- WPR graba trazas ETW detalladas y WPA las convierte en gráficos y tablas que permiten localizar cuellos de botella reales en CPU, disco, memoria, red o GPU.
- Organizar ETL, símbolos y perfiles WPA en una misma carpeta y complementar el análisis con contadores de rendimiento y pruebas de estrés mejora mucho la calidad del diagnóstico.
- En entornos corporativos, integrar WPR/WPA con herramientas de seguridad, SIEM y políticas de rendimiento ayuda a separar problemas de configuración de fallos reales de hardware.
Cuando un PC con Windows se vuelve lento sin una causa aparente, casi siempre hay un cuello de botella de hardware o software escondido detrás: CPU saturada, disco al 100 %, memoria al límite o una tormenta de drivers y procesos de seguridad. En estos casos, las herramientas de monitorización básicas se quedan cortas y toca sacar artillería pesada: Windows Performance Recorder (WPR) y Windows Performance Analyzer (WPA), el núcleo del Windows Performance Toolkit.
El objetivo de este artículo es que aprendas a usar WPR y WPA como si fueran un osciloscopio del sistema: grabar trazas ETW, abrir archivos ETL, visualizar gráficos detallados y, a partir de ahí, detectar cuellos de botella reales de hardware, problemas de drivers, sobrecargas de CPU, saturación de disco, red o GPU, tanto en PCs de escritorio como en escenarios más avanzados (HoloLens, entornos corporativos con muchas soluciones de seguridad, etc.). Verás también cómo encajar estas trazas en una metodología global de diagnóstico y pruebas de rendimiento.
Conceptos clave: ETW, ETL, WPR, WPA y compañía
Antes de ponerte a grabar trazas con Windows Performance Recorder conviene tener claros algunos términos que vas a ver constantemente en la documentación y en las herramientas.
ETW (Event Tracing for Windows) es la infraestructura de trazas integrada en el kernel de Windows. Es la tecnología base que permite registrar eventos de CPU, disco, red, memoria, drivers, aplicaciones, etc. Muchas herramientas de diagnóstico modernas no son más que interfaces bonitas sobre ETW.
ETL (Event Trace Log) es el formato de archivo que almacena esos eventos de ETW. Cada vez que lances una sesión de seguimiento con WPR, Device Portal o PLA, terminarás con uno o varios archivos con extensión .etl que son los que después abrirás en Windows Performance Analyzer.
WPR (Windows Performance Recorder) es la herramienta que se encarga de iniciar y detener grabaciones
de eventos ETW según un perfil de captura. Ese perfil, almacenado en un archivo .wprp, define qué proveedores de eventos se activan (CPU sampling, disco, pila de llamadas, GPU, red, etc.) y con qué nivel de detalle. Puedes usarla con interfaz gráfica o desde la línea de comandos.
WPA (Windows Performance Analyzer) es la aplicación de análisis con interfaz gráfica que abre los ETL y los traduce en gráficos de tiempo, tablas, pilas de llamadas y estadísticas. Desde WPA podrás ordenar por uso de CPU, por proceso, por hilo, ver qué driver dispara interrupciones, identificar picos de I/O, fugas de memoria y correlacionar todo ello en la línea temporal.
Windows Performance Toolkit (WPT) agrupa precisamente WPR y WPA, además de perfiles y utilidades relacionadas. Se instala como parte del Windows Assessment and Deployment Kit (Windows ADK) o, en versiones más recientes, también puedes encontrar WPA en Microsoft Store como aplicación independiente.
Otras piezas del ecosistema de rendimiento de Windows que se relacionan con WPR/WPA son los contadores de rendimiento clásicos, los registros y alertas de rendimiento (PLA), System Monitor (SYSMON), el motor AXE de ejecución de evaluaciones, el marco de diagnósticos de red (NDF), la API de estado de proceso (PSAPI), la Biblioteca de ayuda de herramientas y, a nivel de reporting y telemetría, Windows Error Reporting (WER) y la infraestructura de eventos de Windows.
