- Nighthawk integra 120 cúbits y 218 acopladores para ejecutar circuitos un 30% más complejos con hasta 5.000 puertas de dos cúbits.
- Loon, con 122 cúbits y rutas en varias capas, demuestra decodificación de errores en <480 ns con códigos qLDPC.
- IBM impulsa un rastreador abierto con Algorithmiq, Flatiron y BlueQubit para verificar la ventaja cuántica.
- Fabricación en obleas de 300 mm en Albany y mejoras en Qiskit (dinámicos +24% precisión, C/C++ y mitigación acelerada).
IBM ha desvelado dos procesadores cuánticos, Quantum Nighthawk y Quantum Loon, con los que busca acelerar el salto del laboratorio a la utilidad práctica y fijar un calendario claro: demostrar ventaja cuántica en 2026 y alcanzar computación tolerante a fallos en 2029.
Qué aportan Quantum Nighthawk y Quantum Loon

Procesador más avanzado de IBM: 120 cúbits dispuestos en retícula cuadrada y conectados a sus cuatro vecinos mediante 218 acopladores sintonizables. Esta arquitectura, más densa que Heron, permitirá ejecutar circuitos con un 30% más de complejidad manteniendo tasas de error contenidas.
De salida, Nighthawk apunta a problemas que requieren hasta 5.000 puertas de dos cúbits, con una hoja de ruta que eleva el listón a 7.500 puertas en 2026, 10.000 en 2027 y, ya en 2028, a 15.000 puertas en sistemas basados en Nighthawk con más de 1.000 cúbits conectados mediante acopladores de largo alcance. La entrega a usuarios está prevista para finales de 2025.
Loon, por su parte, es un procesador experimental de 122 cúbits que integra capas de enrutamiento de alta calidad y baja pérdida para habilitar rutas más largas en chip. Sus conexiones pueden “romper el plano” y enlazar verticalmente, con cada cúbit conectado a hasta seis vecinos, elevando la conectividad como base para la futura tolerancia a fallos.
Metas de ventaja cuántica y cómo se comprobarán

IBM fija el final de 2026 como momento para demostrar ventaja cuántica, el punto en el que un sistema cuántico resuelve mejor un problema que cualquier método clásico conocido. Nighthawk apunta a este hito al combinar más conectividad con ejecución de circuitos de mayor complejidad y control del error.
Para darle rigor al proceso, la compañía impulsa un rastreador comunitario abierto junto a Algorithmiq, el Instituto Flatiron y BlueQubit. El sistema abarca tres experimentos de referencia: estimación de observables, problemas variacionales y tareas con verificación clásica eficiente, invitando a la comunidad a aportar resultados y mejorar los simuladores.
Con esta iniciativa, IBM reconoce la dificultad histórica de verificar de forma independiente cualquier afirmación de ventaja cuántica y busca que el sector avance tanto en hardware como en los métodos clásicos que sirven de contraste.
Camino a la tolerancia a fallos con Loon

El gran escollo de estos sistemas es el ruido. Loon integra múltiples capas de enrutamiento de baja pérdida que permiten conexiones más largas dentro del chip —los llamados acopladores de largo alcance— y sientan las bases de una corrección de errores eficiente.
IBM ha demostrado además que es posible decodificar errores en tiempo real con hardware clásico utilizando códigos qLDPC en menos de <480 nanosegundos, un avance clave porque detectar errores sin corregirlos con rapidez no aporta resultados fiables en computación cuántica práctica.
La mayor conectividad entre cúbits de Loon —hasta seis vecinos y enlaces verticales— no es una solución mágica a todos los retos de escalado, pero sí supone un salto técnico que apoya la transición hacia cúbits lógicos más compactos y manejables.
Si estas capacidades se consolidan, áreas como química computacional, materiales u optimización podrían beneficiarse antes, algo relevante para grupos de investigación y empresas en España y la UE que ya exploran algoritmos cuánticos aplicados.
Fabricación a 300 mm y evolución de Qiskit
En paralelo, IBM traslada la fabricación primaria de sus chips cuánticos a obleas de (Nueva York). Es un paso de laboratorio a procesos industriales que, según la compañía, ha duplicado la velocidad de I+D y multiplicado por diez la complejidad alcanzable en los procesadores.
En software, Qiskit incorpora mejoras en circuitos dinámicos con un aumento del 24% en precisión a más de 100 cúbits y un nuevo modelo de ejecución con interfaz en C para mitigación de errores acelerada por supercomputación, reduciendo el coste de obtener resultados precisos en más de 100 veces.
IBM también abre una interfaz en C++ para integrar Qiskit en entornos HPC y planea ampliar el ecosistema con bibliotecas para aprendizaje automático y optimización de cara a 2027, acercando la cuántica a perfiles científicos computacionales.
En la hoja de ruta, Nighthawk llegará a usuarios a finales de 2025, la ventaja cuántica se intentará demostrar en 2026 y el primer sistema tolerante a fallos a gran escala —IBM Quantum Starling— se prevé para 2029; IBM habla de una potencia relativa hasta 20.000 veces mayor que la actual, una meta ambiciosa que aún deberá contrastarse.
Con chips más conectados, objetivos temporales públicos y un esfuerzo explícito por verificación comunitaria, IBM intenta equilibrar expectativas y realidad técnica. Si la fabricación industrial y el software maduro acompañan, Europa y España podrían acelerar pruebas serias y aplicaciones piloto sin esperar a la perfección total del hardware.
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