Tipos de backups y diferencias: guía completa para empresas

Última actualización: 02/12/2025
Autor: Isaac
  • Los tipos básicos de backup (completo, incremental y diferencial) se combinan para equilibrar velocidad, espacio y facilidad de restauración.
  • Las variantes modernas (espejo, incremental inverso, sintético, forever incremental y CDP) optimizan RTO, RPO y consumo de recursos.
  • La ubicación del backup (local, externo, remoto o en la nube) es clave para resistir ataques y desastres físicos.
  • La estrategia debe incluir automatización, seguridad de acceso y pruebas periódicas de restauración para ser realmente fiable.

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Proteger los datos se ha convertido en una de esas tareas que, si no haces hoy, acabas lamentando mañana cuando algo falla. Ya no hablamos solo de grandes empresas: cualquier pyme, profesional autónomo o usuario particular maneja información que no se puede perder así como así. Desde las bases de datos de clientes hasta las fotos del último viaje, todo vive en discos duros, servidores o la nube… y todo puede romperse, borrarse o cifrarse por un ransomware, como recuerda el Día Mundial del Backup.

Por eso es clave entender bien los tipos de backups y sus diferencias. No vale con “hacer una copia de vez en cuando en un pendrive”; necesitas una estrategia pensada, con diferentes clases de copia de seguridad combinadas, ubicaciones de almacenamiento variadas y una frecuencia adecuada. A lo largo de este artículo vas a ver, con detalle y sin rodeos, qué tipos de copias existen, cómo funcionan, en qué se diferencian, qué ventajas y pegas tienen, y qué buenas prácticas deberías aplicar para no jugarte el negocio (o tus recuerdos) por una simple negligencia.

Qué es un backup y por qué es tan importante

Cuando hablamos de backup o copia de seguridad nos referimos a un duplicado de los datos que guardamos en un sistema (ordenador, servidor, hosting, base de datos, etc.) y que se almacena en otro lugar, físico o en la nube, para poder recuperarlos si algo sale mal. Es una especie de “seguro de vida” de la información: no evita el accidente, pero te permite volver atrás.

En una empresa, el backup es básico para asegurar la disponibilidad continua de datos críticos: información financiera, facturación, ERP, CRM, ficheros de clientes, correos, documentación legal… Pero también en el ámbito personal resulta vital: fotos, vídeos, documentos académicos o profesionales y proyectos que no quieres perder por un error tonto o un fallo del disco duro.

Las copias de seguridad ayudan a proteger frente a fallos de hardware, errores de software, ataques informáticos, borrados accidentales y desastres físicos como incendios o inundaciones. Si tienes un backup reciente, un incidente que podría paralizarte días se queda en un susto menor, con un tiempo de recuperación (RTO) y una pérdida de información (RPO) razonables.

Además, en muchos sectores existe una obligación legal de conservar los datos durante cierto tiempo y de garantizar su integridad (por ejemplo, datos de salud, financieros o de clientes según el RGPD y otras normativas). Un plan de copias de seguridad bien diseñado forma parte del cumplimiento normativo, no es solo “algo de informática”.

Tipos básicos de backups: completo, incremental y diferencial

En la mayoría de entornos se parte de tres tipos de copias tradicionales que son la base del resto de estrategias: backup completo, backup incremental y backup diferencial. Entender bien este trío es clave para no liarse después con las variantes modernas.

Backup completo o copia de seguridad completa

La copia completa consiste en respaldar todo el conjunto de datos seleccionado en un único proceso. Es decir, se copian todos los archivos o bloques definidos en el origen, sin mirar si han cambiado desde la última copia o no. Es el punto de partida habitual para cualquier política de backups.

Este backup puede generarse como un conjunto de archivos idénticos a los originales (mismo árbol de carpetas) o como una única imagen de backup (un gran fichero contenedor) que puede ir comprimida y cifrada si la solución de copias lo soporta. Esa imagen contiene todo lo necesario para restaurar una máquina, un servidor o un sistema completo de golpe.

