Todos los juegos de Final Fantasy ordenados por historia y personajes

Última actualización: 04/12/2025
Autor: Isaac
  • La saga Final Fantasy ha pasado de relatos simples en 8 bits a tramas corales y maduras con personajes muy complejos.
  • Spin-offs y precuelas como Crisis Core, Type-0 o los remakes de FFVII amplían y enriquecen universos ya conocidos.
  • Las entregas más valoradas en historia y personajes suelen ser FFVI, FFVII, FFIX y el MMORPG Final Fantasy XIV.
  • Los últimos títulos, como FFXV y FFXVI, apuestan por la acción y la espectacularidad sin abandonar el foco en la narrativa.

Juegos de Final Fantasy ordenados de peor a mejor

La saga Final Fantasy es, desde finales de los 80, uno de los pilares absolutos del rol japonés. En más de tres décadas ha pasado de aquel humilde cartucho de NES a convertirse en un universo enorme, con entregas numeradas, precuelas, secuelas, remakes, spin-offs, MMO, experimentos rarísimos y hasta juegos musicales. Y, claro, con tanta variedad sobre la mesa, es inevitable que surja la gran pregunta: ¿cuáles son los mejores y peores juegos de Final Fantasy si solo miramos historia y personajes?

En este artículo vamos a hacer precisamente eso: repasar las principales entregas, secuelas, precuelas y spin-offs más importantes y ordenarlas de peor a mejor en lo que respecta a su trama, su universo y el desarrollo de su elenco. No es una lista de “mejor jugabilidad” ni “más revolucionario”, sino de cuánto nos hacen sentir sus guiones, protagonistas, villanos y secundarios. Vas a ver desde títulos muy criticados que aun así esconden ideas interesantes, hasta auténticas obras maestras cuyo impacto narrativo sigue marcando al medio.

Los Final Fantasy con historias más flojas

Dentro de un universo tan grande es lógico que haya propuestas que, a nivel argumental, se queden cortas. Muchos de estos juegos nacen como experimentos jugables o productos derivados que buscan explotar el mundo de la saga sin poner el foco en el guion.

Tal es el caso de propuestas como Final Fantasy: Mystic Quest, pensado en su día como “RPG de iniciación”. Es un título con combate sencillo en primera persona, sin encuentros aleatorios y con un mapa basado en nodos, algo que recuerda más a Dragon Quest y a lo que años después veríamos en Final Fantasy X. El problema es que su historia resulta plana, tópica y sin personajes memorables, por lo que hoy se siente como un JRPG del montón.

Algo similar ocurre con Monster of the Deep: Final Fantasy XV, una curiosidad para PlayStation VR que funciona bien como pequeño juego de pesca con jefes finales espectaculares, pero que, hablando de narrativa, aporta poquísimo al universo de Eos. Es entretenido, sí, pero se nota que es más una experiencia que un juego completo.

En este grupo también encaja Final Fantasy Explorers para Nintendo 3DS, un “Monster Hunter” suavizado con skin de Final Fantasy. Se apoya en las cacerías cooperativas, la recolección y el farmeo de equipo, con la gracia extra de poder reclutar monstruos icónicos como aliados. Sin embargo, su historia es meramente funcional y los personajes son totalmente olvidables; lo que manda aquí es el bucle de misiones, no el relato.

Spin-offs y derivados que amplían el universo… con altibajos

Más allá de la saga principal, Square Enix ha lanzado multitud de productos paralelos que expanden mundos concretos, especialmente el de Final Fantasy VII. Algunos son pequeños experimentos; otros, piezas clave del lore.

En el extremo más flojo están Dirge of Cerberus: Final Fantasy VII y Before Crisis: Final Fantasy VII. El primero intenta ser un shooter/hack & slash protagonizado por Vincent Valentine, pero entre su control torpe y sus decisiones de diseño, acaba siendo un título tedioso. A nivel de historia añade detalles sobre la organización Deepground y el pasado de Vincent, pero lo hace sin demasiada sutileza. Before Crisis, por su parte, es un RPG para móviles centrado en los TURKS que nunca salió de Japón; su mayor valor es rellenar huecos en la cronología de FFVII, pero su trama se siente lenta y sin grandes momentos.

