DLL Injection en Windows: qué es, técnicas, ejemplos y defensa

Última actualización: 18/11/2025
Autor: Isaac
  • La DLL Injection (T1055.001) fuerza a procesos legítimos a cargar DLL controladas, permitiendo ejecutar código en su contexto.
  • Variantes como hijacking, side-loading, proxying, IAT hooking, AppInit_DLLs, hooking injection y Atom Bombing amplían la superficie.
  • La detección combina memoria, telemetría de procesos y ML/IA; DeepDLL de Check Point reporta alta precisión con bajo ruido.
  • Mitigación: rutas absolutas, firmas, políticas de integridad, vigilancia de RWX y creación de hilos remotos, y cultura de respuesta ágil.

Concepto de DLL Injection en Windows

En el ecosistema Windows, pocas técnicas levantan tanta conversación como la inyección de DLL. Aunque suene a jerga muy de nicho, hablamos de algo que afecta a aplicaciones corrientes y que, bien entendido, ayuda a fortalecer la seguridad. La clave es comprender qué es una DLL, cómo se abusa de ella y qué señales dejan los atacantes para que los equipos de defensa puedan detectarlas a tiempo.

Antes de entrar al detalle, una nota importante: este artículo es divulgativo y se orienta a profesionales de tecnología y seguridad. No incluye instrucciones paso a paso para llevar a cabo ataques, ni comandos o fragmentos de código ejecutables. La intención es explicar los conceptos, las variantes más habituales y cómo detectarlas, con foco en la protección del entorno Windows.

¿Qué es una DLL (Dynamic-Link Library)?

Bibliotecas dinámicas DLL en Windows

Una DLL es una biblioteca de código compilado y datos que puede ser reutilizada por múltiples procesos. En Windows, es el pan de cada día para modularidad, mantenimiento y rendimiento. Cuando una aplicación necesita una función concreta, puede “tirar” de la DLL correspondiente para no reinventar la rueda, ahorrando tiempo de desarrollo y memoria.

Este diseño compartido es una ventaja… y también una superficie de ataque. Si una DLL se carga en el espacio de direcciones de un proceso, el código de esa DLL se ejecuta con los privilegios del proceso anfitrión. En manos maliciosas, inyectar una DLL en otro proceso permite camuflar actividad indebida dentro de software legítimo y complicar la detección.

Además, hay matices de ejecución: una aplicación EXE suele comenzar por su función main, mientras que una DLL opera mediante DllMain como punto de entrada. Esa diferencia es relevante cuando el código se carga “desde fuera”, ya que condiciona cómo se inicializa la DLL dentro de un proceso y qué capacidades obtiene de inmediato.

Por su ubicuidad y confianza implícita, las DLL son objetivo habitual de técnicas como secuestro de carga, proxys de exportaciones o inyección directa. Comprender estos enfoques ayuda a prevenir que una aplicación cargue una biblioteca no deseada o manipulada.

¿Qué es DLL Injection?

DLL Injection es la técnica (MITRE ATT&CK T1055.001) mediante la cual un actor fuerza a un proceso legítimo a cargar una biblioteca dinámica que el atacante controla. El resultado es que el código de la DLL se ejecuta en el contexto del proceso víctima, beneficiándose de su integridad, permisos y visibilidad.

Los objetivos del atacante son variados: exfiltrar credenciales, registrar teclas, capturar pantalla, modificar llamadas de API o establecer persistencia. Su valor para la ofuscación radica en “disfrazar” acciones maliciosas como si fuesen parte del programa anfitrión, reduciendo señales evidentes a simple vista.

Esta técnica está ampliamente documentada en casos reales. Grupos como GhostWriter han utilizado inyectores de DLL para desplegar cargas como Cobalt Strike; otros, como RomCom, combinan ejecución de shellcode y carga reflectiva para eludir mecanismos estándar; y familias como Agent Tesla o Dridex se apoyan en variantes más sigilosas. La casuística real confirma que no es teoría: la inyección de DLL está en el arsenal activo de adversarios.