Instalación de Windows Performance Recorder y Windows Performance Analyzer
Para analizar trazas ETL de forma cómoda en WPA necesitas tener instalado, como mínimo, Windows Performance Analyzer y, si quieres grabar las trazas desde el propio equipo, también Windows Performance Recorder.
Opción 1: Instalar WPA desde Microsoft Store. En muchas configuraciones modernas basta con abrir Microsoft Store, buscar “Windows Performance Analyzer” e instalarlo. Es ideal si solo quieres analizar archivos ETL generados en otros equipos (por ejemplo, en máquinas de usuarios o dispositivos remotos).
Opción 2: Instalar Windows Performance Toolkit desde el ADK. Si buscas un entorno más completo de depuración y pruebas, descarga el Windows Assessment and Deployment Kit. Durante la instalación, selecciona el componente “Windows Performance Toolkit” para incluir WPR y WPA. Esta opción encaja bien en equipos de soporte, laboratorios y técnicos que hagan diagnóstico a diario.
No olvides los símbolos: para que WPA pueda mostrar pilas de llamadas decentes y asociar código a funciones reales, necesita acceder a símbolos (.pdb) del sistema y, preferiblemente, de tus aplicaciones. Puedes usar un servidor de símbolos corporativo, descargar los símbolos de Microsoft, o colocar los PDB en una carpeta local “Symbols” accesible desde WPA.
Grabación de seguimientos de rendimiento con WPR y Device Portal
El paso crítico para detectar cuellos de botella de hardware con precisión es capturar una traza en el momento exacto en el que se produce el problema. Si grabas cuando “todo va bien” solo verás un sistema estable. Debes iniciar la grabación justo antes, reproducir la situación lenta, y detenerla en cuanto notes el síntoma.
En dispositivos especiales como HoloLens puedes usar el Portal de dispositivos de Windows (Windows Device Portal) para generar el archivo ETL de forma remota. Desde el panel del portal encontrarás una sección de seguimiento de rendimiento donde elegir perfiles, iniciar la grabación y descargar el resultado.
Pasos típicos para realizar un seguimiento desde Device Portal en HoloLens:
- Accede al Device Portal del HoloLens desde un navegador usando la IP y credenciales del dispositivo.
- Navega al apartado “Seguimiento de rendimiento” en el panel izquierdo.
- Selecciona un perfil de captura (por ejemplo, CPU intensivo, GPU, sistema completo) o carga uno personalizado a través de “Perfiles personalizados > Examinar”.
- Pulsa “Iniciar seguimiento” y reproduce en el dispositivo el escenario problemático: la app que se queda congelada, la escena 3D que dispara el ventilador, etc.
- Detén el seguimiento cuando hayas capturado unos segundos de comportamiento lento. Verás el seguimiento listado en la parte inferior.
- Descarga el archivo ETL usando el icono de disco que aparece junto al registro. Ese ETL podrás abrirlo en WPA en tu PC.
En PCs y portátiles con Windows 10/11, lo más habitual es lanzar WPR directamente en el propio equipo: con interfaz gráfica o usando la consola con perfiles predefinidos (por ejemplo, wpr -start CPU -filemode, wpr -stop trace.etl).
Arquitectura de ficheros para un buen análisis con WPA
Para que el análisis con Windows Performance Analyzer sea fluido, organiza todos los componentes relacionados con la traza en una única carpeta. Así WPA localizará fácilmente los símbolos, los perfiles y el archivo ETL.
Una estructura típica de trabajo podría ser algo similar a:
Equipo_X_Rendimiento
├─ rastreo_equipoX.etl # Archivo de traza ETW
├─ CPU_y_dispositivo.wpaProfile # Perfil WPA con vistas y gráficos preconfigurados
└─ Symbols # Carpeta con símbolos (PDB) descomprimidos
├─ app_cliente.pdb
├─ driver_gpu.pdb
└─ ...