En cambio, Crisis Core: Final Fantasy VII – Reunion se sitúa claramente por encima. Esta precuela centrada en Zack Fair replantea todo el inicio de la historia de FFVII y construye uno de los personajes más queridos de la franquicia. Su arco, desde el SOLDADO idealista hasta su destino final, está contado con una emotividad muy poco habitual en un spin-off. A pesar de su estructura de misiones algo repetitiva, el guion brilla cuando explora la relación de Zack con Aeris, Cloud y la propia Shinra.

Otro derivado que suele infravalorarse es Final Fantasy Type-0 HD. Nacido en PSP, nos lleva a una guerra cruenta entre naciones con un tono más oscuro de lo habitual. La “Clase Cero” funciona como un elenco coral trágico, y el juego no se corta a la hora de mostrar las consecuencias de la guerra sobre los jóvenes soldados. Es cierto que los escenarios son sobrios y reutilizados, pero, en términos de historia y ambientación bélica, Type-0 da un paso valiente dentro de la marca.

En una línea radicalmente distinta está World of Final Fantasy Maxima, que es casi una carta de amor paródica a toda la saga. Usa un tono ligero, casi de cuento, con captura de monstruos y cameos constantes de héroes y villanos clásicos. Su valor no está tanto en una trama profunda, sino en cómo reinterpreta con humor y cariño iconos de toda la serie, resultando una celebración muy disfrutable para fans veteranos.

  Crash Bandicoot 2026: filtraciones apuntan a un relanzamiento de Crash Team Racing Nitro-Fueled con novedades y por fin en PC

Las primeras entregas: bases jugables y relatos sencillos

Los primeros Final Fantasy destacaron más por crear sistemas y conceptos de diseño que por narrativas elaboradas. Aun así, varios ya sentaron piezas clave de la identidad de la franquicia.

Final Fantasy I es el germen de todo. Un grupo de cuatro Guerreros de la Luz anónimos, cristales, mazmorras clásicas y una paradoja temporal con el jefe final como giro sorprendente. Sus personajes prácticamente no hablan y el guion es muy simple, pero su estructura épica básica sigue funcionando, especialmente en versiones modernas como el Pixel Remaster, que introducen mejoras de ritmo y calidad de vida.

Final Fantasy II dio un paso adelante en historia al plantear una resistencia contra un imperio opresor, con muertes importantes en el reparto principal y un tono algo más dramático. Sin embargo, su famoso sistema de progresión —subir estadísticas según las acciones, incluyendo la posibilidad de “farmear” pegando a tus propios aliados— se sintió tan roto y extraño que eclipsó parte del avance narrativo, y ni los remasters han corregido del todo esa sensación.

Con Final Fantasy III llegó el auténtico impulso al sistema de trabajos: un grupo de jóvenes elegidos que obtienen clases intercambiables y mecánicas que luego serían pulidas en FFV. Su argumento sigue siendo bastante arquetípico, pero abre la puerta a una personalización jugable que influiría en el tono de la saga, más centrado en el viaje que en personajes con nombre propio.

El salto a las historias potentes: de FFIV a FFVI

La verdadera madurez narrativa de la serie arranca con Final Fantasy IV. Aquí ya hablamos de un protagonista complejo, Cecil, que comienza como caballero oscuro al servicio de un reino cuestionable y emprende un viaje de redención muy trabajado. La trama se va expandiendo con traiciones, sacrificios y giros, mientras se profundiza en personajes como Kain, Rydia, Rosa o Edge. Fue también el primer juego en utilizar el sistema ATB (Active Time Battle), que añadió tensión a los combates.

FFIV creció con una secuela directa, Final Fantasy IV: The After Years, protagonizada por el hijo de Cecil y Rosa. Esta continuación cierra cabos sueltos y muestra el futuro de aquel mundo, aunque su duración relativamente corta y algunas decisiones jugables, como las fases lunares que alteran habilidades, hacen que luzca más como complemento que como gran obra independiente.

En Final Fantasy V la narrativa pierde peso frente al sistema de trabajos, que aquí alcanza un nivel de complejidad casi enfermizo. La historia es simpática, con momentos cómicos y un villano llamativo, Gilgamesh, pero los protagonistas carecen de la fuerza dramática de FFIV. A cambio, el jugador puede experimentar con decenas de combinaciones de oficios y habilidades, algo que muchos fans consideran uno de los picos jugables de la saga.

