- Revisar con detalle los procesos y servicios en segundo plano permite descubrir aplicaciones de terceros y malware que consumen recursos innecesariamente.
- Deshabilitar programas de inicio y servicios innecesarios desde el Administrador de tareas y la configuración del sistema libera memoria RAM y acelera el arranque.
- Mantener el sistema, los drivers, la limpieza de archivos y el almacenamiento al día es esencial para evitar que Windows 11 pierda rendimiento con el tiempo.
¿Estás notando que tu ordenador con Windows 11 cada vez va más despacio y no tienes claro por qué? Puede que lleves tiempo lidiando con una lentitud inexplicable, aplicaciones que tardan una eternidad en abrirse o el sistema que parece ir con el freno de mano echado. Antes de considerar cambiar de equipo, algo que a todos nos tienta cuando el PC se arrastra, merece la pena analizar en detalle si algún servicio de terceros, proceso malicioso u optimización pendiente está detrás de este problema.
En esta guía te voy a contar, paso por paso y de la forma más clara posible, cómo detectar esos servicios y programas que pueden estar ralentizando tu Windows 11, cómo eliminarlos sin poner en riesgo el sistema y qué ajustes puedes realizar para devolver a tu ordenador la velocidad de sus primeros días. Todo ello, apoyado en la experiencia y métodos recomendados por expertos en tecnología, ciberseguridad y optimización del sistema, integrando lo aprendido de los artículos más relevantes sobre el tema y explicado con el lenguaje más natural y cercano posible.
¿Por qué Windows 11 puede volverse lento?: Causas más frecuentes
Hay muchos motivos por los que tu ordenador puede perder velocidad, y no siempre tienen que ver con la antigüedad del hardware. Incluso equipos relativamente nuevos pueden experimentar ralentizaciones inesperadas, y casi siempre hay una explicación detrás. Vamos a repasar las causas más habituales:
- Procesos y servicios en segundo plano innecesarios: Muchos programas instalan servicios que arrancan con el sistema, incluso aunque no estés usando la aplicación en ese momento. Esto puede saturar la memoria RAM y la CPU.
- Aplicaciones de terceros demasiado pesadas: Algunos programas consumen recursos incluso cuando no los utilizas, y pueden quedarse funcionando de fondo, impactando el rendimiento general.
- Virus y malware: Las amenazas informáticas suelen camuflarse como procesos legítimos o ejecutarse de forma invisible, acaparando recursos y ralentizando todo el sistema.
- Actualizaciones pendientes o problemáticas: A veces Windows Update o los controladores de los distintos dispositivos pueden generar conflictos que afectan a la velocidad.
- Almacenamiento sobrecargado o fragmentado: Un disco duro lleno o mal optimizado puede hacer que cualquier operación sea mucho más lenta.
- Configuraciones de energía que limitan el rendimiento: El plan de energía seleccionado influye mucho en la agilidad del sistema, sobre todo en portátiles.
El primer paso será saber identificar y localizar exactamente qué servicios de terceros, aplicaciones o procesos son los responsables de esa pérdida de rendimiento. A lo largo de este artículo te enseñaré a hacerlo con los mejores métodos y herramientas.
La importancia de los procesos y servicios en segundo plano en Windows 11
Windows 11 está pensado para ofrecer una experiencia visual atractiva y multitarea, pero esto conlleva que decenas de procesos y servicios estén siempre activos en segundo plano. Muchos de ellos son esenciales para que el sistema funcione correctamente (drivers, servicios internos, componentes del propio Windows), pero otros pertenecen a aplicaciones ajenas que, en muchas ocasiones, no necesitas activos permanentemente.
Las causas más comunes por las que servicios de terceros permanecen activos son:
- Aplicaciones que se configuran para arrancar con Windows: Muchos programas (antivirus de terceros, nubes como OneDrive, herramientas de sincronización, apps de mensajería, etc.) ocupan memoria y CPU desde el inicio, aunque no los vayas a abrir.
- Servicios de actualización y telemetría: Actualizadores automáticos, recopiladores de estadísticas y otros servicios de soporte pueden funcionar en segundo plano sin que los notes, generando consumo continuo.
