Versiones de Windows: así las valoran los usuarios de peor a mejor (historia, polémicas y evolución)

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  • La evolución de Windows ha ido marcada por éxitos y fracasos históricos, desde Windows 95 hasta Windows 11.
  • Windows XP, 7 y 10 destacan como versiones mejor valoradas por usuarios y empresas.
  • Las polémicas se han centrado en seguridad, cambios de interfaz y requisitos técnicos elevados.

Sistemas operativos Windows a través de la historia

¿Quién no ha tenido alguna vez una fuerte opinión sobre una versión concreta de Windows? Desde los nostálgicos que todavía suspiran por el inconfundible fondo de pantalla de Windows XP, hasta quienes han sufrido (y renegado) de las temidas pantallas azules en Windows ME o Vista, cada lanzamiento de Microsoft ha dejado su propia marca en millones de usuarios. Windows ha evolucionado radicalmente desde 1985, pasando de simples entornos gráficos a convertirse en el sistema operativo dominante de los ordenadores de consumo y empresa en todo el mundo.

Hoy, vamos a recorrer todas las versiones de Windows, analizándolas desde las más criticadas hasta las mejor valoradas por la comunidad, desentrañando el porqué de sus éxitos y fracasos, las polémicas, la influencia de la legendaria rivalidad con Apple, y cómo han cambiado nuestras expectativas generación tras generación. Si alguna vez te has preguntado si esa leyenda de las versiones «buenas y malas» de Windows tiene fundamento, aquí tienes tu respuesta. Ponte cómodo, porque este viaje viene cargado de anécdotas, historia y mucha informática de andar por casa.

El nacimiento de Windows: El salto desde la línea de comandos

Historia de Windows y primeras versiones

A mediados de los años 80, los ordenadores personales eran terreno casi exclusivo de frikis e ingenieros. Microsoft, fundada por Bill Gates y Paul Allen en 1975, quería cambiar esto, y su idea era sencilla: permitir a cualquiera interactuar con el ordenador usando ventanas, menús y ratón, sin teclear comandos misteriosos en la terminal de MS-DOS. Así arrancó el proyecto «Interface Manager», que finalmente sería conocido en todo el planeta como Windows.

El primer Windows vio la luz en 1985 y, aunque hoy puede parecer una reliquia, sentó las bases de lo que sería la experiencia de usuario moderna. Eso sí, ni era un sistema operativo completo ni tenía éxito asegurado: era más bien un intento experimental para mejorar la accesibilidad de MS-DOS. En el desarrollo participaron figuras que después marcarían la historia de la compañía, como Steve Ballmer, futuro CEO.

Las primeras versiones: Windows 1.x y 2.x (1985-1987)

Las dos primeras versiones de Windows no destacaron precisamente por su potencia ni popularidad. Windows 1.0 apenas era una «capa» gráfica sobre MS-DOS, rudimentaria en diseño y limitada en capacidades. Permitía abrir programas como Paint, una rudimentaria calculadora y poco más. Su mayor aportación fue (cuidado) una agenda electrónica y la posibilidad de usar el ratón, que por entonces era una rareza tecnológica.

Con Windows 2.0 (1987), llegaron los primeros pasos hacia el escritorio moderno: la posibilidad de superponer ventanas, manejo básico de iconos y la aparición de las primeras versiones de Word y Excel. El cambio fue discreto para el gran público, pero sí supuso un avance técnico. Pese a todo, la popularidad seguía siendo baja, y la interfaz era todavía muy inmadura comparada con la de los Macintosh de Apple.

Windows 2.0 también supuso la introducción del primer panel de control y la aparición de la versión 2.1, una mejora menor que incluyó MS Paint, pero sin grandes repercusiones comerciales.

El arranque del éxito: Windows 3.x y la democratización informática (1990-1992)

La verdadera revolución llegó con Windows 3.0 y la actualización 3.1/3.11. Ahora sí, millones de hogares y empresas comenzaron a familiarizarse de verdad con los escritorios, los iconos y el concepto de multitarea sencilla. El soporte para fuentes TrueType y los primeros pasos en la conectividad de red marcaron un salto cualitativo; además, Microsoft añadió juegos como el Buscaminas y el Solitario, que sin duda ayudaron a que muchos aprendieran a usar el ratón jugando.