La gran ventaja del backup completo es que la restauración es muy rápida y sencilla: solo necesitas la última copia completa (o la correspondiente al momento que quieras recuperar) y listo, sin tener que ir encadenando otros ficheros de backup.

La parte negativa es que consume mucho tiempo, ancho de banda y espacio de almacenamiento. Cada vez que realizas una copia completa de una gran cantidad de datos, el proceso puede tardar bastante más que con otros tipos de backups y cargar notablemente la red y los discos, afectando al rendimiento de producción si no se planifica bien la ventana de copia.

Por eso, en la práctica, las organizaciones suelen programar copias completas solo de forma periódica (por ejemplo, una vez a la semana o al mes) y las combinan con otros tipos de copias más ligeras entre medias. La copia completa actúa así como “foto base” sobre la que se apoyan los demás métodos.

Backup diferencial o copia diferencial

La copia diferencial guarda todos los datos que han cambiado desde la última copia completa. El backup completo actúa como referencia fija, y cada diferencial captura los cambios acumulados desde ese punto, no desde el último diferencial.

Para recuperar los datos con este enfoque solo necesitas la última copia completa y la última copia diferencial (o la diferencial correspondiente al punto que quieras recuperar). No hace falta ir encadenando todas las copias intermedias como ocurre con el incremental.

En términos de rendimiento, el diferencial es más rápido de ejecutar que un completo y suele ocupar menos espacio, al menos al principio del ciclo. A medida que pasa el tiempo desde la copia completa, los cambios se acumulan y cada backup diferencial va creciendo en tamaño.

La desventaja es que, llegado cierto punto, un backup diferencial puede acabar pesando tanto o más que un completo y tardar más en ejecutarse, porque cada nuevo diferencial incluye todos los cambios desde el último full, no solo los últimos del día.

En cuanto a la restauración, este tipo ofrece un buen equilibrio: es más rápida y simple que con incrementales (solo necesitas dos backups) pero suele ser algo más lenta y menos eficiente en almacenamiento que un esquema muy bien optimizado de incrementales.

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Backup incremental o copia incremental

La copia incremental se centra en guardar únicamente los datos modificados desde el último backup, da igual que ese último fuese completo, incremental o diferencial. No se mira contra el último full, sino contra el último job de copia ejecutado.

Normalmente se parte de una primera copia completa y, a partir de ahí, se programan incrementales con la frecuencia deseada (diaria, cada pocas horas, etc.). Cada incremental añade al repositorio solo los bloques nuevos o modificados, reduciendo al mínimo el tráfico y el tiempo de ejecución.

Por ejemplo, si haces un backup completo el domingo y copias incrementales de lunes a viernes, el lunes se guarda lo que cambió desde el domingo, el martes lo que cambió desde el lunes, y así sucesivamente. Cada incremento se apoya en el anterior, lo que permite hacer copias muy frecuentes sin un coste enorme de recursos.

El gran punto fuerte de los incrementales es que las ventanas de backup se acortan mucho y el espacio de almacenamiento requerido suele ser bastante menor que con completos o diferenciales. Además, al impactar menos en la red y los discos, resulta más fácil encajarlos en horarios de producción sin molestar demasiado.

El problema llega al restaurar: para volver a un punto en el tiempo necesitas la copia completa inicial y todos los incrementales posteriores hasta el punto deseado. Si falta uno de ellos o está dañado, se rompe la cadena y no puedes recuperar correctamente la versión más reciente de los datos.

