Qué pasó con Winamp: historia, caída y renacimiento

Última actualización: 05/12/2025
Autor: Isaac
  • Winamp pasó de ser el reproductor MP3 más popular de Windows a quedar eclipsado por el auge del streaming y las nuevas plataformas de música.
  • Tras su compra por AOL y el anuncio de cierre en 2013, la venta a Radionomy salvó el proyecto y dio paso a nuevas versiones como Winamp 5.9.x.
  • La marca se ha reinventado con NFT, funciones para creadores y una plataforma web, aunque con fuerte polémica por licencias, código fuente y cambios de rumbo.
  • Hoy Winamp es un reproductor moderno y un ecosistema para artistas, lejos de su identidad original, pero con un legado histórico clave en la música digital.

Winamp reproductor multimedia

Si creciste usando un PC con Windows en los 90 o a principios de los 2000, es casi imposible que no hayas tenido instalado Winamp. Aquel reproductor ligero, con aspecto de minicadena y miles de skins, fue durante años la puerta de entrada a la música en MP3 que descargábamos (legal o no tan legalmente) de internet. Hoy el trono lo ocupan plataformas como Spotify, pero hubo un tiempo en el que la música digital giraba alrededor de un único programa.

Mientras ahora lo habitual es abrir Spotify, Apple Music o YouTube Music desde el móvil, la tablet o el ordenador y tener millones de canciones en streaming, durante mucho tiempo el ritual era muy distinto: descargar MP3, organizarlos en carpetas y reproducirlos con Winamp. Por eso tanta gente se pregunta qué fue de aquel icono con el rayo amarillo, por qué desapareció, quién lo compró y por qué, de repente, ha vuelto a sonar su nombre asociado a NFT, código abierto y una nueva plataforma para creadores.

Qué era exactamente Winamp y por qué fue tan importante

Historia de Winamp

Winamp nació el 21 de abril de 1997 de la mano de Nullsoft, una pequeña compañía creada por Justin Frankel y Dmitry Boldyrev. En sus inicios fue un simple reproductor para Windows, pero su éxito fue tan brutal que pronto se portó (con mayor o menor fortuna) a otros sistemas como macOS y Linux, ampliando enormemente su base de usuarios.

Su fama se cimentó en varios pilares: era muy ligero, consumía poquísimos recursos y podía manejar un montón de formatos de audio distintos sin despeinarse. Pero lo que de verdad enamoró a millones de personas fueron sus skins: carátulas que cambiaban por completo el aspecto de la interfaz, desde diseños minimalistas hasta auténticas locuras visuales, casi todos creados por la propia comunidad.

Otro de los puntos fuertes era su arquitectura basada en plug-ins y extensiones. Gracias a ellos se podían añadir módulos de efectos de audio (DSP), visualizaciones espectaculares como MilkDrop o AVS, compatibilidad con más codecs, atajos de teclado, letras sincronizadas y un largo etcétera. Winamp se convirtió en un auténtico “lego” multimedia que cada usuario moldeaba a su gusto.

En esos años en los que empezaban a circular MP3 por la red a través de Napster y otras redes P2P, Winamp se transformó en el estándar de facto. Su impacto fue tan grande que influyó directamente en el diseño de otros reproductores multimedia y popularizó para siempre el concepto de skins en aplicaciones para Windows, algo que incluso Microsoft acabaría abrazando con sus “máscaras” para Windows Media Player.

Nullsoft no se limitó a Winamp: también creó proyectos como SHOUTcast (tecnología de streaming de radio por internet aún usada por muchas emisoras) y Gnutella (una famosa red P2P). El éxito económico del reproductor, que se distribuía como shareware, fue inmediato y la pequeña empresa empezó a ingresar miles de dólares al mes antes de que llegaran los gigantes a llamar a la puerta.

La compra por AOL y los años de gloria

Etapas de Winamp

En 1999, cuando Winamp ya era uno de los programas más instalados en los PC de todo el mundo, AOL (America Online) decidió hacerse con Nullsoft. Pagó en torno a 60 millones de dólares y convirtió a Justin Frankel en el ejemplo perfecto del “sueño americano”: un estudiante que abandona la universidad, se encierra a programar un verano entero intentando emular una minicadena de música en el ordenador… y termina vendiendo su proyecto por una fortuna.