Final Fantasy VI es, título que muchos colocan en la cima no solo de la franquicia, sino de los JRPG en 2D. Aquí tenemos uno de los elencos más amplios y mejor desarrollados de la historia del género, con personajes como Terra, Locke, Celes, Sabin o Edgar, cada uno con su pasado, traumas y evolución, que incluso sirven de inspiración para apps para crear personajes. La figura de Kefka, un villano que logra destruir el mundo y erigirse como “dios”, redefine lo que un antagonista puede llegar a hacer en un videojuego. El juego se atreve a partir su relato en dos mitades —mundo de equilibrio y mundo en ruinas— y utiliza esa ruptura para explorar la pérdida, la culpa y la reconstrucción.

La versión Pixel Remaster pone al día su presentación visual y sonora sin tocar su corazón: una trama coral que combina humor, tragedia y épica mejor que casi cualquier otro JRPG. No sorprende que en muchos rankings aparezca empatado con FFIX o incluso por encima.

La era PlayStation: del fenómeno FFVII al encanto de FFIX

La llegada a PlayStation supuso el salto definitivo de Final Fantasy al gran público occidental. A partir de aquí, las historias y personajes de cada entrega se convirtieron en iconos culturales que trascienden el videojuego y sirven de referencia para quien desea crear un personaje con IA.

Final Fantasy VII fue una auténtica revolución: la mayor superproducción de su época, gráficos 3D poligonales, cinemáticas impactantes y un mundo enorme. Más importante aún, su relato sobre la lucha de Cloud, Tifa, Aeris, Barret y compañía contra la corporación Shinra y el carismático Sephiroth caló hondo. La combinación de ecologismo, trauma psicológico, identidad y sacrificio convirtió al juego en mito. Hoy puede chirriar visualmente, pero su banda sonora, sus escenas clave y su sistema de Materia siguen siendo referencia.

Esta historia se ha expandido con múltiples piezas, entre ellas Final Fantasy VII Remake Intergrade y Final Fantasy VII Rebirth. El remake reimagina Midgar con un enfoque mucho más detallado, amplía tanto el trasfondo de los personajes como su relación y se permite jugar con la propia idea de “remake” desde la trama. Su sistema de combate mezcla acción en tiempo real y pausas tácticas, permitiendo un tratamiento muy dinámico del grupo en batalla. Rebirth, que abarca el mundo más allá de Midgar, eleva la escala, ofrece más libertad de exploración y profundiza aún más en figuras como Sephiroth, consolidándose para muchos como uno de los mejores guiones de toda la serie moderna.

  Shinobi: Art of Vengeance estrena tráiler y muestras de arte, gameplay y ediciones físicas

Final Fantasy VIII vivió a la sombra de su predecesor, pero con el tiempo se ha ganado un hueco entre los fans. Su historia de brujas, viajes temporales y academias militares gira alrededor de Squall, un protagonista introspectivo cuya evolución sentimental con Rinoa se convierte en el corazón del juego. Es cierto que el sistema de “junction” y robo de magias puede romper el equilibrio, pero también permite configuraciones muy potentes. A nivel narrativo, juega con la memoria, el destino y la responsabilidad de una forma más confusa que FFVII, pero igualmente atractiva.

Por último, Final Fantasy IX es, para muchos, el balance perfecto entre clasicismo y modernidad. Regresa a una estética medieval fantástica, recupera arquetipos como el mago negro y el ladrón, y los mezcla con una sensibilidad más actual. Zidane, Garnet, Steiner, Vivi y compañía forman uno de los grupos más entrañables de la saga, y sus conflictos —la identidad de Vivi, el peso del destino de Garnet, la filosofía vitalista de Zidane— construyen un relato sobre el sentido de la vida, la muerte y la memoria que emociona de principio a fin. Su estilo visual “cabezón” y sus tonos alegres esconden una de las historias más profundas de la franquicia.

La transición a la acción y las secuelas polémicas

Con la llegada de PlayStation 2 y posteriores, Square Enix empezó a experimentar más con el tono, la estructura y el propio sistema de combate, lo que dio lugar a entregas muy amadas y otras muy discutidas en cuanto a historia y personajes.

