- OEM es más barata y se asocia de forma permanente al hardware (placa base), mientras que Retail se vincula al usuario y puede trasladarse a otro PC.
- Las licencias OEM carecen de soporte directo de Microsoft y están pensadas para fabricantes, frente a las Retail que incluyen asistencia oficial.
- Las licencias por volumen están orientadas a empresas con muchos equipos y se gestionan mediante claves múltiples (MAK/KMS) y acuerdos específicos.
- Elegir bien entre OEM, Retail o Volumen depende de si vas a cambiar de hardware, del número de equipos y del nivel de flexibilidad y seguridad que necesitas.
Si alguna vez has buscado una clave de Windows barata por Internet, seguro que te has topado con licencias OEM por unos pocos euros y versiones Retail bastante más caras. A simple vista parecen lo mismo, Windows se ve igual y funciona igual, pero en realidad lo que estás comprando a nivel de derechos, soporte y flexibilidad es muy distinto.
Por eso, antes de lanzarte a comprar la primera oferta que veas en Amazon, en una keyshop o en una tienda de hardware, conviene tener claro qué diferencia hay entre Windows OEM y Retail, qué limitaciones tiene cada una, cuándo interesa pagar más y qué riesgos legales o prácticos asumes. Vamos a desgranar todo esto con calma, con ejemplos reales y bajado a tierra, para que no tires el dinero ni te lleves sorpresas cuando cambies de PC.
Qué significan OEM, Retail y otras licencias de Windows
OEM viene de “Original Equipment Manufacturer”, que en castellano viene a ser fabricante de equipo original. Traducido: es la licencia que usan los fabricantes y ensambladores (Dell, HP, Asus, pero también la tienda de barrio) para venderte un ordenador con Windows ya instalado.
Retail es la licencia de venta al por menor pensada para el usuario final. Es la típica clave que históricamente venía en una caja de Windows, o que hoy compras en la Microsoft Store o en distribuidores autorizados. Está asociada al usuario, no a un PC concreto.
Además de estas, Microsoft maneja otros tipos de licencia como las licencias por volumen (OLP / GVLK), muy usadas en empresas y organizaciones, que permiten activar muchos equipos con una clave maestra y gestionarlas de forma centralizada.
En el caso de Office y otros productos, se repite el mismo esquema: OEM ligada al dispositivo, Retail ligada al usuario, y Volumen pensada para múltiples puestos. La lógica es la misma, solo cambia el producto.

Diferencias básicas entre una licencia Windows OEM y una Retail
Lo primero que hay que dejar claro es que, a nivel de funciones del sistema operativo, Windows OEM y Windows Retail son idénticos. Si instalas Windows 10 Pro OEM o Windows 10 Pro Retail, vas a tener las mismas características, actualizaciones y rendimiento.
La verdadera diferencia está en el contrato de licencia y en cómo puedes usar esa clave. Es decir, qué puedes hacer legalmente con ella, en qué equipos puedes activarla, qué soporte incluye y durante cuánto tiempo te va a servir.
A quién va dirigida cada licencia
La licencia OEM está pensada para fabricantes y ensambladores que montan ordenadores y los venden ya equipados con Windows. En teoría, esa clave debe ir preinstalada en un equipo nuevo y no debería venderse suelta al usuario final, aunque en la práctica la encontrarás en mil tiendas online.
La licencia Retail está orientada al público general: es la que compra un usuario o una pequeña empresa cuando quiere licenciar un PC sin sistema operativo de fábrica o cambiar de versión de Windows (por ejemplo, de Home a Pro) con todas las garantías de Microsoft.
Vinculación de la licencia al hardware
Una clave OEM se ata al primer PC donde se activa, y de forma muy concreta, a la placa base. Mientras ese equipo siga manteniendo la misma placa, la licencia se considera válida; si la cambias por otra distinta, Microsoft interpreta que estás ante un ordenador nuevo y la activación puede dejar de funcionar.
Con una licencia Retail puedes desinstalar Windows de un equipo y activarlo en otro distinto, siempre que no lo tengas instalado en dos PCs a la vez. La restricción no es tanto el hardware como el número de dispositivos activos al mismo tiempo: una clave Retail solo puede estar en uso en un ordenador simultáneamente.
