Política de Privacidad, Términos y Cookies ausentes: señales de tienda online fraudulenta

Última actualización: 10/12/2025
Autor: Isaac
  • La ausencia o mala calidad de Política de Privacidad, Términos de Servicio y Política de Cookies es una pista clave de que una tienda online puede ser fraudulenta.
  • Dominios sospechosos, falta de HTTPS, descuentos irreales, métodos de pago poco reversibles y nula atención al cliente refuerzan el riesgo de estafa.
  • Revisar textos legales, datos de la empresa, opiniones externas y opciones de pago seguras reduce drásticamente la probabilidad de caer en fraudes.
  • Ante cualquier sospecha, bloquear medios de pago, cambiar contraseñas, denunciar y reportar el sitio ayuda a frenar el daño y proteger a otros usuarios.

Tienda online falsa sin avisos legales

Comprar por Internet se ha vuelto algo tan cotidiano que muchas veces vamos con el piloto automático puesto y no nos fijamos en detalles clave. Sin embargo, no muestra Política de Privacidad, Términos de Servicio ni Política de Cookies, se encienden todas las alarmas: estamos ante uno de los síntomas más claros de posible estafa.

Los ciberdelincuentes han perfeccionado sus técnicas: crean webs aparentemente normales, copian logotipos, usan fotos de marcas famosas y ofrecen descuentos brutales. Pero cuando rascas un poco, descubres que faltan textos legales, la URL es sospechosa, el certificado HTTPS brilla por su ausencia y la atención al cliente es inexistente. En las siguientes líneas vas a ver, con todo lujo de detalles, cómo detectar estas señales y proteger tu dinero y tus datos.

Un caso real: tienda de ropa falsa sin textos legales ni seguridad

Un ejemplo muy ilustrativo es el de una supuesta tienda de ropa, calzado y complementos con dominio softshellovebundy.com. A simple vista parece un comercio normal de moda juvenil, pero si te fijas un poco verás que no cumple prácticamente ninguna buena práctica de comercio electrónico seguro y que acumula señales típicas de estafa.

Para empezar, al entrar en la web el navegador indica que la conexión no es segura y no existe certificado digital válido (sin HTTPS). Eso significa que los datos que envías (nombre, dirección, tarjeta, etc.) viajan sin cifrar y pueden ser interceptados con relativa facilidad, además de reflejar una falta total de compromiso con la seguridad.

Si miras la barra de direcciones, la cosa empeora: el dominio no guarda relación con la marca que supuestamente venden ni con el contenido. Esto suele indicar que los ciberdelincuentes han comprado un dominio caducado que ya tenía cierto posicionamiento en buscadores, lo han reciclado y le han plantado encima una tienda fraudulenta para aprovechar su visibilidad.

En el contenido visual se aprecia otro detalle revelador: logotipos pixelados, imágenes de carrusel de baja calidad y recortes burdos de fotografías originales. Si haces una búsqueda inversa de imágenes, verás muchas veces que se han robado de la web oficial de la marca u otras tiendas legítimas.

El catálogo presenta un patrón muy cantoso: descuentos idénticos y exagerados en prácticamente todos los productos, sin que sean rebajas ni promociones temporales. Cuando todo está a mitad de precio o menos, durante todo el año, lo normal es sospechar que no vas a ver nunca el producto.

El pie de página: avisos legales copiados o directamente ausentes

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Una de las zonas que mejor delatan una tienda falsa es el footer o pie de página. En una web seria encontrarás datos de la empresa (razón social, CIF/NIF, dirección física, correo corporativo), condiciones de venta, devoluciones, atención al cliente y sellos de confianza. En las fraudulentas, a menudo no hay nada de esto o está metido con calzador.

En el ejemplo comentado, el pie de página carece de información identificativa básica: no hay domicilio, no aparece el CIF, no figura teléfono ni correo profesional asociado al dominio. A veces solo te dejan un formulario de contacto genérico sin garantías de respuesta, lo que suele traducirse en silencio absoluto si reclamas algo.

También es muy común que haya un enlace a un supuesto Aviso de Privacidad o Política de Privacidad que, al abrirlo, aparece en otro idioma, con formato caótico y claramente copiado de otra web. En ocasiones el texto hace referencia a otra empresa, a otro tipo de productos o incluso a otras leyes que no aplican al país donde opera la supuesta tienda.