Bajo el paraguas de AOL, Winamp siguió evolucionando. Se añadieron bibliotecas multimedia más potentes, mejor gestión de listas de reproducción, servicios de radio y vídeo por streaming e integración con SHOUTcast. La versión 2.x, ligera y rapidísima, alcanzó para muchos usuarios el estado de “perfección”: simple, estable y con justo lo necesario.

Con Winamp 3 se intentó dar un salto más grande, incorporando interfaz más compleja y funciones avanzadas, incluso soporte de vídeo, pero el experimento salió rana: consumía demasiada memoria RAM y se colgaba con frecuencia. Ante el fracaso, los desarrolladores decidieron dar un volantazo y “fusionar” lo mejor de la serie 2 con lo rescatable de la 3.

Por eso nunca existió una línea de versiones 4.x. Se saltó directamente a Winamp 5, con la idea simbólica de que 2 + 3 = 5. La versión 5.5, que llegó en 2007 como edición del décimo aniversario, fue especialmente importante: unificaba la interfaz de reproductor y biblioteca, mejoraba de forma notable la localización (incluyendo versiones oficiales en varios idiomas), añadía compatibilidad con carátulas de álbum, soporte para dispositivos externos como el iPod, sonido envolvente 5.1, reproducción de 24 bits, miles de emisoras de radio y una barra de herramientas para Internet Explorer.

A partir de entonces, Winamp era ya mucho más que un simple reproductor de MP3. Soportaba una amplia lista de formatos de audio (MID, MIDI, MP1, MP2, MP3, MP4, AAC, Ogg Vorbis, WAV, WMA, FLAC, CD de audio, KAR, RAW, listas M3U, PLS, ASX y otros) y también vídeos en AVI, MPEG y NSV (Nullsoft Streaming Video), además de aprovechar los filtros DirectShow para formatos como Matroska o Theora, siempre que hubiese codecs instalados en el sistema.

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Funciones, skins y versiones que marcaron época

Entre los puntos que hicieron enorme a Winamp estaba su increíble capacidad de personalización visual. Las carátulas se dividían en “clásicas” y “modernas”. Las clásicas seguían siempre la misma estructura de botones y paneles, cambiando solo los gráficos. Las modernas iban mucho más allá: se diseñaban con un lenguaje de scripting propio que permitía alterar tanto el aspecto como el comportamiento de la interfaz, creando ventanas totalmente nuevas, marcos transparentes o diseños futuristas.

Winamp también fue pionero en integrar servicios online. Desde el programa podías acceder a radios y televisiones por internet usando SHOUTcast, reproducir videoclips, sintonizar XM Satellite Radio o buscar contenidos multimedia con servicios como Singingfish. En su versión registrada, además, disponía de herramientas para ripear CDs a MP3 o AAC y grabar discos de audio directamente desde las listas de reproducción.

Otra característica muy valorada era que, a pesar de la complejidad que fue ganando con los años, seguía siendo sorprendentemente ligero. Se abría al instante incluso en ordenadores modestos, tenía un consumo de memoria contenido y la interfaz, aunque pequeña para los estándares actuales de pantallas de alta resolución, resultaba clara y directa para la época.

En el terreno del idioma, el programa se publicaba oficialmente en inglés, pero la comunidad se encargó de crear traducciones al español y otros idiomas. A partir de la versión 5.531, el propio instalador incluía la opción de instalar un paquete en “Español (Alfabetización Internacional)” y se popularizaron los paquetes de idioma con extensión .wlz para ampliar aún más el soporte multilingüe.

Con el paso del tiempo, Winamp también dio el salto a los teléfonos inteligentes. En 2010 apareció una versión para Android, y en 2011 se lanzó la edición para iOS, intentando adaptarse a la nueva realidad móvil en la que los ordenadores ya no eran el único centro de la vida digital.

El anuncio de cierre y la caída en desgracia

A pesar de todas sus virtudes, el mercado empezó a cambiar de forma radical. Los usuarios se fueron acostumbrando a nuevas alternativas gratuitas y renovadas constantemente, y las plataformas de streaming empezaron a asomar la cabeza. Winamp seguía manteniendo una base fiel, pero ya no era el rey indiscutible que había sido años atrás.

