Cómo evitar estafas al comprar memorias y discos duros demasiado baratos

Última actualización: 11/11/2025
Autor: Isaac
  • Comprueba S.M.A.R.T. y, en Seagate, el registro FARM para detectar uso previo.
  • Desconfía de USB con capacidades imposibles; verifica con pruebas de escritura/lectura.
  • Investiga al vendedor y compara precios con tiendas oficiales antes de comprar.
  • Si ya caíste, reúne pruebas, reclama y prioriza recuperar datos con profesionales.

Almacenamiento seguro y cómo evitar estafas

Guardar fotos, documentos y vídeos en la nube está muy bien, pero mucha gente sigue prefiriendo tener sus cosas a mano en un disco duro externo o un pendrive. Esa preferencia por el almacenamiento físico trae consigo un problema: abundan las ofertas tentadoras en webs y marketplaces que, en realidad, esconden productos falsos o manipulados. Si un precio parece una ganga descomunal, conviene pararse un segundo, porque los chollos de verdad son menos comunes de lo que nos gustaría.

En los últimos años han proliferado dos fraudes diferentes: memorias USB con capacidades imposibles por cuatro duros y discos duros que se venden como nuevos cuando ya han trabajado miles de horas. A veces el engaño es burdo; otras, muy sofisticado. Se han visto unidades externas supuestamente mecánicas que en realidad escondían un minúsculo chip de memoria flash soldado a una interfaz USB y un trozo metálico pegado para simular el peso. Quien lo compró estuvo usándolo años sin notar ruido de platos ni un rendimiento acorde, porque el sistema operativo mostraba una capacidad engañosa que el firmware se encargaba de simular con bastante arte.

Cazadores de gangas: por qué abundan estas estafas en memorias y discos

Los altos precios de algunos modelos y la escasez puntual de stock han creado el caldo de cultivo perfecto para que surjan vendedores que prometen oro por céntimos. En medio están los compradores con presupuesto ajustado, y también quienes buscan unidades de segunda mano para ahorrar. Ese contexto ha dado lugar a ofertas de USB con “64 TB” por menos de 15 euros y a discos desprecintados que lucen como nuevos, pero que arrastran decenas de miles de horas de uso real. En ambos casos, la manipulación se apoya en trucos de firmware y presentación.

En comunidades de entusiastas del PC se habla de esto a diario. Espacios como PC Master Race fomentan la ayuda para montar ordenadores, resolver dudas y compartir experiencias. Da igual si aún no tienes un equipo propio: lo importante es aprender y disfrutar. Allí verás advertencias continuas, desde patrones oscuros de venta y reseñas maquilladas hasta capturas que muestran capacidades imposibles. Estas conversaciones ayudan a que el personal no caiga en trampas que, por desgracia, se repiten una y otra vez.

Casos reales que encendieron las alarmas

Un episodio que ha corrido de foro en foro fue el de un usuario que utilizó durante tres años un “disco duro mecánico” externo de 1 TB. Cuando dejó de funcionar y abrió la carcasa, descubrió que aquello era un chip de memoria flash adaptado a un puerto USB, con una pieza metálica para simular el peso. El firmware estaba alterado para que el sistema identificara 1 TB disponibles, pero el rendimiento era el de una tarjeta SD modesta y, claro, la fiabilidad era inexistente. Que no detectara nada raro durante tanto tiempo demuestra lo pulidos que llegan algunos engaños.

Otro foco de polémica llegó con los discos usados vendidos como nuevos. Varios compradores en Europa, tras analizar unidades Seagate de alta capacidad, detectaron 10.000, 15.000 e incluso más de 20.000 horas de uso en productos que debían estar a estrenar. En muchos reportes se repetía el mismo patrón: valores S.M.A.R.T. reseteados, pero indicadores internos más profundos que delataban el kilometraje real de las unidades. El problema afectó a decenas de personas y, en algunos casos, a lotes completos que supuestamente procedían de canales autorizados.

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S.M.A.R.T., FARM y otros datos técnicos que cuentan la verdad

Los discos modernos guardan su historial de salud a través de S.M.A.R.T. (Self‑Monitoring, Analysis and Reporting Technology). Este sistema registra horas de funcionamiento, conteos de arranque, temperaturas y sectores reasignados, entre otros. El asunto es que hay vendedores sin escrúpulos que restablecen esos contadores o instalan firmware alterado para que la unidad parezca recién salida de fábrica. A simple vista, una lectura superficial con ciertas herramientas puede engañarte.

En modelos de Seagate existe otra capa llamada FARM (Field Accessible Reliability Metrics). Es un registro adicional, mucho menos trivial de modificar, que permite contrarrestar los “lavados de cara” de S.M.A.R.T. En investigaciones recientes, cuando S.M.A.R.T. aparecía “limpio”, el FARM seguía mostrando que el disco tenía miles de horas a sus espaldas. Otras marcas, como Western Digital y Toshiba, no disponen de una métrica equivalente accesible públicamente, lo que complica la verificación de forma independiente si alguien ha intentado maquillar el historial de la unidad.

