- Análisis exhaustivo de todos los aspectos jugables, narrativos y técnicos de Death Stranding 2.
- Se detallan las mejoras en el mundo, dificultad, combate, multijugador y apartado audiovisual respecto al primer juego.
- El artículo cubre las sensaciones, polémicas y opiniones de la comunidad para orientar a futuros jugadores.
Death Stranding 2: On the Beach ha llegado para consolidarse como uno de los fenómenos del año, generando debate, emociones y sensaciones enfrentadas entre crítica y jugadores. El propio Hideo Kojima, creador de la saga, vuelve a demostrar que en el mundo de los videojuegos aún es posible romper moldes, sorprender y polarizar a la audiencia. Esta esperadísima secuela nos sumerge de nuevo en un universo postapocalíptico donde la conexión y el aislamiento, los retos físicos y emocionales, y la capacidad de reinvención del videojuego se entrelazan.
¿Puede esta segunda entrega superar a la original? ¿Hasta qué punto mantiene su esencia y qué novedades incorpora realmente? En este análisis exhaustivo de Death Stranding 2 recopilamos los aspectos clave de la obra, abarcando desde la trama, la jugabilidad, las mejoras técnicas y visuales, la dificultad, la duración, el mundo abierto y la propuesta artística, hasta el impacto emocional y el debate que siempre acompaña a cada lanzamiento de Kojima. Prepara tus botas de portador: aquí tienes la guía definitiva para entender a fondo lo que ofrece la última locura de Kojima Productions.
El regreso del portador: una trama cargada de emociones y sorpresas
La narrativa siempre ha sido el pilar fundamental de Hideo Kojima, y en Death Stranding 2: On the Beach esa tradición se mantiene y se intensifica. En esta secuela, tomamos de nuevo el control de Sam Porter Bridges (Norman Reedus), un hombre marcado por su pasado y por la responsabilidad de conectar un mundo devastado. Tras los sucesos del primer juego, Sam disfruta de una frágil tranquilidad junto a Lou, la BB que ahora cuida como si fuera su propia hija, hasta que Fragile (interpretada por Léa Seydoux) reaparece con un nuevo encargo que trastoca su mundo. Esto marca el comienzo de una aventura aún más personal y emocional, donde la figura paterna de Sam y la relación con Lou enriquecen cada paso del viaje.
La nueva misión lleva al protagonista a atravesar inicialmente México (un prólogo que funciona como tutorial y breve introducción) y, poco después, a enfrentarse a la inmensidad de Australia, un territorio tan hostil como diverso, lleno de riesgos y desafíos. La premisa principal sigue centrada en reconectar a la humanidad aislada tras el Death Stranding, pero esta vez el viaje adquiere matices inéditos: Sam debe ampliar la red quiral, explorar los secretos del pasado del BB-28 y enfrentar las consecuencias imprevistas de haber unido a la humanidad. Además, la trama gira en torno a un debate filosófico sobre si «deberíamos habernos conectado», poniendo en duda si los lazos creados generan bien o traen nuevas amenazas.
Los personajes secundarios adquieren un peso muy importante: Fragile, Deadman (Guillermo del Toro), Heartman (Nicolas Winding Refn) y otros nuevos como Rainy (Shioli Kutsuna), Tomorrow (Elle Fanning) o Neil (Luca Marinelli), entre otros. Cada uno aporta algo único y, aunque algunos jugadores critican que no tienen tanto desarrollo como cabría esperar, la realidad es que conforman una galería inolvidable de personalidades y rarezas que enriquecen la travesía.
En cuanto a estructura, la narrativa de Death Stranding 2 es más clara, directa y menos enrevesada que en el título original. Kojima introduce el , una enciclopedia de acceso rápido donde consultar en cualquier momento información clave sobre personajes, localizaciones y conceptos del universo. Esto, junto al ritmo más dinámico de las cinemáticas y la opción de pausar los vídeos para revisar el glosario, facilita mucho el seguimiento de la historia incluso para quienes no guardan fresco el primer juego.
Aunque estas mejoras han sido muy valoradas, una crítica frecuente en diversos análisis es la pérdida del aura de misterio respecto a la obra fundacional. El “factor sorpresa” se reduce al estar más familiarizados con los entresijos del mundo quiral, y aunque hay conceptos y amenazas nuevas, la magia de lo desconocido se percibe menos intensa. Sin embargo, el nuevo guion logra mantener el interés y provocar emociones, mezclando acción, drama, humor y esas “kojimadas” que combinan lo sublime con lo surrealista, desde homenajes a Metal Gear hasta guiños a la cultura popular.