Windows 3.x fue la primera versión que tuvo éxito comercial real, compitiendo de tú a tú con los Macintoshes y popularizando de verdad el concepto de sistema operativo gráfico. Esta generación supuso la consolidación de la interfaz gráfica, aunque seguía dependiendo, a nivel técnico, de las antiguas tripas de MS-DOS.

El salto al mainstream: Windows 95 y la llegada de la modernidad

Windows 95 y el auge del PC

El lanzamiento de Windows 95, en agosto de ese año, es el equivalente en informática a la llegada de los Beatles a Estados Unidos. Un auténtico fenómeno de masas: por primera vez, se incorporó el menú de inicio, la barra de tareas y el sistema Plug and Play, que permitió conectar periféricos sin pelearse (tanto) con los drivers. Ya no había que escribir comandos, ni reiniciar el equipo para que el ratón funcionase; todo era más fácil, más visual y más «para todos los públicos».

La campaña de marketing fue apoteósica y, aunque Windows 95 tenía su lista de bugs y limitaciones, cambió para siempre la experiencia informática doméstica. En pocos meses, alcanzó más del 60% del mercado mundial de PC. También fue la primera versión en incluir Internet Explorer y permitir navegación web, además de soportar el sistema de archivos FAT32 y las primeras experiencias multimedia.

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Eso sí, no todo era de color de rosa. Windows 95 sufría problemas de estabilidad y estaba plagado de cuelgues, especialmente antes de sus sucesivos Service Packs. Aun así, fue la base sobre la que se construyó la cultura digital de toda una generación.

Windows 98: El PC se conecta al mundo y surgen las primeras críticas

Pocos sistemas operativos han marcado tanto como Windows 98. Esta versión, lanzada tres años después, mejoró la interfaz y la gestión de hardware, volviéndose más estable y abriendo el sistema a nuevos periféricos gracias al soporte de USB y DVDs. También permitió compartir internet entre varios equipos y trajo consigo una versión mejorada de Internet Explorer.

Pese a estas mejoras, Windows 98 fue también blanco de críticas por su lentitud y problemas de seguridad. No era raro ver la odiada «pantalla azul de la muerte» y la versión estándar fue, en ocasiones, poco fiable. La Segunda Edición (SE) corrigió muchos fallos y es recordada como la más estable y robusta de la saga 9x.

El éxito fue tal que Windows 98 se convirtió en el sistema favorito de gamers y aficionados a la informática de la época, con el apoyo definitivo de DirectX y la proliferación de juegos como Age of Empires o Half-Life.

El desastre: Windows Me (Millennium Edition, 2000)

Si buscamos la versión menos popular de toda la historia de Windows, la palma se la lleva Windows Me. Su lanzamiento fue un fiasco absoluto por una mezcla de inestabilidad, errores recurrentes y fallos de compatibilidad. Aunque intentó añadir funciones como la restauración del sistema y multimedia mejorada, la experiencia de uso dejaba mucho que desear: pantallazos azules a mansalva, cuelgues durante la instalación, y una base de drivers muy limitada.

La reacción de los usuarios fue tan negativa, que buena parte de ellos se pasó rápidamente a Windows 98 SE o, poco después, a XP en cuanto estuvo disponible. Millenium se convirtió en el ejemplo clásico de versión «mala» de Windows, criticada incluso por la propia Microsoft.

La profesionalización: Windows 2000 y la rama NT

Paralelamente a la evolución doméstica, Microsoft estaba perfeccionando una línea más segura y robusta para entornos profesionales: la familia Windows NT. Windows 2000 fue el último antes de la unificación de líneas con XP, destacando por su estabilidad, soporte mejorado de hardware, sistema de archivos NTFS y, sobre todo, una mayor seguridad para empresas. Sin embargo, sus exigencias de hardware eran elevadas para la época y nunca llegó a despegar entre el gran público, quedando como favorito en oficinas, bancos y servidores.