Otro clásico: en la política indican que usan SSL y conexiones seguras, pero la realidad es que toda la web funciona en HTTP sin cifrado. De igual modo, pueden mencionar el uso de cookies, pero nunca verás un banner de aceptación ni opciones para configurarlas, lo que incumple de lleno la normativa europea (RGPD y LSSI).

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Cuando revisas el apartado de envíos y devoluciones, si lo hay, sueles encontrar textos mal traducidos, sin dirección de contacto, sin correo específico de reclamaciones y con condiciones confusas. En muchos casos solo permiten el contacto a través de un formulario y, tras rellenarlo, no contestan jamás, lo que refuerza la sospecha de que no gestionan pedidos reales.

Por último, el bloque de redes sociales es otra pista útil: los iconos de Facebook, Instagram o X no llevan a perfiles reales, sino que son simples imágenes sin enlace o solo sirven para compartir la URL. Una marca legítima aprovecha las redes como escaparate y canal de soporte; una tienda falsa las finge, pero no las cuida.

Cómo comprobar si una tienda online cumple la ley y es fiable

En España y en la Unión Europea, cualquier ecommerce que venda a consumidores debe respetar un marco legal muy claro: Ley de Servicios de la Sociedad de la Información (LSSI), Ley de Ordenación del Comercio Minorista, normativa de consumidores, RGPD y legislación de cookies, entre otras.

Eso implica que en la web deben aparecer de forma visible y accesible, como mínimo, la identidad del titular (persona o empresa), su NIF/CIF, domicilio social, correo electrónico, condiciones generales de contratación, política de devoluciones y reclamaciones, propiedad intelectual y política de cookies. Si no ves nada de esto, mala señal.

Además, toda esa información debería estar bien redactada, en el idioma del usuario, coherente con el tipo de producto y la legislación aplicable. Los negocios fraudulentos suelen copiar y pegar textos de otras webs, de otros países o sectores, a menudo con referencias a leyes que no tocan o productos distintos a los que supuestamente venden.

Es un plus que la tienda aparezca adherida a sellos de confianza o certificaciones como Confianza Online, Trusted Shops, Ekomi o certificaciones de AENOR, aunque conviene comprobar siempre que los sellos sean reales y enlacen al registro oficial, no solo a una imagen decorativa.

La información de contacto también es clave: teléfono, correo con el mismo dominio que la web, dirección física verificable en Google Maps. Si solo hay un formulario y ningún otro dato, o si el correo es de Gmail/Yahoo y no de la propia tienda, conviene sospechar.

Diseño, contenido y dominios: detalles que delatan una estafa

El aspecto visual y el contenido de una tienda dicen mucho sobre su fiabilidad. Una web descuidada, con tipografías mezcladas sin criterio, imágenes borrosas, secciones vacías o mal enlazadas, es terreno abonado para el fraude. Aunque algunas falsas están muy trabajadas, muchas siguen cayendo en estos errores.

Hay que fijarse en si el contenido es original o parece un batiburrillo de textos traducidos a golpe de traductor automático, con frases sin sentido, expresiones raras y errores ortográficos constantes. También en si hablan de cosas que no encajan con el tipo de tienda (por ejemplo, menciones a servicios financieros en una web de zapatillas).

El dominio es otra pista: nombres extraños, combinaciones raras de letras, dominios recién creados o extensiones poco habituales deberían empujarte a investigar. Puedes usar herramientas como WHOIS para ver cuándo se registró el dominio y por quién, o servicios de transparencia como el de Google para comprobar si la web ha sido reportada.

Todas las secciones deberían estar operativas: páginas de “Quiénes somos”, “Aviso legal”, “Política de privacidad”, “Contacto”, etc. Si al pinchar se quedan en blanco, dan error o muestran textos genéricos inconexos, es otro banderín rojo importante.

Por último, revisa si el correo de contacto tiene el mismo dominio que la tienda. Un vendedor serio suele usar direcciones del tipo soporte@nombretienda.es. Si solo ves cuentas gratuitas tipo tiendita123@gmail.com, cuidado.

Certificado HTTPS, cifrado y estándares de seguridad

Hoy en día, cualquier tienda online decente debe funcionar bajo HTTPS con un certificado SSL/TLS válido. El candado en la barra de direcciones indica que la comunicación entre tu navegador y el servidor va cifrada, lo que evita que terceros intercepten tus datos.