El 19 de noviembre de 2013, en la web oficial se publicó un mensaje demoledor: Winamp y sus servicios asociados dejarían de estar disponibles a partir del 20 de diciembre de ese mismo año. Se instaba a los usuarios a descargar la última versión (5.666) antes de esa fecha. En la práctica, significaba que AOL daba por terminado el proyecto tanto en PC como en macOS y Android.

En ese momento corrieron rumores de una posible compra por parte de Microsoft, interesada teóricamente también en SHOUTcast. Sin embargo, la operación no se llegó a materializar. Y tenía cierta lógica: Microsoft ya contaba con su propio reproductor (Windows Media Player) y su propia guía de radio online, por lo que no tenía una necesidad real urgente de integrar Winamp.

El anuncio del cierre fue vivido por muchos como un pequeño duelo digital. Quienes habían usado Winamp en su adolescencia sintieron un golpe de nostalgia importante: para una generación entera, fue la aplicación que convertía al PC en un equipo de música. Mientras tanto, el modelo de negocio tampoco ayudaba: pocas personas pagaban la edición “Pro” o completa, había numerosas alternativas muy sólidas y el programa llevaba tiempo sin innovar de forma rompedora.

Se lanzaron campañas pidiendo que no se cerrase el proyecto, se descargaron versiones antiguas por si algún día desaparecían de los servidores, y muchos usuarios aprovecharon la última versión disponible para guardarla como si fuera un pequeño tesoro de los viejos tiempos de Napster y los disquetes.

La salvación de Radionomy y el regreso lento

La historia no terminó con el cierre de AOL. El 1 de enero de 2014, se anunció que AOL vendía Winamp y SHOUTcast a la empresa belga Radionomy, especializada en radio online. Esta compra salvó al reproductor y a su ecosistema de unas 50.000 emisoras SHOUTcast, a las que se sumaron unas 6.000 estaciones adicionales propias de Radionomy.

Durante un tiempo, la sensación fue de congelación. La versión más reciente estable se estancó en la línea 5.66 y, aunque seguía habiendo una comunidad activa que lo mantenía vivo mediante personalizaciones y proyectos paralelos, no llegaban nuevas actualizaciones oficiales de calado. Parecía que Winamp iba camino de convertirse en puro software nostálgico.

La sorpresa llegó en 2018, cuando se filtró en internet una beta de Winamp 5.8 fechada en octubre de 2016, la primera bajo la batuta de Radionomy. Aquella compilación introducía soporte completo para Windows 8.1 y Windows 10, eliminaba la versión de pago y convertía de nuevo el reproductor en un producto totalmente gratuito.

Tras la filtración y el ruido generado, la empresa reaccionó publicando unos días después una versión 5.8 oficial y revisada, con número de compilación 3660 (frente a la 3653 filtrada). Aunque conservaba el logotipo clásico y seguía considerándose una versión en desarrollo, fue la señal clara de que alguien, en algún lugar, había decidido que Winamp aún tenía futuro.

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Los planes para un relanzamiento más ambicioso comenzaron a clarificarse hacia 2021, cuando Radionomy (y posteriormente su matriz AudioValley) aseguró que estaban trabajando en “el nuevo Winamp” para una nueva generación, con un logo renovado y un enfoque más amplio en torno a la música, los artistas, los podcasts y las radios online.

Las nuevas versiones, NFT y un Winamp muy diferente

Ese relanzamiento tardó en cristalizar, pero acabó llegando. En julio de 2022 apareció una versión 5.9 Release Candidate y, tras algunos retoques, se lanzó de forma oficial Winamp 5.9 el 9 de septiembre de 2022. El cambio más importante no se veía: el proyecto se migró de Visual Studio 2008 a Visual Studio 2019, modernizando toda la base de código.

Al margen de ese “lavado de motor”, Winamp 5.9 trajo mejoras en compatibilidad con Windows 11, audio de alta resolución, mejor soporte de streams HTTPS y otras actualizaciones internas. Eso sí, también implicó subir el sistema operativo mínimo soportado a Windows 7 SP1, dejando atrás versiones muy antiguas de Windows.

En diciembre de 2022 llegó otra actualización llamativa, Winamp 5.9.1, que introdujo reproducción de música NFT. A partir de entonces, los usuarios podían añadir a su biblioteca NFTs musicales basados en Ethereum y Polygon. Esta integración fue el primer paso visible de un giro de la marca hacia el mundo de los tokens y la “web3”.

