Collabora Office vs LibreOffice: diferencias reales y cuál te conviene

Última actualización: 01/12/2025
Autor: Isaac
  • LibreOffice y Collabora Office comparten el mismo motor de código abierto, pero apuntan a públicos y escenarios distintos.
  • LibreOffice ofrece más personalización, módulos adicionales y soporte masivo de formatos y extensiones.
  • Collabora Office prioriza interfaz moderna, despliegues profesionales y coherencia con Collabora Online.
  • La elección depende del peso que des a formatos abiertos, soporte comercial y experiencia de uso.

Comparativa Collabora Office vs LibreOffice

Si alguna vez has instalado Collabora Office en el escritorio y te ha parecido estar delante de LibreOffice, no te estás volviendo loco. A simple vista, comparten interfaz, compatibilidad de formatos y buena parte del corazón técnico. Sin embargo, detrás de estos nombres hay proyectos, objetivos y modelos de uso diferentes que merece la pena entender, sobre todo si estás pensando en utilizarlos en una pequeña empresa o entorno profesional.

Además del “duelo” Collabora Office vs LibreOffice, en el ecosistema FOSS también aparecen actores como OnlyOffice, Collabora Online o incluso Microsoft Office como referencia de compatibilidad. Para un usuario que solo quiere “salir del mundo Microsoft” sin dejar de poder trabajar con clientes que lo usan, toda esta sopa de nombres puede resultar mareante. Vamos a poner orden, explicar de dónde viene cada proyecto, en qué se diferencian de verdad y en qué casos es mejor apostar por uno u otro.

Qué son realmente LibreOffice y Collabora Office

Suite ofimática libre Collabora y LibreOffice

LibreOffice es hoy la suite ofimática de referencia en el mundo del software libre. Nació como bifurcación (fork) de OpenOffice, cuenta con el respaldo de The Document Foundation y se distribuye de forma totalmente gratuita. Incluye procesador de textos (Writer), hoja de cálculo (Calc), presentaciones (Impress), dibujo y diagramas (Draw), edición de fórmulas matemáticas (Math) y gestor de bases de datos (Base). Su objetivo principal es ofrecer una alternativa potente y abierta a Microsoft Office, con un grado de compatibilidad creciente con DOCX, XLSX y PPTX, pero apostando por el estándar abierto ODF como formato nativo.

Por su parte, Collabora Office es una suite basada en el código de LibreOffice, mantenida por la empresa Collabora Productivity. Durante años, Collabora ha sido uno de los mayores contribuidores al desarrollo de LibreOffice, especialmente en la parte empresarial y en la versión en la nube (Collabora Online). Collabora Office ofrece una edición clásica (Collabora Office Classic, muy próxima al LibreOffice tradicional) y una nueva edición de escritorio que toma como base la interfaz web de Collabora Online, pero empaquetada como aplicación local.

La clave está en que Collabora Office aprovecha el motor y la compatibilidad de LibreOffice, pero se orienta claramente a organizaciones, despliegues gestionados y escenarios profesionales, con soporte comercial, versiones certificadas y ciclos de actualización más controlados. LibreOffice, en cambio, se centra en la comunidad, la flexibilidad y la personalización, con builds más frecuentes y un ecosistema enorme de extensiones.

Para el usuario de a pie esto se traduce en que, al abrir ambas suites, la sensación de familiaridad es altísima: mismas funciones básicas, soporte de los mismos tipos de archivo, filosofía de privacidad (todo local, sin enviar documentos a la nube por defecto) y un rendimiento muy similar. Sin embargo, a nivel de interfaz, dependencias y extras, sí aparecen diferencias que pueden inclinar la balanza en un entorno profesional concreto.

Interfaz de usuario: similitudes, cambios y enfoque de uso

Uno de los motivos por los que mucha gente se lía es que Collabora Office “se parece demasiado” a LibreOffice. Históricamente, Collabora Office Classic ofrecía prácticamente la misma interfaz clásica de LibreOffice (barras de herramientas, menús tradicionales, etc.). Con la nueva Collabora Office “moderna”, la compañía da un giro importante: reutiliza la interfaz de Collabora Online basada en tecnologías web (JavaScript, CSS, Canvas, WebGL) y la lleva al escritorio.

