- Donkey Kong Bananza redefine las plataformas 3D con mecánicas de destrucción y exploración.
- La jugabilidad destaca por la libertad, la interacción con el entorno y la variedad de transformaciones.
- El alto contenido coleccionable y técnico lo sitúa como referente de la nueva generación de Nintendo.
La llegada de Donkey Kong Bananza a Nintendo Switch 2 ha supuesto todo un acontecimiento en el mundo de los videojuegos. Después de largos años de espera, el gorila más famoso del Reino Champiñón regresa con una aventura de plataformas 3D de producción sobresaliente y con un espíritu innovador que ha sorprendido tanto a prensa como a jugadores.
En un contexto donde los grandes lanzamientos marcan el rumbo del catálogo de la nueva consola de Nintendo, Donkey Kong Bananza se ha posicionado como uno de los imprescindibles del año. Desde la primera partida, el juego transmite esa magia tan característica de los títulos creados en Kioto, mezclando tradición y nuevas ideas en una fórmula que no pretende ser una simple copia de Super Mario Odyssey, sino ofrecer algo genuino y memorable.
Un juego que deja huella desde el primer minuto
Donkey Kong Bananza ha conseguido una media de más de 90 puntos en Metacritic, destacando por encima de la mayoría de lanzamientos recientes para Nintendo Switch 2 y solo superado por contados títulos como Clair Obscur: Expedition 33, Blue Prince y Split Fiction. Las críticas internacionales coinciden en que estamos ante un juego que marca un antes y un después para el personaje y la propia consola.
Medios como IGN, COGconnected o Eurogamer consideran que Bananza es una obra maestra, subrayando la enorme inversión creativa y técnica que supone. Otros análisis, como los de GameSpot, Meristation o Digital Trends, recalcan cómo la propuesta de Nintendo va mucho más allá de trasladar el universo de Donkey Kong al 3D, apostando por un diseño de niveles abierto, mecánicas de destrucción y exploración nunca vistas en la saga.
Cabe destacar la adictiva jugabilidad, el ritmo in crescendo de la campaña y los valores de producción que remiten a los mejores años de Nintendo 64, pero adaptados a los estándares actuales de aventura, coleccionismo y libertad de acción. Muchas reseñas internacionales sitúan a Donkey Kong Bananza entre sus favoritos a Juego del Año, un puesto que no alcanzaba la franquicia desde hace décadas.
La prensa y los jugadores coinciden en que el regreso de Donkey era necesario, especialmente después de una época de sequía tras Tropical Freeze. La apuesta por el 3D era arriesgada, pero el resultado ha sido un juego que justifica la compra de la nueva consola y pone el listón muy alto para futuros lanzamientos.
La nota media de las principales publicaciones se sitúa entre el 90 y el 100 en muchas ocasiones, con elogios especiales a la originalidad de las mecánicas, el diseño de escenarios y la profundidad visual de un título que saca partido del potencial gráfico de Switch 2.
Un viaje al centro del mundo lleno de sorpresas y destrucción
Esta nueva entrega apuesta por una estructura de mundos abiertos al estilo sandbox, en la que Donkey Kong y su inseparable Pauline exploran diferentes estratos subterráneos en busca de los valiosos plátanos dorados, o gemas de banandio. La historia arranca tras el impacto de un meteorito en Isla Lingote, desencadenando un cataclismo que arrastra a nuestros protagonistas al interior del planeta y da pie a una aventura repleta de biomas y desafíos.
Los escenarios que se suceden van desde pueblos pesqueros hasta fábricas en zonas rocosas, pasando por bosques frondosos o paisajes helados. La variedad visual es uno de los mayores logros del juego, y la profusión de colores vibrantes, HDR y detalles en cada nivel refuerzan la sensación de estar en un producto de nueva generación.
El diseño de niveles se articula en estratos, cada uno con misiones principales, subtramas, habitantes, jefes y decenas de retos secundarios. Destrozar el terreno es la mecánica central, permitiendo abrir caminos, descubrir secretos o encontrar coleccionables. El 80% del escenario es destruible o modificable, lo que fomenta estrategias creativas y la experimentación constante.