En abril de 2023 se lanzó Winamp 5.9.2 como actualización menor, corrigiendo errores y afinando detalles. Y en paralelo, la empresa empezó a trabajar en una nueva experiencia de Winamp accesible desde el navegador, con un enfoque que se alejaba bastante del reproductor clásico de sobremesa y se acercaba más a una plataforma moderna centrada en creadores.

Dentro de ese viraje, Winamp anunció un proyecto especialmente polémico: la subasta como NFT de la skin original del reproductor a través de OpenSea. Se puso en marcha una puja para un token único asociado a la apariencia clásica, acompañada por la venta de 20 obras más basadas en Winamp, cada una de ellas multiplicada en ediciones que sumaban 1.997 NFTs, un guiño al año de lanzamiento del programa.

El esquema económico consistía en que Winamp se quedaba con la mayor parte de los ingresos, mientras que los artistas recibían un 20% de la venta inicial de sus obras como NFT y un 10% de las regalías en ventas posteriores. Los compradores adquirían un token asociado a una imagen de la skin original o sus derivadas, con derecho a copiar y mostrar la imagen, pero no a poseer los derechos de autor sobre ella.

La reacción de la comunidad, el creador y la nueva plataforma

Este movimiento hacia los NFT no gustó precisamente a todo el mundo. De hecho, uno de los más críticos fue el propio Justin Frankel, co-creador original de Winamp. Él mismo declaró que llevaba años intentando dar el beneficio de la duda a los sucesivos propietarios, pero que la deriva hacia los NFT le parecía desastrosa.

Frankel criticó con dureza el impacto medioambiental del ecosistema NFT y el hecho de que se trate, en su opinión, de un juego de suma negativa en el que la gente entra para especular, esperando vender más caro a futuros compradores. También recalcó que lo que realmente se estaba subastando no era la skin en sí, sino una simple URL que apuntaba a esa imagen.

Buena parte de la comunidad de usuarios históricos, que asociaban a Winamp con un sentimiento de nostalgia y cariño, reaccionó de forma parecida. La vinculación con NFT y especulación digital agrió el recuerdo para muchos, hasta entonces bastante indulgentes con los vaivenes del proyecto. Lo que había sido un icono casi intocable pasó a verse, para algunos, como otro ejemplo de “marca clásica reciclada para la criptomoda”.

En paralelo, el nuevo Winamp con interfaz web empezó a dejar claro que poco tenía que ver con el programa minimalista de antaño. Quien accede a su reproductor online se encuentra con una interfaz que recuerda bastante a otros servicios actuales, con un diseño más cercano visualmente a Spotify que al Winamp de siempre, y sin apenas guiños estéticos a la época dorada.

Según la propia compañía, la idea es centrar el producto en los creadores musicales, ofrecerles mejores herramientas para monetizar su trabajo, gestionar derechos, hacer marketing y mantener contacto directo con sus fans. Este enfoque, en realidad, no es nuevo en la industria: hace años que oímos promesas similares de otras plataformas, con resultados desiguales.

En abril de 2025, Llama Group (la empresa que aglutina ahora el proyecto) lanzó Winamp for Creators, una plataforma específica para artistas que incluye herramientas de monetización, gestión de derechos, marketing y funciones de formación y verificación de identidad. Con ello, Winamp ya no es solo un reproductor, sino un ecosistema que aspira a conectar directamente a músicos y oyentes.

El intento de hacer Winamp “open source” y el lío con el código

Un capítulo reciente especialmente llamativo llegó el 16 de mayo de 2024, cuando Llama Group anunció que Winamp pasaría a ser “source-available” a partir del 24 de septiembre de 2024. La idea era publicar el código fuente de la aplicación para Windows, pero bajo una licencia propia llamada Winamp Collaborative License 1.0.1.

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Esa licencia permitía, sobre el papel, que la comunidad viese y estudiase el código, pero prohibía distribuir versiones modificadas o crear forks. Solo los mantenedores oficiales podían compilar y publicar nuevas versiones. Es decir, no era código abierto en el sentido clásico (no era una licencia libre al estilo GPL o MIT), sino un modelo bastante más restrictivo.