- Restos de desinstalaciones incompletas: Algunas aplicaciones dejan registradas entradas de servicios que nunca se llegan a eliminar del todo, y que pueden quedar ejecutándose sin ninguna utilidad.
Identificar cuáles de estos servicios son necesarios y cuáles son totalmente prescindibles es fundamental tanto para liberar recursos como para aumentar la seguridad de tu equipo. Más adelante te enseñaré a distinguirlos y a desactivarlos con seguridad.
¿Cómo saber qué servicios y procesos te están ralentizando? Herramientas y Métodos clave
El método más directo y efectivo para saber qué procesos están acaparando recursos en Windows 11 es utilizar el Administrador de tareas. Pero no es la única herramienta que te puede ayudar. Repasemos los pasos fundamentales y las mejores prácticas:
1. Utilizar el Administrador de tareas
El Administrador de tareas de Windows 11 te permite ver, en tiempo real, todos los procesos que están ejecutándose en tu ordenador y el porcentaje de recursos que utilizan (CPU, memoria RAM, disco duro, red y GPU). Para abrirlo, tienes varias opciones:
- Pulsar Ctrl + Shift + Esc directamente.
- O bien Ctrl + Alt + Supr y seleccionar «Administrador de tareas».
- También puedes hacer clic derecho sobre el botón de Inicio y elegir la opción correspondiente.
Una vez dentro, observa especialmente tres pestañas:
- Procesos: Muestra todas las aplicaciones y servicios en ejecución junto con su consumo de recursos.
- Rendimiento: Ofrece gráficos en tiempo real del uso de CPU, memoria, disco, red y GPU.
- Inicio: Aquí aparecen las aplicaciones configuradas para ejecutarse al iniciar Windows. Puedes deshabilitar las que no necesites desde esta sección.
Ordena los procesos haciendo clic en las columnas de CPU o memoria. Los procesos que aparecen en las primeras posiciones de la lista son los que más recursos están consumiendo en ese momento. Si ves un programa desconocido acaparando recursos, ahí tienes una pista clara.
2. Consultar la Configuración de sistema para ver servicios activos
Además del Administrador de tareas, puedes acceder a la lista de servicios que se inician con el sistema desde la herramienta ‘Configuración del sistema’. Para ello:
- Escribe msconfig en la búsqueda de la barra de tareas y pulsa Enter.
- En la pestaña Servicios, marca la casilla «Ocultar todos los servicios de Microsoft» (muy importante para no desactivar elementos críticos del sistema).
- Ahora verás sólo los servicios de terceros. Puedes desmarcar los que no reconozcas o no uses habitualmente.
Al reiniciar el equipo, sólo se cargarán los servicios que hayas dejado seleccionados, lo que puede mejorar notablemente el rendimiento si había muchos servicios innecesarios activos.
3. Diagnosticar procesos sospechosos: ¿Legítimos o maliciosos?
El mayor peligro para el rendimiento y la seguridad son los procesos maliciosos que se camuflan bajo nombres similares a los de Windows o parecen aplicaciones normales. Para saber si un proceso es seguro:
- Haz clic derecho sobre el proceso en el Administrador de tareas y selecciona «Propiedades». Observa la ruta y las características. Si está en una carpeta extraña o la fecha no coincide con el resto del sistema, desconfía.
- Busca el nombre del proceso en páginas de referencia como file.net. Allí puedes consultar si el proceso es legítimo o tiene reportes de ser malware.
- Si sigues con dudas, utiliza el antivirus de Windows o una herramienta antimalware adicional para analizar el archivo sospechoso.
En caso de detectar un proceso malicioso o sospechoso, selecciona ‘Finalizar tarea’ en el Administrador de tareas, y a continuación realiza un análisis completo del sistema.
4. Identificar aplicaciones y servicios de terceros con alto consumo
Muchos programas legitimos pueden ralentizar el sistema, especialmente:
- Navegadores web (Chrome, Firefox, Edge), que abren decenas de procesos por pestaña y consumen mucha RAM.