Del chollo al delito: lo que se destapó en el sudeste asiático

Ante el aluvión de reportes, una investigación terminó señalando negocios donde se vendían unidades de varios fabricantes a precios irrisorios. Se llegó a confiscar un volumen importante de discos que, al ser analizados, mostraban técnicas de manipulación del firmware para alterar S.M.A.R.T. y así pasar como nuevos. Este modus operandi explicaría cómo podían ofrecer herramientas supuestamente a estrenar por mucho menos de lo que costarían en establecimientos reputados, incluso cuando la caja y el embalaje parecían impecables.

En el centro del fenómeno apareció otro elemento: el reciclaje de discos de servidores o de actividades especialmente intensivas, como la minería de la criptomoneda Chia. No es extraño que esas unidades tengan docenas de terabytes escritos y un tiempo de uso dilatado. Si el historial se oculta y el aspecto es bueno, engañar a un comprador confiado es relativamente sencillo. Ahí reside el verdadero riesgo.

USB de “terabytes imposibles”: así te la cuelan

En el terreno de las memorias USB, el fraude adopta otra cara. Se ven pendrives que prometen 1 TB, 2 TB y hasta 64 TB por precios ridículos. Lo que sucede es que el vendedor manipula el firmware para que el sistema operativo muestre una capacidad enorme que en realidad no existe físicamente. Al empezar a copiar datos, estos se sobrescriben en bucle y, cuando alcanzas el límite real del chip (16 GB, 32 GB, etc.), todo lo que añadiste después se corrompe.

Hay historias sangrantes: usuarios que copiaron más de 200 GB a supuestos pendrives “3.0” y vieron cómo la velocidad caía a menos de 1 MB/s. Tras horas de espera (o incluso un día entero), el sistema afirmaba que los archivos estaban ahí. Pero al abrirlos, los vídeos no reproducían, los .zip daban error y las fotos salían dañadas. Aquello no era mala suerte, sino el efecto lógico de una memoria “hackeada” que reporta capacidad ficticia y machaca los datos uno encima de otro.

Cómo comprobar un pendrive o un disco nada más recibirlo

Antes de fiarte del empaque o de lo que diga Propiedades en Windows, toca validar. En cuanto te llegue el dispositivo, ejecuta herramientas de diagnóstico. Para discos, CrystalDiskInfo, smartmontools o HDDScan ofrecen lecturas detalladas de S.M.A.R.T. y temperaturas; si el modelo es Seagate, comprobar el registro FARM puede darte pistas cruciales. Estas utilidades te permitirán detectar horas de uso, ciclos de arranque y sectores reasignados que no cuadran con un producto sellado.

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Para memorias USB, un enfoque eficaz es el test de escritura y lectura completa. Existen utilidades que llenan la unidad con patrones y luego verifican su integridad. Una de las más conocidas para detectar capacidades falsas es ValiDrive, creada por el ingeniero Steve Gibson. Es gratuita, no requiere instalación y colorea en verde las áreas reales y en rojo las que son puro humo. Con un informe así, si la unidad asegura “2 TB” y solo responde correctamente a unos pocos gigas, no hay discusión posible.

Además de estos chequeos, conviene validar que el rendimiento sea razonable. Si un USB 3.0 escribe a 0,8 MB/s o un “HDD” externo se comporta como una SD barata, mal asunto. También ayuda comprobar ruidos en discos mecánicos (debería escucharse actividad), y revisar que números de serie, fecha de fabricación y firmware sean coherentes. Si algo chirría, pregunta al fabricante con el número de serie: te pueden confirmar si la unidad pertenece a un lote nuevo o si salió de un entorno de reacondicionamiento.

Reseñas, ofertas relámpago y otros anzuelos: aprende a leerlos

Un capítulo aparte lo merecen las reseñas y los descuentos agresivos. Abundan los listados con opiniones infladas o poco fiables: comentarios cortos, picos de valoraciones en días concretos o textos que señalan fallos pero otorgan cinco estrellas. Herramientas que antaño ayudaban a filtrar reseñas dudosas ahora apenas funcionan o han dejado de ser útiles, así que no queda otra que revisar “a mano” los patrones de comentarios y centrarse en los negativos con detalle.

Sobre los chollos, no hay misterio: nadie regala nada. Ofertas del 80% o 90% en hardware de marca son casi siempre humo. Ojo con las promociones temporales y “exclusivas para ti”, porque muchas forman parte de patrones de presión para que compres rápido. Compara con precios oficiales en tiendas fiables y, si alguien promete 1 TB por 10 euros, activa el radar. Es preferible pagar un poco más a cambio de certeza y garantía.