A nivel conceptual, la inyección implica identificar un proceso, preparar una DLL controlada y cargarla en su memoria por vías legítimas o alternativas. Los atacantes suelen servirse de APIs de Windows para abrir procesos, reservar y escribir memoria, y disparar ejecución remota, o recurren a técnicas nativas que reducen el ruido que podría delatar la intrusión.

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Técnicas afines: DLL Hijacking y Side-Loading

El secuestro de DLL (DLL Hijacking) explota el orden de búsqueda de bibliotecas cuando una aplicación invoca una DLL sin ruta absoluta. Si el ejecutable busca primero en su propio directorio, colocar una DLL maliciosa con el mismo nombre que la legítima hará que se cargue la impostora.

En demostraciones sencillas, se suele preparar una DLL que muestra un mensaje para evidenciar la ejecución “accidental”. En software complejo, el reto es que la aplicación no se rompa cuando se suplantan dependencias. Ahí entra en juego una técnica conocida como DLL Proxying, muy útil para mantener la funcionalidad mientras se ejecuta código adicional.

La idea “hijacking + side-loading” mantiene un hilo común: aprovechar la confianza implícita en la carga de DLL dentro del directorio de la app o en su orden de búsqueda. Medidas como rutas absolutas, controles de firma y SafeDllSearchMode mitigan estos escenarios.

DLL Proxying (forwarders) para suplantación

En la práctica, si una aplicación necesita funciones exportadas por la DLL original, la suplantación no puede limitarse a “poner otra y ya está”. Un enfoque clásico es compilar una DLL “proxy” que exporte las mismas funciones, pero que las reenvíe a la DLL legítima mientras ejecuta un payload propio.

Para automatizar ese trabajo, se suele partir de un inventario de exportaciones de la DLL auténtica. Herramientas de inspección generan el listado de símbolos, y a partir de ahí se configuran directivas de reenvío (forwarders) para cada función. El resultado es una DLL interpuesta que preserva el comportamiento esperado del programa y, a la vez, ejecuta lógica añadida del atacante.

Esta técnica es conocida en PoC de secuestro de DLL en aplicaciones populares: se depositan la DLL “proxy” y la original renombrada en el directorio del programa, de modo que las llamadas legítimas se encarrilan hacia la auténtica mientras se ejecuta el código malicioso en su entry point. El usuario no percibe anomalías aparentes: la aplicación sigue funcionando.

Desde el punto de vista defensivo, la revisión de directorios instalados, la validación de hashes y el inventario de exportaciones esperadas ayudan a detectar proxys no autorizados. Un cambio inesperado en la cadena de carga de DLL es una señal de alerta.

IAT Hooking e Import Name Table (INT)

La Import Address Table (IAT) es el mapa de direcciones de funciones importadas que usa un ejecutable. Si alguien altera la IAT para que una entrada apunte a otra función, las llamadas del programa “saltan” a una implementación controlada por el atacante.

La Import Name Table (INT) tiene la misma estructura y orden que la IAT, pero con nombres de funciones en lugar de direcciones. Correlacionando ambas, un actor puede localizar la posición de una API concreta y reemplazar su dirección en la IAT. Las estructuras IMAGE_IMPORT_DESCRIPTOR reúnen datos clave: el nombre de la DLL importada y los punteros a la INT y a la IAT.

A modo de ejemplo conceptual, investigadoras e investigadores demuestran hooks sobre funciones conocidas (como obtener el PID del proceso) para observar cómo cambia el flujo. Este tipo de análisis ilustra lo potente que es el hooking a nivel de importaciones, tanto en manos maliciosas como en instrumentación legítima.

