- WhatsApp prepara la interoperabilidad mediante "Chats de terceros" para recibir y enviar mensajes desde otras apps.
- De momento no hay apps confirmadas (Telegram, Signal, Mensajes de Google), y la función sigue en pruebas.
- La activación será opcional, con bandeja separada y avisos sobre cifrado distinto y riesgo de spam.
- La DMA obliga a Meta a abrirse; el despliegue será gradual empezando por chats 1:1 con texto, voz, vídeo y archivos.
La idea de poder escribir a alguien de Telegram desde WhatsApp (y viceversa) llevaba años rondando la cabeza de los usuarios, pero hasta ahora era más un deseo que una realidad. La normativa europea ha apretado las tuercas a los grandes de la tecnología y, con ello, se ha encendido la mecha de la interoperabilidad entre plataformas de mensajería.
En este nuevo escenario, WhatsApp ya está moviendo ficha: en versiones de prueba ha aparecido un apartado para recibir mensajes que llegan desde otras aplicaciones. La función aún no está disponible de forma general y, aunque el marco técnico está avanzando, faltan piezas clave: a día de hoy no hay confirmación de que Telegram, Signal o incluso Mensajes de Google se hayan enganchado a este sistema.
Qué significa realmente enviar mensajes cruzados entre WhatsApp y Telegram
Cuando hablamos de mensajes cruzados nos referimos a algo muy concreto: que dos personas puedan conversar sin importar qué app utilice cada una. Es decir, escribir desde WhatsApp y que el interlocutor lo reciba en Telegram, o que un contacto de Signal te hable y lo leas dentro de WhatsApp, todo sin instalar nada adicional ni abandonar tu aplicación habitual.
El término técnico que hay detrás es “interoperabilidad”. Europa, con su Ley de Mercados Digitales (DMA), obliga a los llamados gatekeepers a abrirse para evitar prácticas que perjudiquen a la competencia y a los usuarios. En mensajería, eso se traduce en permitir que terceros se conecten y envíen mensajes básicos manteniendo la seguridad.
En el caso de WhatsApp, esto no significa que cambie por completo su forma de funcionar, sino que incorpora una puerta bien vigilada por la que otras plataformas podrán entregar mensajes de texto, notas de voz, vídeos y archivos. Primero, entre dos usuarios; más adelante, se contempla la apertura a grupos y llamadas según la hoja de ruta europea.
La clave está en que esta apertura no “rompa” el cifrado ni la filosofía de la app. El reto técnico tiene miga: hay que hablar el mismo idioma entre sistemas diferentes sin bajar la guardia en privacidad, integridad y seguridad.
Qué hay ahora mismo: betas, compatibilidad y límites
La versión estable de WhatsApp todavía no incorpora esta función, pero en versiones beta se ha visto un apartado específico para gestionar estos mensajes externos. Ese espacio se conoce como «Chats de terceros» y aparece separado de tus conversaciones habituales para que no haya confusión ni mezcla indeseada.
¿Cuál es la situación hoy? Aunque tecnológicamente el puente empieza a levantarse, no hay aplicaciones confirmadas que aprovechen ese acceso. No hablamos solo de Telegram: ni Signal ni Mensajes de Google figuran como integradas a esta experiencia en el momento de redactar esta guía, así que no esperes encontrar contactos de fuera escribiéndote en WhatsApp todavía.
Conviene subrayar otro punto importante: cuando habilites la interoperabilidad (cuando llegue a tu móvil), WhatsApp avisará de que los servicios de terceros pueden usar cifrados distintos. Esto no equivale a “sin protección”, pero sí a que, si otra app usa mecanismos propios, la garantía y el esquema de seguridad no serán idénticos a los de WhatsApp.
Además, al abrir una vía externa se abre también una potencial ventana para el spam. El propio WhatsApp advierte del riesgo de abuso por parte de servicios de mensajería de terceros, motivo por el que los mensajes se alojarán en un contenedor separado y, sobre todo, por lo que la función será opcional.
