- CMO permite simular escenarios España–Marruecos fiables: Chafarinas 2029 y Ceuta 2030.
- La comunidad hispana aporta bases, radares y campañas realistas con DB3k y CWDB.
- El análisis METT-TC y PESTEL muestra que logística, C-UAS y legalidad son decisivos.
Si te atrae la simulación militar y te intriga cómo encajaría un choque entre España y Marruecos en un wargame moderno, estás en el sitio indicado. Aquí reunimos lo mejor de la comunidad, los análisis académicos y los escenarios jugables para entender cómo aborda Command: Modern Operations (CMO) ese hipotético conflicto.
Más allá del entretenimiento, hablamos de un título utilizado como apoyo didáctico y hasta con prestigio entre profesionales. Desde ejercicios de la Guerra Fría hasta crisis realistas en Ceuta, Melilla o las islas Chafarinas, el ecosistema de CMO ofrece un laboratorio perfecto para explorar tácticas, capacidades y decisiones políticas con una profundidad poco habitual.
¿Qué es Command: Modern Operations?
‘Command: Modern Operations’ es un wargame para PC que permite simular operaciones multidominio desde la Segunda Guerra Mundial hasta escenarios del futuro cercano. Lo distintivo es su motor de simulación realista que integra sensores, doctrina, logística y reglas de combate contemporáneas.
El alcance y el rigor de CMO han atraído a instituciones serias: su éxito llegó a tal punto que el juego caló entre militares del Pentágono, consolidando su reputación como herramienta útil para practicar la toma de decisiones y probar concepciones operativas sin disparar un solo tiro.
Escenarios y actualizaciones: de la Guerra Fría a conflictos reales
La comunidad actualiza con frecuencia la lista de escenarios y el Community Scenario Package, añadiendo misiones que van desde hipotéticos choques OTAN-Pacto de Varsovia a campañas contemporáneas. Este flujo continuo mantiene vivo el juego con contenido creado por usuarios muy informado.
Junto a ucronías de Tercera Guerra Mundial, los autores también han incorporado operaciones reales reinterpretadas. Destacan versiones centradas en la operación León Ascendente y en la reciente campaña de ataques aéreos israelíes sobre infraestructuras iraníes, lo que pone a prueba la defensa aérea en profundidad, la guerra electrónica y la ISR avanzada.
España vs. Marruecos en CMO: de la comunidad a los think tanks
Entre las contribuciones recientes destaca un escenario que imagina un enfrentamiento limitado entre España y Marruecos en un horizonte próximo. En CMO ha aparecido como ‘Chafarinas, 2029’, donde la crisis escala desde la zona gris a la coerción aeronaval, poniendo el foco en la libertad de navegación y el control del espacio aéreo.
Este tipo de ejercicios no se queda en el mundo lúdico. Un análisis académico plantea para Ceuta en 2030 dos escenarios bélicos plausibles —uno contra el Estado Islámico y otro de alta intensidad contra Marruecos— utilizando metodologías METT-TC y PESTEL. La confluencia entre comunidad de wargaming y análisis estratégico ofrece una visión integral difícil de conseguir por separado.
‘Chafarinas, 2029’: briefing, misión e inteligencia
El escenario ‘Chafarinas, 2029’ arranca tras un 2028 marcado por el empeoramiento de las relaciones bilaterales. Marruecos intensifica su estrategia de zona gris en torno a Ceuta y Melilla con presión migratoria, aislamiento económico y campañas informativas. El detonante es la irrupción de activistas en la isla Isabel II y la posterior declaración marroquí de un bloqueo aéreo y naval de las islas.
España reacciona cortando el tráfico aéreo y marítimo en el Estrecho y el mar de Alborán e inicia una misión de libertad de navegación. La Agrupación Audaz —con el BAM Audaz escoltando a un buque auxiliar— actúa para evitar escaladas, respaldada por las fragatas F-105 Cristóbal Colón y F-85 Navarra, y con refuerzos en tránsito: F-101 Álvaro de Bazán y F-111 Bonifaz. El submarino S-81 Isaac Peral apoya discreto.