Tabla comparativa de los tres tipos principales

Para verlo de un vistazo, estas son las principales diferencias clave entre backup completo, diferencial e incremental en cuanto a consumo de espacio, velocidad y facilidad de recuperación:

Completo Diferencial Incremental
Uso de almacenamiento Alto Medio a alto Bajo
Velocidad de backup Lenta Media Rápida
Velocidad de restauración Muy alta Alta Baja
Para restaurar necesitas Solo el último backup completo Un completo + el último diferencial Un completo + toda la cadena de incrementales
Complejidad de gestión Baja Media Media

Backups espejo, incrementales inversos e inteligentes

Sobre la base de los tipos clásicos han ido surgiendo variantes que mezclan características de varios métodos para adaptarse mejor a diferentes escenarios: necesidad de ultra rapidez, muchos puntos de recuperación, uso mínimo de almacenamiento, etc.

Backup en espejo o mirror backup

El backup en espejo consiste en crear una réplica exacta del conjunto de datos de origen, manteniendo siempre la última versión disponible en el repositorio de copias. Se parece a un backup completo, pero sin histórico: es como tener otro disco “clonado” que se actualiza cada vez que cambias algo.

A diferencia de otras copias, los ficheros del espejo se almacenan como archivos sueltos, no como una imagen comprimida o cifrada. Una vez conectado el dispositivo con la copia espejo, puedes acceder a los datos directamente desde el explorador de archivos, sin pasar por un proceso formal de restauración.

Esto hace que la recuperación sea muy rápida y cómoda, pero también implica un consumo de espacio elevado y un riesgo de seguridad mayor, ya que los datos del backup están en claro (a menos que cifres el propio soporte) y son más vulnerables a accesos no autorizados o a corrupción.

La mayor pega es que el espejo refleja tanto lo bueno como lo malo: si borras o corrompes algo en el origen, el cambio se replica en la copia. Un ransomware, un sabotaje interno o un borrado accidental se trasladan a la copia espejo, que deja de ser “salvavidas” ante ese tipo de incidentes.

Por todo ello, las copias en espejo pueden ser útiles para recuperar rápidamente ante fallos de hardware, pero no cubren bien escenarios de corrupción de datos o ataques. Se recomienda combinarlas con otros esquemas (completos + incrementales, por ejemplo) que sí mantengan varios puntos de restauración históricos.

Backup incremental inverso (reverse incremental)

El backup incremental inverso parte de un backup completo inicial y, en cada nueva ejecución, aplica los cambios sobre ese completo para que siempre represente la versión más reciente de los datos. Al mismo tiempo, los cambios necesarios para volver a estados anteriores se guardan como incrementales “hacia atrás”.

En la práctica, cada nuevo job actualiza el full en el repositorio, de modo que siempre tienes un backup completo muy reciente listo para restaurar al vuelo. Los incrementales almacenan las diferencias históricas para poder volver a puntos anteriores si hace falta.

Este enfoque resulta especialmente interesante cuando necesitas objetivos de tiempo de recuperación (RTO) muy reducidos para la última versión de los datos. La restauración desde ese full actualizado es muy rápida, sin necesidad de encadenar muchos incrementales.

Otra ventaja es que, incluso si uno de los incrementales se daña, puedes seguir restaurando la copia completa actual. Lo que perderías sería la posibilidad de retroceder a algunos puntos intermedios, pero no la restauración principal.

Backup inteligente: combinación de full, incremental y diferencial

El llamado “backup inteligente” es más una estrategia de orquestación de copias que un tipo nuevo en sí. Consiste en combinar de forma dinámica copias completas, incrementales y diferenciales en función de criterios como el espacio libre, el número de puntos de restauración o las políticas de retención.

Por ejemplo, un sistema puede arrancar con un full, luego crear varios incrementales pequeños, después generar un diferencial a partir de esos cambios y, en ese momento, borrar algunos incrementales antiguos porque ya están integrados en el diferencial.

Con el tiempo se va componiendo una cadena en la que se mantiene un número razonable de puntos de recuperación mientras se controla el crecimiento del almacenamiento, fusionando, limpiando y reorganizando las copias de manera automática.