Un mundo más grande y retador: México y Australia como nuevos escenarios
Uno de los mayores aciertos de Death Stranding 2 es su apuesta por una exploración más ambiciosa y variada. La secuela abandona la Norteamérica del primer título para centrarse en México (como preludio) y, sobre todo, en Australia. Este cambio de localización no es solo un lavado de cara: los mapas son mucho más elaborados, con una diversidad de biomas impresionante que va desde desiertos y selvas lluviosas hasta cordilleras nevadas, lagos de brea, acantilados y cráteres monumentales.
El terreno se convierte en un enemigo más: los obstáculos ambientales como lluvias corrosivas, vientos abrasadores, tormentas de arena, avalanchas, terremotos y crecidas repentinas de ríos amenazan constantemente el progreso, obligando al jugador a planificar rutas y prever riesgos como en pocos títulos recientes. La introducción del ciclo día/noche y los efectos climáticos en tiempo real enriquecen aún más la experiencia, forzando a adaptarse a entornos cambiantes y transformando cada trayecto en una aventura.
El mundo abierto está repleto de secretos y zonas opcionales, incentivando la exploración y el descubrimiento. No es la típica fórmula de “sandbox” en la que se avanza sin pensar del punto A al B: aquí, cada obstáculo es relevante y la improvisación resulta tan importante como la planificación. La sensación de estar, en muchas ocasiones, en un planeta alienígena —por su atmósfera densa y el diseño artístico tan particular— se refuerza con la manera en que las rutas se modifican en función de la participación de otros jugadores, del cambio en el terreno y de construcciones realizadas mediante el sistema asíncrono multijugador.
Recorrer Australia es un reto tanto por su tamaño como por la variedad de caminos disponibles. El juego, sin embargo, : vehículos más resistentes (motos, camionetas y un nuevo todoterreno mejorable), el monorraíl para transportar grandes cargas, mejoras en tirolinas y rampas, y la presencia del DHV Magellan, una nave que puede desplazarse entre nodos y funciona como base móvil. Esta nave, además de aportar en la narrativa, permite descansar, organizar la carga y realizar viajes rápidos —aunque con penalizaciones—, aliviando la gestión de largas distancias.
El sistema de progresión también evoluciona: Sam ahora mejora de forma automática y cuenta con un árbol de habilidades personalizable según el estilo de juego (sigilo, acción, eficiencia en la carga, etc.). Cada instalación conectada ofrece recompensas y bonificaciones, incentivando la experimentación y la adaptación de estrategias en función de las circunstancias.
Jugabilidad: refinamiento, reto y creatividad
La jugabilidad de Death Stranding 2 mantiene el núcleo del original, pero se enriquece con numerosos ajustes y novedades. Aunque sigue siendo principalmente un juego de “caminar” con cargas, cada trayecto se convierte en un rompecabezas abierto, donde el terreno, el clima, el peso, las herramientas y la cooperación con otros jugadores marcan la diferencia.
Uno de los avances más destacados es la mejora en la interfaz y el sistema de menús. Ahora es mucho más sencillo reorganizar la carga, seleccionar rápidamente objetos, soltar peso extra o cambiar el equipo sobre la marcha. Esta fluidez resulta especialmente útil en situaciones de tensión, donde decisiones rápidas pueden marcar la supervivencia o el fracaso de la entrega.
El arsenal y los gadgets experimentan un salto importante en cantidad y calidad: nuevos exoesqueletos, guantes de escalada avanzados, armas variadas, trampas, rampas portátiles, catapultas, tablas de surf en forma de ataúd, minas y raíles para transporte. Este equipo, lejos de trivializar la experiencia, amplía las formas de abordar cada misión y fomenta la creatividad, multiplicando el factor rejugable.
El combate y el sigilo, aspectos que en el primer juego eran considerados débiles, han sido fortalecidos notablemente. El juego ofrece más opciones para enfrentar las situaciones de forma directa, con armas mejoradas (rifles de francotirador, lanzagranadas, armas cuerpo a cuerpo), vehículos armados y la posibilidad de dejar la mochila para mayor agilidad durante los enfrentamientos. Los enemigos humanos son más numerosos y la IA más afinada, lo que obliga a alternar entre sigilo y combate según la situación. Los campamentos de forajidos (reemplazando las mulas) representan un desafío real, especialmente en dificultades altas, y ofrecen recursos y vehículos si se logran superar.
