- ReadyBoot y ReadyBoost aceleran el arranque y mejoran el rendimiento, especialmente en equipos antiguos o con discos mecánicos.
- Fast Startup reduce el tiempo de encendido aprovechando una mezcla entre hibernación y apagado, pero puede causar ciertos inconvenientes.
- El impacto real de estas funciones depende del tipo de hardware y del uso concreto del ordenador.
- Estas tecnologías pueden activarse y desactivarse fácilmente, adaptándose a las necesidades individuales de cada usuario.
¿Quieres saber cómo hacer que tu ordenador con Windows arranque más rápido o funcione de manera más eficiente? Seguramente has oído hablar de funciones como ReadyBoot, ReadyBoost y Fast Startup, pero te preguntas qué son exactamente, cómo se diferencian y si realmente merecen la pena. Estos términos pueden confundirse fácilmente, pero cada uno tiene su papel dentro del ecosistema del sistema operativo de Microsoft.
En este artículo vamos a contarte todo lo que necesitas saber sobre ReadyBoot, ReadyBoost y Fast Startup en Windows. Vas a descubrir en detalle cómo trabajan estas tecnologías, sus ventajas, desventajas, cómo se activan, cuándo te benefician y cuándo pueden darte problemas. Así tendrás una guía completa y actualizada para sacar el máximo partido al rendimiento y al arranque de tu PC, tengas el hardware que tengas.
¿Qué es ReadyBoost en Windows y para qué sirve?
ReadyBoost es una función que debutó en Windows Vista y sigue presente en versiones posteriores como Windows 7, 8 y 10. Su objetivo principal es mejorar la velocidad de tu ordenador utilizando dispositivos de almacenamiento extraíbles, como memorias USB, tarjetas SD o CF como una especie de memoria caché adicional para el sistema. De esta forma, el sistema operativo puede acceder a datos de aplicaciones y archivos de manera más rápida, especialmente en ordenadores antiguos con discos duros mecánicos lentos y poca RAM.
¿Cómo funciona exactamente? ReadyBoost utiliza el espacio libre de un pendrive o tarjeta de memoria para guardar archivos temporales que Windows suele necesitar durante el uso diario. Cuando el sistema requiere acceder a esos datos, lo hace desde el dispositivo Flash, que suele tener mejores tiempos de acceso aleatorio que un disco duro tradicional. El resultado es una mayor agilidad, especialmente al abrir aplicaciones pesadas o durante el arranque del sistema.
Con la llegada de los discos duros SSD, ReadyBoost ha perdido parte de su utilidad, ya que estos discos superan ampliamente en velocidad a la mayoría de memorias USB estándar. Sin embargo, en equipos antiguos, ReadyBoost puede seguir siendo una solución útil si no quieres o puedes ampliar la RAM y notas que tu PC va justo de memoria.
Ventajas principales de ReadyBoost:
- Permite mejorar el rendimiento general de Windows sin necesidad de abrir el ordenador o añadir RAM física.
- Ideal para equipos con discos duros lentos o que no tengan ranuras libres para ampliar la memoria.
- Fácil de activar y compatible con la mayoría de pendrives y tarjetas SD rápidas.
¿Tiene requisitos? Sí, el dispositivo USB debe tener más de 256 MB, buena velocidad de lectura y escritura aleatoria (2,5 MB/s en lectura y 1,75 MB/s en escritura, al menos). Además, ReadyBoost recomienda que el tamaño del pendrive sea al menos de 1 a 3 veces la cantidad de RAM instalada en el sistema para que la mejora se perciba realmente.
¿Cómo activo ReadyBoost? Es muy sencillo:
- Conecta tu memoria USB al PC.
- Haz clic derecho sobre el icono de la unidad USB y selecciona “Propiedades”.
- Ve a la pestaña “ReadyBoost”.
- Selecciona “Usar este dispositivo” y elige la cantidad de espacio que quieras dedicar.
- Pulsa en “Aceptar” y espera unos segundos.
¿Cuándo se nota más la diferencia? ReadyBoost es especialmente útil al abrir y cerrar programas pesados como suites de edición de fotos o juegos, y en equipos donde la RAM es limitada. Sin embargo, si tienes un PC moderno con SSD y mucha RAM, no aportará ninguna mejora significativa.
