- PCL prioriza velocidad y compatibilidad, con salida dependiente del dispositivo.
- PostScript ofrece consistencia entre impresoras y mejor detalle gráfico.
- PDF preserva el documento y convive con PCL/PS en el flujo de impresión.
- Instalar ambos drivers aporta flexibilidad para cada tipo de trabajo.
Si alguna vez al instalar una impresora te han salido varios “drivers” y has dudado entre PCL y PostScript, no estás solo. Es una duda muy habitual: ¿por qué hay dos controladores? ¿para qué sirve cada uno? ¿conviene instalar ambos? En el día a día, estas decisiones impactan en la velocidad, la calidad y la consistencia de lo que imprimes.
En las próximas líneas desgranamos, con detalle y sin rodeos, qué son PCL y PostScript, en qué se diferencian y cuándo usar cada uno. Verás que no se trata de “mejor” o “peor”, sino de elegir la herramienta adecuada según el tipo de documento, el entorno y la impresora. Además, te explicamos por qué en muchos casos tiene sentido instalar ambos controladores y qué implicaciones prácticas conlleva.
Qué es PCL (Printer Control Language)
PCL es un lenguaje de descripción de página creado por Hewlett-Packard en los años 80 y adoptado de forma masiva por la industria. Nació como un lenguaje abierto (no registrado) y, con el tiempo, se convirtió en un estándar de facto soportado por la gran mayoría de fabricantes y por multitud de sistemas operativos, lo que facilita usar la misma impresora en entornos distintos.
Una característica esencial de PCL es que es “dependiente del dispositivo”. En la práctica, esto significa que el controlador aprovecha el hardware de la impresora para generar parte de los datos de impresión (por ejemplo, rellenos, subrayados o el renderizado de algunas fuentes), de modo que el ordenador procesa y envía el trabajo con agilidad y la impresora completa la composición de la página.
Esto trae consigo dos consecuencias muy tangibles: por un lado, la impresión suele ser rápida y eficiente en términos de carga para el equipo; por otro, dos impresoras distintas pueden resolver ciertos elementos gráficos de forma ligeramente diferente, de ahí que el mismo trabajo pueda no parecer igual en modelos diferentes.
Otra ventaja práctica de PCL es que los archivos en este lenguaje contienen comandos listos para que la impresora los interprete directamente. En muchos escenarios, no hace falta conversión intermedia: puedes almacenar un archivo PCL y enviarlo tal cual a cualquier dispositivo compatible con PCL para que lo imprima, lo que es útil en flujos de trabajo automatizados.
Por todo lo anterior, PCL suele ser la opción más recomendable para el día a día: documentos ofimáticos, textos, formularios y trabajos donde priman la velocidad y la compatibilidad general, con funciones del controlador que suelen ser más “sencillas” de manejar que las de su alternativa.
Nota: PCL es una marca comercial de Hewlett-Packard Company, y su amplio soporte histórico explica buena parte de su omnipresencia en parque de impresoras mixto.
Qué es PostScript (PS)
PostScript es también un lenguaje de descripción de páginas, diseñado por Adobe a principios de los 80 y comercializado a partir de 1984. Sus bases se remontan a investigaciones de finales de los 70 y desde entonces se ha utilizado intensamente en entornos gráficos y, especialmente, en plataformas Macintosh y aplicaciones profesionales de diseño.
La gran diferencia conceptual es que PostScript es “independiente del dispositivo”. En lugar de delegar la creación de elementos en el hardware de la impresora, el propio lenguaje describe completamente la página, de modo que el resultado final tiende a ser coherente al imprimir el mismo archivo en diferentes modelos o marcas compatibles.
En el terreno visual, PostScript destaca por su manejo fino de objetos gráficos. En muchos casos, los elementos vectoriales y las composiciones complejas se reproducen con más detalle que con PCL, lo que lo convierte en una opción muy apreciada para artes gráficas, pruebas de preimpresión y flujos donde la fidelidad es la prioridad.
La evolución del lenguaje también ha sumado mejoras relevantes: con PostScript 3 llegaron avances notables en calidad de imagen y gestión de color respecto a versiones anteriores, reforzando su papel en entornos profesionales y en flujos donde el color y los degradados requieren precisión.