Pasos básicos en WPA una vez tienes la carpeta lista:
- Inicia Windows Performance Analyzer desde el menú Inicio o ejecutando
wpa.exe. - Abre el archivo ETL desde “Archivo > Abrir” y selecciona tu
.etl. - Carga los símbolos a través de “Seguimiento > Cargar símbolos”, apuntando a tu carpeta local o servidor de símbolos.
- Aplica un perfil WPA (por ejemplo, uno centrado en CPU o en almacenamiento) usando “Perfiles > Aplicar > Examinar” y seleccionando el
.wpaProfilecorrespondiente. - Explora los gráficos en la pestaña de análisis que se abrirán automáticamente: verás pistas de CPU, disco, interrupciones, procesos, etc.
Los perfiles WPA son plantillas de vistas que ahorran muchísimo tiempo, porque ya vienen con tablas filtradas y gráficos relevantes para escenarios típicos: análisis de CPU, análisis de almacenamiento, diagnóstico de GPU, etc.
Cómo usar WPA para detectar cuellos de botella de hardware
Una vez cargada la traza, el trabajo real empieza en la interfaz de WPA, donde debes cruzar varias vistas para entender qué componente físico (o combinación de ellos) está limitando el rendimiento del sistema.
Cuello de botella de CPU: revisa primero los gráficos de CPU Usage (Sampled) o CPU Usage (Precise) en WPA. Allí puedes ordenar por proceso, por hilo o por pila de llamadas. Si observas un proceso pegado al 90-100 % en uno o varios núcleos durante el periodo de lentitud, la limitación viene de la CPU. Al desplegar la pila de llamadas podrás ver si la carga es lógica de la app, un motor de scripting, una librería gráfica, o un driver mal comportado. También puedes optimizar el sistema ajustando el parking de núcleos con ParkControl.
Cuello de botella de disco o almacenamiento: activa las vistas de Disk I/O, colas de disco y tiempos de respuesta. Si el disco aparece al 100 % de actividad con latencias de lectura o escritura muy altas en los momentos de lag, el problema está en la unidad (o en cómo la está usando el software). En equipos con HDD antiguos, esto es frecuente cuando arrancan muchas aplicaciones a la vez o se disparan tareas de seguridad, o incluso puedes valorar usar ReadyBoost para mejorar el rendimiento en discos lentos.
Cuello de botella de memoria: revisa las vistas de Memory y los contadores de compromiso de memoria. Si el sistema está al borde del límite de RAM y se dispara el uso de archivo de paginación, verás ráfagas de I/O asociadas a memoria y mucha espera en disco. WPA permite identificar qué procesos acumulan memoria reservada, fugas, o patrones de asignación poco sanos; además, verifica si conviene activar el perfil XMP en BIOS para sacar partido a la RAM disponible.
Cuello de botella de red: en entornos donde la lentitud se percibe al acceder a recursos remotos, añade las vistas de Networking y correlación con NDF. Podrás detectar saturación de ancho de banda, retransmisiones excesivas o picos de latencia, y ver qué proceso o servicio genera las ráfagas de tráfico.
Cuello de botella de GPU: en juegos o aplicaciones 3D, si la CPU no está tan alta pero el rendimiento gráfico cae, activa las vistas de GPU (cuando están disponibles) y analiza el tiempo de renderizado, colas de comandos y llamadas a APIs gráficas. Si combinas esto con contadores de rendimiento de hardware o herramientas como MSI Afterburner, tendrás una foto bastante clara; también revisa la programación de GPU acelerada por hardware para optimizaciones adicionales.
Un aspecto muy potente de WPA es la correlación temporal: puedes alinear en el eje de tiempo CPU, disco, red y eventos de aplicación, de forma que es sencillo ver, por ejemplo, cómo una tarea antivirus dispara lecturas masivas justo cuando el usuario nota que todo se congela.