¿Qué es ReadyBoot y cómo acelera el arranque de Windows?
ReadyBoot es una tecnología algo menos conocida, pero igualmente clave para el rendimiento del sistema. Es diferente a ReadyBoost, aunque ambas buscan mejorar la velocidad. Mientras ReadyBoost se basa en ampliar la memoria caché usando dispositivos externos, ReadyBoot acelera el arranque del sistema creando una caché interna en la memoria RAM con los datos que Windows necesita durante el proceso de inicio. Así, reduce el tiempo de espera cada vez que enciendes tu PC.
Su funcionamiento se basa en “precargar” (prefetch) en la RAM aquellos archivos y servicios que Windows sabe que va a necesitar para arrancar. De esta manera, se evita el acceso constante al disco, que es mucho más lento, y se aprovecha la velocidad de la memoria, permitiendo que el sistema operativo y los programas esenciales se inicien mucho antes.
Lo interesante de ReadyBoot es que trabaja de forma inteligente, monitorizando el patrón de inicio del sistema y adaptando qué archivos precargar en función de cómo uses tu ordenador. No afecta a la RAM disponible para otros procesos, ya que la caché se libera automáticamente cuando ya no se necesita, y tampoco interfiere con la hibernación o el apagado.
Ventajas de ReadyBoot:
- Reduce notablemente el tiempo de arranque de Windows, sobre todo en equipos con discos mecánicos.
- No requiere configuración manual: funciona en segundo plano, sin que el usuario tenga que hacer nada.
- No compromete la estabilidad ni la seguridad del sistema, ya que los datos se cargan en RAM y se eliminan después del arranque.
¿Se puede desactivar? Prácticamente nunca hay motivos para deshabilitar ReadyBoot, ya que no causa conflictos y solo aporta ventajas durante el inicio del sistema. Además, es independiente de ReadyBoost y de Fast Startup.
¿En qué consiste el Inicio rápido o Fast Startup en Windows?
Fast Startup, conocido en español como Inicio rápido o Arranque rápido, es una funcionalidad presente desde Windows 8 y que sigue vigente en Windows 10 y 11. Su propósito principal es acelerar el encendido del PC tras un apagado, combinando lo mejor de dos mundos: el apagado tradicional y la hibernación.
¿Cómo logra esto? Cuando apagas tu ordenador con Fast Startup activado, Windows guarda una copia del núcleo del sistema y de los controladores esenciales en un archivo de hibernación en el disco duro. Al volver a encenderlo, en lugar de arrancar todo desde cero, el sistema simplemente recupera esa información guardada y la carga rápidamente en la memoria RAM. Por tanto, el encendido es mucho más veloz que un arranque habitual.
Hay que destacar que, aunque se parece mucho a la hibernación, Fast Startup no restaura tu sesión anterior ni los programas abiertos. Sino que carga Windows con un entorno nuevo y limpio, pero con el sistema ya medio preparado por dentro.
Ventajas del Fast Startup:
- Reduce significativamente el tiempo de inicio tras un apagado usando la función estándar.
- Facilita el encendido en equipos con discos duros convencionales (HDD) o poca RAM.
- Está habilitada por defecto en la mayoría de PCs modernos con Windows.
Limitaciones y diferencias respecto a la hibernación completa:
- Fast Startup solo se activa al apagar el equipo, no al reiniciarlo.
- No recupera tus ventanas o aplicaciones abiertas: siempre inicias con una sesión nueva.
- Depende de que la función de hibernación esté soportada y habilitada en el sistema.
Ventajas y desventajas del Fast Startup y ReadyBoot en Windows
El uso de Fast Startup y ReadyBoot aporta ventajas muy evidentes, pero también tiene ciertos puntos débiles según el tipo de usuario y configuración del equipo. >Conviene conocerlos para decidir si activarlas o no según nuestras necesidades.
Ventajas destacadas de Fast Startup:
- Ahorro de tiempo: El equipo se inicia más rápido después de un apagado, sin necesidad de cargar todo el sistema desde cero.
- Comodidad: Al estar activado por defecto, puedes beneficiarte de su rapidez sin configuraciones avanzadas.
