El 31 de marzo se conmemora una fecha clave en el calendario digital: el Día Mundial del Backup. Esta jornada sirve como recordatorio para adoptar hábitos responsables de protección de datos, tanto a nivel personal como empresarial. En una era donde la mayoría de nuestra vida cotidiana está digitalizada, desde fotos y documentos laborales hasta información financiera o confidencial, tener copias de seguridad actualizadas es más que una recomendación: es una necesidad.
Ante el aumento de amenazas como el malware, el ransomware y los errores humanos, hacer backup no se puede seguir dejando para otro día. Las cifras hablan por sí solas: en 2024 se registraron más de 5.400 ataques de ransomware en todo el mundo, y se espera que en 2025 la cifra pueda ser aún mayor. Este tipo de incidentes no solo afectan a grandes corporaciones, también ponen en riesgo a usuarios comunes que, por falta de conocimiento o descuido, podrían perder información irreemplazable.
¿Por qué se celebra el Día Mundial del Backup?
La iniciativa surgió como una campaña de concienciación para promover la prevención frente a la pérdida de datos. Ya sea por fallos técnicos, robos, ataques virtuales o simplemente un despiste, la pérdida de archivos importantes es más común de lo que parece. Según datos de organizaciones de ciberseguridad, alrededor del 30% de los usuarios nunca han realizado una copia de seguridad en su vida.
Y no solo se trata de ordenadores: los teléfonos móviles son otro de los grandes olvidados. Con más de 500.000 móviles robados anualmente solo en países como Chile, y una gran parte de usuarios que desconocen cómo respaldar su información, el riesgo es cada vez mayor. Pérdidas de fotos, contactos, documentos personales y otra información esencial pueden evitarse con un respaldo regular.
El ransomware y otras amenazas: enemigos invisibles
El ransomware sigue siendo una de las amenazas más temidas en el mundo digital. Este tipo de software malicioso cifra todos los datos del usuario o empresa y exige un rescate económico para liberarlos. Pero incluso pagando, la recuperación no siempre está garantizada. Aquí es donde tener un backup inmutable y actualizado se convierte en la tabla de salvación.
Uno de los grandes problemas es que hoy los ciberdelincuentes también atacan directamente las copias de seguridad. Intentan acceder a ellas, eliminarlas o cifrarlas para impedir que se pueda recuperar la información de forma sencilla. Por esta razón, los expertos hacen hincapié en la necesidad de implementar copias inmutables, que no puedan ser modificadas ni eliminadas, incluso aunque se tenga acceso administrativo.
Y no se trata solo de grandes organizaciones: cada vez más usuarios comunes sufren ataques similares. Ya sea por descargar software ilegal, acceder a enlaces maliciosos o no tener medidas de seguridad mínimas, todos estamos expuestos. El backup, por tanto, se convierte en una herramienta clave de defensa, al mismo nivel que un antivirus.
Reglas y estrategias para hacer un backup eficaz
Una de las recomendaciones más comunes en el mundo de la ciberseguridad es la regla conocida como 3-2-1. Esta consiste en mantener al menos tres copias de la información (una original y dos adicionales), en dos tipos distintos de soportes (por ejemplo, un disco externo y la nube), y que al menos una de ellas esté fuera del lugar habitual de almacenamiento.
A esta regla se le han añadido variantes como la 3-2-1-1-0, que incluye una copia inmutable adicional y la verificación periódica de que no hay errores en los respaldos. La finalidad es asegurar que en caso de desastre, fallo técnico o ciberataque, exista una copia fiable y accesible desde la que recuperar todo lo perdido.
También es fundamental cifrar los archivos sensibles, tanto si están en la nube como en dispositivos físicos. Un backup sin cifrar puede ser un riesgo si cae en malas manos. Por eso, existen herramientas que permiten proteger con contraseña la copia de seguridad o implementar cifrados avanzados para garantizar la privacidad.
Backup empresarial: más allá de una simple copia
Para las empresas, especialmente las del sector financiero, salud o administración pública, no basta con tener una copia de seguridad: también deben poder recuperarse en tiempo récord. Legislaciones como la Digital Operational Resilience Act (DORA) en la Unión Europea exigen que ciertas entidades estén en condiciones de restaurar los servicios críticos en menos de dos horas.
Esto ha impulsado el desarrollo de soluciones más avanzadas que permiten restauraciones ultrarrápidas, incluso de cientos de terabytes en pocas horas. Nuevas tecnologías como el almacenamiento de tipo flash o el almacenamiento como servicio (STaaS) están revolucionando el backup empresarial, ofreciendo garantías de recuperación frente a ataques de ransomware mediante acuerdos de nivel de servicio.
Un aspecto cada vez más habitual es que los sistemas de backup sean independientes de la infraestructura principal, de forma que, si una matriz de almacenamiento queda afectada por un ataque o investigación forense, la recuperación pueda hacerse desde otra ubicación con una réplica funcional.
El factor humano y la educación digital
Aunque la tecnología evoluciona, el error humano sigue siendo una de las principales causas de pérdida de datos. Desde eliminar archivos importantes sin darse cuenta hasta no configurar adecuadamente una copia automática, el desconocimiento y la falta de cultura digital son problemas recurrentes.
Estudios recientes indican que casi la mitad de los usuarios no sabe cómo hacer una copia de seguridad de su móvil o no tiene claro qué información debería respaldar. Aquí entran en juego la educación digital y la concienciación, especialmente en fechas como el 31 de marzo, que invitan a detenerse un momento y tomar acciones concretas para mejorar la seguridad personal y profesional.
También se destaca el papel que puede jugar la inteligencia artificial en la mejora de los procesos de backup, optimizando el tiempo y ayudando a evaluar qué datos son críticos o están siendo respaldados correctamente.
En un entorno de amenazas crecientes y digitalización exponencial, copiar y proteger nuestros datos no debería ser solo una actividad puntual, sino un hábito incorporado a la rutina diaria. Desde guardar un archivo importante en un pendrive hasta mantener un sistema empresarial de backup automatizado, cada medida cuenta, y puede marcar la diferencia cuando menos se espera.
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