- Apple prepara un iPhone plegable con cámara frontal de 24 MP oculta bajo la pantalla y sin notch, apoyado en Touch ID lateral.
- La gama iPhone 18 y el futuro modelo del 20º aniversario usarán cámaras de 24 MP y tecnologías escalonadas hasta extender la cámara bajo pantalla.
- Nuevos avances como sensores LOFIC, el chip A20 y paneles de proveedores como Samsung o TCL permitirán mejor rango dinámico y diseño “todo pantalla”.
- Face ID bajo pantalla sigue en desarrollo, con patentes que optimizan el paso de luz infrarroja y acercan el adiós definitivo a la Dynamic Island.
La idea de un iPhone plegable sin notch ni Dynamic Island ha pasado de ser un simple rumor a perfilarse como el siguiente gran giro de Apple. Llevamos años viendo cómo la marca experimenta con muescas, islas flotantes y perforaciones, pero el objetivo final siempre ha sido el mismo: lograr un frontal totalmente limpio, una especie de lámina de cristal sin interrupciones donde todo quede oculto bajo la pantalla.
Las últimas filtraciones de bancos de inversión, informes de la cadena de suministro y hasta demostraciones de fabricantes de paneles apuntan a que Apple ya tendría a punto la tecnología necesaria para esconder la cámara frontal (y, más adelante, incluso Face ID) debajo del panel. El primer gran escaparate de esta revolución sería el esperado iPhone plegable, que apostaría por una cámara interna invisible, un diseño más delgado y la desaparición del mítico notch tal y como lo conocemos.
Del notch a la cámara invisible: la estrategia de Apple
Cuando Apple lanzó el iPhone X en 2017, el notch se convirtió en su seña de identidad: una muesca enorme pero funcional que daba cabida a la cámara frontal y a todo el sistema de sensores necesarios para Face ID. Mientras otros fabricantes se peleaban por reducir marcos, los de Cupertino asumieron la muesca como parte del diseño.
Con el paso de los años, la marca fue refinando ese planteamiento. Primero llegó una reducción del tamaño del notch en el iPhone 13, que liberaba algo de espacio en pantalla sin renunciar a sus sensores. Después, el golpe de efecto: la aparición de la Dynamic Island en los iPhone 14 Pro, transformando lo que era un recorte de pantalla en un elemento de interfaz cargado de animaciones y funciones.
Mientras el resto de fabricantes Android preferían ocultar la cámara en minúsculos agujeros, Apple hizo justo lo contrario: convertirla en protagonista con notificaciones, controles de música y pequeños widgets flotando alrededor de la isla. Aquello fue una jugada de software brillante, pero internamente siempre se entendió como una solución de transición, no como el final del camino.
Los últimos rumores señalan que esa transición continuará con la familia iPhone 18, donde la Dynamic Island se reduciría en tamaño en los modelos Pro y Air. Sin embargo, el salto gordo llegaría con el futuro iPhone plegable: un dispositivo pensado desde cero para que la cámara frontal de la pantalla interna desaparezca literalmente de la vista, escondida bajo el panel.
Cómo funciona una cámara bajo la pantalla y por qué es tan complicado
Los móviles Android llevan años jugueteando con las cámaras ocultas bajo el panel. Marcas como ZTE o Samsung han lanzado tanto modelos tipo barra como plegables con esta tecnología, sobre todo pensada para videollamadas. Sobre el papel suena perfecto: un panel completo, sin notch ni agujeros, y una cámara que solo “aparece” cuando la activas.
El problema es que, en la práctica, la calidad ha dejado mucho que desear. Muchas de estas soluciones generan selfies con poca nitidez, menos luz de la debida y una especie de velo o niebla sobre la imagen. Justo lo contrario de lo que uno espera en un móvil de gama alta donde la cámara frontal es clave para redes sociales y videollamadas.
Técnicamente, no se trata simplemente de plantar un sensor debajo de la pantalla y cruzar los dedos. El gran reto está en crear una zona del panel que se vuelva “transparente” a la luz cuando la cámara entra en acción, pero que al mismo tiempo sea indistinguible del resto cuando se muestra contenido. Es decir, que esos píxeles funcionen como cualquier otra parte del panel cuando no hay foto de por medio.
En los sistemas más avanzados, esa pequeña región de la pantalla modifica su comportamiento cuando abres la app de cámara: los píxeles se apagan o cambian su estructura de forma que permiten que la luz llegue al sensor con la menor distorsión posible. Cuando vuelves al escritorio o a una app, esa zona vuelve a comportarse como una parte normal del panel, camuflándose con el resto.
