Qué es DAWBench y cómo elegir el mejor PC para tu DAW

Última actualización: 12/12/2025
Autor: Isaac
  • DAWBench es un benchmark específico de audio que mide instancias de plugins y estabilidad a distintas latencias, algo que los tests genéricos no reflejan.
  • Las pruebas muestran que el procesador es el factor clave: muchos núcleos ayudan en mezcla, pero en mastering importa más la potencia por núcleo.
  • El comportamiento varía según el DAW: algunos consumen más CPU, otros más RAM o disco, por lo que la elección del software también influye.
  • Plataformas como AMD AM5 y CPUs como Ryzen 9 o Intel Core de alta gama se analizan mejor comparando resultados DAWBench que solo mirando especificaciones.

Benchmark de rendimiento DAW

Si trabajas con música en el ordenador, tarde o temprano te surge la misma duda: qué ordenador necesito para que mi DAW vaya fino y no se llene de chasquidos, clics y cuelgues. Quien usa Ableton, Cubase, Pro Tools, Reaper, FL Studio o cualquier otro secuenciador sabe que las especificaciones “genéricas” de un PC no siempre sirven de referencia real para audio.

En ese contexto aparece DAWBench, un conjunto de pruebas creado específicamente para medir el rendimiento de ordenadores en producción musical. No es un benchmark genérico tipo Geekbench o Passmark, sino una batería de tests pensada para sesiones de mezcla, mastering y uso intensivo de plugins. Entender qué es DAWBench, cómo se usa y cómo interpretar sus resultados es clave si quieres elegir bien entre un Intel Core, un AMD Ryzen, más núcleos, más frecuencia por núcleo, o incluso si te compensa hacer overclock o trastear con la BIOS.

Qué es DAWBench y por qué no se parece a otros benchmarks

DAWBench es, en esencia, un conjunto de proyectos y metodologías de prueba para distintos DAW que simulan situaciones reales de mezcla y procesamiento de audio. A diferencia de benchmarks generales (Geekbench, AnTuTu, Passmark, etc.), no se limita a comprimir audio o convertir archivos: intenta reproducir el tipo de carga que sufre un estudio al trabajar con muchas pistas, plugins y diferentes configuraciones de búfer.

Pruebas DAWBench en estudio

En muchos benchmarks genéricos se miden cosas como compresión de datos, codificación de vídeo o tareas mixtas de CPU y GPU. Eso está muy bien para tener una idea global, pero no te dice gran cosa sobre si vas a poder correr 100 pistas con plugins pesados a 64 muestras sin que tu Ableton se ahogue. DAWBench, en cambio, se centra en el escenario típico de un estudio: procesamiento en tiempo real, baja latencia, cargas paralelas y comportamiento del sistema bajo estrés sostenido.

El objetivo de su creador y de la comunidad que lo ha adoptado es proponer una referencia común y reproducible para comparar plataformas de hardware en el ámbito de audio. Es decir, que no dependas solo de opiniones sueltas de foros, sino que puedas ver números concretos de cuántas instancias de un plugin se pueden ejecutar antes de que aparezcan clics y dropouts.

Históricamente se han publicado diferentes versiones de DAWBench, entre ellas DAWBench 2017, que sigue siendo muy utilizada, aunque existan variantes más recientes. Pese a los años, la lógica de las pruebas (contar instancias de plugins bajo distintas latencias y cargas) continúa siendo perfectamente válida para hacerse una buena idea del rendimiento relativo de cada CPU.

Cómo se plantean las pruebas DAWBench en un DAW real

Sesión DAWBench con plugins

Montar un benchmark realmente útil para audio no es tan trivial como parece. La idea es sencilla: crear un proyecto de prueba fácil de descargar y ejecutar, y que los usuarios puedan medir cuántos plugins aguanta su sistema sin artefactos. Pero en la práctica entran en juego muchos detalles que pueden sesgar el resultado si no se controlan bien.

Para que la prueba sea mínimamente seria hay que decidir, entre otras cosas, qué DAW usar, qué samplerate y profundidad de bits, qué plugins, cómo contar los tiempos o cuántas veces debe reproducirse el proyecto antes de dar por buena una cifra. No todo el mundo está dispuesto a instalar una demo de DAW, preparar un proyecto complejo y revisar la configuración de audio al detalle, así que el diseño de DAWBench intenta equilibrar precisión y facilidad de uso.