La gran ventaja de este enfoque es que permite optimizar de forma muy flexible el equilibrio entre espacio, velocidad de copia y rapidez de restauración. Eso sí, la lógica interna es más compleja y suele requerir software de backup avanzado que se encargue de todas estas tareas “inteligentes” sin que el administrador tenga que ir haciéndolo a mano.

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Copias continuas, sintéticas completas e incrementales para siempre

Además de las variantes anteriores, en los últimos años han ganado peso otros modelos más modernos pensados para entornos con cambios constantes y necesidades de disponibilidad muy altas, como centros de datos, servicios cloud o aplicaciones críticas 24/7.

Protección de datos continua (CDP)

La protección de datos continua, o CDP (Continuous Data Protection), es un enfoque en el que cada cambio en los datos se registra prácticamente en tiempo real. No se trata de lanzar una copia una vez al día o cada hora, sino de ir capturando modificaciones de forma constante.

A primera vista puede recordar a un espejo, porque todo lo que pasa en el origen se refleja de inmediato. Sin embargo, la gran diferencia es que CDP mantiene un histórico de cambios que permite “viajar atrás en el tiempo” y recuperar estados anteriores de los datos, casi como si se tratara de un sistema de control de versiones.

Este tipo de protección se usa cuando el objetivo de punto de recuperación (RPO) tiene que ser muy, muy pequeño. Por ejemplo, en sistemas financieros donde perder incluso unos minutos de transacciones sería inaceptable.

La contrapartida es que CDP exige tecnología más avanzada, un diseño cuidadoso y recursos de almacenamiento capaces de absorber todos esos cambios. No es lo más sencillo de implantar en entornos pequeños, pero en organizaciones grandes se ha convertido en una pieza clave de la estrategia de continuidad.

Backup sintético completo

El backup sintético completo intenta quedarse con todas las ventajas de un full tradicional (restauraciones rápidas, copia “autocontenida”) minimizando a la vez el tiempo y el consumo de recursos que supone hacer ese full a partir del origen.

La idea es la siguiente: haces un primer full “de verdad”, después vas ejecutando copias incrementales y, cada cierto tiempo, consolidas esos incrementales con el full ya existente en el propio repositorio. El resultado es un nuevo “full sintético” que representa el estado actual, sin tener que volver a leer todos los datos desde el servidor de origen.

Desde el punto de vista del sistema de restauración, ese full sintético es equivalente a un full normal: contiene la imagen completa del sistema. Pero se ha generado a partir de datos ya almacenados en el repositorio, con una carga mínima sobre la red y sobre las máquinas de producción.

Entre sus principales ventajas destacan copias y restauraciones muy rápidas, uso eficiente del almacenamiento, menor ancho de banda consumido y menos impacto en CPU y discos de los servidores protegidos. Es una técnica muy utilizada en soluciones de backup modernas para entornos virtualizados y cloud.

Backups incrementales para siempre (forever incremental)

El enfoque “forever incremental” parte de un único backup completo inicial y, a partir de ahí, solo realiza incrementales. No se vuelven a ejecutar fulls periódicos tradicionales, lo que reduce drásticamente la ventana de copia en el tiempo.

En lugar de repetir datos, el sistema va almacenando únicamente los bloques nuevos o modificados y organizándolos mediante metadatos y referencias que indican qué bloques forman cada punto de restauración. Cuando ciertos puntos caducan según la política de retención, se eliminan y se reorganiza el repositorio para seguir garantizando que puedes restaurar completamente con la combinación del full inicial y los incrementales que se conservan.

Con este modelo se consigue un uso de espacio muy contenido y un impacto mínimo en la infraestructura, ya que nunca vuelves a atravesar todos los datos de golpe. En muchos casos se combina con mecanismos de consolidación y deduplicación que reducen aún más el almacenamiento necesario.