Integrando WPR/WPA en una metodología completa de rendimiento en Windows 11
Windows Performance Recorder y Analyzer son el análisis de “baja capa”, pero encajan mucho mejor si formas parte de un procedimiento amplio de optimización del sistema, especialmente en Windows 11 donde hay muchas capas de software encima.
Empieza siempre por la “higiene básica” del sistema: actualiza Windows desde Configuración > Windows Update, instala parches opcionales relevantes (sobre todo drivers y firmware), y revisa el plan de energía para garantizar que no estás en un modo de ahorro agresivo que limita la CPU o la GPU. Por ejemplo, conviene revisar casos concretos como un hotfix de NVIDIA que corrige bajones de rendimiento tras parches.
Depura el inicio del sistema usando el Administrador de tareas y herramientas más avanzadas como Autoruns. Quita del arranque todo lo que no sea imprescindible: clientes de sincronización secundarios, launchers de juegos, utilidades redundantes del fabricante, etc. Cuantas menos cosas carguen al inicio, menos ruido tendrás en las trazas WPA.
Optimiza almacenamiento y limpieza de temporales con el Sensor de almacenamiento y herramientas oficiales como PC Manager de Microsoft, en lugar de recurrir sistemáticamente a limpiadores de terceros. Un sistema lleno de archivos temporales y con discos casi al límite complica el diagnóstico porque siempre hay actividad de I/O de fondo.
Para ver qué procesos consumen recursos en tiempo real, combínalo con Process Explorer, RAMMap y el propio Administrador de tareas. Estos te dan una vista “en vivo” con la que puedes decidir cuándo lanzar una traza WPR: en el instante en que ves subir la CPU o el disco, inicia el registro.
Una buena práctica técnica es seguir un enfoque casi científico: plantea hipótesis (“sospecho que el cuello de botella es CPU por el antivirus”), aplica cambios (desactivar temporalmente algunas exclusiones o cambiar la planificación de escaneos), lanza pruebas de estrés y graba trazas WPR antes y después para verificar si la métrica que te interesa mejora.
Monitorización previa: Task Manager, contadores de rendimiento y SYSMON
Antes de meterte de cabeza en WPR/WPA tiene sentido hacer un cribado con herramientas más ligeras que te den una idea de por dónde van los tiros.
Administrador de tareas: en la pestaña “Rendimiento” puedes ver gráfica de CPU, memoria, disco y red en tiempo real. Si al abrir la aplicación problemática observas que, por ejemplo, la CPU se va al 100 % en uno o dos núcleos mientras la GPU está relajada, tienes un candidato claro. Si el disco salta al 100 %, la sospecha cambia.
System Monitor (SYSMON) y los contadores de rendimiento tradicionales ofrecen otra lectura valiosa. A través de Perfmon puedes configurar contadores como % Processor Time, Average Disk Queue Length, Available MBytes, etc., registrar la información y usarla para disparar alertas (PLA) si se superan umbrales. Es útil para capturar episodios de lentitud que ocurren de madrugada o de forma aleatoria.
Registros y alertas de rendimiento (PLA) permiten no solo tomar muestras periódicas de contadores, sino también iniciar sesiones ETW automáticamente o lanzar scripts cuando se detecte un valor anómalo. En entornos corporativos, esto puede integrarse con el SIEM para correlacionar rendimiento, seguridad y eventos de infraestructura.
En red, puedes combinar esto con Network Monitor o el marco de diagnósticos de red (NDF) para aislar problemas de conectividad, latencias exageradas o fallos de rutas, sobre todo cuando los usuarios reportan “internet va lento”, pero el cuello de botella está en realidad en un componente intermedio.
Pruebas de estrés para confirmar el cuello de botella
Una traza de WPR te dice qué pasa en un escenario concreto, pero a menudo conviene empujar al sistema al límite de forma controlada para ver si el hardware aguanta o se viene abajo.