- Suites de ofimática pesadas, herramientas de edición de fotos y vídeo, software de gaming, etc.
- Clientes de sincronización en la nube (OneDrive, Google Drive), sobre todo si están transfiriendo muchos archivos.
- Actualizadores automáticos de distintas aplicaciones.
Si no usas alguna de estas aplicaciones con frecuencia o puedes cambiarla por una alternativa más ligera, desinstálala o cámbiate a una app menos exigente. Hay navegadores y programas de ofimática que ocupan muy pocos recursos y pueden ser suficiente para la mayoría de tareas.
5. Utilizar utilidades de limpieza y optimización
Además de las herramientas del sistema, existen utilidades gratuitas y de código abierto como Optimizer (github.com/hellzerg/optimizer) que permiten desactivar servicios innecesarios, limpiar archivos temporales y aplicar optimizaciones específicas de Windows 11 con solo unos clics. Conviene revisar bien las opciones antes de aplicar cambios automáticos, pero es una solución muy eficaz si no quieres ir tocando uno a uno los elementos del sistema.
Cómo desactivar, eliminar o gestionar procesos de terceros que ralentizan Windows 11
Una vez que sabes qué procesos y servicios están lastrando tu PC, hay varias formas de neutralizarlos o eliminarlos sin afectar el correcto funcionamiento del sistema. Te explico los métodos más seguros y efectivos:
Deshabilitar servicios y programas desde el inicio
En la pestaña «Inicio» del Administrador de tareas, verás todas las aplicaciones configuradas para arrancar con Windows. Deshabilita todo lo que no sea imprescindible (antivirus, gestionadores gráficos o de audio, actualizadores ajenos, nubes si no las utilizas siempre, etc.). Esto agilizará notablemente el arranque y liberará recursos.
Eliminar servicios de terceros innecesarios
Desde la herramienta ‘Configuración de sistema’ (msconfig), tras ocultar los servicios de Microsoft, puedes desactivar de un plumazo decenas de servicios que muchas veces ni recuerdas haber instalado. Reinvéntalo tras aplicar los cambios.
Desinstalar aplicaciones pesadas o que no usas
Ve a Configuración > Aplicaciones > Aplicaciones instaladas o al Panel de control > Desinstalar un programa. Revisa todos los programas y elimina aquellos que no reconozcas o no utilices nunca. Así liberas espacio, reduces procesos en segundo plano y evitas conflictos futuros.
Cerrar procesos manualmente desde el Administrador de tareas
Al detectar un proceso con consumo elevado de recursos que no necesitas en ese momento (por ejemplo, un navegador con muchas pestañas abiertas, Spotify, aplicaciones de juegos, sincronizadores de nube), haz clic derecho y elige «Finalizar tarea». Si necesitas ese programa más tarde, se reabrirá sin problema.
Gestionar permisos y privacidad para reducir procesos secundarios
Accede a Configuración > Privacidad y seguridad y revisa todos los permisos concedidos a aplicaciones, notificaciones innecesarias, diagnósticos y servicios de ubicación. Desactiva todo lo que no uses. Esto reducirá procesos secundarios y liberará recursos adicionales.
Optimización global: Trucos y recomendaciones avanzadas para mejorar el rendimiento
Además de identificar y eliminar procesos problemáticos, merece la pena aplicar una serie de optimizaciones adicionales para asegurarte de que tu Windows 11 va como la seda. Aquí tienes las más efectivas, todas recomendadas por los principales expertos:
1. Mantén el sistema operativo y los drivers siempre al día
Las actualizaciones de Windows y de los drivers de tus dispositivos suelen incluir parches de seguridad, mejoras de rendimiento y soluciones a problemas detectados. Para evitar conflictos o errores:
- Entra en Configuración > Windows Update y revisa que todo esté instalado y actualizado.
- Utiliza las opciones avanzadas para buscar actualizaciones de controladores y parches opcionales.
- Si usas hardware específico (gráficas, placas base, impresoras), descarga los últimos drivers desde la web del fabricante.