El punto de inflexión: Windows XP y la informática del siglo XXI (2001)

La llegada de Windows XP marcó un antes y después en la historia de la informática personal. Unificó la estabilidad de la rama NT con la flexibilidad y facilidad de uso de las versiones de consumo, de modo que, por primera vez, usuarios domésticos y empresas compartían casi el mismo entorno operativo.

XP fue el rey absoluto durante más de una década. Estable, flexible, rápido y fácil de usar, XP fue adoptado masivamente por hogares, empresas y administraciones públicas de todo el mundo. Muchos aún recordaréis ese mítico fondo de pantalla de colinas verdes y cielo azul, y su icónico botón de inicio verde.

La llegada de DirectX 8 y DirectX 9 convirtió a XP en la plataforma de referencia para gaming, mientras que nuevas funciones como el escritorio remoto, el soporte Wi-Fi, la gestión de múltiples usuarios sin cerrar sesión y las aplicaciones nativas multimedia (Movie Maker, Media Player) facilitaron multitud de tareas cotidianas.

Fue tal su éxito, que el paso a nuevas versiones se resistió durante años: incluso tras la llegada de Windows 7 y Windows 10, XP siguió en uso hasta bien entrados los años 2010, aunque su soporte terminó oficialmente en 2014.

Windows Vista: promesa fallida y una historia de polémicas (2007)

Windows Vista y su recepción crítica

Tras seis años de reinado XP, Microsoft lanzó Windows Vista, con una apuesta radical por el diseño y la seguridad. La espectacular interfaz Aero (transparencias, animaciones) y el refuerzo del control de cuentas de usuario (UAC) fueron sus grandes novedades. Pero, ay, Vista exigía un hardware muy potente para la época, y la mayoría de usuarios notaron un bajón de rendimiento brutal. Además, la compatibilidad con drivers y periféricos brillaba por su ausencia.

Las críticas se multiplicaron por estas carencias, la lentitud y la enorme cantidad de notificaciones del UAC, que sacaban de quicio hasta al más paciente. A pesar de ser el precursor de cambios que después se consolidaron (rediseño del menú inicio, mejoras de seguridad), Vista pasó a la historia como una de las versiones peor valoradas de Windows, y su recuerdo se asocia a frustración y ralentizaciones.

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La redención: Windows 7 y el consenso de satisfacción (2009)

En solo dos años, Microsoft recobró la confianza de los usuarios con Windows 7, heredando lo mejor de Vista pero mucho mejor pulido. Rápido, fiable y compatible con gran parte del hardware existente, Windows 7 es considerado por muchos como la versión más redonda de la historia de Windows.

Entre sus principales mejoras, destaca la barra de tareas rediseñada, el soporte multitáctil, las bibliotecas de archivos, y funcionalidades optimizadas para ordenadores portátiles y netbooks. Todo ello, sin penalizar el rendimiento y manteniendo una experiencia visual adaptada a nuevos estándares.

Windows 7 fue adoptado masivamente por todo tipo de usuarios y empresas, y su ciclo de vida se extendió hasta 2020, cuando Microsoft dejó de prestar soporte oficial. Muchos equipos siguen funcionando bajo esta plataforma, especialmente en entornos donde la confiabilidad es prioritaria.

El tropezón táctil: Windows 8 y 8.1 (2012-2013)

Animada por el auge de tablets y pantallas táctiles, Microsoft decidió reinventar Windows en 2012 con Windows 8. El resultado fue una interfaz Metro basada en «tiles» y mosaicos, que si bien era vistosa para dispositivos táctiles, resultó tremendamente confusa para los usuarios de ratón y teclado. La eliminación del clásico botón y menú de inicio fue el golpe de gracia; muchos no supieron adaptarse o no quisieron hacerlo.

Pese a novedades como el arranque ultrarrápido, nuevas opciones de seguridad y la integración de una tienda de aplicaciones, la mala acogida forzó a Microsoft a lanzar rápidamente Windows 8.1, restaurando el botón de inicio y simplificando la experiencia. No fue suficiente: buena parte del público permaneció en Windows 7 hasta la llegada de algo mejor.