Esto significa que, aunque debajo siga estando el motor de LibreOffice, la capa de presentación en Collabora Office moderno recuerda más al estilo Ribbon de Microsoft Office o a suites como ONLYOFFICE o FreeOffice. Se organiza por pestañas, con una visión más limpia y orientada a flujos de trabajo frecuentes en oficina: menos ruido visual, menos paneles simultáneos y un foco mayor en las opciones más usadas. No deja de ser un “Ribbon a la libre”, pero sin llamarlo así.

LibreOffice, por su parte, ha evolucionado hacia un concepto muy flexible llamado MUFFIN (My User Friendly & Flexible Interface). Esto incluye diferentes modos de interfaz que el usuario puede elegir: barras clásicas múltiples, barra única simplificada, Notebookbar en modo con pestañas, compacta, contextual, etc. Además, integra una barra lateral con propiedades, estilos y navegación. La filosofía es que cada usuario o empresa pueda adaptar la UI a su gusto.

En la práctica, si buscas algo muy configurable y no te importa invertir unos minutos en ajustar la interfaz, LibreOffice te ofrece más opciones. Si prefieres algo más guiado, con una disposición moderna y menos personalizable pero muy coherente entre web y escritorio, Collabora Office (versión moderna) tiende a ser más directa para oficinas que vienen de Microsoft Office y quieren un aterrizaje suave.

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Otro detalle importante es que Collabora Office moderno elimina la dependencia de Java que sí sigue presente en algunas partes de LibreOffice, como el módulo Base (bases de datos) o ciertas funciones avanzadas. Esto simplifica la instalación y el mantenimiento de Collabora Office, reduce el tamaño del paquete y deja un binario más autocontenido, algo que los administradores de sistemas suelen agradecer.

Componentes incluidos y diferencias funcionales

Aunque ambas suites comparten la base técnica, no ofrecen exactamente el mismo conjunto de aplicaciones. LibreOffice incluye:

  • Writer: procesador de textos muy completo, con funciones avanzadas de maquetación, estilos, índices, referencias cruzadas, etc.
  • Calc: hoja de cálculo con un amplio abanico de funciones, gráficos, tablas dinámicas y herramientas de análisis de datos.
  • Impress: creador de presentaciones, con animaciones, transiciones y soporte de multimedia.
  • Draw: herramienta de dibujo y gráficos vectoriales, capaz de manejar diagramas complejos, páginas grandes (hasta 300×300 cm) y funciones de DTP.
  • Base: gestor de bases de datos, que actúa como front-end para diversos motores (HSQLDB, Firebird, etc.).
  • Math: editor de fórmulas matemáticas, que se integra con Writer y el resto de módulos.

Todo esto hace que LibreOffice cubra desde tareas ofimáticas básicas hasta escenarios avanzados de edición científica, diseño de folletos o gestión ligera de bases de datos. Además, cuenta con un ecosistema muy grande de extensiones y plantillas que amplían aún más sus capacidades (diccionarios especiales, correctores gramaticales, conectores con servicios externos, etc.).

Collabora Office moderno incluye también procesador de textos, hoja de cálculo, presentaciones y un editor de gráficos vectoriales y diagramas, es decir, la combinación equivalente a Writer, Calc, Impress y Draw. Sin embargo, en esta nueva edición no se incluye Base ni el editor de macros avanzado, que permanecen en Collabora Office Classic. El enfoque está más en cubrir las necesidades más frecuentes de oficinas y empresas que en abarcar todos los nichos avanzados que atiende LibreOffice.

Dicho de otra forma, si tu trabajo gira en torno a documentos, hojas de cálculo y presentaciones, Collabora Office te cubre el día a día de forma muy cómoda. Pero si necesitas manejar bases de datos desde la suite misma, editar fórmulas complejas con un editor dedicado o aprovechar al máximo el ecosistema de extensiones, LibreOffice sigue siendo más completo.

Formatos de archivo, estándares abiertos y compatibilidad

Un punto crítico para cualquier suite ofimática es cómo maneja los formatos de archivo, tanto propios como de terceros. En este terreno, LibreOffice y Collabora Office comparten mucho terreno, pero conviene afinar.