Hay ocasiones en las que una actualización puede dar fallos, así que si justo después de alguna empiezas a notar problemas, valora restaurar la versión anterior o esperar unos días antes de instalar grandes actualizaciones anuales.
2. Revisa y ajusta el plan de energía
En portátiles y sobremesas tienes varios planes de energía: economizador, equilibrado y alto rendimiento. El modo equilibrado viene por defecto y prioriza la duración de la batería, pero limita el rendimiento general. Si quieres máxima velocidad:
- Presiona Win + X > Ejecutar y escribe control panel.
- Entra en Opciones de energía y selecciona Alto rendimiento. Si no aparece, haz clic en «Ocultar planes adicionales».
Recuerda que este modo aumenta el consumo energético, así que en portátiles sin enchufe puede agotar la batería antes.
3. Limpia archivos temporales y activa Storage Sense
Windows 11 incluye la herramienta Storage Sense, que limpia archivos temporales, la papelera y las descargas automáticamente, evitando que el disco se llene y el equipo se vuelva lento. Para activarla:
- Win + I > Sistema > Almacenamiento > Sensor de almacenamiento.
- Configura la frecuencia de limpieza y ejecuta una limpieza manual si lo necesitas.
Mantener el disco duro o SSD con suficiente espacio libre (al menos un 10% de la capacidad total) es vital para que Windows funcione con fluidez.
4. Deshabilita notificaciones y telemetría innecesaria
Desactivar las notificaciones del sistema y la recopilación de datos secundarios ayuda a disminuir el número de procesos activos en segundo plano, aligera el sistema y reduce el ruido visual. Hazlo así:
- Configuración > Sistema > Notificaciones: Desactiva las notificaciones generales y revisa cada aplicación individual.
- Configuración > Privacidad y seguridad: Desactiva las opciones de actividad, voz, escritura, diagnóstico y personalización que no necesites.
5. Cambia las aplicaciones pesadas por versiones ligeras
Si tienes problemas de rendimiento y usas aplicaciones como Chrome, Edge o suites de edición exigentes, plantéate probar alternativas más ligeras. Hay navegadores y utilidades de ofimática que consumen mucha menos RAM y CPU, y pueden cubrir tus necesidades sin sobrecargar el sistema.
6. Elimina iconos y archivos del escritorio
Un escritorio sobrecargado ralentiza el arranque y la carga de recursos visuales. Guarda archivos en sus carpetas correspondientes y utiliza accesos directos solo para lo imprescindible. Si necesitas tener muchas cosas a mano, crea una sola carpeta y guárdalas ahí, así el sistema no tiene que cargar decenas de elementos por separado.
7. Optimiza el disco duro o SSD (pero NO desfragmentes SSDs)
Usa la herramienta de optimización de discos de Windows 11 para mantener el almacenamiento en forma:
- Haz clic derecho en la unidad y entra en Propiedades > Herramientas > Optimizar.
- Selecciona cada partición y deja que el sistema la optimice automáticamente.
No desfragmentes SSDs, solo optimízalos usando la función adecuada para evitar desgaste prematuro.
8. Configura el arranque para que solo se inicie lo esencial
Al revisar la lista de programas de inicio en el Administrador de tareas y en la Configuración del sistema, limita los elementos al mínimo. Apaga sincronizadores de nube, suites de seguridad duplicadas o widgets que apenas uses para que el sistema arranque más rápido y consuma menos recursos.
9. Aplica una limpieza visual: reduce o elimina efectos gráficos
Windows 11 viene con bastantes efectos visuales, transparencias y animaciones que, aunque embellecen el sistema, pueden afectar el rendimiento en equipos justitos. Para desactivarlos:
- Haz clic derecho en el escritorio y entra en Configuración de pantalla.
- En la sección de Accesibilidad > Efectos visuales, desactiva transparencias y animaciones.
- Para ir aún más allá, busca «Ver configuración avanzada del sistema», entra en Opciones avanzadas > Rendimiento > Configuración y elige «Ajustar para obtener el mejor rendimiento».