Ojo: que un sitio tenga HTTPS no significa que sea legítimo al 100 %, pero una tienda que aún va por HTTP y no ha implementado certificado en pleno 2020 y pico da una imagen pésima y pone tus datos en riesgo directo. Si el navegador te muestra una advertencia de sitio no seguro, sal de ahí, y más si vas a introducir datos personales o bancarios.

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Además del cifrado, muchas tiendas serias se someten a estándares como PCI DSS (para el tratamiento de tarjetas de pago), ISO 27001 (gestión de la seguridad de la información) o sellos de privacidad como Truste. Estos distintivos indican que han pasado auditorías y aplican medidas técnicas y organizativas sólidas.

Los navegadores modernos, como Chrome o Firefox, también ayudan: avisan cuando una web no usa HTTPS, cuando un certificado está caducado o es sospechoso. Si te aparece un aviso de seguridad, tómalo muy en serio, especialmente si vas a pagar.

Métodos de pago y señales en el proceso de compra

PayPal vs Bizum: ventajas y desventajas de cada uno

La forma de pago es uno de los indicadores más importantes. Una tienda fiable suele ofrecer varias opciones: tarjetas, PayPal o Bizum, pago contra reembolso o soluciones de pago aplazado conocidas. Además, la pasarela suele estar gestionada por un proveedor de confianza (banco, Redsys, Stripe, PayPal, etc.).

Las webs dudosas tienden a exhibir muchos logotipos de medios de pago, pero luego solo permiten una o dos formas, normalmente tarjeta o transferencia. Es frecuente que muestren logos de PayPal o Visa Secure, pero al llegar al pago no se ofrezcan realmente.

Es muy mala señal que te obliguen a pagar por transferencias bancarias a cuentas de países lejanos, servicios tipo Western Union, Ukash o criptomonedas, ya que son métodos poco reversibles donde resulta complicado recuperar el dinero si hay fraude.

Lo más sensato, si no te fías del todo, es usar tarjetas virtuales o prepago que puedas recargar con el importe justo de la compra, o bien PayPal, que ofrece una protección al comprador bastante robusta. Evita proporcionar datos de tu cuenta principal en webs sospechosas.

Revisa también la política de devoluciones y reembolsos. Debe estar clara, detallada y en tu idioma. Si es confusa, excesivamente restrictiva, o directamente no existe, probablemente la tienda no tenga ninguna intención de gestionar devoluciones reales.

Política de Privacidad, Términos de Servicio y Política de Cookies: lo que deben contener

La ausencia o mala calidad de estos textos legales es uno de los mejores indicadores de riesgo. Una Política de Privacidad seria debe explicar qué datos se recogen, con qué finalidad, quién es el responsable del tratamiento, qué base legal se aplica (consentimiento, contrato, interés legítimo, etc.) y cómo puedes ejercer tus derechos de acceso, rectificación, supresión, oposición, portabilidad y limitación.

Los Términos de Servicio o Condiciones Generales de Contratación deben detallar el proceso de compra, plazos de entrega, gastos de envío, derecho de desistimiento, garantías, procedimiento de reclamación, ley aplicable y jurisdicción competente. Sin esto, como consumidor, te quedas completamente vendido si algo sale mal.

En cuanto a la Política de Cookies, la normativa (artículo 22 de la LSSI y RGPD) exige informar de forma clara sobre qué cookies se usan, con qué propósito, quién las gestiona (propias o de terceros), su plazo de conservación y cómo aceptar, rechazar o revocar el consentimiento.

Solo las cookies estrictamente necesarias para el funcionamiento básico de la web (por ejemplo, mantener el carrito, iniciar sesión, equilibrar la carga del servidor) están exentas de consentimiento previo. El resto (analíticas, publicitarias, de seguimiento, etc.) requieren un banner interactivo que permita aceptarlas o rechazarlas, incluso rechazarlas todas.

Además, el consentimiento debe ser expreso, libre e informado: nada de casillas premarcadas, nada de “seguir navegando implica aceptar” como única opción. Debe ser tan fácil aceptar como rechazar, y debe haber un centro de preferencias donde cambiar la configuración en cualquier momento.