LibreOffice se basa en el estándar ODF (OpenDocument Format, ISO) como formato nativo para documentos de texto (ODT), hojas de cálculo (ODS) y presentaciones (ODP). La versión actual de la suite ofrece soporte avanzado de ODF 1.3 extendido, incluyendo funciones modernas de firma, cifrado y metadatos. Además, importa y exporta formatos OOXML (DOCX, XLSX, PPTX) con un soporte muy sólido para los casos reales que llegan de Microsoft Office, tanto en modo “transitional” (el más usado en la práctica) como “strict”.

También destaca en la importación de formatos menos comunes o directamente huérfanos: archivos de CorelDraw, FreeHand, PageMaker, QuarkXPress antiguos, Adobe Photoshop (PSD), MS Visio (2000-2013), MS Publisher, StarOffice, antiguos formatos Mac, multitud de formatos de imagen (APNG, WebP, DXF, PBM, PCX, PCD, TGA, etc.) y audio/vídeo como FLAC, OGG, MKV, WebM, RealMedia y más. Incluso permite insertar PDFs como imagen, crear PDFs híbridos (PDF con el ODF incrustado para edición posterior) y convertir SVG a formas editables en Draw.

Collabora Office, al basarse en el mismo motor, hereda de facto casi toda esta compatibilidad con ODF y OOXML, así como con muchos de esos formatos especiales. Su propósito declarado no es “mejorar mágicamente la interoperabilidad respecto a LibreOffice”, sino ofrecer otra forma de empaquetar y presentar la misma potencia, con foco en estabilidad, soporte y coherencia entre la experiencia web y escritorio.

En el ámbito online, la comparación interesante es con OnlyOffice. OnlyOffice convierte automáticamente los documentos a DOCX, XLSX y PPTX al abrirlos, lo que da una muy buena compatibilidad con Microsoft Office pero implica renunciar a trabajar nativamente con ODF. De hecho, se han reportado casos de pérdida de datos al editar documentos ODT con comentarios o tablas complejas en OnlyOffice. Collabora Online, en cambio, utiliza ODF como formato nativo y es más respetuoso con los formatos abiertos, aceptando también formatos de Microsoft Office pero sin forzar esa conversión interna a OOXML.

Rendimiento, consumo de recursos y dependencias técnicas

Cuando se despliega una suite ofimática en una pequeña empresa o en un servidor para colaboración online, el reparto de carga entre servidor, clientes y red es clave. Aquí conviene diferenciar claramente entre suites de escritorio (LibreOffice, Collabora Office de escritorio) y suites web (Collabora Online, OnlyOffice, Microsoft 365 online).

En el escritorio, tanto LibreOffice como Collabora Office funcionan de forma local, sin necesidad de conexión permanente a Internet. LibreOffice requiere Java para algunas funciones específicas (especialmente Base y ciertos asistentes), lo que puede ser una pequeña molestia en términos de instalación y mantenimiento. Collabora Office moderno prescinde de Java como dependencia, lo que simplifica los despliegues, reduce el peso del instalador y evita tener que gestionar una JVM en cada equipo.

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Los desarrolladores de Collabora enfatizan que su nueva suite de escritorio, al usar tecnologías web como Canvas y WebGL, facilita un desarrollo más ágil y homogéneo con Collabora Online, y abre la puerta a aprovechar mejor funciones avanzadas del sistema operativo en futuras versiones (portapapeles avanzado, impresión, proyección de presentaciones, acceso directo al sistema de archivos, etc.). La contrapartida es que se renuncia al toolkit clásico VCL de LibreOffice en favor de una capa visual más moderna, pero también más controlada por la propia Collabora.

En el lado del servidor, al hablar de edición colaborativa en tiempo real, la comparación típica es Collabora Online vs OnlyOffice. Collabora Online ejecuta el proceso de edición en el servidor, mientras que OnlyOffice descarga mucho más trabajo al navegador del usuario, que intercambia constantemente datos con el servidor. Esto se traduce, en general, en menor carga de CPU en los clientes con Collabora Online y más esfuerzo servidor, mientras que OnlyOffice exige más al navegador y algo menos al servidor.