Una de las propuestas habituales es recurrir a un DAW gratuito o de evaluación que:

  • Soporte multiproceso de forma eficiente.
  • Tenga un motor de timestretching competente.
  • Permita descargar versiones concretas para asegurar que todos prueban con la misma build.

Se han barajado opciones como Studio One Prime, pero presentan problemas: limitaciones de las versiones gratuitas, descargas que exigen registro previo y falta de paridad entre macOS y Windows. En ese contexto, Reaper suele ser el gran candidato: puedes descargar prácticamente cualquier versión que haya salido, es ligero y el periodo de evaluación es totalmente funcional.

Un ejemplo típico es utilizar un proyecto específico de Reaper con varias pistas de audio y algunos instrumentos internos. En una de las pruebas descritas, se preparó un proyecto con 15 pistas de audio y 5 instrumentos de Reaper, comprimido en OGG para facilitar su distribución. El test consiste en medir el tiempo de render a diferentes muestreos (por ejemplo, 44,1 kHz y 192 kHz) y comparar resultados entre equipos.

En un procesador antiguo como un Core2Duo, el render a 44,1 kHz arrojó un tiempo cercano a los 2 minutos y 50 segundos, mientras que a 192 kHz el tiempo se disparaba. Esto ilustra bastante bien cómo aumenta la carga al subir la frecuencia de muestreo y da un patrón de comparación útil entre generaciones de CPU.

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DAWBench BUS, DAWBench DSP y pruebas centradas en plugins

Dentro del ecosistema DAWBench hay distintos tipos de pruebas, pero la idea base es similar: cargar muchas instancias de un mismo plugin hasta que el sistema deja de reproducir con fluidez a un cierto tamaño de búfer. Una de las variantes más conocidas es DAWBench BUS, muy popular cuando se comparan CPUs de escritorio potentes como los Ryzen 9 de AMD o las series altas de Intel Core.

En DAWBench BUS se trabaja normalmente con cadenas de plugins que simulan buses de mezcla cargados de procesado, ideados para ver cómo se comporta el sistema ante escenarios de mezcla compleja con muchas rutas simultáneas. En estos tests, los procesadores AMD Ryzen 9 suelen salir muy bien parados, llegando a encabezar rankings de rendimiento, aunque a veces queden por detrás en otras pruebas DAWBench centradas en otro tipo de carga.

Otra modalidad habitual es probar el rendimiento en serie de un plugin muy exigente (por ejemplo, un saturador o preamplificador como SGA 1566) en una sola pista. En ese caso no interesa tanto la paralelización, sino la potencia de un solo núcleo de CPU, ya que toda la cadena recae en un mismo hilo de proceso.

En pruebas concretas sobre un i9-10900K, se ha medido cuántas instancias del plugin SGA 1566 pueden apilarse en una pista antes de que aparezcan artefactos, a distintos tamaños de búfer (48, 256 y 2048 muestras). Los resultados muestran cifras en torno a 20-26 instancias en serie según el tamaño de búfer y la configuración de overclock, y son útiles para ver hasta qué punto la frecuencia de reloj por núcleo influye cuando no se aprovechan muchos hilos.

Es interesante observar cómo estos tests distinguen con claridad el comportamiento de la CPU en escenarios muy paralelos frente a escenarios dominados por uno o pocos núcleos, algo que resulta clave para entender por qué un procesador puede rendir mejor mezclando que masterizando o viceversa.

Ejemplo real: DAWBench en un Intel i9-10900K

Un caso práctico muy ilustrativo es el de un usuario que probó DAWBench 2017 con un PC basado en un Intel i9-10900K, 64 GB de RAM DDR4 3200 MHz y Reaper 6.53, acompañado de una interfaz RME Babyface Pro. Su objetivo era comprobar el impacto de tres factores: overclock, configuración UEFI por defecto y uso o no de Hyper-Threading.

La configuración de hardware incluía una placa ASUS ROG STRIX Z490-F, almacenamiento NVMe para sistema y proyectos, SSD SATA para librerías y discos mecánicos para archivo y copias de seguridad. Un sistema bastante típico de estudio avanzado actual, con una refrigeración por aire de alta gama y fuente de alimentación de calidad, sin componentes extravagantes.

