por los tejados, peleas de bandas y un enfoque más ligero en tono. A nivel de mundo abierto, comprendió bastante bien qué hacía divertida a la saga y lo potenció a base de iconos y actividades. Sin embargo, mucha gente lo percibió como una entrega sin alma, lanzada por inercia y sin un gran impacto en el lore. Con el tiempo, ha ganado cierta consideración como título infravalorado y divertido, pero rara vez asoma por la parte alta de las listas.

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Revelations y el cierre de la trilogía de Ezio

Assassin’s Creed: Revelations cerraba la historia de Ezio y profundizaba en la de Altair, con Constantinopla como nuevo escenario. Introducía algunas ideas como el gancho para el parkour o el sistema de bombas artesanales, además de un minijuego de defensa de bases que no terminó de cuajar. Muchos jugadores vieron en él un producto continuista con aroma de expansión, más centrado en ofrecer fanservice y momentos emotivos que en revolucionar la fórmula. Eso no impidió que dejara escenas memorables y un auténtico homenaje a las dos grandes figuras de la saga clásica.

Los grandes giros de la saga: del sigilo al RPG masivo

Con el paso de los años, la fórmula original de mundo abierto de tamaño medio, sigilo urbano y parkour empezó a mostrar claros signos de desgaste. Unity y Syndicate dejaron la sensación de que Ubisoft necesitaba aire fresco. Ahí es donde entran las grandes reinvenciones de la franquicia, que la convirtieron en una trilogía de RPG de acción gigantescos con mundos abiertos descomunales y decenas de horas de contenido.

Assassin’s Creed Origins

Origins marcó el verdadero punto de inflexión moderno. Ambientado en el Egipto de Cleopatra, supuso un parón en la cadencia anual de la saga y un rediseño completo del combate, la progresión y el tamaño del mapa. Se introdujeron niveles, botín por rareza, habilidades desbloqueables y una estructura más cercana a un RPG de acción, pero manteniendo un énfasis relativamente fuerte en el sigilo. Su historia, centrada en Bayek y en el nacimiento de la Hermandad, está considerada como una de las mejor escritas de la etapa reciente, con un ritmo razonablemente bien medido pese a la gran extensión del juego.

Assassin’s Creed Odyssey

Con Assassin’s Creed Odyssey, Ubisoft Quebec decidió pisar a fondo el acelerador RPG. Ambientado en la Guerra del Peloponeso, nos dejaba elegir entre Alexios y Kassandra e introducía elecciones de diálogo, múltiples finales, más elementos de fantasía mitológica y un sistema de progresión aún más pesado. Grecia se presentaba como uno de los mundos abiertos más amplios y variados de la serie, llena de islas, conflictos y guiños a la cultura clásica. Eso sí, para muchos fans supuso una ruptura casi total con el espíritu original de Assassin’s Creed: el sigilo pasaba a un segundo plano, la presencia del Credo se diluía y todo se enfocaba en el rol y la acción desenfrenada. Aun así, suele aparecer entre los mejor valorados en cuanto a diversión pura y cantidad de contenido.

Assassin’s Creed Valhalla

Valhalla cerró este ciclo RPG con una visita a la Inglaterra de la invasión vikinga. Controlando a Eivor, podíamos asaltar monasterios, construir nuestro asentamiento, tomar decisiones en alianzas políticas y explorar un mapa inmenso que abarcaba varias regiones. Visualmente es de los títulos más potentes de la saga y fue un éxito masivo de ventas, con montones de expansiones y eventos temporales. El gran problema para parte de la comunidad es que su duración es excesiva: muchas decenas de horas, ciclos repetitivos de misiones y una presencia del sigilo casi testimonial. Es un juego colosal, pero también uno de los que más cansancio puede generar si se intenta exprimir al máximo.

Assassin’s Creed Mirage y el giro de vuelta a los orígenes

Tras ese tour de force con los RPG gigantes, Ubisoft lanzó Assassin’s Creed Mirage, una entrega mucho más contenida que actúa casi como respuesta a los fans de la vieja escuela. Ambientado en Bagdad en el siglo IX, sigue el ascenso de Basim dentro de la Orden, apostando por un diseño centrado en el sigilo, el parkour clásico y las misiones de asesinato al estilo de los primeros juegos. Es más corto, menos ambicioso en cuanto a contenido, pero también mucho más directo y fácil de recomendar a quien se haya cansado de las maratones de Valhalla y Odyssey. Su historia podría haber dado más de sí y la IA enemiga no siempre está a la altura, pero a nivel de sensaciones ha sido un soplo de aire fresco.