La misión española es lograr el control positivo del mar y del cielo para abastecer las Chafarinas. Si hay oposición armada, se autoriza el uso selectivo de la fuerza contra unidades responsables del bloqueo, evitando atacar bases marroquíes en su territorio para no abrir una guerra amplia sin apoyo aliado garantizado.
En inteligencia, Marruecos habría desplegado Barak-8 y MICA para defensa aérea, con F-16V en Sidi Slimane y F-16C/D en Ben Guerir; incluso se valora el empleo de F-5 con rol antibuque desde Meknes. En superficie, operarían el OPV Rais Bargach, la FREMM Mohamed VI y la SIGMA Tarik Ben Ziyad, con la SIGMA Sultán Mulay Ismail en paradero atlántico. A tierra, artillería frente a Chafarinas y cerca del Estrecho y hasta cuatro batallones Harop de largo alcance. Un paso temprano del satélite Paz actualizaría el cuadro táctico.
El éxito se mide también por la logística aérea: abastecer con un CH-47F Chinook con base en Melilla en menos de siete horas, lo que fuerza al jugador a coordinar aire y mar bajo presión temporal y mediática.
Modding y bases de datos: recursos de la comunidad española
En CMO conviven varias bases de datos —DB3k y CWDB— y eso complica a editores noveles: lo que en una DB es un hangar, en otra puede ser un hotel. Un creador de la comunidad española solucionó este escollo reconvirtiendo bases aéreas y navales de España, Marruecos y el Sáhara Occidental a ambas DB.
El trabajo incluye nuevas versiones de la Base Aérea de Zaragoza (con pista secundaria y zona ex estadounidense) y del aeropuerto de Valencia-Manises (con y sin zona militar histórica), además de la red de radares de alerta temprana española en cuatro periodos —desde los EAC en 1958 hasta la integración de Lanza y RAT-31 3D—.
Para Marruecos se añadió la base de Ben Guerir, y en el Sáhara se reconstruyeron desde cero El Aaiún, Dajla y Smara con bunkers y depósitos ajustados a su ubicación real. Este tipo de mods facilita hacer misiones históricas y plausibles y reduce la fricción técnica para diseñadores.
Precuela y campañas: NAIL y el asalto a Canarias
La escena hispanohablante de CMO tiene pedigree. En el Community Scenario Package figuran piezas como Green Tide (2013), sobre un pulso por plataformas de extracción frente a Canarias, o la celebrada dupla Building a Cage (precuela) y Canary’s Cage (2005), que imagina la irrupción de una liga islámica norteafricana (NAIL) y la consecuente defensa española.
Un escenario NAIL particularmente detallado sitúa el 15 de septiembre de 2005 el inicio de una operación anfibia contra Canarias. La coalición —con Argelia, Libia, Egipto y Marruecos— concentra medios para bloquear y golpear a las fuerzas españolas mientras escolta tres buques de desembarco Bartral hasta las islas.
En el mar, NAIL alinea tres submarinos (Romeo, Foxtrot y el Kilo argelino 012 Rais Hadj Mudaberk), dos Nanuchka II (801 Rais Hamidou y 416 Ziyad), la F-951 Najim Al Zafir (Type 53) con HY-1J, la F-611 Mohammed V (Floréal), dos Descubierta —F946 Abu Qir (Harpoon IC) y F501 Teniente Coronel Errahmani— y dos Perry egipcias (F916 y F911) con sonar remolcado, misiles SAM y SSM, CIWS y cuatro helicópteros SH-2G Seasprite. Incluso emplea un pesquero de 35 m para obtener información en el norte de las islas.
En el aire, la coalición combina 10 Mirage F1EH (Sidi Slimane), 5 MiG-29C y 7 MiG-25P (Meknes), 9 Su-24MK2 (Casablanca) armados con AS-14 de corto alcance para golpe antibuque, 2 KC-130H, 2 Falcon 20 ECM, 2 E-2C Hawkeye (Marrakech), 14 F-16CG Block 42, 5 MiG-25P y 14 Su-22M-3K (El Aaiún) con misiles antirradiación para neutralizar la defensa aérea insular.
