¿Te has preguntado alguna vez por qué la imagen de tu monitor no se ve tan fluida como debería o notas que tu experiencia en juegos no es la óptima? Mucha gente pasa por alto un ajuste crucial en su ordenador: la frecuencia de refresco de la pantalla. Cambiar este parámetro puede marcar la diferencia entre una experiencia visual mediocre y una de auténtico sobresaliente, especialmente si tienes un monitor moderno preparado para ello.
La buena noticia es que en Windows, tanto en las versiones más recientes como en las anteriores, puedes modificar esta configuración de forma sencilla para sacar el máximo partido a tu hardware. Vamos a ver, al detalle y paso a paso, cómo cambiar la frecuencia de refresco de la pantalla, por qué hacerlo, qué ventajas aporta, qué problemas puedes encontrar y cómo resolverlos, así como información técnica y consejos para diferentes situaciones. Si usas Windows 10 o 11, este artículo te va a resultar imprescindible.
¿Qué es la frecuencia de refresco y por qué es tan importante?
La frecuencia de refresco (medida en hercios, Hz) indica cuántas veces por segundo la pantalla actualiza la imagen mostrada. Por ejemplo, en un monitor de 60 Hz, la imagen se actualiza 60 veces cada segundo, mientras que en uno de 144 Hz lo hace 144 veces. Esta diferencia puede parecer menor sobre el papel, pero en la práctica se traduce en mayor suavidad en la visualización y una respuesta más rápida, lo que influye tanto en la navegación cotidiana como en tareas profesionales y gaming.
Una frecuencia de refresco alta minimiza fenómenos molestos como el parpadeo o las imágenes borrosas, especialmente notables en movimientos rápidos, como al desplazarse por webs, trabajar con hojas de cálculo o jugar a videojuegos.
Además, la frecuencia de refresco está profundamente relacionada con los FPS (fotogramas por segundo) generados por la tarjeta gráfica. Para una experiencia realmente fluida es ideal que el número de FPS y la frecuencia de refresco de la pantalla coincidan. Por ejemplo, si tu ordenador genera 144 FPS pero tu monitor solo puede mostrar 60 Hz, estarás perdiendo gran parte de esa fluidez que tu equipo podría entregar.
En términos generales:
Cuanto mayor sea la frecuencia de refresco:
- Más suave se verá el movimiento en pantalla.
- Tendrás menos fatiga visual después de horas de uso.
- La experiencia de juego será más precisa y satisfactoria.
¿Qué monitor tienes y cómo comprobar su frecuencia?
Antes de modificar nada, es necesario comprobar a cuántos Hz está funcionando tu pantalla y si admite otras frecuencias. Muchos usuarios conectan un monitor de altas prestaciones y descubren después de meses que estaban trabajando a 60 Hz cuando podrían haberlo hecho a 120, 144 o incluso 240 Hz.
Para verificar la configuración actual, puedes:
- Entrar en la Configuración de Windows (tecla Windows + I).
- Acceder a Sistema y luego a Pantalla.
- Buscar el apartado de Pantalla avanzada o Información de pantalla avanzada, según tu versión de Windows.
- Ahí verás la frecuencia de actualización actual y, si lo deseas, podrás cambiarla (solo se mostrarán las frecuencias compatibles con tu monitor y el tipo de conexión utilizado).
Ten en cuenta que la disponibilidad de frecuencias depende del modelo de monitor, la tarjeta gráfica y el cable (HDMI, DisplayPort, etc.) que los conecta. Un cable HDMI de versión antigua, por ejemplo, puede limitar la frecuencia máxima alcanzable, aunque el monitor y la gráfica soporten más.
Paso a paso: Cómo cambiar la frecuencia de refresco en Windows 11 y Windows 10
El proceso es muy similar en ambas versiones, aunque cambia levemente el acceso a los menús. Vamos a desgranarlo para que nadie se pierda.
Cambiar la frecuencia en Windows 11
Sigue estos pasos para modificar los Hz de tu pantalla en Windows 11:
- Abre el Menú de Configuración (pulsa Windows + I).
- Selecciona Sistema en la columna de la izquierda.
- Haz clic en Pantalla.
- Desplázate hasta encontrar Pantalla avanzada.
- En la sección Elegir una frecuencia de actualización, selecciona el valor que prefieras en el menú desplegable (solo se mostrarán las opciones compatibles con tu monitor y conexión).
