- Netflix presenta la oferta más alta y mayoritariamente en efectivo para adquirir Warner Bros Discovery, centrada en los estudios y HBO Max.
- Paramount Skydance y Comcast quedan rezagadas y acusan a Warner de favorecer a Netflix en un proceso supuestamente injusto.
- El acuerdo incluye una indemnización de hasta 5.000 millones de dólares si los reguladores bloquean la operación.
- La compra transformaría el mapa del cine y el streaming, con impacto regulatorio en EEUU y Europa.

La batalla por hacerse con Warner Bros Discovery ha entrado en su fase decisiva y todo apunta a que Netflix ha tomado la delantera frente al resto de aspirantes. La plataforma de streaming ha presentado la oferta más atractiva, basada casi por completo en efectivo, y ha logrado situarse como el candidato preferente para cerrar una de las mayores operaciones de la historia reciente del entretenimiento, en especial en la puja por Warner Bros Discovery.
Este movimiento no solo reordena la competencia en Estados Unidos, sino que podría redefinir el panorama del cine y el streaming en Europa y España, donde tanto HBO Max como Netflix cuentan con millones de usuarios y una presencia consolidada en producción local y estrenos en salas.
La oferta de Netflix: efectivo, estudios y HBO Max en el centro de la jugada

Según fuentes cercanas a la negociación citadas por medios como Bloomberg, Wall Street Journal o Deadline, Netflix ha presentado una oferta mayoritariamente en efectivo, valorada en decenas de miles de millones de dólares. En la última ronda, la plataforma habría puesto sobre la mesa alrededor de 28 dólares por acción de Warner Bros Discovery, una cifra que supera con claridad las propuestas de Paramount Skydance y Comcast.
El núcleo de la operación se centra en dos activos clave: Warner Bros Studios y HBO Max. Es decir, Netflix no busca únicamente ampliar su catálogo, sino integrarse de lleno en el sistema tradicional de estudios de Hollywood, con un estudio histórico de cine y una plataforma de streaming con gran prestigio crítico, especialmente por sus series de HBO.
Para financiar la compra, la compañía está trabajando en un préstamo puente valorado en miles de millones de dólares, apoyado por varios bancos de inversión. Este tipo de financiación permitiría a Netflix cerrar el acuerdo con rapidez y refinanciar la deuda más adelante en mejores condiciones, aprovechando su posición de líder global del streaming.
Warner Bros Discovery, por su parte, ya había adelantado que estudiaría vender por separado la parte de estudios y streaming (incluyendo HBO Max) de su división de televisión tradicional y canales de cable, como CNN, TBS o TNT, que seguirían un camino distinto mediante una escisión prevista antes de 2026.
En paralelo, la compañía había rechazado previamente varias propuestas de Paramount Skydance, incluida una oferta cercana a los 24 dólares por acción, mayoritariamente en efectivo, que valoraba el grupo en torno a 60.000 millones de dólares. Ese contexto ha allanado el terreno para que la propuesta de Netflix se haya percibido como la más sólida y atractiva.
Qué se juega Netflix: catálogo, franquicias y presencia en salas de cine

Si la operación llega a buen puerto, Netflix pasaría a controlar uno de los catálogos más potentes del mundo. A través de Warner Bros Studios y HBO, la plataforma obtendría derechos sobre sagas y marcas de primer nivel como el universo de Harry Potter, los personajes de DC Comics (Batman, Superman y compañía), el mundo de Juego de Tronos y series emblemáticas de HBO como Los Soprano o El Loto Blanco.
Más allá del impacto en el streaming, este movimiento reforzaría el peso de Netflix en el negocio cinematográfico tradicional. La compañía se ha comprometido a mantener la política de estrenar las producciones de Warner en salas de cine antes de su llegada al catálogo online, un punto especialmente sensible para directores, actores y exhibidores, también en mercados como el español, donde la ventana de estreno en cines sigue siendo determinante.