Las transformaciones Bananza, activadas mediante el canto de Pauline, permiten a Donkey convertirse en distintos seres con habilidades especiales: desde un gorila gigante capaz de romper cualquier material, hasta una cebra o una avestruz planeadora. Estas transformaciones no solo son espectaculares, sino que resultan esenciales para superar obstáculos y acceder a zonas secretas.
Además, los coleccionables tienen un papel importante, con las gemas de banandio como objeto principal para subir de nivel y desbloquear mejoras. También hay fósiles (para comprar trajes con habilidades únicas), discos musicales (para personalizar la banda sonora) y objetos ocultos que recompensan la curiosidad del jugador.
Diseño de control y mecánicas innovadoras
Uno de los puntos más destacados por crítica y usuarios es el control de Donkey Kong. Nintendo ha reinventado la forma en que el personaje se mueve, golpea y se enfrenta a enemigos y obstáculos, evitando reutilizar el esquema clásico de los Mario en 3D. Aquí, el salto es menos protagonista que la capacidad de destruir, cavar y manipular el entorno.
Donkey puede golpear en diferentes direcciones (arriba, abajo, adelante), arrancar trozos del escenario y usarlos como armas, surfear sobre plataformas, o utilizar un sónar mediante palmadas para localizar secretos ocultos. La combinación de movimientos aporta una sensación de fuerza y agilidad inigualable, diferenciando claramente a DK del fontanero y ofreciendo una experiencia fresca y adictiva.
Pauline, aunque su papel jugable es más limitado, contribuye con su habilidad de canto para abrir barreras y activar transformaciones. Sin embargo, la jugabilidad se centra claramente en Donkey, con niveles diseñados para exprimir todas sus posibilidades, desde el combate hasta la exploración más minuciosa.
El sistema de mejoras y habilidades aporta profundidad. Al reunir plátanos dorados, el jugador gana puntos para incrementar la vitalidad, el poder destructivo o potenciar transformaciones. Los retos bonus y salas secretas exigen dominar todas estas mecánicas si se aspira al 100% de coleccionables, manteniendo el interés a lo largo de decenas de horas de juego.
El juego apuesta por la libertad en la resolución de problemas. Hay múltiples maneras de llegar a un objetivo: construir puentes, cavar túneles, usar transformaciones o valerse de objetos del entorno. Esta aproximación recuerda a los últimos Zelda, donde la creatividad del jugador es la clave para progresar.
Desafíos, coleccionismo y exploración en estado puro
La oferta de contenido opcional es abrumadora. Cada nivel principal alberga decenas de secretos, desafíos de combate o puzzles, escenarios alternativos y pruebas contrarreloj que recompensan con coleccionables de todo tipo. La estructura de retos bonus recuerda a la era dorada de Nintendo 64, pero mejorada a través del motor de físicas y destrucción que Switch 2 puede ofrecer ahora.
El coleccionismo es una de las grandes motivaciones. Algunos jugadores podrán terminar la historia en unas 20 horas, pero para los completistas el reloj puede superar fácilmente las 30 o 40 si desean conseguir todas las bananas, fósiles, discos y trajes. La variedad de rutas, la densidad de secretos y la posibilidad de desarrollar el personaje convierten a Donkey Kong Bananza en un juego que dura lo que el jugador quiera.
El palmeo sónico es una mecánica tan sencilla como adictiva para encontrar objetos ocultos y rutas alternativas. Potenciar esta habilidad, mediante trajes o mejoras, permite explotar aún más las posibilidades de exploración.
El diseño de niveles abiertos no solo premia la destreza, sino también la curiosidad. Lo importante aquí no es solo llegar de un punto A a un punto B, sino recorrer, descubrir, experimentar y aprovechar todas las herramientas a disposición. El resultado es un juego que engancha y que consigue que cada sesión de juego se convierta en una sucesión de pequeños logros y recompensas.
Este título combina la estructura clásica de niveles con una exploración que recompensa la creatividad del jugador, manteniendo la tensión y la diversión en cada rincón del mundo.
Apartado técnico y audiovisual: nueva generación desde el día uno
El salto técnico respecto a la anterior generación es evidente. Donkey Kong Bananza luce gráficos 4K (escalados) a 60 FPS casi constantes en modo dock, con una versión portátil estable en 1080p. El sistema de animaciones, físicas y partículas da soporte a la mecánica central de destrucción permanente, visible incluso cuando se abandona y regresa a un mundo ya explorado.