Soporte técnico incluido
En las OEM, el contrato indica que el soporte lo debe ofrecer quien te vendió el equipo (el fabricante o la tienda que montó el PC). Microsoft no se compromete a ayudarte directamente con problemas de esa instalación concreta, más allá de actualizaciones vía Windows Update y documentación pública.
Con una licencia Retail, en cambio, el soporte recae en Microsoft. Esto incluye asistencia oficial por chat, teléfono, o desde las herramientas de ayuda integradas en Windows, especialmente útil si tienes que rearmar una activación complicada tras un cambio de hardware o resolver incidencias específicas del sistema.
Actualización frente a instalación limpia
Las licencias Windows OEM se conciben como licencias para equipos nuevos sin sistema operativo previo. No están pensadas, al menos sobre el papel, para servir como licencia de actualización desde una versión antigua de Windows (por ejemplo, de Windows 7 a Windows 10/11).
Las claves Retail sí permiten, según la edición, usar el instalador como actualización sobre sistemas previos o como instalación limpia en un disco en blanco; son mucho más flexibles de cara a escenarios de migración.
32 bits y 64 bits
Cuando compras una licencia OEM normalmente eliges durante la compra si quieres el medio de 32 bits o el de 64 bits, y esa elección se da por cerrada: está orientada a un equipo concreto con una arquitectura concreta.
Con una licencia Retail, la norma es que tienes derecho a usar tanto la versión de 32 bits como la de 64 bits de la misma edición de Windows. Puedes cambiar de una a otra reinstalando el sistema, siempre que respetes la regla de un único PC activado a la vez.
Cómo funcionan las licencias OEM en la práctica

La forma habitual de encontrarte una licencia OEM es al comprar un portátil o un sobremesa ya montado. En Windows 7 y anteriores, el fabricante pegaba en la carcasa una etiqueta con la clave alfanumérica de producto, que podías leer y reutilizar en caso de reinstalar el sistema manualmente.
Desde Windows 8, Microsoft cambió el modelo: la clave OEM se graba directamente en la BIOS/UEFI del equipo. Cuando instalas Windows desde cero, el propio instalador la detecta automáticamente y activa el sistema sin que tengas que escribir nada.
Eso tiene dos efectos importantes: por un lado, facilita muchísimo la reinstalación en el mismo PC; por otro, complica que puedas recuperar y usar esa clave en un equipo diferente, porque el contrato y la activación la consideran “pegada” a ese hardware.
Si quieres ver la clave OEM inyectada en muchos equipos con Windows 8/10/11, puedes abrir el Símbolo del sistema como administrador y usar un comando como:
wmic path softwarelicensingservice get OA3xOriginalProductKey
Con ese comando, el sistema devuelve la clave de producto almacenada en el firmware, que puedes guardar en un fichero de texto o en una memoria USB como copia de seguridad, aunque su reutilización legal estará siempre condicionada por el tipo de licencia.
Limitaciones típicas de una licencia OEM
Más allá del precio, que suele ser más bajo, las OEM tienen una serie de pegas que conviene tener muy presentes:
En primer lugar, hablamos de licencia para un único ordenador y asociada a su placa base. Puedes cambiar disco duro o añadir RAM sin mayores problemas, pero sustituciones gordas como una placa nueva pueden hacer que la activación falle y Microsoft considere que estás intentando usar esa clave en otro equipo distinto.
En segundo lugar, el soporte directo de Microsoft no está incluido. Si Windows da problemas, legalmente quien debería ayudarte es el vendedor del equipo. En la práctica, muchos usuarios que montan su propio PC con una OEM terminan autogestionando el soporte, buscando soluciones en foros o recurriendo a la comunidad.
Además, en compras de OEM sueltas para montajes caseros, no se garantiza que puedas usar esa clave como licencia de actualización desde sistemas antiguos. El uso previsto es instalar un Windows nuevo en un PC nuevo, no reconvertir un viejo Windows 7/8 a una edición más moderna.
También hay que añadir la cuestión legal: técnicamente, Microsoft vende las licencias OEM solo a fabricantes e integradores. Cuando ves páginas poco conocidas vendiendo claves OEM muy baratas a particulares, muchas veces esas claves provienen de canales de distribución no del todo alineados con el contrato de Microsoft, por mucho que puedan activarse sin error.
Política de Microsoft y cambios entre versiones de Windows
A lo largo de los años, Microsoft ha ido dando bandazos con el uso de OEM por parte de usuarios domésticos. Con Windows XP, Vista e incluso Windows 8 era bastante normal que cualquiera comprara una OEM y la usara sin mayor problema para montar su PC en casa.