La integración de HBO Max en el ecosistema de Netflix abre además la puerta a nuevos modelos de suscripción. Entre las ideas que se barajan está la posibilidad de ofrecer planes combinados Netflix + HBO Max a un precio más bajo que si se contratan por separado, una estrategia con la que el gigante del streaming intentaría adelantarse a las objeciones de los reguladores al demostrar que la operación podría traducirse en precios más competitivos para el usuario final.
En Europa y España, donde HBO Max ya se ha posicionado con un catálogo muy ligado a las producciones de prestigio y a estrenos de cine relativamente recientes, un eventual acuerdo podría significar una reorganización profunda de la oferta de contenidos. No está claro todavía si la marca HBO Max se mantendría tal cual o si terminaría integrada bajo el paraguas de Netflix, pero cualquier cambio tendría implicaciones directas en acuerdos con operadores, televisiones de pago y socios locales.
Para Netflix, además, controlar una videoteca tan amplia de propiedades intelectuales supone un impulso clave en su estrategia de diversificación de ingresos, que pasa por licencias, productos derivados, parques temáticos, experiencias inmersivas y todo tipo de explotaciones más allá de la suscripción clásica al streaming.
Paramount y Comcast, rivales molestos y acusaciones de trato de favor
La posición dominante de Netflix en esta puja no ha sentado nada bien a sus competidores. Paramount Skydance, que aspiraba a una compra más amplia del conglomerado, ha sido la más combativa. Sus abogados remitieron una carta al consejero delegado de Warner Bros Discovery, David Zaslav, en la que acusan al grupo de haber abandonado un proceso de venta justo para favorecer deliberadamente a la plataforma de streaming.
En esa misiva, Paramount sostiene que Warner se ha embarcado en un proceso «miope» con un resultado predeterminado a favor de un único comprador, insinuando incluso que ciertos ejecutivos de Warner podrían estar priorizando sus intereses personales en futuros cargos o compensaciones bajo el paraguas de Netflix, por delante de la oferta económicamente más ventajosa o más fácil de aprobar por los reguladores.
Las críticas no se detienen ahí. Desde el entorno de Paramount se ha llegado a advertir de posibles repercusiones regulatorias si la venta se cierra con Netflix o, en menor medida, con Comcast. Su argumento es que tanto Netflix como NBCUniversal (a través de Peacock) cuentan ya con posiciones de liderazgo, y que la absorción de Warner Bros Discovery podría acarrear restricciones o, incluso, el bloqueo total de la operación por parte de las autoridades antimonopolio en Estados Unidos y la Unión Europea.
Comcast, por su parte, había mostrado interés principalmente en los estudios y el negocio de streaming de Warner, con la intención de reforzar Peacock y competir en mejores condiciones con Disney+ y la propia Netflix. Sin embargo, su propuesta no habría tenido la fuerza suficiente frente a la combinación de efectivo, avales financieros y compensaciones ofrecidas por Netflix.
Aunque el proceso de recepción de ofertas ya ha concluido y Netflix ha pasado a una fase de negociaciones exclusivas con Warner Bros Discovery, el malestar de Paramount y la presión de otros grandes estudios hacen pensar que la batalla podría trasladarse ahora al terreno político y regulatorio, con especial seguimiento tanto en Washington como en Bruselas.
La cláusula de los 5.000 millones y el temor a los reguladores
Uno de los elementos más llamativos de la propuesta de Netflix es la inclusión de una indemnización de hasta 5.000 millones de dólares en caso de que los reguladores bloqueen la operación. Esta especie de «colchón» financiero está pensada para convencer a Warner Bros Discovery de que, incluso si la compra no llega a completarse por motivos legales, el grupo saldrá protegido ante un escenario adverso.
La plataforma es consciente de que se enfrenta a un escrutinio sin precedentes. La adquisición de una major de Hollywood como Warner, con estudios, canales de cable y una plataforma de streaming de primer nivel, podría percibirse como un movimiento que concentra demasiado poder en un solo actor. Algunos legisladores estadounidenses ya han expresado públicamente su preocupación por el impacto potencial en la competencia y en la pluralidad de contenidos.