Final Fantasy X es el ejemplo más claro de éxito. Su narrativa lineal sirve para centrar el foco en la relación entre Tidus y Yuna, en el viaje de peregrinación para derrotar a Sin y en la crítica a las estructuras religiosas opresivas. El sistema de esferas permite moldear el rol de cada miembro del grupo, mientras que la historia avanza con escenas muy potentes —incluida la famosa To Zanarkand— y un clímax emotivo que ha hecho llorar a medio planeta. Pese a que se le critica la linealidad y algunos minijuegos odiosos, como esquivar 200 rayos para conseguir el arma de Lulu, sigue siendo considerado uno de los JRPG más redondos de la generación.

Su secuela, Final Fantasy X-2, apostó por un tono mucho más ligero y un trío protagonista femenino (Yuna, Rikku y Paine) envuelto en estética J-pop. A nivel argumental, se le acusa de superficial y de diluir parte del impacto del final de X, pero jugablemente introduce uno de los mejores sistemas de oficios y combates de toda la saga, las vestisferas, además de una cantidad enorme de minijuegos y contenido secundario. Su versión HD remaster permite redescubrir esa dualidad entre historia discutible y mecánicas brillantes.

Final Fantasy XII cambió el enfoque: nos llevó a Ivalice, un mundo de intrigas políticas con aire a ópera espacial, y un grupo de personajes que, en muchos casos, actúan más como hilos conductores que como héroes tradicionales. Balthier, Ashe o Basch sostienen una trama que recuerda a Star Wars en su planteamiento de imperios, alianzas y resistencias. Vaan, criticado como uno de los personajes más flojos de la saga, funciona casi como observador. Su sistema de gambits permite configurar el comportamiento táctico de los aliados, dando un sabor casi MMO a los combates. La edición Zodiac Age pule el ritmo, introduce trabajos y acelera la exploración, potenciando el viaje sin alterar su trasfondo político.

Con Final Fantasy XIII llegó una de las divisiones más fuertes en la comunidad. Por un lado, se reconoce su sistema de combate por paradigmas, heredero lejano de la ATB, que una vez se abre se vuelve dinámico y estratégico. Por otro, se critican su excesiva linealidad y un elenco poco empático, con personajes que muchos perciben como arquetípicos o forzados. Lightning, Snow, Hope y compañía se mueven en un mundo fascinante, Cocoon y Gran Pulse, pero la forma de contar la historia y la ausencia de elementos clásicos como pueblos o minijuegos pesan en su valoración global.

Sus secuelas, Final Fantasy XIII-2 y Lightning Returns, tratan de corregir el rumbo. La primera introduce viajes temporales, mayor libertad de exploración y captura de monstruos aliados, sacrificando coherencia narrativa en favor de variedad. Muchos la consideran la entrega más redonda de la trilogía a nivel jugable, aunque su guion se vuelve enrevesado. Lightning Returns apuesta por una cuenta atrás hacia el fin del mundo, con misiones que afectan al paso del tiempo y un sistema de trajes (roles) intercambiables para la única protagonista. Su planteamiento, muy inspirado en Majora’s Mask, divide: tiene uno de los cierres más dignos de la saga, pero una estructura difícil de encajar para quien busca un JRPG clásico.

Los MMO y la explosión del universo online

No se puede hablar de historia y personajes en Final Fantasy sin mencionar sus incursiones en el género MMO, ya que han generado algunos de los relatos más largos y complejos de la franquicia.

Final Fantasy XI, lanzado en PC y consolas a principios de los 2000, fue pionero en trasladar la marca a un mundo persistente. Construyó un universo, Vana’diel, en el que la cooperación era prácticamente obligatoria para avanzar. Con múltiples expansiones —Rise of the Zilart, Chains of Promathia, Treasures of Aht Urhgan, Wings of the Goddess y Seekers of Adoulin—, fue tejiendo una mitología sólida, raids elaboradas y tramas de largo recorrido. Muchos veteranos lo recuerdan como una experiencia exigente pero inolvidable.