Cómo se activará en WhatsApp: el papel de «Chats de terceros»
La activación, según lo visto en pruebas, será bastante directa: podrás habilitar recibir o enviar mensajes desde apps externas con un interruptor en el área de ajustes. Al hacerlo, tus conversaciones con orígenes ajenos a WhatsApp se agruparán en una sección visible y diferenciada en la parte alta de la bandeja de entrada.
Ese “cajón” extra ayuda a separar flujos y a mantener el control. Si no activas la interoperabilidad, nadie podrá escribirte desde Telegram o desde ninguna otra plataforma. Es un mecanismo de consentimiento expreso (opt-in) que, además de darte el mando, busca reducir el alcance de spam y estafas.
En el arranque, lo esperable es que el soporte cubra lo básico entre dos usuarios: texto, notas de voz, vídeo y archivos. Más adelante podrían llegar los grupos y las llamadas si la experiencia se mantiene estable, segura y útil, en línea con los plazos que marque el regulador europeo.
Otra pieza del puzle son los acuerdos técnicos y operativos entre compañías. Para que Telegram, Signal u otras se conecten, harán falta implementaciones concretas y coordinación. Es lógico que no ocurra de un día para otro, sobre todo porque estas plataformas compiten entre sí y sus prioridades no siempre coinciden.
Privacidad y seguridad: el equilibrio que persigue WhatsApp
Desde el equipo de ingeniería de WhatsApp han explicado que su objetivo es claro: permitir el cruce de mensajes respetando el cifrado de extremo a extremo. La dificultad está en proporcionar un camino sencillo de integración a terceros sin rebajar el listón de privacidad, seguridad e integridad que la app se autoimpone.
Por eso, además del famoso opt-in, la información recibida desde fuera se aisla en una sección aparte. Ese aislamiento no es solo “orden”; es una capa de protección operativa que facilita detectar abusos, denunciar remitentes y, si lo deseas, desactivar la función de forma inmediata sin afectar a tus chats normales.
También habrá que considerar que cada servicio externo puede tener su propia política de cifrado y metadatos. WhatsApp quiere evitar ser el eslabón débil y, al mismo tiempo, no convertirse en una fortaleza infranqueable que imposibilite a otros integrarse. Ese tira y afloja explica por qué la implementación lleva tiempo en el horno.
Dentro de esa hoja de ruta, la mensajería individual será la primera parada. El salto a grupos y llamadas llegará después y estará condicionado a cumplir con las normas europeas y a demostrar que la experiencia no degrada la seguridad ni la calidad del servicio.
DMA: la ley que empuja la interoperabilidad
Todo esto no surge por arte de magia ni solo por voluntad de las empresas. La Ley de Mercados Digitales de la Unión Europea (DMA) identifica a varias tecnológicas como gatekeepers y les exige abrir componentes clave de sus servicios para evitar condiciones injustas y favorecer la competencia.
Entre esos guardianes de acceso están Meta (propietaria de WhatsApp), Alphabet, Amazon, Apple, ByteDance y Microsoft. El foco en mensajería recae especialmente sobre WhatsApp y Facebook Messenger por su enorme base de usuarios, de ahí que sean las que deban garantizar la interoperabilidad de cara a terceros.
El regulador ha marcado plazos y fases, aunque con ajustes en el calendario. La expectativa es que la interoperabilidad se vaya consolidando a corto y medio plazo, con avances escalonados y supervisados. En caso de incumplimiento, las sanciones que se contemplan no son poca cosa: desde multas considerables hasta remedios estructurales.
Es relevante también el contexto de otras medidas europeas que han afectado a sectores paralelos, como la apertura de iOS a tiendas y aplicaciones de terceros. La idea matriz es limitar prácticas de cierre excesivo y fomentar alternativas reales sin comprometer la seguridad de los usuarios.
