Características de la mochila Makeshift Traveler y su impacto social

Última actualización: 28/11/2025
Autor: Isaac
  • La mochila Makeshift Traveler integra un panel solar de 4 W y batería de 10.000 mAh, ofreciendo varias cargas de móvil y autonomía energética a personas sin hogar.
  • Su diseño combina carcasa rígida, materiales reciclados e impermeables, con cierres seguros, reflejando un enfoque práctico y resistente para la vida en la calle.
  • Incluye un completo kit de supervivencia con saco de dormir, pequeña tienda, poncho, linterna, radio, agua, calcetines y kit de higiene, además de guía de recursos sociales locales.
  • El proyecto, impulsado por The HomeMore Project, ya ha distribuido más de 1.200 mochilas en 25 ciudades de California y se expande a otros estados con nuevas mejoras de diseño.

Mochila Makeshift Traveler con panel solar

En un mundo en el que el móvil se ha convertido en una herramienta básica para casi todo, perder la posibilidad de cargarlo puede suponer quedarse totalmente desconectado. Para muchas personas que viven en la calle, el teléfono es su único vínculo con servicios sociales, ofertas de empleo, familiares o recursos de emergencia, pero depender de enchufes públicos o de la buena voluntad de terceros complica muchísimo el día a día.

A partir de esta necesidad tan concreta nació la mochila Makeshift Traveler, una solución pensada para ofrecer energía, refugio y un mínimo de estabilidad a personas sin hogar. Detrás de este invento está The HomeMore Project, una organización de California que ha desarrollado una mochila con panel solar, batería interna y un kit de supervivencia completo, diseñada para que sea “la última mochila” que alguien en situación de calle necesite cargar a la espalda.

Origen del proyecto Makeshift y su enfoque social

La historia de esta iniciativa arranca en San Francisco, cuando Zac Clark, estudiante universitario, se vio obligado a abandonar su residencia durante la pandemia de 2020 y se mudó al barrio de Tenderloin, una de las zonas con mayor presencia de personas sin hogar de la ciudad. Allí empezó a hablar con ellas y a entender mejor sus problemas reales, lejos de los estereotipos.

En esas conversaciones, Clark descubrió que muchas personas sin hogar sí tenían teléfono móvil, pero no un lugar seguro donde guardarlo ni un sitio estable donde cargarlo. También detectó que carecían de refugios mínimos para dormir y de objetos básicos para la higiene y la supervivencia en la calle. De ahí surgió la idea de una mochila que combinara protección, almacenamiento y energía renovable.

Con este propósito creó The HomeMore Project, una organización sin ánimo de lucro centrada en ofrecer herramientas prácticas más que caridad puntual. En lugar de limitarse a repartir mantas o comida un solo día, el objetivo fue diseñar un producto duradero que mejorara de forma constante el día a día de quienes viven a la intemperie.

Durante unos 18 meses se llevó a cabo un trabajo de campo intenso en Tenderloin, entrevistando a personas sin hogar para conocer de primera mano qué necesitaban. No se trataba de imaginar soluciones desde un despacho, sino de escuchar qué pedían ellas mismas: cargar el móvil, proteger sus pertenencias, tener algo parecido a un refugio portátil y poder dormir secos y algo más seguros.

De ese proceso colaborativo y de prueba y error nació finalmente la mochila Makeshift Traveler, una especie de refugio portátil con energía solar y compartimentos inteligentes. El diseño ha ido evolucionando por generaciones, incorporando mejoras según los comentarios de sus usuarios reales en la calle.

Diseño exterior: materiales, resistencia e impermeabilidad

Diseño exterior de la mochila Makeshift

Uno de los puntos clave del proyecto es que la mochila no es un simple saco con tirantes, sino un contenedor robusto, pensado para aguantar el desgaste diario de la vida en la calle. Su carcasa exterior es rígida y está diseñada para soportar golpes, roces con el suelo y un uso intensivo durante meses.