  Qué Es Action! Usos, Características, Opiniones, Precios

Aunque, si hablamos de excelencia narrativa en formato MMO, el trono se lo lleva Final Fantasy XIV y, en concreto, su reencarnación como A Realm Reborn y posteriores expansiones: Heavensward, Stormblood, Shadowbringers y Endwalker. Lo que empezó como un desastre de lanzamiento en 2010 se reconvirtió en uno de los MMORPG mejor escritos de la historia. Sus arcos argumentales exploran temas como el sacrificio, la redención, la lucha contra el destino y la convivencia entre pueblos, todo ello apoyado en un elenco de NPC memorables y una banda sonora espectacular. Aunque su naturaleza online y su enorme inversión de horas pueden echar para atrás a quien busque una experiencia puramente para un jugador, muchos fans lo consideran uno de los mejores relatos completos de toda la saga.

La etapa más reciente: del experimento de FFXV al giro adulto de FFXVI

En los últimos años, Square Enix ha seguido buscando nuevas formas de contar historias dentro del universo Final Fantasy, con resultados dispares.

Final Fantasy XV es uno de los casos más polémicos. Su desarrollo problemático, los cambios de dirección y la necesidad de apoyarse en una película (Kingsglaive) y en episodios animados para entender del todo el contexto, pasaron factura. Para muchos jugadores, su historia se siente fragmentada y mal explicada, y su combate, demasiado simplificado. Sin embargo, otros ven en el viaje por carretera de Noctis y sus amigos una de las representaciones más humanas de la amistad en la saga, con momentos emocionales muy potentes y un villano, Ardyn, que podría haber sido uno de los mejores de la franquicia con un desarrollo más integrado en el juego base.

Además del juego principal, FFXV generó derivados como A King’s Tale, un beat’em up de estética retro que narra una historia pasada contada por el rey Regis a su hijo, y Final Fantasy XV Pocket Edition, que condensa toda la trama en una versión simplificada para móviles y consolas. Ambos tienen cierto encanto a la hora de recontar los hechos principales de Eos, aunque evidentemente no pueden competir en profundidad.

Por su parte, Stranger of Paradise: Final Fantasy Origin funciona como una reinterpretación oscura y autoconsciente del primer Final Fantasy. Jack Garland y su obsesión con el “caos” dieron pie a innumerables memes, pero bajo esa capa hay un sistema de combate brillante y un enfoque muy peculiar del mito fundacional de la saga, contando los orígenes del villano de FF I desde una perspectiva trágica. Su guion no es convencional, pero gana enteros si se mira como relectura meta de los tópicos clásicos.

El giro más contundente, eso sí, lo da Final Fantasy XVI. Exclusivo temporal de PS5, abandona cualquier vestigio de sistema por turnos y apuesta por una acción pura con fuerte componente cinematográfico, con batallas de Eikons (invocaciones) que parecen sacadas de una superproducción de Hollywood. Su historia, inspirada en obras de fantasía adulta al estilo Juego de Tronos, explora el peso del poder, las guerras de reinos y la opresión de grupos marginados, con un protagonista, Clive, que muchos consideran de los mejores de la saga reciente. El elenco secundario y la música de Soken refuerzan ese tono maduro, aunque se le achacan misiones secundarias repetitivas y la ausencia de elementos clásicos como las aeronaves o un verdadero mundo abierto.

En el plano estrictamente rolero, algunos fans echan de menos estados alterados, debilidades elementales bien explotadas y gestión profunda de grupo, pero como relato épico y emocional, FFXVI ha devuelto a la marca parte del prestigio perdido tras años de bandazos.

Mirando todo este recorrido, desde los inicios en 8 bits hasta las epopeyas online y los últimos experimentos de acción, queda claro que Final Fantasy siempre ha sido, ante todo, una saga sobre historias y personajes, incluso cuando el resultado no ha estado a la altura de sus propias ambiciones. Hay entregas que brillan por su jugabilidad y flaquean en guion, spin-offs que nacen para expandir universos concretos y acaban regalando algunos de los momentos más emotivos, y MMORPG que esconden tras la barrera del tiempo y la suscripción tramas dignas de novelas. Precisamente esa diversidad —desde la crudeza bélica de Type-0 hasta la ternura existencial de FFIX o el drama coral de FFVI— es lo que hace que, a la hora de ordenar los juegos de peor a mejor en cuanto a historia y personajes, sea imposible encontrar una lista universal, pero también lo que mantiene viva la discusión entre fans generación tras generación.

La Historia Del Videojuego: Una Comunidad En Evolución
Artículo relacionado:
La Historia Del Videojuego: Una Comunidad En Evolución