Aun así, la teoría es más bonita que la realidad. Los intentos que hemos visto hasta ahora penalizan inevitablemente la entrada de luz, y los algoritmos de procesado tienen que hacer auténticos malabares para compensar la falta de información. De ahí que Apple haya preferido llegar más tarde, pero con una propuesta que no suponga un paso atrás respecto a la calidad actual de sus cámaras frontales.
El iPhone plegable: 24 MP bajo la pantalla y adiós definitivo al notch
Los informes de firmas como Morgan Stanley y JPMorgan coinciden en un mismo punto: el primer iPhone plegable vería la luz en la segunda mitad de 2026. Su gran gancho no sería solo el formato tipo libro, sino la adopción de una cámara interna totalmente oculta bajo el panel, con un sensor de 24 megapíxeles pensado para no sentirse como una cámara “de segunda”.
Según estas filtraciones, la cámara frontal de la pantalla plegable contaría con 24 MP y una óptica formada por seis elementos plásticos diseñados para maximizar la transmisión de luz y reducir ese típico efecto bruma de las soluciones actuales. El objetivo es que el usuario pueda hacer retratos, videollamadas y grabar vídeo en alta resolución sin notar que la lente está escondida debajo del display.
Esta apuesta tiene, eso sí, efectos colaterales. Para lograr este diseño completamente limpio en el interior, el iPhone plegable prescindiría de Face ID en esa pantalla. En su lugar, el dispositivo recurriría a un Touch ID integrado en el botón lateral, recuperando así el lector de huellas y liberando todo el espacio que antes ocupaban los sensores de reconocimiento facial en el frontal.
En la parte exterior del plegable, la historia sería distinta. Todo apunta a que Apple montaría una cámara en formato “agujero” tradicional sobre el panel externo, manteniendo ahí la mejor calidad posible para selfies, stories y demás. De esta forma, el usuario podría optar entre la experiencia “todo pantalla” por dentro y la cámara más clásica por fuera.
En cuanto al módulo trasero, los informes señalan un sistema de doble cámara con dos sensores de 48 MP: uno principal y otro ultra gran angular. Nada de teleobjetivo, sensor ToF ni aperturas variables en esta primera generación, lo que deja claro que la prioridad sería la delgadez del dispositivo, la autonomía y la integración de la pantalla plegable, más que el todo-incluido fotográfico.

Reparto desigual: cómo quedará la gama iPhone 18 y el modelo del 20º aniversario
Este salto hacia la cámara bajo pantalla no llegará a todos los iPhone al mismo tiempo. Fuentes de la cadena de suministro sugieren que Apple va a aplicar una estrategia escalonada, con tecnologías distintas según el modelo. Es decir, no habrá una transición homogénea para toda la gama.
En la parte alta de la pirámide estaría el iPhone plegable, que se convertiría en el primer iPhone con cámara frontal realmente invisible bajo la pantalla interna. Justo debajo se situarían los iPhone 18 Pro y el rumoreado iPhone 18 Air 2, que mantendrían la cámara frontal vista pero con una Dynamic Island más pequeña y un sensor de 24 MP, mejorando tanto resolución como diseño.
Para el iPhone 18 estándar, la jugada sería algo más conservadora. También adoptaría una cámara frontal de 24 megapíxeles, pero sin reducción del tamaño de la Dynamic Island. Además, se habla de un cambio de calendario: este modelo podría retrasar su lanzamiento a la primavera de 2027, en lugar de aparecer en septiembre de 2026 como suele ser habitual en la familia principal.
En paralelo, Apple tendría ya la vista puesta en otro hito: el iPhone del 20º aniversario, previsto para 2027. Este modelo conmemorativo sería el encargado de extender la cámara bajo pantalla a un iPhone “de barra” tradicional, completando así la transición hacia frontales lo más limpios posible sin necesidad de notch ni islas visibles.
La complejidad técnica es tal que la versión plegable solo podría estrenar la cámara invisible en su panel interior. Para conseguirlo, la compañía se apoyaría en proveedores de primer nivel como Samsung, que ya cuentan con sistemas de microperforación por láser capaces de crear agujeros minúsculos en el panel sin que eso se traduzca en artefactos visibles ni pérdida de calidad en la pantalla.