La Makeshift Traveler utiliza plástico reciclado procedente de botellas de agua, de modo que combina un enfoque social con un plus medioambiental. Además de dar una segunda vida a estos materiales, se consigue una estructura resistente que protege mejor los objetos personales frente a aplastamientos o impactos.

Otro aspecto destacado es que la superficie externa es impermeable, lo que ayuda a mantener a salvo tanto la electrónica como la ropa o la documentación en días de lluvia o en noches húmedas. Para quienes duermen al raso, evitar que se mojen las pocas pertenencias que tienen puede marcar la diferencia.

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El diseño incluye también un sistema de doble cierre con cremallera y candado, pensado para dificultar los robos mientras la persona duerme o se desplaza. No se trata de un blindaje absoluto, pero sí de una capa extra de seguridad muy valorada por quienes están expuestos constantemente a que les hurten sus cosas.

En la parte frontal y posterior, las versiones más recientes del modelo incorporan elementos reflectantes para aumentar la visibilidad nocturna. Esta característica se contempla como una mejora clave para las generaciones futuras (como la quinta generación prevista), de forma que quienes caminan o duermen cerca de la calzada sean más visibles para conductores y peatones.

Panel solar y sistema de carga de la mochila

El corazón tecnológico de la Makeshift Traveler es su sistema de energía. En la zona superior se integra un panel solar policristalino de 4 vatios, orientado para captar la máxima luz posible mientras la persona camina o permanece en exteriores. Este panel está conectado directamente a una batería interna recargable.

La batería, con una capacidad de 10.000 mAh, actúa como un banco de energía portátil pensado para recargar smartphones y otros pequeños dispositivos. En condiciones óptimas de sol directo, se necesitan aproximadamente entre 4 y 6 horas para cargarla por completo a través del panel solar.

Una vez llena, esta batería es capaz de ofrecer de dos a tres cargas completas de un teléfono inteligente estándar, lo que se traduce en varios días de uso del móvil sin necesidad de encontrar un enchufe. En contextos de emergencia, cortes de luz o simplemente cuando no se tiene acceso a la red eléctrica, esta autonomía marca una diferencia enorme.

El sistema solar no es la única vía de carga disponible: la batería puede también enchufarse a una toma de corriente convencional cuando se tiene acceso a ella. Esto aporta mucha flexibilidad, ya que permite aprovechar tanto refugios temporales como centros de día, albergues, cafeterías o casas de amigos para cargar la batería más rápidamente.

El puerto USB a través del cual se cargan los dispositivos está integrado en el exterior de la mochila y protegido por una tapa, para evitar daños por humedad o golpes. En algunos modelos se contempla la posibilidad de conectar más de un dispositivo, priorizando así la carga tanto del móvil principal como de otros aparatos básicos, como una linterna o una pequeña radio.

Batería, autonomía y opciones de uso real

Más allá de las cifras técnicas, lo importante es cómo se traduce todo esto en la calle. Con una capacidad de 10.000 mAh, la batería interna permite recargar el móvil entre dos y tres veces, dependiendo del modelo y del estado de la batería del teléfono. Para muchas personas, esto significa poder mantener el teléfono operativo durante varios días seguidos.

Si hay buen tiempo y sol directo, bastan entre 4 y 6 horas de exposición intensa para completar la carga. En días nublados o con luz ambiental más suave, el proceso se alarga hasta 1 o 2 días, pero la mochila sigue generando energía de forma constante siempre que esté al aire libre.

Hay que tener en cuenta que el uso no se limita solo al móvil. La batería se puede utilizar también para alimentar una linterna LED, una radio pequeña o cualquier otro dispositivo compatible con USB, lo que incrementa las posibilidades de comunicación e iluminación durante la noche.

Cuando se dispone de enchufes, la batería puede cargarse de forma convencional con un cable, y durante ese tiempo el móvil puede conectarse tanto a la batería como directamente a la red eléctrica. Esta combinación ofrece una especie de “seguro energético” que reduce el estrés de buscar constantemente dónde enchufar el teléfono.