Tanto Collabora Online como OnlyOffice tienen limitaciones en sus ediciones gratuitas, normalmente en torno a 10 documentos abiertos simultáneamente o unas 20 conexiones concurrentes, con la opción de contratar licencias de pago para eliminar esos límites. En cualquier caso, la elección entre uno u otro dependerá de los recursos del servidor, del perfil de los usuarios (equipos más o menos potentes) y de la prioridad que se dé a los formatos abiertos frente a la compatibilidad máxima con Microsoft Office.

Edición colaborativa, nube y ecosistema alrededor

Ni LibreOffice ni Collabora Office de escritorio ofrecen edición colaborativa en tiempo real desde la propia aplicación de escritorio. Son aplicaciones clásicas, instaladas en el PC, centradas en el trabajo local, aunque por supuesto se pueden compartir archivos mediante sistemas como Nextcloud, OwnCloud, servidores de archivos, etc. La colaboración se resuelve con guardados sucesivos, control de cambios, comentarios, pero no con coedición simultánea al estilo Google Docs.

Para la coedición en tiempo real, el papel lo juegan Collabora Online y OnlyOffice integrados con plataformas como Nextcloud u OwnCloud. Ambas soluciones permiten que varios usuarios editen simultáneamente un documento, vean cambios al momento, usen comentarios, etc. OnlyOffice destaca por ofrecer una interfaz muy similar a Microsoft Office con gran cantidad de opciones de edición y extras como chat integrado en el editor. Collabora Online, por su parte, ofrece una experiencia más cercana al mundo LibreOffice/ODF, con foco en privacidad y código abierto.

En términos de integración, tanto Collabora Online como OnlyOffice se conectan con Nextcloud/OwnCloud mediante aplicaciones específicas. Es habitual evaluar ambas, ver cuál se adapta mejor a las necesidades de la organización y, si hay recursos de sobra, incluso mantener las dos activas (asumiendo más uso de CPU y RAM en el servidor) para distintos grupos o tipos de documentos.

Si lo que buscas es la experiencia más integrada posible entre escritorio y web, la nueva Collabora Office de escritorio tiene una ventaja estratégica: usa la misma base técnica que Collabora Online, con lo que la sensación de “estar trabajando en el mismo entorno” es mayor. Un usuario puede alternar entre edición local y remota con menos choque visual y funcional.

En cambio, LibreOffice como proyecto comunitario apuesta por una enorme variedad de integraciones posibles (CMIS para acceso a sistemas de gestión documental como Alfresco, SharePoint, OneDrive, Google Drive, IBM FileNet, etc.), pero sin centrarse en una única solución en la nube. Ofrece soporte CMIS en el propio escritorio, lo que permite conectar con muchos repositorios de documentos corporativos sin depender de una única plataforma.

Productividad, accesibilidad y herramientas avanzadas

Otro aspecto en el que importa afinar es el de funciones extra que marcan la diferencia en un entorno profesional: idiomas, correctores, accesibilidad, exportación a PDF, clasificación de documentos, etc. LibreOffice, al ser un proyecto de largo recorrido, ha ido acumulando una cantidad enorme de funcionalidades en este terreno.

En idiomas, LibreOffice ofrece localización a más de 100 lenguas y variantes, incluyendo soporte avanzado para escritura de derecha a izquierda (árabe, hebreo, etc.) y sistemas de escritura complejos, todo ello sobre la biblioteca HarfBuzz. Incorpora diccionarios, patrones de silabeo, tesauros y correctores gramaticales para más de 150 idiomas mediante extensiones, apoyándose en la tecnología Hunspell, que es la referencia en corrección ortográfica en el mundo FOSS.

En el ámbito tipográfico y de fuentes, LibreOffice destaca por su soporte de tecnologías como SIL Graphite y las funciones opcionales de OpenType (ligaduras, versalitas, números antiguos, proporcionales o monoespaciados, etc.) a través de su propia sintaxis y de la interfaz. También soporta Apple Advanced Typography (AAT) en todas las plataformas. La compatibilidad con variaciones de fuentes existe, aunque con limitaciones actuales en impresión y PDF, y hay planes de mejora continua.

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A nivel de PDF, LibreOffice ofrece un abanico amplísimo de opciones de exportación: estándar PDF 1.7, PDFs etiquetados, PDF/A-1 y PDF/A-2 para archivo, PDF/UA para accesibilidad, incrustación total de fuentes (incluidas OpenType CFF), formularios PDF, firmas digitales compatibles con PAdES, opciones de seguridad y permisos avanzados y configuración de la vista inicial. Además, soporta clasificación de documentos según estándares TSCP desde Writer, Calc e Impress.