En primer lugar, probó la CPU con overclock a 4,8 GHz en todos los núcleos, memoria a 3200 MHz (perfil XMP), virtualización desactivada y Hyper-Threading activado. Los resultados de DAWBench, midiendo cuántas instancias de plugin podía cargar antes de que el proyecto empezara a chasquear, fueron aproximadamente:

  • 48 muestras de búfer: 183 instancias.
  • 256 muestras de búfer: 274 instancias.
  • 2048 muestras de búfer: 329 instancias.

Después repitió la prueba con la CPU en valores “Optimized Defaults” de la BIOS, manteniendo la misma RAM, con virtualización desactivada y Hyper-Threading activo. En este modo la CPU escala dinámicamente las frecuencias: sube más con pocos núcleos, baja con muchos. Los resultados fueron:

  • 48 muestras: 176 instancias.
  • 256 muestras: 236 instancias.
  • 2048 muestras: 295 instancias.

Por último, configuró el procesador con overclock a 4,8 GHz pero desactivando Hyper-Threading, manteniendo el resto igual. El conteo de instancias cayó notablemente:

  • 48 muestras: 123 instancias.
  • 256 muestras: 200 instancias.
  • 2048 muestras: 231 instancias.

Cuando se centró solo en la prueba de plugin en serie (una pista con SGA 1566 apilado), los resultados se mantuvieron prácticamente iguales en todas las configuraciones: en torno a 20-26 instancias según el búfer, sin diferencias significativas por activar o no Hyper-Threading. Eso deja claro que el HT ayuda sobre todo en cargas multinúcleo, pero apenas aporta nada en escenarios monohilo.

Una conclusión clave de este caso es que, para este tipo de cargas DAWBench, el overclock global mejora el rendimiento cuando la CPU está muy cargada y todos los núcleos trabajan a la vez. Con la BIOS en valores por defecto, el procesador puede alcanzar algo más de frecuencia con pocos núcleos activos (hasta 100 MHz extra respecto al OC) pero cae hasta alrededor de 4,4 GHz cuando todos están en uso, lo que penaliza el rendimiento en tests fuertemente paralelos.

También se ve con claridad que desactivar Hyper-Threading reduce de forma considerable el rendimiento multihilo, mientras que no perjudica ni mejora de manera notable el rendimiento monohilo. En este sistema concreto, no había ningún beneficio real en desactivar HT para audio, al contrario de lo que a veces se comenta en foros.

Elección de CPU para Ableton y otros DAW: Intel vs AMD, P-cores, E-cores y AM5

Una de las dudas más recurrentes entre productores musicales es qué procesador comprar para trabajar en Ableton Live u otros DAW. Muchos usuarios se debaten entre Intel Core de 13ª/14ª generación, AMD Ryzen 7000/9000 e incluso las nuevas series de Intel de 15ª generación, valorando no solo el rendimiento actual sino también la posibilidad de ampliar en el futuro.

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En el plano práctico, hay quien viene de portátiles profesionales con CPUs de bajo consumo, como un Dell Precision con un Intel i5-1250P y 32 GB de RAM, y se plantea montar un sobremesa dedicado exclusivamente a producción en Ableton. En esos casos, las alternativas habituales pasan por un i7 13700/14700, un Ryzen 7 9700X o incluso un modelo “K” de la futura 15ª generación de Intel, con un coste superior pero más margen de rendimiento.

Uno de los puntos que más ruido genera es el comportamiento de los núcleos de alto rendimiento (P-cores) frente a los núcleos de alta eficiencia (E-cores) en los procesadores híbridos de Intel. Hay usuarios convencidos de que Ableton solo aprovecha bien los P-cores y “pasa” de los E-cores, lo que lleva a plantearse si realmente tiene sentido pagar por una CPU con muchos núcleos eficientes que el DAW supuestamente no va a utilizar.

La realidad es algo más matizada: Ableton, como otros DAW modernos, sí aprovecha múltiples núcleos, pero la forma en que distribuye las tareas y cómo interviene el sistema operativo (Windows, macOS) puede afectar a qué hilos acaban en P-cores o E-cores, sobre todo si no se afinan bien los ajustes de energía y afinidad. No obstante, DAWBench permite ver de manera práctica qué configuración de BIOS, energía y CPU ofrece mejores resultados.