En la práctica, los esquemas forever incremental comparten muchas ventajas con los fulls sintéticos: rapidez de copia, buena gestión del almacenamiento, poca carga para servidores y red y posibilidad de mantener un gran número de puntos de recuperación sin que se dispare el volumen ocupado.

Tipos de backup según el destino: local, externo, remoto y en la nube

servicios nube

Además de cómo se agrupan los datos (completo, incremental, etc.), es igual de importante decidir dónde se guardan esas copias de seguridad. El lugar de almacenamiento influye en la seguridad, la accesibilidad y la protección frente a desastres físicos.

Cuando las copias se guardan en dispositivos ubicados en la misma oficina o edificio que los datos originales (discos duros USB, NAS, cabinas de backup, etc.), hablamos de backups locales. Son rápidos y cómodos, pero si hay un incendio, robo o inundación, se llevan por delante tanto el origen como las copias.

Si, en cambio, guardas los respaldos en otra ubicación geográfica distinta (otra sede, un centro de datos externo, un búnker de cintas), pasas a tener copias externas. Esto añade una capa de protección adicional frente a desastres que afecten a toda una localización.

Cuando esas copias externas pueden gestionarse sin presencia física (por VPN, SFTP, almacenamiento NFS georreplicado, etc.), hablamos de copias remotas. Permiten operar sobre los backups desde cualquier lugar con las credenciales adecuadas, ganando flexibilidad.

Por último, están las copias en línea o en la nube, en las que los datos se almacenan en servicios de cloud backup o almacenamiento S3, servicios de hosting o plataformas de almacenamiento gestionado. Su gran atractivo es la escalabilidad (capacidad casi ilimitada), la redundancia automática entre centros de datos y el acceso desde cualquier sitio con conexión a internet.

En muchos servicios cloud, además, se incluyen medidas de seguridad avanzadas como cifrado, autenticación multifactor, control de accesos y registros de actividad, que ayudan a proteger más aún los respaldos; si trabajas con entornos Windows, puedes consultar cómo funciona la recuperación desde la nube.

En muchos servicios cloud, además, se incluyen medidas de seguridad avanzadas como cifrado, autenticación multifactor, control de accesos y registros de actividad, que ayudan a proteger más aún los respaldos. Eso sí, es importante elegir bien al proveedor y leer la letra pequeña de las políticas de retención y restauración.

Beneficios reales de contar con un buen sistema de copias

Un sistema de backup bien montado aporta ventajas muy concretas y tangibles para cualquier empresa, más allá del típico “estamos más tranquilos”. Muchas de ellas tienen impacto directo en la cuenta de resultados.

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En primer lugar, está la seguridad de la información: las copias actúan como red de seguridad ante cualquier problema de hardware, software o factor humano. Incluso si sufres un ataque de ransomware o un borrado masivo por error, un buen backup te permite recuperarte sin tener que ceder a chantajes ni asumir pérdidas irreparables.

También se reduce de forma drástica el tiempo de inactividad. Si cada hora de caída de sistemas críticos implica ventas perdidas, clientes molestos o trabajadores parados, volver a la normalidad en minutos en lugar de en días es un cambio de juego. Aquí entra en juego tanto el tipo de copia elegido como su frecuencia y la ubicación del almacenamiento.

Otro beneficio clave es la posibilidad de automatizar copias frecuentes. En lugar de hacer “el backup del viernes” cuando te acuerdas, los sistemas modernos permiten programar respaldos diarios o incluso varias veces al día, sin intervención humana; conviene programar tareas con schtasks para garantizarlo. De este modo el volumen de información que puedes llegar a perder si algo pasa entre copia y copia se reduce al mínimo.

Por último, desplazarse desde copias puramente físicas (cintas, discos sin redundancia, etc.) hacia modelos en la nube o híbridos suele conllevar ahorros de costes y mayor escalabilidad. No tienes que ir comprando y manteniendo tanto hardware, y puedes ajustar el almacenamiento contratado a tus necesidades reales en cada momento.