La inteligencia estima al menos un submarino clase Galerna español, hasta media docena de buques de superficie, F-18 del Ala 46 y refuerzos desde península, con P-3B Orion, helicópteros Seahawk y NASAMS II en tierra. Los objetivos NAIL son claros: escoltar los LST, neutralizar buques españoles y minimizar daños en bases canarias para su posterior uso.
Ceuta 2030 en el tablero: dos escenarios operativos
El trabajo académico más exhaustivo sobre un conflicto España–Marruecos toma como base Ceuta en 2030. En él se perfila el estado previsible de las fuerzas, las ventajas y carencias de ambos ejércitos y dos escenarios de combate puro: insurgencia y alta intensidad.
Actores y tendencias hasta 2030
Para España, se anticipa la recuperación de fuegos de largo alcance, la entrada de los submarinos S-80 Plus, reservas de munición para un mes de combate de alta intensidad y una capacidad C-UAS limitada pero útil para crear burbujas locales. Entre las carencias: pérdida de superioridad aérea embarcada (sin F-35B tras la baja de Harrier), degradación del arma de caballería y dificultades de operatividad del 8×8 Dragón por su huella logística.
Para Marruecos, se proyecta una flotilla submarina menor que la española pero homologable, profesionalización creciente, HIMARS, AH-64 Apache, modernización acorazada, mayor reserva humana por el retorno del servicio militar, fuerzas especiales entrenadas por EEUU y un salto notable en ciber-capacidades con apoyo israelí. Como lastres: falta de IADS integrada, menor profesionalidad media y límites de sostenimiento prolongado.
Escenario 1: guerra urbana contra el Estado Islámico
Se plantea un estallido tipo Marawi concentrado en Ceuta, con 500 combatientes y 500 auxiliares, abundancia de drones comerciales, túneles y apoyo propagandístico exterior. Marruecos mantendría una pasividad calculada. España recibiría ayuda limitada de EEUU desde Rota (munición, fuerzas especiales, ISR).
La misión: erradicar la organización protegiendo a la población civil. El enemigo opera con mando centralizado y comunicaciones vulnerables (móviles, radios simples), morteros, tiradores experimentados y artefactos explosivos improvisados, con logística de proximidad y túneles de retaguardia.
El terreno de El Príncipe —con cotas dominantes como el Hospital Universitario, fuertes históricos, calles estrechas, tejados aterrazados y cableado aéreo— favorece la defensa urbana. Los túneles y “no go zones” elevan el coste de cualquier irrupción apresurada.
España recurriría a Legión, Regulares, MOE, zapadores, COAAAS, carros Leopardo 2E y VCI Pizarro, con apoyo de MQ-9 Reaper, FAC del EZAPAC y, llegado el caso, fuego naval de F-110 con 127/64 Vulcano. Clave: integrar infantería, blindados y UAS y desterrar prejuicios sobre el empleo de carros en ciudad.
El clima invernal ceutí no impide operaciones, salvo lluvias puntuales e inundaciones locales. La gestión civil —corredores de evacuación, rescate de rehenes, operaciones psicológicas— se vuelve determinante para el apoyo social y político.
Escenario 2: guerra de alta intensidad con Marruecos
Para abrir esta opción se contemplan cambios previos: reconocimiento internacional del Sáhara Occidental a Rabat, relevo de monarca con ruptura del equilibrio doctrinal y endurecimiento de la postura española. EEUU y Francia serían neutrales, la UE daría apoyo político y material moderado, Argelia aprovecharía para presionar con el Polisario.
El objetivo marroquí sería tomar y ocupar Ceuta. El despliegue inicial incluiría maniobras con redespliegues de fuerzas pesadas, compra de góndolas y vagones para transporte, nuevas bases en el norte y operaciones de información que culpabilicen a España. La economía bilateral se rompería —con impacto en automoción— y se congelarían remesas y activos.