Dónde comprar con cabeza y cómo investigar al vendedor

hdd particiones formato

Si te decides a comprar online, prioriza tiendas conocidas y vendedores oficiales y usa métodos de pago seguros. En marketplaces, fíjate en quién vende y quién envía. Valora el historial, el porcentaje de opiniones y, sobre todo, los casos en los que algo salió mal. Si notas incoherencias en la ficha (nombres de marca cambiantes, fotos genéricas o especificaciones imposibles), aléjate. Antes de pagar, revisa las condiciones de devolución y la cobertura de garantía, porque si hay estafa, lo primero es recuperar tu dinero sin fricciones.

Cuando recibas el paquete, inspecciónalo al detalle. Embalajes retermosellados, etiquetas reimpresas o accesorios que no cuadran con lo que promete la web son pistas. Toma fotografías antes de abrir, por si tuvieras que reclamarlas. Y no tardes en probar la unidad con las herramientas que comentamos: cuanto antes detectes un problema, más fácil será gestionar el retorno o abrir disputa con el marketplace o el vendedor.

¿Y si ya he caído? Pasos para proteger tus datos y tu bolsillo

Si tus archivos ya están en una unidad sospechosa, no sigas escribiendo. Cuanto más uses un pendrive con capacidad ficticia, más corromperás los datos. En discos que muestran fallos, prioriza la copia segura: si hay sectores dañados, no intentes “reparar” a ciegas. Para situaciones delicadas, acude a profesionales de recuperación: empresas especializadas con laboratorios limpios y herramientas como R‑Studio o Disk Drill pueden extraer información de unidades con problemas físicos o lógicos. Recuperar cuesta, pero puede salvar documentos irremplazables.

Además de la parte técnica, mueve las palancas de protección al consumidor. Reúne pruebas (facturas, capturas de S.M.A.R.T./FARM, informes de test de capacidad) y presenta reclamación al vendedor y la plataforma. Si te ponen pegas, acude al organismo de consumo de tu país (como PROFECO en México o su equivalente) y aporta la evidencia. Estas acciones no solo maximizan tus opciones de reembolso: también ayudan a frenar redes que repiten la estafa con otras personas.

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Cuándo elegir pendrive, disco duro, o SSD externo

En capacidades muy grandes, un pendrive suele ser mala idea: meter mucha memoria en un formato tan pequeño es caro y complejo. Si ves “pendrives” de 2 TB a precio de risa, ya sabes por dónde van los tiros. Para grandes volúmenes, la opción sensata es un disco duro externo o un SSD portátil de marca conocida. Hay discos mecánicos de 2 TB a precios razonables y SSD externos más rápidos, resistentes a golpes y con garantía clara. A veces un producto ligeramente más caro es, en realidad, mucho más barato a largo plazo.

Luego está el uso. Si vas a mover archivos enormes con frecuencia y necesitas rapidez, un SSD externo USB 3.2 es ideal. Si quieres un gran almacén para copias de seguridad a buen precio por giga, un HDD externo es una apuesta sólida. Y para llevar documentos puntuales en el llavero, un pendrive de capacidades realistas (32, 64, 128 GB) de un fabricante reconocido cumple de sobra sin sustos. Aplicar el sentido común es el mejor antivirus contra chollos que salen carísimos.

Herramientas útiles para validar y, si hace falta, investigar a fondo

Para ver de un vistazo el estado de un disco: CrystalDiskInfo en Windows es claro y gratuito; smartmontools funciona en múltiples plataformas y ofrece una lectura más avanzada; HDDScan también es popular para tests de superficie. En unidades Seagate, consultar FARM aporta una capa adicional. Para USB de capacidad dudosa, ValiDrive resulta especialmente práctico al identificar bloques reales y “fantasma”. Con estas utilidades podrás documentar si la unidad es lo que promete.

Cuando hay sospechas serias (manipulación de firmware, registros borrados, particiones ocultas) o el dispositivo está inestable, un análisis forense digital es el siguiente paso. Herramientas de ámbito profesional como EnCase, FTK o Autopsy permiten reconstruir historiales, detectar cambios de firmware y preservar evidencia sin alterar el soporte. No es algo que necesites siempre, pero cuando hay fraude o está en juego la integridad probatoria de los datos, contar con especialistas marca la diferencia entre suposiciones y certezas.

Señales de alerta rápidas y comparativas realistas

  • Capacidades imposibles por menos de lo que vale una unidad básica de marca: sospecha.
  • Reseñas perfectas con textos pobres o contradictorios y picos de valoraciones: sospecha.
  • Embalaje irreprochable pero S.M.A.R.T. inconsistente o rendimiento ridículo: sospecha.
  • Rebajas fuera de mercado en distribuidores desconocidos o “nuevos”: sospecha.

Estar informado es el mejor antídoto. Entre ofertas que presionan, reseñas maquilladas y firmware alterado, el objetivo de los estafadores es claro: que compres sin mirar. Tomarte unos minutos para verificar vendedor, comparar precios, probar con herramientas y escuchar las señales del dispositivo puede ahorrarte devoluciones, disgustos y, sobre todo, la pérdida irreversible de tus archivos.

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