En términos de seguridad, el hecho de contar con un puerto USB accesible desde fuera de la mochila sin necesidad de abrirla disminuye el riesgo de robos, ya que la persona puede mantener el contenido principal cerrado y asegurado mientras carga el dispositivo.

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Kit de supervivencia y accesorios integrados

La Makeshift Traveler no se queda en ser un simple cargador solar con forma de mochila; su planteamiento es el de un kit de supervivencia integral para personas que viven al aire libre. Por eso incorpora una selección de accesorios pensados a partir de lo que las propias personas sin hogar dijeron necesitar.

Uno de los elementos más destacados es el saco de dormir que se fija en la parte inferior de la mochila. Este saco aporta una capa de abrigo y comodidad en noches frías y, al ir sujeto a la mochila, resulta fácil de transportar y difícil de perder. Muchos beneficiarios lo utilizan a diario como parte central de su refugio improvisado.

Además, se incluye una pequeña tienda de campaña o carpa plegable, que permite resguardarse de la lluvia, el viento o el frío. No es una vivienda permanente, pero sí un techo básico que mejora mucho las condiciones de descanso y privacidad de las personas en situación de calle.

Entre los accesorios también se encuentra un poncho o impermeable para protegerse en días lluviosos, fundamental para mantener la ropa seca y evitar enfermedades asociadas a la humedad. Muchos usuarios lo usan también para cubrir parte de sus pertenencias cuando el tiempo empeora.

La mochila incorpora igualmente una almohada externa recubierta de nailon con revestimiento de poliuretano, impermeable y resistente. Esta almohada puede rellenarse con una camiseta u otra prenda para crear un cojín improvisado y ganar algo de comodidad al dormir en el suelo o en bancos duros.

Artículos de higiene y elementos de apoyo diario

La higiene personal es un aspecto muchas veces olvidado en los proyectos de ayuda, pero The HomeMore Project ha querido incluir en la Makeshift Traveler un pequeño kit de higiene para que la persona pueda asearse mínimamente. Este kit puede contener elementos como cepillo de dientes, pasta, jabón, toallitas y otros básicos.

Otro complemento habitual es la botella de agua reutilizable, pensada para recargar en fuentes públicas u otros puntos de suministro. Mantenerse hidratado es vital, especialmente para quienes caminan largas distancias o pasan muchas horas bajo el sol.

La mochila suele incluir un par de calcetines o medias, a menudo térmicos, pensados para las noches más frías. Puede parecer un detalle menor, pero todo el que ha pasado tiempo a la intemperie sabe que mantener los pies relativamente secos y abrigados es clave para evitar problemas de salud.

También se añade un candado de seguridad para reforzar los cierres y proteger las pertenencias, así como una pequeña caja con cerradura o compartimento con llave para guardar la documentación, algunas monedas o medicación importante. Esta protección extra reduce el miedo a perderlo todo de un día para otro.

La Makeshift Traveler suele acompañarse de una tarjeta de identificación vinculada al programa y un folleto con información sobre unos 15 recursos sociales y sanitarios locales. Esta guía se adapta a la ciudad donde se entrega la mochila e incluye datos de albergues, comedores, centros médicos gratuitos, servicios de inserción laboral y otras entidades de apoyo.

Iluminación, comunicación y otros dispositivos incluidos

La seguridad nocturna y la posibilidad de estar informado también son prioridades del proyecto. Por ello, la mochila incorpora una linterna LED recargable con varios modos de luz, fundamental para moverse en espacios oscuros, acampar o simplemente sentirse más seguro durante la noche.

En algunos kits se integra además una radio pequeña, a menudo con auriculares, para que la persona pueda escuchar noticias, música o avisos de emergencia. Este detalle no solo tiene un valor práctico, sino también emocional, al aportar compañía sonora y conexión con el mundo exterior.