Principales riesgos de comprar en tiendas sin textos legales ni seguridad

Comprar en una tienda que no muestra Política de Privacidad, Términos de Servicio ni Política de Cookies fiable implica varios peligros claros. El primero es el robo de datos personales y financieros: nombre, dirección, teléfono, correos y números de tarjeta pueden acabar en manos de grupos criminales.

Otro riesgo es recibir productos falsos, de baja calidad o directamente nada de nada. Muchos de estos sitios venden imitaciones que no cumplen estándares de seguridad o simplemente no envían nada, y sin condiciones claras de devolución es casi imposible reclamar con éxito.

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Además, suelen carecer de políticas de devoluciones transparentes o directamente no las respetan, por lo que aunque llegue algo defectuoso o distinto a lo anunciado, te tocará asumir el coste del engaño.

No hay que olvidar el componente técnico: estas páginas pueden contener malware, scripts maliciosos o técnicas como el formjacking, donde inyectan código en formularios de pago para robar los datos incluso aunque el pedido se procese aparentemente con normalidad.

Y, por supuesto, está la parte psicológica y económica: perder dinero, tiempo y confianza en las compras online, algo que se podría evitar revisando unos cuantos detalles antes de dar los datos de la tarjeta.

Cómo analizar una tienda online paso a paso antes de comprar

Más allá de mirar si hay política de privacidad y cookies, conviene hacer una revisión general. Primero, analiza el contenido y la estructura: ¿es coherente? ¿El diseño está cuidado? ¿Las secciones funcionan? Si algo chirría, tómate tu tiempo antes de pagar.

Después, busca opiniones externas en Google, foros y redes sociales. Si la tienda no tiene ninguna reseña, puede ser nueva… o puede ser una web clon creada hace dos semanas. Si encuentras muchas críticas negativas, mejor sal corriendo.

Comprueba la fecha de registro del dominio y el país donde está alojado usando servicios como WHOIS. Dominios recién creados, sin historial, que aparecen justo en temporada alta (Black Friday, Navidad, etc.) suelen ser sospechosos.

También puedes utilizar herramientas online de verificación de enlaces, como Sitechecker, Norton Safe Web, ScanURL, Bitdefender Link Checker o servicios similares. Solo tienes que pegar la URL y te indicarán si se han detectado amenazas o comportamientos anómalos.

Por último, revisa los métodos de pago y la presencia de PayPal o tarjetas de prepago. Si solo aceptan métodos poco reversibles, plantéate si merece la pena el riesgo por un simple descuento.

Qué hacer si sospechas que has sido víctima de una tienda fraudulenta

Si crees que has comprado en una tienda falsa o has dado tus datos en una web sin textos legales ni seguridad, actúa rápido. Lo primero es contactar con tu banco o la entidad emisora de tu tarjeta para bloquearla, revisar cargos sospechosos y, si procede, reclamar por operaciones no autorizadas.

Si has usado PayPal u otra plataforma con protección al comprador, abre una disputa o reclamación explicando que no has recibido el producto o que es claramente distinto a lo anunciado. Aportar capturas, correos y facturas ayuda mucho.

Cambia todas las contraseñas de servicios donde hayas usado la misma clave o similar, y activa 2FA. Es especialmente urgente si reutilizas contraseñas entre correo, banca online y tiendas (mala idea, pero muy frecuente).

Pasa un escaneo completo con un buen antivirus en todos los dispositivos desde los que hayas accedido a la tienda, por si se ha descargado malware o se han instalado herramientas de acceso remoto sin que lo notes.

Reúne toda la información posible (URL, correos, capturas, extractos bancarios) y presenta denuncia ante Policía Nacional o Guardia Civil, así como ante organismos de consumo. También puedes usar herramientas de certificación de evidencias online (como eGarante) para dejar constancia válida legalmente.

En último término, conviene notificar el sitio fraudulento a plataformas como Google Safe Browsing o Microsoft, para que puedan marcarlo como inseguro y evitar que más personas caigan en la trampa.

La clave para evitar que te engañen en una tienda online es no fiarte jamás de un sitio que no muestra claramente su Política de Privacidad, sus Términos de Servicio y su Política de Cookies, que no usa HTTPS y que esconde los datos de la empresa; si dedicas un par de minutos a revisar esos elementos, analizar los métodos de pago, comprobar la reputación externa y aplicar sentido común, podrás seguir disfrutando de las compras en Internet con mucha más tranquilidad y con muchas menos papeletas de acabar financiando a ciberestafadores.

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