- Reducción del consumo energético: Menos tiempo de encendido significa también un menor gasto en energía, especialmente si apagas y enciendes a menudo el ordenador.
Desventajas e inconvenientes:
- Actualizaciones y cambios que requieren reinicio total: Hay ocasiones en las que Windows o algunos programas requieren un apagado completo para aplicar actualizaciones, y con Fast Startup habilitado esto puede no ocurrir correctamente.
- Problemas con sistemas de cifrado: Si usas cifrado de disco (Bitlocker o similares), Fast Startup puede interferir con el acceso correcto a los archivos cifrados tras un apagado.
- Acceso limitado al disco desde otros sistemas operativos: Si tienes arranque dual con Linux, por ejemplo, cuando apagas usando Fast Startup, Windows bloquea el acceso de escritura al disco, dificultando el uso seguro de otros sistemas en el mismo ordenador.
- Incompatibilidades con ciertos equipos: En hardware antiguo o equipos que no soportan bien la hibernación, Fast Startup puede causar errores o incluso impedir el acceso a la BIOS/UEFI si no funciona correctamente.
- Sentido práctico limitado en equipos modernos con SSD: Si tu PC ya tiene una unidad SSD, el beneficio de Fast Startup es casi imperceptible.
Cómo activar o desactivar el Fast Startup en Windows paso a paso
Fast Startup viene activado por defecto en la mayoría de ordenadores, pero si quieres comprobarlo o desactivarlo, estos son los pasos recomendados:
- Abre el Panel de Control de Windows (puedes buscarlo en la barra de búsqueda).
- Dirígete a “Sistema y seguridad” y luego a “Opciones de energía”.
- Haz clic en “Elegir el comportamiento de los botones de inicio/apagado” a la izquierda.
- Pulsa sobre “Cambiar la configuración actualmente no disponible” para habilitar las opciones de abajo.
- En la parte inferior, marca o desmarca la opción “Activar inicio rápido (recomendado)”, según prefieras.
- Guarda los cambios.
Si quieres realizar un apagado completo sin desactivar la función de inicio rápido permanentemente, puedes mantener pulsada la tecla SHIFT al hacer clic en “Apagar” (desde el botón de inicio o el menú de energía). Esto hará que Windows realice un apagado tradicional solo esa vez.
Cómo activar Fast Startup desde la BIOS/UEFI
Algunos equipos requieren que además de activar Fast Startup en Windows, lo actives desde la BIOS o UEFI para que funcione correctamente. Cada fabricante tiene su propio menú de configuración, pero por norma general estos son los pasos:
- Reinicia tu ordenador y accede a la BIOS/UEFI (puedes hacerlo normalmente al encender el PC, pulsando teclas como F2, DEL o ESC, o bien desde Windows ejecutando el comando shutdown /r /fw /t 0).
- Busca el apartado de “Boot” o “Inicio”.
- Activa la opción “Fast Boot” o “Inicio rápido”.
- Guarda los cambios y reinicia el sistema.
Recuerda que si tienes más de un sistema operativo en el ordenador, o necesitas acceder a la BIOS/UEFI a menudo, es mejor dejar desactivado el Fast Startup o usarlo solo bajo circunstancias muy controladas.
Casos prácticos y situaciones donde ReadyBoost y Fast Startup sí marcan la diferencia
¿Cuándo merece la pena de verdad ReadyBoost? Piensa en esos ordenadores antiguos de oficina o en casa, donde abrir una aplicación pesada como Photoshop o un juego resulta desesperante. Si no puedes ampliarle la RAM y solo tiene discos mecánicos, usar una memoria USB rápida dedicada a ReadyBoost puede hacer que el sistema “respire” y mejore notablemente la carga de aplicaciones.
En portátiles o PCs de sobremesa que se apagan y encienden a diario por varios usuarios, Fast Startup permite que todos noten un arranque más ágil, siempre y cuando no se utilicen configuraciones avanzadas de cifrado, arranque dual o actualizaciones de firmware frecuentes.
También en escenarios donde la energía es un factor a considerar (ordenadores públicos, terminales de consulta, portátiles sin batería), Fast Startup puede ayudar a reducir el tiempo en el que el sistema está fuera de uso y ahorrar energía al reducir el proceso de arranque.
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