Assassin’s Creed Shadows y el salto a Japón

Uno de los deseos históricos de la comunidad era ver un Assassin’s Creed ambientado en el Japón feudal. Ese papel lo ha asumido Assassin’s Creed Shadows, con Naoe y Yasuke como protagonistas complementarios, cada uno con un estilo de juego propio: sigilo refinado y herramientas ninjas por un lado, combate directo y contundente por otro. Su mundo abierto, con cambios de estaciones y paisajes espectaculares, se ha ganado muchos elogios. Sin embargo, repite algunos vicios de la etapa RPG: campañas alargadas en exceso y estructuras de misiones basadas en largos listados de objetivos. Aun así, se le reconoce como una entrega sólida y muy competente dentro de una saga ya exprimida.

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Las entregas mejor valoradas: del Renacimiento a los piratas

Si miramos rankings de medios, notas agregadas en Metacritic y la memoria colectiva de los jugadores, hay varios títulos que siempre aparecen en la parte alta de cualquier lista de juegos de Assassin’s Creed ordenados de peor a mejor. Son las entregas que definen lo que muchos entienden por “un buen Assassin’s Creed”, ya sea por su historia, por su impacto en la fórmula o por la cantidad de cosas que aportaron al medio.

Assassin’s Creed II

Para una gran mayoría de jugadores y críticos, Assassin’s Creed II sigue siendo el rey absoluto de la franquicia. Dos años después de la primera parte, Ubisoft Montreal llevó la idea inicial a otro nivel: un mundo más amplio y variado, muchas más misiones secundarias, personajes carismáticos y una trama que combinaba drama familiar, conspiraciones templarias y momentos de auténtico espectáculo. Ezio Auditore pasó a convertirse en uno de los protagonistas más queridos de la historia del videojuego, y la recreación de ciudades como Florencia o Venecia marcó un estándar altísimo para los mundos históricos en la industria. Es el título al que todo el mundo mira cuando se habla de “volver a las raíces”.

Assassin’s Creed: La Hermandad (Brotherhood)

Nacido casi como un proyecto para aprovechar el éxito de la segunda parte, Assassin’s Creed: La Hermandad terminó siendo mucho más que un simple apéndice. Centrado en Roma, amplió todas las bases de AC II añadiendo la gestión de la propia hermandad, la posibilidad de reclutar y enviar asesinos a misiones, un sistema de mejora de la ciudad y actividades secundarias muy adictivas. Además, introdujo uno de los modos multijugador más originales que se han visto en un juego de mundo abierto, basado en el engaño, la observación y los asesinatos discretos. Es un “más y mejor” de manual que consolidó la trilogía de Ezio como el corazón de la saga clásica.

Assassin’s Creed IV: Black Flag

Pese a que muchos señalan que Black Flag se aleja de la esencia más purista de Assassin’s Creed, para otros es una de las cumbres de la franquicia. Controlamos a Edward Kenway, un pirata que acaba enredado en la eterna lucha entre Asesinos y Templarios, en plena Edad de Oro de la piratería en el Caribe. La exploración naval, las batallas entre barcos, el saqueo de fuertes y la visita a islas perdidas convierten al juego en una aventura de piratas fabulosa, con mar abierto lleno de secretos. A nivel de sigilo no es el más fino de la saga, y su conexión con la Hermandad es algo forzada, pero su sentido de la aventura y su libertad han hecho que se quede grabado en la memoria de millones de jugadores.

Cómo ha evolucionado la percepción de la saga

Mirando todos estos juegos en conjunto, se ve claro que Assassin’s Creed ha pasado por varias etapas: los experimentos tempranos y spin-offs portátiles, la consolidación de la fórmula con Ezio, el desgaste y saturación de entregas anuales, el reinicio RPG con Origins-Odyssey-Valhalla y el intento reciente de equilibrar de nuevo sigilo y mundos abiertos con Mirage y Shadows. En Metacritic, las posiciones y notas reflejan esta montaña rusa, con entregas clásicas como Assassin’s Creed II, Brotherhood o Black Flag dominando la parte alta, mientras que spin-offs menores y proyectos mal rematados se reparten la zona baja.

A poco que te guste la franquicia, hay títulos casi imprescindibles y otros que solo recomendaríamos a quienes quieran exprimir hasta la última esquina del Animus. Pero en conjunto, la serie ha dejado momentos históricos, ciudades inolvidables y personajes que ya forman parte del imaginario colectivo del videojuego, desde Altair y Ezio hasta Connor, Bayek, Eivor, Basim o los más recientes Naoe y Yasuke. Y con más proyectos en marcha, como Assassin’s Creed Scarlet, series, películas y colaboraciones transmedia, todo apunta a que todavía nos quedan muchas vidas por revivir en la piel de nuevos Asesinos.

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