Fechas, lanzamientos y lo que sabemos hasta ahora
Por ahora no hay fecha definitiva de despliegue general para los mensajes cruzados en WhatsApp. Las pistas en betas apuntaron a movimientos durante 2024, y la propia compañía ha ido compartiendo que daría más detalles y habilitaría la función por fases, una vez lista a nivel técnico y legal.
Esto no impide que algunos usuarios con versiones de prueba hayan visto menús o avisos relacionados con la interoperabilidad. Hasta que no haya anuncio oficial, el comportamiento puede cambiar y las pruebas pueden variar de un país a otro o de un dispositivo a otro.
Queda también por despejar si la función alcanzará a WhatsApp Business desde el principio. De hacerlo, tendría un impacto notable en atención al cliente y alcance comercial, ya que permitiría recibir consultas desde otros canales sin salir del entorno de la empresa.
En cualquier caso, la disponibilidad dependerá tanto del lado WhatsApp como del lado de las otras plataformas. Si Telegram, Signal, Viber u otras no conectan sus sistemas, la interoperabilidad se quedará en un carril vacío esperando tráfico.
Compatibilidad entre apps: quién debe abrirse y quién puede sumar
La DMA obliga en primera instancia a los gigantes designados, y en mensajería el foco inmediato es WhatsApp y Facebook Messenger. Otras aplicaciones no están forzadas del mismo modo, pero pueden beneficiarse de la interoperabilidad al abrir sus puertas y poder llegar a los usuarios de WhatsApp sin que estos instalen nada adicional.
Esto abre escenarios curiosos desde la competencia: ¿le interesa a Telegram, que presume de independencia, conectarse a su rival más extendido? Estratégicamente hay dudas, pero también ventajas: mayor alcance y menos fricción para hablar con contactos que viven en WhatsApp.
Las decisiones no serán solo políticas; también técnicas. Para que la experiencia sea fluida y segura, habrá que cuadrar formatos, cifrados y controles de abuso. Cualquier desajuste puede traducirse en mensajes que no llegan, archivos que fallan o alertas de seguridad constantes.
De momento, lo tangible es que no existe una lista oficial de apps ya compatibles. Se mencionan nombres como Google, Telegram, Viber o Signal en el radar, pero sin confirmaciones cerradas ni fechas firmes.
Riesgos y controles: spam, estafas y bandejas separadas
Abrir la puerta a mensajes desde fuera trae una preocupación inmediata: el spam. WhatsApp asume el riesgo y toma medidas: consentimiento explícito, bandeja separada, controles para bloquear y reportar y, llegado el caso, la posibilidad de cerrar la interoperabilidad de un plumazo.
El otro gran frente es la privacidad. Si un servicio tercero no replica el mismo nivel de cifrado o metadatos, el usuario debe saberlo y poder decidir si participa o no en ese intercambio. El aviso dentro de la app es, por tanto, parte fundamental de la experiencia.
También habrá cuestiones de rendimiento. ¿Qué tal será la latencia? ¿Se notará retraso en la entrega de mensajes cruzados? No hay datos concluyentes por ahora, y hasta que no se habilite a gran escala será difícil sacar conclusiones sólidas.
En cualquier caso, el diseño de una bandeja aparte cumple un doble propósito: organización y contención. Organiza para no mezclarlo todo y contiene para acotar cualquier comportamiento malicioso que venga “de fuera”.
Por qué esto importa: hábitos reales y el caso de España
En países como España, Telegram ya ha superado la barrera de los ocho millones de usuarios activos. Con la audiencia fragmentada entre varias apps, exigir que todos usen la misma deja de ser realista. Tener interoperabilidad quita fricción y reduce el clásico “¿tienes WhatsApp o Telegram?”.
Para usuarios finales, el beneficio evidente es que no necesitas duplicar apps para hablar con tus contactos. Para familias y grupos pequeños, el cambio puede pasar desapercibido al principio, pero para entornos de trabajo, comunidades y servicios de atención puede ser un alivio notable.