En accesibilidad, cuenta con comprobador de accesibilidad integrado y mejoras constantes tanto en interfaz como en soporte de lectores de pantalla, atajos de teclado y estructuración semántica de documentos. También existen extensiones como AccessODF para reforzar estos aspectos, algo clave si generas documentos destinados a administraciones públicas o entornos donde la accesibilidad es un requisito legal.

Collabora Office recoge esta herencia funcional, puesto que su núcleo es LibreOffice adaptado. No obstante, al centrar su nueva interfaz en las funciones más habituales de oficina, simplifica el acceso a herramientas clave y relega a un segundo plano parte de esa “potencia oculta” que sigue estando ahí, pero que el usuario medio no siempre necesita ver. Para muchas organizaciones, este enfoque “menos es más” resulta práctico: lo importante está a mano, lo avanzado no estorba.

¿Qué elegir para una pequeña empresa o para usuarios no técnicos?

Desde la perspectiva de un usuario sin perfil técnico que solo quiere escapar de la dependencia de Microsoft pero seguir trabajando con sus documentos, toda esta maraña de nombres (LibreOffice, Collabora, OnlyOffice, etc.) puede resultar exasperante. Es comprensible la sensación de “quiero una única opción fuerte del mundo FOSS y dejarme de historias”.

En la práctica, LibreOffice ha logrado convertirse en el nombre más reconocido fuera del círculo técnico, el que suena en medios generalistas y en muchas administraciones públicas. Collabora, en cambio, es menos visible para el gran público, pese a que gran parte del trabajo de compatibilidad y desarrollo empresarial de LibreOffice viene precisamente de Collabora y otras empresas del ecosistema.

Si vas a usar la suite sobre todo en equipos de escritorio, con documentos locales y sin grandes despliegues, LibreOffice es una apuesta muy sólida: gratuita, completa, altamente configurable y con muchas opciones para moldearla a tu gusto. Si te interesa tener el máximo control sobre los documentos, formatos, plantillas y todo tipo de parámetros, te ofrece un abanico enorme de ajustes.

Si, por el contrario, te interesa una experiencia algo más depurada, con interfaz moderna muy coherente con la versión web, dependencias simplificadas y orientación claramente profesional, Collabora Office (especialmente la edición moderna) resulta muy atractiva. Es especialmente interesante si ya utilizas o planeas usar Collabora Online junto con Nextcloud u otro servidor, porque la transición de la web al escritorio es más natural.

También conviene tener en cuenta los formatos: si tu prioridad son los estándares abiertos y trabajas (o quieres trabajar) en ODT/ODS/ODP, la vía LibreOffice/Collabora Office/Collabora Online encaja perfectamente. Si tus clientes están totalmente atados al mundo DOCX/XLSX/PPTX y necesitas el máximo mimetismo con Microsoft Office, quizá OnlyOffice o incluso Microsoft 365 sigan siendo referencia, aunque con las renuncias en términos de software libre que ello implica.

En última instancia, la dicotomía Collabora Office vs LibreOffice no es una guerra entre enemigos, sino dos caras de la misma familia tecnológica con acentos distintos: LibreOffice como gran proyecto comunitario y referencia generalista; Collabora Office como empaquetado corporativo, pulido y alineado con la nube de Collabora Online. Saber esto ayuda mucho a perderle el miedo a la marca “Collabora” y entender que no es “otro Office distinto”, sino una forma diferente de presentar el mismo motor que da vida a LibreOffice.

Todo este ecosistema de suites libres demuestra que hoy es perfectamente viable montar un entorno ofimático completo sin pagar licencias privativas, manteniendo un buen nivel de compatibilidad con los formatos dominantes y apostando por estándares abiertos. La elección entre LibreOffice, Collabora Office y las soluciones web asociadas dependerá de cuánto valor des a la personalización, al soporte comercial, a la simplicidad de uso y al respeto estricto por ODF, pero en todos los casos partes de una base sólida que se ha consolidado durante años en el mundo profesional y doméstico.

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