El 24 de septiembre de 2024 se publicó finalmente el código de Winamp en GitHub. Sin embargo, poco después el repositorio fue retirado. La comunidad había detectado varias cuestiones delicadas: el árbol de código incluía componentes propietarios pertenecientes a empresas como Microsoft, Dolby e Intel, así como partes relacionadas con SHOUTcast Distributed Network Audio Server, que sigue siendo propiedad de los desarrolladores originales de Nullsoft.

Además de esas posibles infracciones o zonas grises en cuanto a derechos de terceros, muchos usuarios criticaron con fuerza la propia licencia Winamp Collaborative License, al considerar que se vendía la iniciativa como “open source” cuando, en realidad, no permitía un desarrollo verdaderamente comunitario. Las quejas se centraron tanto en las limitaciones para redistribuir cambios como en las dudas legales sobre la inclusión de ciertos codecs.

Ante la oleada de críticas y los problemas de licencia, el equipo detrás de Winamp decidió retirar el repositorio de GitHub mientras revisaban el código para separar las partes realmente liberables de los elementos privativos o con licencias incompatibles. Se abrió entonces la incógnita de si, tras eliminar todo lo que no pudieran publicar, el programa seguiría siendo funcional o quedaría tan recortado que perdería buena parte de su utilidad.

Ese episodio ilustró bien hasta qué punto la vuelta de Winamp ha sido, en los últimos años, una montaña rusa de anuncios, cambios de rumbo y polémicas. Desde el cierre anunciado en 2013 hasta el experimento fallido de “código abierto” en 2024, pasando por los NFT y la reinvención como plataforma para creadores, el proyecto ha estado lejos de la estabilidad tranquila de sus primeros años.

Entonces, qué ha pasado con Winamp y qué es hoy

Si miramos todo el recorrido, se puede decir que Winamp ya no es el reproductor que recuerdas de finales de los 90 y principios de los 2000. En aquel momento, su misión era sencilla: reproducir tus MP3 descargados, ofrecerte una interfaz pequeña pero funcional, skins chulísimas y consumo mínimo de recursos. Ahora, la marca intenta vivir en un contexto donde dominan el streaming, los móviles y las plataformas integrales para artistas.

En el escritorio, Winamp sigue existiendo como reproductor moderno, con versiones recientes como la 5.9.2 (publicada en abril de 2023), compatible con Windows 10 y 11, capaz de reproducir un buen catálogo de formatos, con plug-ins visuales, soporte para sonido envolvente y larga lista de funciones avanzadas. Pero ya no es el centro de la experiencia musical de masas como antaño.

Al mismo tiempo, la marca Winamp se ha expandido hacia una plataforma web y servicios orientados a creadores, con Winamp for Creators como pilar principal. El énfasis ahora está en monetizar contenidos, gestionar derechos, conectar a los artistas con su público y explorar nuevas formas de distribución, incluidas las ligadas a NFTs y tokens.

Para muchos usuarios veteranos, abrir hoy el Winamp clásico en un monitor moderno de alta resolución resulta casi cómico: los píxeles gigantes, la interfaz angosta y los botones diminutos hacen que parezca que la pantalla se haya quedado en el 97. Esa falta de continuidad visual y de “mimo nostálgico” en las nuevas versiones es uno de los puntos que más decepciona a parte de la comunidad, que esperaba ver más guiños al diseño original en la nueva etapa.

Aun así, el nombre Winamp mantiene un peso simbólico enorme. Sigue despertando curiosidad cada vez que hay un anuncio, y su legado es innegable: popularizó los skins, impulsó el uso masivo del MP3, facilitó la expansión de las radios online y fue, durante años, el programa con el que millones de personas escucharon sus primeras canciones digitales. Puede que hoy no reine como antes, pero su historia sigue muy viva.

Mirando todo este recorrido —desde su lanzamiento en 1997, la compra por AOL, el auge inapelable, el cierre anunciado de 2013, la salvación por Radionomy, las nuevas versiones modernas, las incursiones en NFT y el intento fallido de hacerse código abierto— queda claro que Winamp ha pasado de ser un simple reproductor MP3 a convertirse en un símbolo en constante reinvención, con luces y sombras, pero con un lugar permanente en la memoria colectiva de quienes vivieron los primeros años de la música digital en el ordenador.

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