Algunos análisis han detectado caídas de rendimiento puntuales, normalmente al abrir mapas complejos o en enfrentamientos con jefes donde el terreno destructible se multiplica. Sin embargo, esto no empaña en absoluto la experiencia, ya que se ha priorizado la espectacularidad y la interacción por encima de la estabilidad absoluta. La sensación general es de estar ante un juego de auténtica nueva generación para el ecosistema Nintendo.
El sonido y la música también están a un nivel sobresaliente. La inclusión de Pauline como coprotagonista permite justificaciones musicales de lo más creativas. El soundtrack combina piezas nuevas, grandes éxitos de la saga y arreglos icónicos como el DK Rap. Los efectos de sonido, potenciados por el HD Rumble 2, sumergen en la acción y diferencian cada tipo de material destruido.
Visualmente, destacan los detalles en el diseño de personajes y entornos, la naturalidad en las animaciones y la riqueza de efectos de luz y color, todo optimizado para sacar partido del hardware de Switch 2. Las texturas, partículas y el pelaje de DK son ejemplo de un compromiso técnico que va más allá de lo habitual en la compañía japonesa.
Historia, personajes y modo cooperativo
En cuanto a narrativa, el título avanza respecto a anteriores entregas de Nintendo, presentando una historia sencilla pero entrañable que explora la relación entre Donkey Kong y Pauline. Ambos personajes se encuentran por casualidad en el mundo subterráneo y emprenden una travesía motivados por la promesa de ver cumplido su deseo más preciado si logran llegar al núcleo de la Tierra.
La personalidad de los personajes secundarios, los habitantes de cada estrato y la propia Void Company (el antagonista) aportan carisma y variedad al viaje. Aunque el argumento no compite con las grandes producciones cinemáticas, cumple con creces y justifica cada mecánica, reto y transformación del juego.
El modo cooperativo permite que un segundo jugador se una al control de Pauline, aunque de forma secundaria y menos relevante para la progresión. Se trata de un añadido pensado para jugar en familia, compartir desafíos y disfrutar de la aventura a medias, pero el peso jugable reside claramente en Donkey Kong.
A destacar también las referencias y guiños a entregas clásicas de la saga, con apariciones estelares de personajes como Cranky o Rambi, fases que homenajean el estilo 2D de Donkey Kong Country Returns, y desafíos que remiten a momentos históricos de la franquicia.
Recepción y valoración internacional
Prácticamente todo el sector especializado coincide en que Donkey Kong Bananza es uno de los grandes títulos de Nintendo de los últimos años. IGN, Washington Post y Eurogamer Portugal han otorgado puntuaciones perfectas, destacando su originalidad, ambición técnica y diversión constante. Otros medios como Meristation, Atomix, Multiplayer.it y WellPlayed lo valoran entre el 93 y el 96, subrayando el equilibrio entre nostalgia e innovación.
Las opiniones menos entusiastas, como las de VGC, TheGamer o Gamesurf, que puntúan alrededor de 80, reconocen que el juego puede presentar ciertos picos de dificultad, caídas de rendimiento o, en ocasiones, una estructura clásica, pero siempre recalcan que la diversión, el carisma y la variedad de mecánicas superan con creces cualquier carencia.
Entre los puntos fuertes más repetidos destacan la jugabilidad accesible pero profunda, la creatividad en el diseño de niveles, la espectacularidad visual y el sistema de coleccionables. Aunque algunos jefes (sobre todo los mini bosses) pueden resultar demasiado sencillos, y la cámara puede sufrir en espacios reducidos durante las fases de excavación, la experiencia general sigue siendo sobresaliente.
Pese a estos pequeños inconvenientes, el juego consigue convertir cada partida en algo único, manteniendo el espíritu de los mejores títulos de Nintendo y posicionando a Donkey Kong como un protagonista de primer nivel, capaz de mirar de tú a tú a Mario o Link dentro del catálogo de la compañía.
El lanzamiento de Donkey Kong Bananza ha supuesto un impulso decisivo para el catálogo de Switch 2, justificando la compra de la consola tanto para fans veteranos de la saga como para nuevos jugadores que busquen una experiencia fresca, divertida y con potencial para horas y horas de entretenimiento.
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