Hay, eso sí, contrapartidas: procesar trabajos PostScript puede ser más lento, los archivos tienden a ser más pesados y las necesidades de memoria mayores; además, aunque es muy popular en Mac y software gráfico, no aparece tan extendido en todas las plataformas como PCL.
Diferencias clave y relación con PDF
Tanto PCL como PostScript son PDL (Page Description Languages), pero abordan la impresión con filosofías distintas. PCL delega parte del trabajo en la impresora y prioriza la eficiencia; PostScript define la página de forma completa y busca coherencia absoluta del resultado entre dispositivos compatibles.
Esta diferencia se nota en varios frentes: con PCL, el mismo trabajo puede variar ligeramente según el modelo de impresora, y la calidad de gráficos depende en mayor medida del dispositivo; con PostScript, los archivos tienden a imprimirse de forma prácticamente idéntica en diferentes máquinas, algo muy valorado cuando se hacen pruebas internas y luego se envía a una imprenta externa.
La compatibilidad de plataforma también marca distancias. PCL está ampliamente soportado por “casi todo” y es una apuesta segura en entornos heterogéneos; PostScript, aunque muy presente en Mac y ecosistemas de diseño, no está disponible con la misma amplitud en todas las plataformas.
¿Y dónde encaja PDF en todo esto? Aunque hoy muchos flujos pivotan sobre PDF, no deja de estar estrechamente emparentado con PostScript. PDF es un formato multiplataforma pensado para preservar fielmente el documento (con fuentes, imágenes y maquetación), puede incluir elementos interactivos y ha ido evolucionando versión tras versión para mejorar funciones y calidad; en la práctica, ha sustituido a PostScript en muchos escenarios de intercambio, aunque la lógica de “describir” la página sigue ahí.
Resumiendo esta relación: PCL es el caballo de batalla para productividad general, PostScript la apuesta por consistencia y detalle gráfico, y PDF el contenedor universal que conserva la integridad del documento a lo largo del flujo de trabajo.
Ventajas, desventajas y compatibilidad en la práctica
Si miramos la balanza de pros y contras, PCL y PostScript tienen fortalezas y límites muy claros. Elegir bien depende de si buscas rapidez y compatibilidad o máxima fidelidad y uniformidad entre equipos.
Puntos fuertes habituales de PCL (derivados de su diseño dependiente de dispositivo y soporte amplio): velocidad de envío desde el ordenador, menor consumo de recursos del equipo, gran compatibilidad multiproveedor y facilidad de uso para el trabajo cotidiano.
- Procesamiento ágil: el equipo hospedar suele “despejar” rápido el trabajo y la impresora termina la página.
- Compatibilidad extendida: muchos fabricantes y sistemas operativos lo soportan sin problemas.
- Ideal para ofimática: textos, formularios y documentos recurrentes del día a día.
Limitaciones típicas de PCL: el mismo archivo puede verse algo distinto en impresoras diferentes, la calidad de gráficos depende más del dispositivo y, además, en muchos entornos Macintosh no se encuentra tan soportado como otros lenguajes.
- Variación entre impresoras: un mismo trabajo puede no ser idéntico en dos modelos.
- Gráficos dependientes del hardware: rellenos, subrayados o ciertas fuentes pueden variar.
- Soporte desigual en Mac: en la práctica, no es la opción estándar en la mayoría de entornos Macintosh.
Puntos fuertes de PostScript: salida consistente entre dispositivos compatibles, objetos gráficos a menudo más ricos en detalle y gran sintonía con plataformas macOS y aplicaciones profesionales de diseño.
- Coherencia entre equipos: el mismo archivo se imprime prácticamente igual en distintas máquinas.
- Mejor tratamiento de gráficos: vectores y color se benefician, sobre todo con PostScript 3.
- Encaje natural en Mac y artes gráficas: muy utilizado en estos ecosistemas.
Limitaciones de PostScript: los trabajos pueden procesarse más lentamente, los archivos y los requisitos de memoria son mayores, y su presencia transversal en todas las plataformas no es tan amplia como la de PCL.