LOFIC, A20 y otras tecnologías que se esconden tras el salto
El rediseño del frontal no viene solo. Los informes filtrados hablan también de la incorporación futura de la tecnología LOFIC (Lateral Overflow Integration Capacitor) en los sensores de la gama iPhone 20, que llegaría aproximadamente en 2027. Esta técnica aplicada a los CMOS permitiría gestionar mejor el exceso de carga en los píxeles, ampliando el rango dinámico capturado.
En cifras, LOFIC podría permitir que los iPhone alcancen hasta 20 pasos de rango dinámico, muy por encima de los 13 pasos que se consideran referencia hoy en día en móviles de alta gama. Nos acercaríamos a niveles que empiezan a recordar a las cámaras de cine profesional, con una mayor capacidad para retener detalle tanto en sombras profundas como en altas luces complicadas.
Para hacer hueco a todos estos avances, Apple también estaría trabajando en un nuevo chip, el futuro A20 fabricado en 2 nanómetros. Esa reducción de proceso no solo aumenta el rendimiento y la eficiencia energética: también libera espacio físico dentro del chasis, clave para encajar la compleja bisagra del plegable, las baterías y los módulos de cámara sin convertir el dispositivo en un ladrillo.
Además, las nuevas lentes plásticas optimizadas para transmisión de luz jugarían un papel fundamental en las cámaras bajo pantalla. Estos elementos buscan contrarrestar la pérdida de luminosidad provocada por atravesar el panel, minimizando reflejos internos y el típico efecto neblinoso de otras implementaciones vistas en el mercado.
Por último, los informes apuntan a un sistema de bisagra metálica reforzada que mejoraría la resistencia respecto al aluminio utilizado en algunos modelos actuales, posicionando al iPhone plegable a la altura -o incluso por encima- de rivales como los Samsung Galaxy Z Fold de próxima generación en términos de grosor y robustez.
Face ID bajo la pantalla: la pieza que todavía falta
Más allá del notch, uno de los grandes condicionantes del diseño del iPhone en los últimos años ha sido Face ID y todo el hardware que necesita para funcionar. No se trata únicamente de una cámara frontal: hablamos de sensores infrarrojos, proyector de puntos, iluminador… un conjunto de piezas que ocupan espacio y que necesitan una “ventana” limpia en el frontal.
Hasta ahora, situar ese sistema bajo la pantalla se topaba con una pared tecnológica: la luz infrarroja tenía problemas para atravesar los paneles modernos con la suficiente claridad como para que el reconocimiento facial fuese fiable. Los píxeles, el cableado y las capas táctiles bloqueaban o dispersaban parte de esa luz, reduciendo la precisión y abriendo la puerta a errores de seguridad.
Una patente reciente concedida a Apple describe una solución bastante ingeniosa. La idea consiste en eliminar selectivamente algunos subpíxeles en la zona de los sensores (recordemos que cada píxel se compone de emisores rojo, verde y azul) para dejar pequeños huecos invisibles a simple vista, pero lo bastante grandes como para dejar pasar la luz infrarroja necesaria.
Los píxeles de alrededor podrían “prestar” sus subpíxeles para compensar esa ausencia y mantener la calidad de imagen en la pantalla. Al mismo tiempo, se plantea una reducción o redistribución de parte del cableado y de la malla táctil en esa área, creando pasillos más amplios para que la señal infrarroja llegue a los sensores sin tanta interferencia.
Este tipo de soluciones abre la puerta a un futuro iPhone donde Face ID quede totalmente integrado bajo el panel, sin necesidad de una muesca o de una isla visible. En ese escenario, el único elemento que podría seguir siendo perceptible sería una pequeña perforación para la cámara visible, aunque a largo plazo el objetivo también sería hacerla desaparecer mediante cámaras completamente ocultas.
Las quinielas señalan al iPhone 17 Air como posible primer candidato para estrenar una versión temprana de este enfoque, al menos parcialmente. No obstante, no sería la primera vez que se habla de Face ID bajo pantalla para modelos como el iPhone 15 o 16 y finalmente no llega, así que conviene mantener cierto escepticismo hasta que Apple muestre algo real en un escenario.
Lo que ya existe: la propuesta de TCL y el papel de los proveedores
Mientras Apple afina su propia implementación, la industria de pantallas no se ha quedado quieta. En el último Mobile World Congress de Barcelona, TCL -a través de su división de paneles CSOT- presentó lo que describen como la primera cámara bajo pantalla capaz de realizar reconocimiento facial avanzado de forma similar a Face ID.