Pruebas de CPU y RAM con Prime95: ejecuta la prueba “Blend” para estresar simultáneamente procesador y memoria. Mientras la prueba corre, vigila temperaturas y estabilidad. Una traza WPR capturada a mitad de esta prueba mostrará claramente si hay throttling térmico, si la CPU llega a su límite o si la RAM desarrolla errores o provoca esperas anómalas.
Prueba de GPU con FurMark: útil para asegurarte de que la GPU, drivers y alimentación eléctrica se comportan correctamente a máxima carga. Puedes combinarlo con contadores de GPU, WPR y herramientas de monitorización para ver si el sistema se ahoga por temperatura, por gestión de energía o por drivers.
Prueba de red con iperf3: ejecutando iperf3 entre dos equipos (servidor y cliente) puedes medir el ancho de banda real, la estabilidad del throughput y la variación en el tiempo. Una traza ETL tomada mientras se ejecuta iperf3 permite ver si la CPU de la NIC, las interrupciones de red o filtros de seguridad están creando un cuello de botella.
Herramientas del sistema como Diagnóstico de memoria de Windows, Monitor de recursos y TestLimit ayudan a simular escenarios de presión extrema de memoria y espacio de direcciones para ver si el sistema se degrada con gracia o entra en pánico. De nuevo, WPR es tu “caja negra” de vuelo en estas pruebas.
Uso de WPR/WPA en entornos corporativos con muchas herramientas de seguridad
En empresas es muy común que los portátiles y sobremesas estén cargados de suites de seguridad: antivirus corporativo, EDR, DLP, cifrado de disco, agentes de inventario, VPN, etc. El usuario ve que el equipo “cada vez va peor”, pero el hardware es relativamente reciente.
En estos casos, Windows Performance Recorder es ideal para separar emociones de datos. Puedes desplegar una política para iniciar trazas cuando la CPU o el disco superen ciertos umbrales, o incluso programar capturas periódicas en horas conflictivas. Después, con WPA, analizas qué procesos concretos están ocupando la CPU, qué drivers generan interrupciones, qué servicios realizan operaciones masivas de disco.
Una vez identificados los procesos de seguridad que causan los picos, puedes negociar con el equipo de ciberseguridad ajustes de configuración razonables: excluir ciertos directorios de escaneos en tiempo real, mover tareas pesadas a ventanas nocturnas, repartir escaneos para que no todos los equipos hagan lo mismo a la misma hora, etc.
Esta información también puede alimentarse al SIEM: ETL convertidos en métricas, contadores volcados a logs, alertas PLA integradas con el visor de eventos. Así, los equipos de operaciones pueden ver si una nueva versión de un agente de seguridad ha disparado la carga global en la flota de dispositivos.
Comparación con calculadoras de cuello de botella y otras herramientas online
En paralelo al enfoque profesional con WPR y WPA, existen multitud de calculadoras de cuello de botella en la web (PC Builds, CPU Agent, UserBenchmark, GPU Check, etc.) que intentan predecir si una CPU y una GPU se “emparejan bien” o si habrá un componente claramente limitante.
Estas calculadoras son útiles como estimación previa al montaje de un equipo: introduces modelo de procesador, tarjeta gráfica, cantidad y velocidad de RAM, resolución de juego y ellas te devuelven una idea aproximada de si la GPU quedará infrautilizada por culpa de la CPU, si la RAM puede ser un tapón, o qué FPS esperarás.
Pero tienen limitaciones importantes: no conocen tu software concreto, tus drivers, tu sistema operativo real ni cómo usas el equipo. Pueden decirte que una combinación es “equilibrada” y luego, en la práctica, un juego mal optimizado o un driver problemático genere cuellos de botella inesperados. O al revés: marcar una combinación como desfavorable pero que en tu caso vaya perfecta por el tipo de carga.