El sistema de sigilo, aunque no alcanza la profundidad de otros referentes como The Last of Us Parte 2 o Metal Gear Solid V, es mucho más viable y satisfactorio. Existen herramientas específicas para ocultarse, nuevas formas de distraer a enemigos y misiones que, por diseño, fomentan la infiltración, dejando en manos del jugador decidir cómo afrontar cada reto.
El enfrentamiento con los EV (Entes Varados), enemigos espectrales característicos de la saga, se vuelve más variado y tenso gracias a la incorporación de acechadores, nuevas variantes, mecas fantasmas y enemigos robotizados humanoides. Los combates con estos entes resultan espectaculares y momentos de máxima tensión, aunque los enfrentamientos con jefes finales mantienen cierta simpleza en mecánicas, pero con mejorada espectacularidad y dificultad respecto al pasado.
El componente social sigue siendo un pilar esencial. El sistema multijugador asíncrono continúa promoviendo la cooperación: las estructuras construidas (puentes, caminos, estaciones de recarga, buzones o atalayas) aparecen en el mundo de otros jugadores, reforzando la sensación de comunidad. Se añaden recompensas por reparar estructuras de otros, sistemas de avisos y ayudas, consolidando la idea de que “la muerte no puede separarnos”.
Dificultad y duración: ¿es Death Stranding 2 un reto exigente?
Contrario a los temores, Death Stranding 2 no rebaja su dificultad. Cuenta con cuatro niveles (historia, casual, normal y brutal), y aunque en dificultad normal el desafío en combate es menor, la verdadera prueba radica en la gestión de cargas, planificación de rutas y adaptación a imprevistos ambientales.
La constante presión por realizar entregas en perfectas condiciones se intensifica: cargas frágiles, paquetes sensibles al agua, entregas contrarreloj o con peso extremo exigen afinar la estrategia y prepararse para todo. Las rutas más peligrosas se reservan para quienes buscan mayor reto, con obstáculos dinámicos vinculados a las condiciones climáticas, efectos del declive y ataques de EV en zonas críticas.
El contenido opcional es muy amplio: la historia principal requiere unas 35-40 horas si se juega sin explorar demasiado, pero muchos jugadores invertirán entre 60 y más de 100 horas explorando encargos secundarios, solicitudes, eventos aleatorios, reconstrucción de infraestructuras y dejando su huella en el mapa colaborando con otros portadores.
El diseño de desafíos y recompensas fomenta investigar cada rincón, experimentar con rutas alternativas y optimizar cada viaje. Misiones secundarias, eventos únicos y retos extremos garantizan un interés duradero, más allá de la historia principal.
Aparato técnico y visual: una obra audiovisual en PS5
Uno de los aspectos más elogiados de Death Stranding 2 es su impresionante despliegue visual y sonoro. El motor Decima, desarrollado por Guerrilla Games y personalizado por Kojima Productions, alcanza cotas de realismo sorprendentes en texturas, reflejos, iluminación y en la captura de movimientos y expresiones faciales. El resultado es tan convincente, que en muchas escenas parece que estamos frente a actores reales.
Permite alternar entre dos modos gráficos: uno con calidad visual (30fps, mayor resolución) y otro con fluidez (60fps), ambos funcionando a la perfección en PS5. Los tiempos de carga son casi inexistentes, y la integración con el mando DualSense (vibración háptica, resistencia adaptativa y sonidos realistas) realza la experiencia sensorial.
El apartado artístico brilla: Australia nunca había parecido tan alienígena y fascinante, con paisajes impactantes y llenos de detalles. La dirección artística combina secuencias de acción, momentos contemplativos y planos cinematográficos con una calidad digna del cine, donde cada escenario tiene una paleta de colores y atmósferas distintas que refuerzan la inmersión.
La banda sonora, compuesta por Ludvig Forssell con colaboraciones de artistas como Woodkid, Caroline Polachek, Low Roar, Silent Poets, Magnolian y Daichi Miura, acompaña magistralmente los momentos emotivos y reflexivos del juego. La cuidada selección musical se ha convertido en uno de los sellos distintivos de la saga, aunque algunos puedan considerarla excesiva.
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