En Europa, donde la Comisión Europea ha endurecido los controles sobre las grandes plataformas tecnológicas y las fusiones de gran tamaño, cualquier operación que combine el mayor servicio global de streaming de pago con uno de los catálogos más valiosos del mundo será analizada con lupa. De hecho, se ha sabido que ejecutivos de Warner se han reunido con representantes comunitarios para sondear la posible reacción a distintos escenarios de venta.
Netflix intenta anticiparse a estas objeciones destacando que su oferta no busca eliminar competidores directos, sino reforzar su propio catálogo y su presencia en salas de cine, y que la coexistencia con otros servicios como Disney+, Prime Video, Apple TV+, SkyShowtime o Filmin seguiría garantizada en territorios como España.
Aun así, las dudas sobre el posible efecto de cierre de mercado persisten, sobre todo si se tiene en cuenta que HBO Max es actualmente uno de los tres grandes actores del streaming premium. La integración de ese servicio en Netflix podría obligar a redefinir normas, cuotas de contenido europeo y compromisos con la producción local exigidos por la legislación comunitaria.
Impacto para España y Europa: catálogos, precios y producción local
En el caso de España y el resto de Europa, el potencial acuerdo plantea varias incógnitas relevantes. En primer lugar, el futuro de HBO Max como marca independiente. Si la plataforma se fusiona con Netflix, se verían afectados acuerdos con operadores de televisión de pago, paquetes convergentes y promociones conjuntas que actualmente incluyen HBO Max o sus sucesores.
Uno de los escenarios que se barajan es que Netflix opte por mantener una marca diferenciada para los contenidos de HBO y Warner en Europa, aunque bajo una gestión integrada. Otra opción sería una fusión plena, con un único acceso a todo el catálogo. En cualquiera de los casos, la clave estará en cómo se ajusten los precios y las modalidades de suscripción, en un momento en el que muchos hogares europeos están recortando el número de plataformas que pagan cada mes.
Otra cuestión sensible es la de la producción local y las cuotas de contenido europeo. La normativa de la UE obliga a que una parte del catálogo de las plataformas se componga de obras europeas y, además, algunos países —entre ellos España— exigen inversiones mínimas anuales en producción local. Una Netflix reforzada con HBO Max y Warner tendría que reordenar sus compromisos de inversión, lo que podría derivar en más proyectos europeos de alto presupuesto, pero también en una selección más estricta de qué se produce y de qué se queda fuera.
Para las salas de cine españolas, el hecho de que Netflix haya prometido respetar la ventana de estrenos en cines de los títulos de Warner puede interpretarse como una buena noticia. El grupo de Burbank ha tenido uno de sus mejores años recientes en taquilla, y si esa maquinaria se mantiene en marcha bajo la batuta de Netflix, los exhibidores podrían beneficiarse de un flujo constante de grandes estrenos.
La otra cara de la moneda es que una sola compañía pase a decidir el destino de una porción muy significativa del cine comercial, algo que preocupa a parte del sector, sobre todo si en el futuro se aprietan las condiciones para acceder a determinados títulos o se priorizan acuerdos globales frente a negociaciones país por país.
A falta de que se cierre el acuerdo y se pronuncien los reguladores, todo indica que la pugna entre Netflix y Warner Bros Discovery marcará un antes y un después en la industria audiovisual. La plataforma ha puesto sobre la mesa una combinación de efectivo, garantías y promesas de mantener el legado del estudio que, por ahora, ha sido suficiente para imponerse a Paramount y Comcast. Lo que ocurra en las próximas semanas no solo definirá el futuro de HBO Max y del catálogo de Warner, sino también el equilibrio de fuerzas en el streaming y el cine en mercados como España y el resto de Europa, donde usuarios, creadores y salas de cine observan con atención cómo se reconfigura el tablero.
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