Con Windows 7 y, más tarde, con Windows 8.1 y Windows 10, los términos se endurecieron y la compañía volvió a recalcar que las OEM eran para equipos destinados a la reventa, no para el usuario final que se monta un PC para sí mismo. Incluso llegó a introducir y luego retirar la llamada “licencia de uso personal” para ciertas OEM.
La realidad del mercado, sin embargo, es que las licencias OEM de Windows siguen copando los rankings de ventas en Amazon y otras tiendas online. La diferencia de precio frente a una Retail (hablamos de ahorros que pueden ir perfectamente del 15 % al 40 % o más) hace que muchos usuarios cierren los ojos y las usen igualmente en sus ordenadores personales.
Licencias Retail: cuándo merece la pena pagar más
Las licencias Retail son la opción “oficial” y más flexible para la mayoría de usuarios particulares y pequeñas empresas, sobre todo si piensas a medio y largo plazo y sueles cambiar de máquina cada pocos años.
Con una Retail, puedes instalar Windows en un PC hoy, desactivarlo más adelante y reutilizar esa misma clave en otro ordenador nuevo. Mientras cumplas la norma de no tenerla activa en más de un equipo al mismo tiempo, estarás dentro de lo que el contrato permite.
Este tipo de licencia, además, suele incluir derecho a usar tanto 32 bits como 64 bits de la misma edición, y es más tolerante con cambios de hardware internos (cambios de placa, CPU, etc.). Si el sistema detecta que “el PC ha cambiado demasiado”, a menudo basta con contactar con el soporte de Microsoft para reactivar la clave en el nuevo conjunto de componentes.
También es la licencia idónea si quieres hacer upgrades de versión (por ejemplo, de Home a Pro) con respaldo oficial, o si valoras poder abrir un caso de soporte con Microsoft cada vez que tengas un error extraño que no se soluciona con un simple reinicio.
Licencias por volumen (VL / OLP / GVLK) y uso en empresas
En el mundo corporativo, además de OEM y Retail, entran en juego las licencias por volumen, que se contratan directamente con Microsoft o con partners certificados. Están pensadas para organizaciones que necesitan decenas o cientos de equipos con Windows u Office.
En este modelo, se utiliza una clave de activación múltiple (MAK) o un servicio KMS que permite activar muchas instalaciones con un mismo contrato. Es ideal para pymes y grandes empresas porque se puede aumentar o reducir el número de licencias según la plantilla, y resulta mucho más cómodo y económico que comprar claves sueltas.
Las licencias por volumen suelen ser transferibles entre dispositivos dentro de la organización y se gestionan de forma centralizada, lo que facilita tareas como renovar equipos, reinstalar sistemas o permitir el trabajo remoto sin perder la trazabilidad de qué está licenciado y qué no.
Aunque algunas tiendas online revenden claves de volumen muy baratas a usuarios particulares, hay que tener en cuenta que su uso fuera del entorno empresarial puede chocar con los términos de licencia de Microsoft. En la Unión Europea, la reventa de licencias usadas tiene cierta cobertura legal, pero eso no quita que estés moviéndote en un terreno gris.
Windows 10, Windows 11 y la activación ligada a la cuenta
Con la llegada de Windows 10 y la posterior actualización gratuita a Windows 11, Microsoft dio otro giro de tuerca al modelo de activación. Muchos usuarios actualizaron desde Windows 7/8.1 sin llegar a conocer nunca la nueva clave generada durante el proceso.
Al hacer la actualización, el sistema genera un identificador digital único basado en la configuración de hardware de tu PC y lo registra en los servidores de activación de Microsoft. A partir de ese momento, cada vez que reinstalas la misma edición de Windows en ese equipo, se activa solo al conectarse a Internet, sin necesidad de teclear una clave.
Esto es muy cómodo si formateas a menudo o reinstalas Windows en el mismo PC, pero tiene una contrapartida: si cambias componentes críticos como la placa base o el procesador, esa “huella” de hardware puede cambiar tanto que los servidores de Microsoft ya no reconozcan el dispositivo como el mismo y la activación deje de ser válida automáticamente.