- Rendimiento: el procesamiento puede ser más pausado.
- Tamaño y memoria: ficheros más grandes y mayor demanda de recursos.
- Disponibilidad: no aparece tan extendido en todas las plataformas como PCL.
Un apunte útil para flujos profesionales: la consistencia de PostScript es especialmente valiosa si haces pruebas en una impresora interna y luego envías el mismo archivo a producción en una imprenta; evitar sorpresas entre equipos es, a menudo, más importante que el tiempo de procesado.
Configuración, drivers en paralelo y recomendaciones
Una buena noticia es que PCL y PostScript no son excluyentes: puedes instalar ambos controladores en el mismo equipo. De hecho, es una práctica habitual porque se complementan: usas PCL para documentos cotidianos y PostScript cuando necesitas mayor fidelidad en PDFs o imágenes de gran tamaño.
Hay fabricantes que ofrecen oficialmente los dos controladores para sus modelos actuales. Por ejemplo, en la gama e-STUDIO de algunos proveedores del sector se facilita la descarga de PCL y de PS, de manera que el usuario elige según el uso; esto refuerza la idea de que disponer de ambos aporta flexibilidad sin coste añadido en complejidad.
Conviene tener presente que un mismo documento puede imprimirse distinto según el driver. Aunque lo lances desde el mismo programa, PCL y PostScript interpretan ciertos objetos de manera diferente y, por tanto, puedes obtener resultados iguales, similares o, en casos concretos, diferentes; si la apariencia es crítica, prueba antes en el controlador “objetivo”.
En algunos equipos multifunción, ciertas opciones solo pueden tocarse desde la pantalla táctil del propio dispositivo. Es habitual que, en la documentación, un asterisco (*) señale los ajustes que no están disponibles en el controlador de impresión o en la interfaz remota, pero sí en el panel de la impresora; si no localizas un ajuste en el driver, revisa el menú del equipo.
Otro término que encontrarás en entornos PostScript es PPD (PostScript Printer Description). Un archivo PPD describe capacidades y restricciones de una impresora PostScript concreta (tamaños de papel, bandejas, color, dúplex, etc.), y el controlador usa esa información para exponer las opciones adecuadas al usuario y generar trabajos compatibles con el dispositivo.
Consejos rápidos de uso: para ofimática general y velocidad, apuesta por PCL; para maquetación, artes gráficas y PDFs complejos, elige PostScript; si trabajas en Mac o con aplicaciones de diseño, es muy probable que PS encaje mejor; si imprimes el mismo archivo en distintos modelos y te importa que salgan iguales, prioriza PostScript.
Un detalle operativo adicional sobre PCL que puede ahorrarte tiempo: si tu flujo contempla impresión desatendida o desde sistemas que generan datos “ya listos”, recuerda que puedes guardar archivos en PCL y enviarlos directamente a cualquier impresora compatible, sin conversiones intermedias; es una forma sencilla de estandarizar la salida.
Y no pierdas de vista la convivencia con PDF. Aunque PDF haya “sustituido” muchos usos de PostScript en el intercambio de documentos, cuando el archivo llega a la impresora sigue siendo fundamental cómo se interpreta y procesa; por eso tiene sentido elegir el controlador que mejor respete lo que ves en pantalla y disponer de ambos cuando tu variedad de trabajos lo exija.
Por último, recuerda la cuestión de las marcas y el soporte: PCL, como marca registrada de HP, goza de soporte muy amplio entre fabricantes; PostScript, propiedad de Adobe, es la referencia histórica en entornos de diseño. Esa herencia explica dónde brilla cada opción y por qué casi todos los proveedores serios contemplan ambas en sus catálogos.
Es fundamental entender el enfoque “dependiente del dispositivo” de PCL frente al “independiente del dispositivo” de PostScript para escoger con criterio: rapidez y compatibilidad para el trabajo diario, frente a coherencia y detalle para los proyectos donde la estética manda. Lo ideal es instalar ambos y seleccionar en cada impresión la opción más adecuada, que para eso están.
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