Proteger la IAT implica reforzar la integridad del binario y monitorizar escrituras en sus secciones en tiempo de ejecución. Los EDR vigilan cambios en direcciones de salto y regiones de memoria marcadas como ejecutables y escribibles.

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Variantes de inyección y trucos frecuentes

Inyección reflectiva de DLL: esta técnica, popularizada por el trabajo de Stephen Fewer, evita las rutas convencionales de carga y consigue que la DLL se “autocargue” dentro del proceso anfitrión. La idea de alto nivel es reubicar la imagen en memoria, resolver importaciones y ejecutar el entry point sin registrar la DLL de la forma habitual, reduciendo rastros detectables.

Hooking Injection con SetWindowsHookEx: aprovechando el sistema de hooks de Windows (teclado, ratón, etc.), una DLL maliciosa puede ser cargada cuando ocurre un evento determinado. Es una táctica que ha sido vista en keyloggers, con procedimientos de callback que capturan pulsaciones y contexto.

AppInit_DLLs: durante años, una clave del registro permitió que cualquier proceso que cargase User32.dll arrastrara DLLs adicionales definidas en esa configuración. Adversarios han abusado de este mecanismo para ganar persistencia “transversal” en múltiples procesos, por lo que conviene auditar y/o deshabilitarlo en entornos modernos.

Atom Bombing: en lugar de escribir memoria con funciones vigiladas, se aprovechan las Atom Tables globales de Windows para inyectar y activar carga en un proceso destino. Esta aproximación evita APIs clásicas de inyección y complica la detección basada en patrones. Variantes del troyano bancario Dridex han sido observadas utilizando esta técnica junto a colas APC.

Cómo operan los adversarios en la práctica

El patrón más común comienza por elegir un proceso objetivo, obtener un “handle” con permisos suficientes, reservar memoria en su espacio de direcciones y ubicar allí la referencia a la DLL o su contenido. A continuación se provoca la ejecución dentro del proceso, ya sea arrancando un hilo o reutilizando uno existente, con preferencia por caminos que dejen menos huella.

Para minimizar detección, algunos actores evitan registrar bibliotecas de forma estándar y cargan la imagen enteramente en memoria, resolviendo manualmente importaciones y reubicaciones. Otros prefieren APIs nativas en lugar de llamadas Win32 de alto nivel, o usan secuestro de hilos con restauración de contexto para continuar la ejecución “como si nada”.

Casos reportados recientemente muestran uso de DLLs con funciones típicas de inyección, combinando enumeración de procesos, memoria remota y disparo de ejecución. Campañas como GhostWriter (PicassoLoader, Cobalt Strike) o RomCom (sDRI) ilustran el abanico de enfoques que un equipo de defensa debe contemplar en su detección.

Por su parte, malware orientado a monetización o robo de información (por ejemplo, stealers o hijackers de navegador) ha recurrido a la carga transversal mediante configuración del sistema. El llamado SmashJacker, por ejemplo, explotó mecanismos de inicialización de DLLs para persistir y manipular búsquedas.

Detección, análisis y telemetría

En memoria, muchas inyecciones dejan pistas: regiones con permisos ejecutables/escribibles (RWX), páginas marcadas inusualmente o imágenes PE con cabecera “MZ” donde no deberían. Herramientas de análisis de memoria como Volatility facilitan localizar estas anomalías en VADs sospechosos y extraer indicios forenses.

Los EDR y XDR modernos correlacionan eventos: apertura de procesos con privilegios elevados, escritura inter-proceso, creación de hilos remotos o hooks inusuales. La heurística y el ML permiten anotar secuencias que recuerdan a patrones de inyección, incluso si se fragmentan para eludir reglas simples.

En ámbitos corporativos, conviene además observar comportamientos entre procesos “silenciosos” y muy privilegiados, procesos de Office que deriven ejecución anómala o servicios que carguen bibliotecas no firmadas. El contexto (qué, dónde, cuándo y con quién) es determinante para distinguir lo benigno de lo malicioso.