En esos casos, especialmente si partiste de una licencia Retail o tienes la clave asociada a una cuenta Microsoft, suele ser posible reactivar Windows contactando con el soporte oficial desde la propia app de ayuda de Windows, explicando que has renovado el hardware y que quieres mantener tu licencia legítima.
Legalidad y riesgos de comprar claves baratas online
La popularidad de Windows ha convertido la venta de claves OEM, Retail y de Volumen en un negocio enorme para muchos sitios web. En plataformas como Amazon o PcComponentes puedes encontrar licencias totalmente legales y facturadas, pero también hay un buen número de páginas poco transparentes que venden claves a precios ridículos.
Cuando una licencia legítima Retail de Windows 11 supera con facilidad los 100 euros y ves webs que ofrecen “la misma” por 10 o 15 euros, conviene activar las alarmas. Muchas de esas claves son OEM rescatadas, licencias por volumen ya utilizadas, o directamente claves generadas para usos temporales que caducan a las pocas semanas o meses.
En el caso concreto de la Unión Europea, existe jurisprudencia que permite la reventa de licencias usadas siempre que se cumplan ciertas condiciones y Microsoft debe reactivar esas claves si estaban correctamente liberadas. Pero eso no significa que cualquier clave tirada de precio en una keyshop vaya a ser segura o acorde al contrato.
Además, comprar en páginas dudosas añade otro riesgo: malware y problemas de seguridad. Descargas falsas, instaladores manipulados o activadores “mágicos” pueden acabar abriendo la puerta a virus, ransomware o robo de datos personales, algo que por ahorrarse unos euros en la licencia no compensa ni de lejos.
Si quieres ahorrar sin meterte en líos, lo más sensato es recurrir a tiendas de confianza (Amazon, PcComponentes, la propia Microsoft Store u otros distribuidores reputados) y, si compras OEM baratas, asumir con todas las consecuencias las limitaciones y posibles problemas de reactivación que conllevan.
Qué licencia te conviene según tu caso
Elegir entre OEM, Retail o Volumen no es tanto una cuestión técnica como una decisión de uso, presupuesto y previsión de futuro. Algunos escenarios típicos te pueden servir de guía.
Si vas a comprar un portátil o PC preconfigurado y no piensas cambiarle la placa base ni el procesador durante su vida útil, una licencia OEM incluida en el precio suele ser suficiente. Es estable, se actualiza y legalmente estarás cubierto mientras no intentes extraerla a otro equipo.
Si te montas tú mismo un PC para jugar o trabajar y sueles renovar componentes cada pocos años, la película cambia. Ahí suele tener mucho más sentido una licencia Retail, porque te permitirá llevarte Windows contigo al próximo ordenador sin tener que pasar por caja cada vez que cambies de placa.
En entornos profesionales con docenas de equipos, la opción lógica son las licencias por volumen. No solo salen mejor de precio a partir de cierto número de puestos, sino que facilitan la gestión global de activaciones, reinstalaciones y cambios de hardware de forma controlada.
Para equipos muy antiguos con Windows 7/8, a veces compensa aprovechar esa vieja licencia para actualizar a Windows 10 y luego a Windows 11, siempre que el hardware cumpla con requisitos como TPM y Arranque Seguro. Muchas de esas claves siguen siendo aceptadas por los servidores de Microsoft para activar sistemas modernos.
Al final, la clave está en valorar si prefieres pagar poco ahora y atarte al hardware con una OEM, o invertir algo más y ganar libertad para mover la licencia de un PC a otro con una Retail. Analizando cuánto sueles cambiar de equipo y qué nivel de soporte y tranquilidad quieres, la elección suele hacerse casi sola.
Vista toda la película, queda bastante claro que, aunque Windows funcione igual con una OEM que con una Retail, lo que realmente compras es el grado de flexibilidad, soporte y seguridad legal que vas a tener a lo largo de la vida de esa licencia; si entiendes bien estas diferencias y eliges la modalidad que mejor encaja con tu forma de usar el PC, te ahorrarás muchos quebraderos de cabeza el día que cambies de hardware o tengas que reactivar el sistema.
Redactor apasionado del mundo de los bytes y la tecnología en general. Me encanta compartir mis conocimientos a través de la escritura, y eso es lo que haré en este blog, mostrarte todo lo más interesante sobre gadgets, software, hardware, tendencias tecnológicas, y más. Mi objetivo es ayudarte a navegar por el mundo digital de forma sencilla y entretenida.