También es relevante desde el punto de vista de la competencia. Si conectarte a WhatsApp no requiere abandonar tu app favorita, se reduce el coste de cambiar de plataforma. A medio plazo podríamos ver un mercado menos dependiente de una sola herramienta.
Eso sí, no hay magia: la interoperabilidad no arregla por sí sola problemas de usabilidad, moderación o funciones avanzadas que cada app resuelve a su manera. Es un puente, no un sustituto completo de la experiencia nativa.
Cómo podría sentirse en el día a día
Imagina que usas Telegram como app principal, pero tu grupo de amigos vive en WhatsApp. Con la interoperabilidad activada, podrías escribir desde un lado y que al otro le llegue sin drama, manteniendo tus chats autónomos separados en su pestaña correspondiente dentro de WhatsApp.
Si alguien te contacta desde una plataforma externa por primera vez, verás su mensaje en la bandeja de “terceros”. A partir de ahí, podrás elegir si quieres seguir hablando, bloquear o silenciar. Ese flujo reduce fricciones y te mantiene al mando de lo que entra.
Para el envío de archivos o notas de voz, el plan es que funcionen desde la primera fase 1:1. Los grupos y las llamadas serán otro cantar; probablemente exijan más cocina técnica y pruebas para no romper nada por el camino.
En resumen operativo, menos cambiar de app, más foco en tus conversaciones. Y, sobre todo, control granular para aceptar o cerrar la compuerta cuando lo consideres.
Qué pasa con Apple, Microsoft y el resto de gatekeepers
La DMA no se queda en mensajería: Apple ha tenido que abrir iOS a apps y tiendas de terceros, Microsoft a revisar sus integraciones y prácticas, y Alphabet, Amazon o ByteDance afrontan obligaciones en distintos frentes. El objetivo común: que los servicios dominantes no impongan barreras injustas al resto del mercado.
En este tablero, la interoperabilidad de WhatsApp es una pieza especialmente visible por su impacto en la comunicación cotidiana. Si funciona bien, los usuarios notarán cambios concretos en su día a día; si tropieza, será un recordatorio de que los equilibrios entre seguridad, competencia y experiencia no son moco de pavo.
En cualquier caso, el cumplimiento se va auditando y ajustando con el tiempo. Los plazos han tenido idas y venidas, y no sería raro que viéramos fases de prueba prolongadas antes del encendido global.
Preguntas que quedan por responder
¿Habrá paridad total de funciones entre apps conectadas? Lo razonable es que no: las funciones avanzadas seguirán mejor soportadas dentro de cada app. La interoperabilidad cubrirá primero lo esencial y seguro.
¿Cómo se pagará el coste técnico de mantener estos puentes? Eso depende de cada acuerdo. Puede haber APIs, protocolos comunes y validaciones de seguridad que cada plataforma tendrá que implementar y sostener.
¿Y si una app decide no participar? Siempre existe esa posibilidad. La DMA marca obligaciones para unos y cauces para otros, pero no impone a todos el mismo grado de apertura. Aun así, para muchas apps, conectar con WhatsApp puede ser atractivo por el alcance.
¿Veremos la interoperabilidad en WhatsApp Business? La puerta no está cerrada, pero la prioridad actual es asegurar la privacidad en la app de consumo. Si llega a Business, podría cambiar el juego para soporte y ventas.
Con todo lo anterior sobre la mesa, lo que se dibuja es un cambio de calado en cómo se comunican las plataformas de mensajería. La opción de activar «Chats de terceros» en WhatsApp, el aislamiento de esas conversaciones en una bandeja separada, las advertencias sobre cifrado y spam, y el despliegue por fases son las piezas que mejor encajan hoy. Falta el paso decisivo: que aplicaciones como Telegram, Signal o Mensajes de Google se suban al carro y que Meta cierre los flecos técnicos y de cumplimiento para que podamos hablar libremente de una interoperabilidad usable, segura y, sobre todo, práctica en el día a día.
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