DeepDLL de Check Point: IA aplicada a DLLs maliciosas

Un avance reciente en detección es DeepDLL, un motor basado en IA diseñado para analizar bibliotecas dinámicas desde su contenido y su contexto. La solución de Check Point, integrada con ThreatCloud AI, reporta una precisión del 99,7% con mínimos falsos positivos según datos del fabricante.

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¿Qué mira un motor así? Metadatos del binario, estructuras compiladas, cadenas y relaciones con la cadena de ataque: correo, archivo comprimido, ejecutable que descarga la DLL, etc. Ese enfoque contextual ayuda a descubrir DLLs maliciosas ocultas en flujos legítimos, incluidas variantes que emplean secuestro, side-loading o inyección directa.

Al combinar señales estáticas y dinámicas, la IA puede destapar patrones que por sí solos pasarían desapercibidos. Esta inteligencia es especialmente útil frente a cargas reflectivas o técnicas que intentan evitar el registro estándar de módulos, donde las firmas clásicas se quedan cortas.

Para equipos de seguridad, sumar este tipo de motores a la telemetría existente mejora cobertura sin ahogar con alertas inútiles. El equilibrio entre sensibilidad y precisión es clave para acelerar la respuesta y no frenar la operación diaria.

Buenas prácticas y mitigaciones

  • Endurece la cadena de carga: especifica rutas absolutas al invocar DLLs, habilita SafeDllSearchMode, exige firmas válidas y listas permitidas de rutas. Cuantas menos ambigüedades en el orden de búsqueda, menos probabilidades de hijacking o side-loading.
  • Política de integridad y ejecución: AppLocker/WDAC, bloqueo de DLL no firmadas en procesos sensibles, y control de carga en servicios. Tu objetivo es que una DLL no autorizada no pueda “colarse” aunque logre llegar al disco.
  • Monitorización de memoria y eventos: vigila escritura inter-proceso, regiones RWX, creación de hilos remotos y hooks globales. La correlación entre estos eventos suele ser más reveladora que cada señal aislada.
  • Higiene y actualización: parchea aplicaciones y componentes (incluido User32), reduce superficie (eliminas claves de AppInit_DLLs si no se necesitan) y revisa directorios de instalación. Los atacantes dependen de supuestos predecibles; romperlos reduce su tasa de éxito.
  • Formación y simulación: ensaya escenarios (sin código operativo) y valida que tu detección reacciona con rapidez. Ejercitar equipos y playbooks marca la diferencia en minutos críticos cuando algo se enciende en rojo.

Ética, legalidad y cultura de velocidad

La inyección de DLL tiene usos legítimos (instrumentación, test, compatibilidad), pero su abuso es claro y punible. Enmarcarla siempre en un contexto ético, con permisos y fines defensivos, es innegociable para cualquier equipo serio.

En cuanto a cultura, hay una lección organizativa útil: moverse con agilidad, sin sacrificar seguridad ni cumplimiento. La “velocidad bien entendida” ayuda a cortar incidentes antes de que escalen y a iterar hipótesis de detección con datos reales. Buscar perfección absoluta suele paralizar; prioriza decisiones informadas y revisables.

Este equilibrio —urgencia responsable, foco en integridad y aprendizaje continuo— es vital en sectores dinámicos como telecom, tecnología o salud. Los disruptores se mueven rápido; la defensa debe igualar el ritmo con criterio, sabiendo cuándo hace falta el 100% y cuándo el 80% permite aprender y ajustar sin riesgo.

Entender cómo, por qué y dónde se inyectan DLLs permite cerrar puertas, detectar comportamientos anómalos y responder a tiempo. Con visibilidad en memoria, controles de carga, IA aplicada (como DeepDLL) y una cultura operativa ágil, la organización gana terreno frente a una técnica tan poderosa como extendida.

NIS2 directiva de ciberseguridad europea-9
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