Cuando se comparan resultados de DAWBench BUS y otras pruebas similares, se observa que los Ryzen 9 de AMD tienen un rendimiento excelente en cargas de mezcla muy paralelas, a menudo encabezando las tablas, aunque en determinadas pruebas concretas no siempre sean los ganadores absolutos. Además, AMD suele llevar ventaja en consumo energético: los Ryzen tienden a ofrecer mucha potencia manteniendo un TDP y consumo reales más contenidos que los Intel de gama alta con overclock agresivo.

Otro factor que pesa bastante es la longevidad de la plataforma. Muchos usuarios valoran que el socket AM5 de AMD vaya a recibir, al menos, una generación más (por ejemplo, futuros Zen 6), lo que permite comprar hoy un Ryzen 9 7900 o 9700X y plantearse un salto a un modelo superior dentro de unos años sin cambiar placa base ni RAM. En el caso de Intel, quienes se mueven en 13ª/14ª generación saben que es probable que no haya margen de actualización dentro del mismo socket, y que para pasar a la 15ª generación con un 265K (por ejemplo) tocará renovar plataforma completa.

Un ejemplo real de decisión basada en estas consideraciones es el de un usuario que, tras comparar opciones en base a pruebas DAWBench y consumo energético, acabó montando un equipo con Ryzen 9 7900 y 64 GB de RAM para producción musical. Su esperanza es que AMD lance Zen 6 para AM5 y así tener una ruta de actualización futura sin rehacer todo el sistema.

Relación entre el DAW, la CPU y el resto de componentes del ordenador

Más allá del procesador, conviene entender bien cómo se reparten las cargas en un equipo de audio. Una estación de trabajo de audio digital no es solo la CPU: placa base, RAM, almacenamiento, GPU, fuente y caja influyen en mayor o menor medida en el rendimiento global. Tener un procesador potente no sirve de mucho si el resto del sistema hace cuello de botella.

La placa base determina el socket, el tipo y cantidad de RAM, el número de ranuras M.2, las conexiones para discos y la cantidad de puertos USB disponibles para interfaces, controladores MIDI y soluciones de enrutamiento como Voicemeeter Banana. La fuente de alimentación se encarga de proporcionar voltajes estables; una fuente mediocre puede traer inestabilidades y ruidos eléctricos no deseados. La caja, por su parte, influye en la refrigeración y el ruido acústico del estudio.

Sin embargo, en términos de impacto directo en el rendimiento en DAW, los componentes clave son:

  • El procesador, que se lleva la mayor parte del trabajo, especialmente en mezcla y mastering.
  • La memoria RAM, cuya cantidad es más determinante que la velocidad en muchos casos.
  • Las unidades de almacenamiento, cuya rapidez ayuda a cargas y streams de audio, pero raramente son el cuello de botella principal si ya usas SSD.

En muchas pruebas comparativas se han simulado proyectos de mezcla y mastering en DAW populares (Pro Tools 12.5 HD, Cubase Pro 12, Ableton Live 11, Reaper 6.81 y FL Studio 20) para ver cómo responden a igualdad de condiciones. Los resultados muestran que cada DAW gestiona la CPU, la RAM y el disco de forma ligeramente distinta, lo que explica por qué una misma máquina puede ir perfecta con un secuenciador y algo más justa con otro.

En una mezcla de baja exigencia con 100 pistas de audio a 44,1 kHz/24 bits y un plugin insertado en cada pista (100 plugins en total), se observó que Cubase era el que menos CPU consumía, mientras que FL Studio se disparaba en uso de RAM, rondando los 8 GB, casi triplicando al resto de DAW. Es decir, FL Studio tendía a “tirar” más de memoria para minimizar el acceso a disco, incluso en cargas moderadas.