Buenas prácticas: frecuencia, seguridad y pruebas de restauración

Tan importante como elegir bien los tipos de backup es aplicarlos siguiendo unas buenas prácticas mínimas para que no se queden en teoría bonita. Muchos desastres se han agravado porque, cuando hizo falta recuperar, la copia estaba mal hecha o directamente no existía.

El primer punto es definir una frecuencia de copias acorde a la criticidad de los datos. Sistemas muy cambiantes (finanzas, comercio electrónico, aplicaciones con transacciones constantes) pueden necesitar copias horarias o incluso CDP. Otros entornos más estáticos pueden vivir cómodamente con copias diarias o semanales.

En cualquier caso, lo ideal es automatizar al máximo. Depender de que alguien recuerde “hacer la copia” manualmente es casi garantía de que en algún momento se olvidará o se hará fuera de plazo. Con tareas programadas y supervisión, minimizas ese riesgo.

En segundo lugar está la seguridad del almacenamiento: no tiene sentido cuidar mucho los datos en producción si luego las copias se guardan en soportes frágiles o en la misma sala. Evita pendrives como sistema de backup principal, protege físicamente los dispositivos y procura que al menos una parte de las copias esté en otra ubicación o en la nube.

También es fundamental controlar quién puede acceder a los backups. Define qué personas están autorizadas, aplica cifrado cuando proceda y usa autenticación robusta. Un atacante con acceso a las copias de seguridad tiene en sus manos el as bajo la manga para hacer un daño máximo.

Finalmente, algo que se pasa por alto con demasiada frecuencia: probar la restauración. No basta con ver que el job de backup acaba en “OK”; hay que verificar periódicamente que se pueden restaurar archivos, bases de datos o incluso sistemas completos y practicar casos reales como reconstruir una partición NTFS. Solo así sabes que, cuando llegue el día de verdad, la copia va a servir para algo.

Errores típicos al hacer backups (y cómo evitarlos)

En la práctica, hay una serie de fallos muy comunes que conviene tener en el radar para no tropezar con la misma piedra. Muchos parecen de sentido común, pero siguen repitiéndose una y otra vez.

Uno de los más habituales es no realizar copias de seguridad con la frecuencia necesaria. A veces se empieza con muchas ganas y luego se va dejando, las tareas se desactivan o se dejan para “cuando haya un rato”. El resultado es que, cuando hay un problema serio, la última copia útil tiene semanas o meses.

Otro clásico es guardar las copias en el mismo dispositivo o ubicación que los datos originales. Si el único backup de un servidor está en otro volumen del propio servidor, un fallo serio de hardware o un incendio en la sala pueden tirar abajo tanto el sistema como su supuesta “red de seguridad”.

También es un error grave no documentar el procedimiento de restauración. Si solo una persona sabe dónde están las copias y cómo se recuperan, y justo no está disponible cuando hay un desastre, la empresa se queda vendida. Debe existir una guía clara y actualizada, accesible a varias personas de confianza.

Por último, se subestima mucho el peligro de no monitorizar ni revisar los logs de backup. Es relativamente frecuente creer que todo va bien porque “nadie ha dicho nada”, cuando en realidad las copias llevan fallando días. Un sistema de alertas y revisiones periódicas evita estos sustos.

Teniendo presentes todos estos puntos, se puede diseñar una estrategia donde cada tipo de backup ocupe su papel: completos como base sólida, incrementales y diferenciales para optimizar recursos, variantes sintéticas e incrementales para siempre en entornos más avanzados, espejos y CDP para casos en los que la rapidez es crítica, y un almacenamiento bien elegido (local, externo, remoto o en la nube) que garantice que las copias sobrevivan a casi cualquier imprevisto. Con este enfoque, es mucho más probable que el día que pase “lo impensable”, tus datos no se pierdan por el camino.

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