10. Desactiva la indexación de búsqueda si no la necesitas
La función de indexado en Windows ayuda a buscar archivos más rápido, pero puede consumir recursos valiosos e incluso ralentizar el sistema en PCs de gama baja. Para limitarla:
- Configuración > Privacidad y seguridad > Búsqueda de Windows.
- Activa el modo clásico o limita las ubicaciones indexadas desde Opciones avanzadas de indexación.
11. Suspende o desinstala servicios en la nube si no los usas constantemente
Servicios como OneDrive, Google Drive o Dropbox pueden consumir CPU, disco y red de forma constante, sobre todo si tienes muchas carpetas sincronizadas. Si no necesitas la sincronización automática:
- Cierra el proceso desde el Administrador de tareas.
- En la configuración de la nube, deshabilita el inicio automático.
- Para uso ocasional, ejecuta la app manualmente solo cuando la requieras.
12. Activa el Modo Juego si utilizas el PC para jugar
El modo juego de Windows 11 prioriza el rendimiento, bloquea descargas de actualizaciones y notificaciones mientras ejecutas juegos y maximiza los recursos disponibles para una mejor experiencia. Para habilitarlo:
- Entra en Configuración > Juegos > Modo Juego y actívalo.
Este modo solo se activa cuando detecta que se está ejecutando un juego compatible.
13. Limita o pausar actualizaciones si notas ralentizaciones
Las actualizaciones automáticas son necesarias, pero si se descargan constantemente pueden lastrar el sistema y saturar el disco duro. Desde Configuración > Windows Update puedes pausar las actualizaciones de forma temporal y retomarlas cuando no estés usando intensivamente el PC.
14. Elimina procesos innecesarios de la barra de tareas y de fondo
En la personalización de la barra de tareas y el menú de widgets, desactiva todos aquellos elementos que no te sean útiles. El chat, los widgets de noticias, el botón de búsqueda independiente o iconos de apps que nunca abres pueden suponer procesos extra en segundo plano.
Qué procesos de Windows puedes cerrar sin miedo (¡y cuáles nunca toques!)
Cuando te lanzas a «matar» procesos en el Administrador de tareas, es fácil asustarse ante la cantidad de entradas desconocidas. La mayoría son críticos para el sistema, pero hay bastantes que puedes cerrar sin ningún peligro, al menos mientras no los necesites:
- Aplicaciones abiertas por el usuario: Todo lo que hayas arrancado tú mismo puede cerrarse a mano si deja procesos colgados.
- Servicios y apps de gaming: Gaming Services, la barra de juegos o la app de Xbox pueden cerrarse si no vas a jugar.
- Widgets de noticias: El proceso asociado al widget de noticias y meteorología puede cerrarse en cualquier momento.
- Sincronizadores en la nube: Puedes cerrar OneDrive, Google Drive, Dropbox, etc. sin que pierdas información almacenada localmente.
- Herramientas preinstaladas que no usas: Calculadora, Groove Music y otros reproductores nativos se pueden cerrar sin problema.
- Procesos de teclado táctil o dictado (CTF Loader – ctfmon.exe): Si usas teclado y ratón convencionales, puedes desactivarlos temporalmente.
- Procesos repetidos de aplicaciones (por ejemplo, navegadores): Si no tienes abierta ninguna ventana de la app, puedes cerrarlos todos desde el administrador.
- Phone Link: Vinculador de teléfonos Android con el PC, solo necesario si usas esa función.
- Proceso de actualización de aplicaciones de terceros: Excepto los del antivirus, que sí conviene dejar actualizándose para mayor seguridad.
¡Ojo! No cierres procesos internos del sistema, servicios de Windows, drivers de dispositivos ni nada que desconozcas su función. Si tienes duda, mejor busca su nombre antes de finalizarlo.
Redactor apasionado del mundo de los bytes y la tecnología en general. Me encanta compartir mis conocimientos a través de la escritura, y eso es lo que haré en este blog, mostrarte todo lo más interesante sobre gadgets, software, hardware, tendencias tecnológicas, y más. Mi objetivo es ayudarte a navegar por el mundo digital de forma sencilla y entretenida.