Esta muestra, montada en un panel OLED de 7,85 pulgadas con 420 ppp y tasa de refresco variable de 1 a 120 Hz, está claramente orientada a dispositivos plegables tipo libro. El panel consigue mejorar la calidad en la zona de la cámara respecto a intentos anteriores, manteniendo una densidad de píxeles alta y un comportamiento bastante uniforme en toda la superficie.
Lo interesante es que el sistema no solo captura la imagen como una cámara normal, sino que recoge información de profundidad y rasgos faciales incluso con poca luz, permitiendo un método de desbloqueo seguro equivalente al de las soluciones 3D actuales. Es decir, no se limita a un simple reconocimiento facial 2D fácil de engañar con una foto.
Hasta ahora, una de las grandes pegas de las cámaras bajo pantalla era precisamente la imposibilidad de implementar sistemas de reconocimiento facial seguros. Con la propuesta de TCL CSOT, esa barrera empieza a tambalearse, y abre un camino realista para que tecnologías tipo Face ID convivan con paneles totalmente limpios.
Conviene recordar que fabricantes de pantallas como TCL, Samsung o LG no trabajan solo para sus propias marcas. Muchas firmas Android de gama alta ya montan paneles de TCL en sus buques insignia, y nada impide que la misma tecnología acabe llegando, con las adaptaciones necesarias, a futuros iPhone. Al fin y al cabo, Apple ya recurre a proveedores externos como Samsung o LG Display para la mayoría de sus paneles OLED actuales.
En este contexto, iPhone plegable sin notch ni perforaciones visibles, siempre que cumpla los exigentes requisitos de calidad de Apple en colorimetría, brillo, consumo y durabilidad.
Ventajas, renuncias y el papel del usuario en esta transición
Si todo este movimiento cristaliza, la cámara frontal dejará de ser esa “hermana pobre” frente al módulo trasero que siempre lo acapara todo. La apuesta de Apple con el plegable y con los futuros iPhone con LOFIC es igualar, en la medida de lo posible, el rendimiento de las cámaras visibles y las ocultas, de modo que el usuario no tenga que elegir entre diseño o calidad fotográfica.
La realidad, sin embargo, impone límites. Aunque la cámara bajo pantalla del iPhone Fold apunte alto, es razonable pensar que la cámara externa tradicional seguirá ofreciendo mejores resultados, sobre todo en detalle fino, gestión de luces complicadas y estabilidad. Es prácticamente inevitable que haya alguna diferencia, porque hay un panel de por medio que, por muy optimizado que esté, siempre restará algo de información.
Para que todo el sistema quepa en un cuerpo delgado y plegable, Apple habría tenido que prescindir de funciones avanzadas como la estabilización en la cámara oculta y recortar novedades en el bloque trasero, sacrificando sensor ToF o teleobjetivo. Esto refuerza la idea de que este primer plegable será más una declaración de intenciones en diseño que un monstruo fotográfico absoluto.
Aun así, el atractivo es evidente: un iPhone Fold ultradelgado, con pantalla interna sin notch ni isla, bisagra metálica reforzada, sensores ocultos y un frontal que, por fin, se parece a ese concepto de “todo pantalla” que los fans de Apple llevan imaginando años. Eso sí, con un coste acorde: las estimaciones de precio lo sitúan por encima de la gama Pro actual, rondando los 2.000 euros en Europa.
Por otro lado, el usuario tendrá que acostumbrarse a convivir con dos experiencias distintas en el mismo dispositivo: una cámara invisible algo más limitada en la pantalla interna y una cámara externa perforada pensada para cuando se quiera la máxima calidad posible. En el día a día, será cuestión de hábitos: usar la interna para videollamadas o multitarea, y la externa para el contenido que quieras que quede perfecto.
Todo apunta a que estamos ante un proceso gradual, donde primero veremos la cámara bajo pantalla en el interior del plegable, luego tal vez en algún modelo “Air” o Pro con Face ID parcialmente oculto, y finalmente en ese iPhone del 20º aniversario que pretende ser casi todo cristal y pantalla. Entre medias, los rumores irán y vendrán, pero la dirección general del diseño está bastante clara.
Con este panorama sobre la mesa, el notch tiene los días contados en el ecosistema Apple. La combinación de cámaras invisibles, Face ID bajo el panel, nuevos sensores con LOFIC y chips cada vez más compactos apunta hacia un futuro en el que el frontal del iPhone será casi puro contenido. Quedará por ver si la experiencia real está a la altura del hype, pero si hay una compañía capaz de convertir esta complejidad técnica en algo que “simplemente funciona”, esa sigue siendo Apple.
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