Es posible que te pida confirmar si quieres conservar los cambios. Si no aceptas en unos segundos, Windows volverá automáticamente a la configuración anterior para evitar problemas si la pantalla dejara de verse correctamente.
Hacerlo en Windows 10
La ruta es muy parecida:
- Accede a Configuración (Windows + I).
- Dirígete a Sistema > Pantalla.
- Baja hasta Configuración de pantalla avanzada.
- Selecciona tu monitor (si tienes varios) y en Frecuencia de actualización, escoge el valor adecuado.
La configuración se aplicará de inmediato, siempre que el hardware sea compatible.
Configuraciones avanzadas: Paneles de control de NVIDIA y AMD
En algunos casos, especialmente si usas tarjetas gráficas NVIDIA o AMD, puede ser recomendable o necesario hacer el ajuste desde el panel del fabricante. Esto permite opciones adicionales, como resoluciones personalizadas, frecuencias no estándar o activar funciones como G-Sync o FreeSync. Para más detalles en cómo ajustar estos parámetros te recomendamos consultar nuestro artículo sobre resolución de problemas con Nvidia.
Panel de control de NVIDIA
- Haz clic derecho en el escritorio y selecciona Panel de control de NVIDIA.
- En la pestaña Pantalla, elige Cambiar resolución.
- Selecciona tu monitor y, en el menú de la derecha, modifica la frecuencia de actualización.
- Haz clic en Aplicar para guardar los cambios.
No suele ser necesario reiniciar el equipo. Si no aparecen las tasas más altas, revisa que el cable y el puerto sean compatibles.
NVIDIA App (aplicación unificada)
Desde finales de 2024, NVIDIA lanzó una aplicación unificada que reemplaza al panel clásico y GeForce Experience. Desde Sistema > Pantallas, puedes ajustar resolución y frecuencia, además de verificar el tipo de conector en uso. Al cambiar la frecuencia, la pantalla puede parpadear unos segundos mientras se aplica.
Drivers y paneles de AMD
Con AMD Radeon, también puedes crear resoluciones personalizadas en su panel de control. Si tu monitor permite «overclocking» (aumentar la frecuencia por encima del estándar), realiza ajustes con precaución en pasos pequeños para evitar daños. En monitores sencillos de 60 Hz, aumentar a 75 Hz suele ser lo máximo razonable.
Problemas frecuentes y cómo solucionarlos al modificar los Hz en Windows
Modificar la frecuencia de refresco habitualmente no causa problemas, pero en ocasiones puede presentar obstáculos o resultados inesperados. Los más habituales son:
- No puedes seleccionar la tasa de refresco deseada: Normalmente se debe al cable (usa HDMI 2.0 o superior, o DisplayPort).
- No aparece la frecuencia máxima admitida por tu monitor: Revisa que tienes los últimos drivers de tu tarjeta gráfica.
- El monitor no es reconocido correctamente: Intenta cambiar el puerto o actualiza el firmware del monitor si es posible.
- La calidad de imagen disminuye al subir los Hz: Suele ocurrir con modelos antiguos o valores no soportados. Si la imagen se ve borrosa o con artefactos, vuelve a la configuración anterior.
- Al seleccionar frecuencias elevadas, la pantalla se queda negra: Espera unos segundos y Windows restaurará automáticamente. Si no, inicia en modo seguro y ajusta la config.
¿Qué pasa si tienes varios monitores?
En configuraciones con múltiples pantallas, puedes ajustar individualmente la frecuencia de cada una desde el menú de Pantalla avanzada, seleccionando el monitor correspondiente. La frecuencia máxima dependerá de la capacidad de cada pantalla, la conexión y la tarjeta gráfica. En portátiles, la pantalla integrada y la externa pueden tener tasas distintas.
¿Es recomendable usar siempre la frecuencia máxima?
La elección de la frecuencia adecuada depende del uso que hagas del monitor. Para gaming competitivo o de acción rápida, la tasa más alta reduce el retardo y mejora la fluidez. Para tareas de ofimática o navegación, 60 Hz suelen ser suficientes, aunque aumentar a 75 o 120 Hz incrementa la sensación de suavidad.
En portátiles, cuanto mayor sea la frecuencia, más consumo energético. Windows 11 incluye funciones de frecuencia dinámica que ajustan los Hz según el uso para ahorrar batería. Para un ajuste específico, también puedes consultar cómo evitar que se encoja la pantalla en Windows 10.
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