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Cuando se aumentó la exigencia añadiendo hasta 4 inserts por pista (400 plugins en total), se vieron varios patrones interesantes:

  • Todos los DAW aprovecharon los 16 núcleos y 32 hilos de la CPU, lo cual confirma que estas aplicaciones sí escalan con muchos hilos en proyectos de mezcla grandes.
  • Pro Tools se convirtió en el menos demandante de RAM, pero a costa de un mayor uso de las unidades de almacenamiento durante la reproducción, juntándose con Ableton como los más dependientes del rendimiento del disco.
  • FL Studio siguió siendo el DAW que más RAM consume, aunque en esta prueba el resto se acercó algo más a sus cifras.
  • FL Studio también fue el que más CPU pidió, prácticamente doblando el consumo de CPU de Ableton y Cubase, que aparecieron como los más ligeros en ese aspecto, con Pro Tools y Reaper en un punto intermedio.
  • FL Studio fue el único que no tocó las unidades de almacenamiento durante la reproducción en ninguna prueba, lo cual explica en parte ese alto consumo de RAM para mantener todo cargado y minimizar streams desde disco.

En escenarios de mastering extremos, con un archivo estéreo a 192 kHz y 32 bits en coma flotante acompañado de 10 plugins muy pesados con oversampling, filtros de fase lineal y demás “chucherías” CPU-intensivas, los resultados cambiaron: el uso de CPU fue bastante parecido en todos los DAW, pero solo Cubase y Reaper ofrecieron reproducción fluida sin artefactos.

En Pro Tools surgieron paradas puntuales con avisos de sobrecarga de CPU, en FL Studio se escuchaban clics y pequeños artefactos de forma esporádica, y en Ableton los clics y distorsiones eran tan constantes que hacían imposible trabajar en mastering en esas condiciones. La RAM y el disco prácticamente no se movieron en todos los programas, lo que deja clarísimo que, en este tipo de tareas, todo el peso recae en el microprocesador y, además, en muy pocos núcleos concretos.

Qué nos enseñan DAWBench y otras pruebas sobre cómo montar un PC de audio

Si juntamos todo lo anterior, se perfilan unas conclusiones prácticas bastante claras. La primera es que, para producción musical, el componente más crítico es el procesador. En mezcla, donde se paralelizan muchas tareas, tener muchos núcleos ayuda, y ahí CPUs con 12, 16 o más núcleos marcan la diferencia en DAWBench BUS y pruebas similares.

En cambio, en mastering o en cadenas muy pesadas en pocas pistas, la prioridad es la potencia por núcleo. Es decir, frecuencias altas y arquitectura eficiente, incluso aunque el número total de núcleos no sea tan grande. Esto explica por qué a veces un procesador con menos núcleos pero más rápidos puede manejar mejor ciertas sesiones de mastering que otro con más núcleos pero más lentos.

En segundo lugar, la RAM importa más por cantidad que por velocidad. Con 16 GB se cubren bien muchas situaciones habituales de mezcla según las pruebas realizadas, aunque hoy en día 32 GB es un punto muy razonable para trabajar con samplers, librerías y proyectos grandes. Subir la frecuencia de la RAM ayuda algo, pero no transforma el rendimiento de la misma manera que un salto de CPU.

En tercer lugar, las unidades de almacenamiento (sobre todo SSD) son críticas para tiempos de carga de proyectos, apertura de librerías y reproducción cuando el DAW tira mucho de disco. Aun así, una vez que trabajas con SSD decentes, suelen ser el factor menos limitante para conseguir una reproducción fluida, salvo en casos concretos de DAW que dependen más de streams como Ableton o Pro Tools.

Todo esto encaja muy bien con lo que revela DAWBench: las mayores variaciones de rendimiento entre equipos vienen casi siempre de la combinación CPU + configuración de BIOS + gestión de hilos, y solo después de ahí entran en juego la RAM y el disco. Afinar el sistema operativo (desactivar ahorro de energía agresivo, usar controladores ASIO sólidos, mantener la BIOS bien configurada) también tiene su peso, pero el “esqueleto” de la máquina está en la elección del micro.

Para quien está a punto de renovar PC para producir con Ableton, Cubase, Reaper o similares, DAWBench es una herramienta muy útil para traducir especificaciones técnicas en algo tangible: cuántos plugins, a qué latencias y en qué condiciones reales. Elegir entre un Intel con P-cores y E-cores, un Ryzen de muchos núcleos o un modelo ligeramente más modesto pero con mejor IPC deja de ser una lotería cuando puedes apoyarte en resultados de este tipo de pruebas específicas de audio.

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