La gran diferencia con WPR y WPA es que estas últimas no especulan: miden lo que efectivamente está ocurriendo en tu máquina bajo tu carga real. No trabajan con medias teóricas ni benchmarks genéricos, sino con tu sesión de trabajo, tu juego, tu software corporativo, tus picos de seguridad.
Aun así, las calculadoras pueden ayudarte a elegir hardware futuro con más criterio: puedes usarlas como primera criba, luego buscar experiencias reales en foros de usuarios con la misma combinación de componentes y, finalmente, validar con WPR/WPA que el nuevo equipo rinde como esperabas en tus escenarios críticos.
Comprobación manual de cuellos de botella sin herramientas externas
Si no puedes instalar nada adicional en el equipo (por políticas corporativas o porque estás haciendo un diagnóstico rápido), todavía puedes hacer una verificación bastante útil con el propio Administrador de tareas.
El procedimiento básico es sencillo: inicias el Administrador de tareas, cierras todas las aplicaciones que no sean la que quieres analizar, y con la pestaña “Rendimiento” a la vista lanzas la carga problemática (juego, app pesada, exportación de vídeo, etc.).
Mientras la tarea se ejecuta, controla CPU, memoria, disco y red. Si alguno de ellos se clava en el 100 % durante el tiempo que dura la operación, ese componente es el que, en principio, está limitando el rendimiento. Por ejemplo, un juego que empuja la CPU constantemente al 100 % aunque la GPU esté al 40 % indica cuello de botella de procesador, incluso si aún tienes margen de RAM.
Lo importante es interpretar estos datos con cuidado: ver la RAM “bastante usada” no implica que sea el cuello de botella si la CPU está saturada. En muchos juegos, por ejemplo, lo que ocurre es que la CPU no da abasto para procesar la lógica del juego y no es capaz de aprovechar la RAM disponible ni de alimentar a la GPU con suficientes draw calls.
Este tipo de observación visual es una buena primera pista, pero no sustituye a las trazas detalladas de WPR/WPA, donde sí verás las pilas de llamadas, drivers, interrupciones y tiempos exactos.
Criterios para decidir si hay un problema de hardware grave
No todos los cuellos de botella justifican un RMA o una garantía. Muchas veces son cuestión de configuración, de software mal optimizado o de una combinación poco equilibrada de componentes. Pero sí hay síntomas claros de que el hardware puede estar defectuoso.
Indicadores críticos típicos incluyen pantallas azules frecuentes (BSOD) con códigos relacionados con memoria o CPU, apagados repentinos al someter el sistema a pruebas de estrés, temperaturas que se disparan por encima de los 90 °C en cargas moderadas, ruidos extraños en ventiladores o discos mecánicos, y errores recurrentes de lectura o escritura.
Para documentar bien un posible fallo de hardware puedes usar el Monitor de confiabilidad de Windows, DxDiag para extraer un informe de configuración de hardware y controladores, y herramientas como Process Monitor para capturar qué hacía el sistema justo antes de fallar. Todo eso, junto con una o dos trazas de WPR mostrando comportamientos claramente anómalos, es oro para justificar un reemplazo ante el fabricante.
Cuando recopiles esta información, anota siempre la fecha y hora exactas de cada incidente, qué estabas haciendo, qué software estaba en ejecución y si el problema es reproducible. Cuanto más preciso seas, más fácil será para el servicio técnico entender y validar tu caso.
Usar Windows Performance Recorder y Analyzer para cazar cuellos de botella de hardware es, en el fondo, aprender a mirar “debajo del capó” de Windows con instrumentos de precisión. Cuando los combinas con buenas prácticas de configuración, pruebas de estrés bien planteadas, herramientas clásicas como contadores de rendimiento y una documentación rigurosa, pasas de “el PC va lento sin más” a tener diagnósticos sólidos, datos comparables en el tiempo y argumentos claros para decidir si toca optimizar software, ajustar políticas, rediseñar cargas de trabajo o, sencillamente, invertir en un hardware mejor equilibrado.
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