Para atacar Ceuta, Rabat precisaría dividir sus fuerzas por múltiples frentes: Melilla, Argelia, litoral atlántico y Sáhara Occidental. La fuerza de choque probable: una brigada paracaidista por los montes del oeste y una brigada mecanizada empujando desde el Tarajal a través de El Príncipe, con incursiones anfibias puntuales. Artillería autopropulsada y cohetes (HIMARS) cubrirían el eje, mientras que los F-16 protegerían capital y golpearían objetivos navales.
España contaría con unas 8 brigadas de Tierra y la Brigada de Infantería de Marina, pero debería destinar parte a Canarias y Melilla. La Armada impondría una zona de exclusión aeronaval parcial cerca de la costa marroquí, con riesgo submarino creciente por la modernización de Rabat. La logística para sostener Hacho y la ciudad se volvería crítica.
El terreno ceutí es un embudo: línea costera de 21 km, perímetro estrecho y desfiladeros urbanos que favorecen al defensor. Cotas como Renegado, Anyera o el Hospital dominan las avenidas de aproximación; aun perdiéndolas, experiencias tipo Bajmut indican que se puede frenar el avance semanas con costes prohibitivos.
En PESTEL, políticamente España buscaría condena en ONU, UE y OTAN; económicamente, un estudio cifra el coste adicional en unos 16.500 millones de euros (2020), asumibles con deuda y posibles apoyos comunitarios. El bloqueo naval español sería imperfecto pero disuasorio; Tánger-Med quedaría al alcance de la artillería española, con impacto comercial global. Socialmente, la indignación en España aseguraría cohesión; tecnológicamente, la ventaja estaría en IA y drones de categorías Mini/Micro; ambiental y legalmente, habría riesgos de vertidos y sería clave ceñirse a Montego Bay, Ginebra, La Haya y la Carta de la ONU.
En Derecho Operacional, España podría establecer zonas de exclusión aérea y naval, ejercer derecho de visita y registro en alta mar y modificar el paso inocente en el Estrecho, respetando la proporcionalidad y la distinción. Un lastre relevante es la adhesión al Tratado de Ottawa, que limita el uso de minas antipersona.
Implicaciones legales, logísticas y tecnológicas
Estos escenarios demuestran que la logística de última milla y la legalidad de las medidas coercitivas son tan determinantes como los misiles. Abastecer Ceuta o Chafarinas exige creatividad: helicópteros pesados, lanchas menores, convoyes bajo burbujas A2/AD temporales y, llegado el caso, submarinos o sumergibles logísticos.
El componente tecnológico —Guerra Electrónica, C-UAS, IA para UAS de pequeño porte y la ISR multisensor— inclina la balanza en espacios reducidos y urbanos. Quien primero integre de forma masiva los drones kamikaze Mini/Micro y los derribe sistemáticamente obtendrá una ventaja táctica decisiva.
¿Por qué estos escenarios enganchan a los jugadores españoles?
Porque combinan rigor y proximidad emocional. El jugador puede contrastar decisiones de alto nivel —evitar escaladas, seleccionar reglas de enfrentamiento— con dilemas tácticos muy concretos: proteger buques civiles, priorizar blancos en una defensa escalonada o equilibrar rapidez y daños colaterales.
Además, la comunidad hispana aporta capas de realismo con mods de bases, radares y aeródromos exactos, y un catálogo de escenarios que recorren desde Harpoon reconvertido a CMO hasta conflictos OTAN-Rusia, Malvinas o ejercicios DACEX. Ese sustrato se refuerza con guías como “El Buen Almirante” y con documentos sobre amenaza híbrida publicados por Defensa, acercando el juego al análisis serio.
Todo lo anterior deja una idea clara: CMO es un entorno idóneo para experimentar la tensión entre estrategia, política y técnica militar, y España–Marruecos un caso de estudio que, jugado con cabeza, enseña tanto como entretiene.
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