La combinación de linterna, radio y batería solar crea un sistema de autonomía básica para poder ver, comunicarse y orientarse incluso sin enchufes cerca. Esto es especialmente útil en situaciones de catástrofes, apagones o desplazamientos forzosos de larga duración.

Todos estos dispositivos se han elegido con la idea de optimizar el consumo energético y la facilidad de recarga a través del puerto USB externo. La idea es que la persona pueda priorizar cuándo cargar el móvil, la linterna o la radio en función de sus necesidades más urgentes.

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Aunque la mochila se ha diseñado claramente pensando en personas sin hogar, sus características también resultan atractivas para viajeros de larga duración, mochileros o personas que realizan actividades al aire libre y que buscan independencia energética y un equipamiento versátil.

Distribución, expansión y futuras mejoras del proyecto

La Makeshift Traveler se lanzó oficialmente en octubre de 2022, tras un proceso de diseño y pruebas de aproximadamente año y medio. Desde entonces, el proyecto ha ido creciendo tanto en alcance geográfico como en número de unidades entregadas.

Hasta la fecha, The HomeMore Project ha distribuido más de 1.200 mochilas en 25 ciudades de California, trabajando en colaboración con organizaciones locales para identificar a las personas que más pueden beneficiarse de esta herramienta.

El plan de la organización es seguir escalando el programa y, de hecho, ya se encuentran en proceso de cerrar acuerdos con entidades de otros estados como Virginia, Washington, Illinois, Carolina del Sur y Maine. El objetivo es entregar más de 2.000 mochilas adicionales en los próximos años.

A nivel de diseño, el equipo de HomeMore continúa recopilando sugerencias de los usuarios para introducir mejoras en futuras versiones, como reflectores más visibles, ajustes en la ergonomía y optimización del espacio interior. La idea es que cada generación de la mochila resuelva mejor los problemas detectados en la anterior.

Este enfoque iterativo hace que la Makeshift Traveler no sea un producto estático, sino un proyecto vivo que evoluciona a partir de la experiencia real de quienes la usan en la calle. Zac Clark insiste en que la clave ha sido escuchar constantemente, más que imponer soluciones.

Impacto social y dignidad para las personas sin hogar

Más allá de la parte técnica, la Makeshift Traveler tiene un efecto directo en la autoestima y la dignidad de quienes la reciben. Para muchas personas sin hogar, disponer de una mochila robusta, limpia y bien equipada supone sentirse un poco menos invisibles ante el resto de la sociedad.

Contar con energía propia para el móvil permite mantener el contacto con familiares, amigos, servicios sociales y posibles empleadores, lo que en algunos casos se traduce en oportunidades concretas para salir de la calle. No tener que mendigar enchufes también reduce situaciones de conflicto o humillación.

El hecho de que este invento naciera escuchando directamente a sus beneficiarios refuerza la idea de que se trata de una herramienta diseñada con y para las personas sin hogar, y no de una solución improvisada desde fuera. Muchos usuarios sienten que, por primera vez, alguien ha pensado en su realidad cotidiana de forma práctica.

The HomeMore Project mantiene además una plataforma de donaciones abierta para financiar la producción y entrega de nuevas mochilas, invitando a particulares y empresas a participar en la expansión del programa. Cada aportación se traduce en un equipo completo para una persona que lo necesita.

En conjunto, la Makeshift Traveler se ha consolidado como un ejemplo muy claro de cómo la tecnología, el diseño funcional y el enfoque social pueden ir de la mano. Una simple mochila que combina energía solar, refugio y objetos básicos puede no resolver por sí sola el problema de la vivienda, pero sí ayudas a atravesar la fase más dura hacia una posible reintegración.

Esta mochila solar, nacida en las calles de San Francisco tras meses de escucha y pruebas, se ha convertido en un símbolo de autonomía y esperanza para miles de personas que viven en la calle, demostrando que cuando se unen empatía, innovación y organización, es posible crear soluciones pequeñas pero profundamente transformadoras.