La reunificación: Windows 10, la experiencia «para todos» (2015)

Windows 10 supuso un gran cambio de filosofía para Microsoft. La idea era aunar lo mejor de las versiones previas, ofreciendo una experiencia válida tanto para usuarios domésticos como para empresas, y adaptable a dispositivos táctiles y tradicionales. El menú de inicio regresó acompañado de los mosaicos dinámicos, los escritorios virtuales y una interfaz más pulida.

Windows 10 también trajo consigo mejoras de seguridad (Windows Hello, BitLocker), la integración de Cortana, el navegador Edge y, sobre todo, un enfoque de «Windows como servicio»: las actualizaciones pasan a ser continuas y gratuitas, lo que en principio beneficia la estabilidad y seguridad.

La plataforma de aplicaciones universales (UWP) buscaba incentivar a desarrolladores, mientras que funciones avanzadas como DirectX 12 y la integración con Xbox consolidaron Windows 10 como un sistema todoterreno. A pesar de ciertas quejas iniciales por las actualizaciones y la recopilación de datos, hoy es probablemente la versión de Windows más utilizada, especialmente en entornos educativos.

El último salto: Windows 11 y la búsqueda de la experiencia moderna (2021-2024)

Tras más de seis años de Windows 10, llega Windows 11, la versión más reciente y, a la vez, la más polémica de los últimos tiempos. Lo primero que salta a la vista es el rediseño visual: barra de tareas centrada, esquinas redondeadas, menús renovados y una clara apuesta por el minimalismo. El menú de inicio vuelve a cambiar, ahora sin mosaicos, y se potencian los widgets informativos.

Entre sus novedades técnicas, destacan el soporte para aplicaciones Android (aunque limitado), mejoras en rendimiento y juegos (DirectStorage, Auto HDR), integración total de Microsoft Teams y una Microsoft Store completamente rediseñada. Además, los requisitos de hardware son mucho más estrictos, destacando la necesidad de TPM 2.0 y sistemas con UEFI.

Sin embargo, no se ha salvado de las críticas: algunos usuarios consideran que los cambios de interfaz son más apariencias que mejoras reales, y la compatibilidad con hardware antiguo es un problema serio. La percepción general es que Windows 11, aunque innovador, no ha supuesto el salto cualitativo que se esperaba tras el éxito de Windows 10.

Versiones «raras»: curiosidades y experimentos de Microsoft

Además de las versiones mainstream, Microsoft ha experimentado con decenas de variantes y ediciones específicas de Windows, muchas de las cuales resultan hoy auténticos objetos de coleccionista o curiosidades para frikis de la tecnología:

  • Windows CE para Dreamcast: Sí, la última consola de SEGA llevaba una versión adaptada de Windows, aunque casi ningún juego lo aprovechaba realmente.
  • Windows 20th Anniversary Edition: Una edición ultralimitada lanzada solo en Japón con Windows XP Professional y réplicas de CD de otras versiones, todo muy enfocado a coleccionistas.
  • China Government Edition: Una edición ultraligeramente adaptada a las exigencias del Gobierno Chino en materia de seguridad y privacidad, jamás vista fuera de ese país.
  • Windows RT: Fracaso sonado, intentó llevar Windows al ecosistema ARM, pero la incompatibilidad con apps x86 lo condenó al olvido.
  • Windows Media Center Edition: Una apuesta por convertir el PC en centro multimedia para el salón, limitada por problemas de hardware y disponibilidad.
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Las versiones de Windows 10: docena de ediciones para cada necesidad

Windows 10 sorprendió al ir mucho más allá de las clásicas ediciones Home, Pro y Enterprise. Microsoft lanzó hasta 12 variantes distintas, cada una pensada para escenarios muy concretos:

  • Home y Pro: Para uso doméstico y profesional, incluyendo las funciones básicas y avanzadas (Cortana, BitLocker, Escritorio Remoto…).
  • Enterprise y Education: Enfocadas a grandes empresas y entornos educativos, con gestión avanzada de seguridad, control de políticas y licenciamiento por volumen.
  • IoT y Mobile: Pensadas para la «Internet de las Cosas» y para los (ya extintos) teléfonos Windows Phone.
  • Pro for Workstations y S: Para estaciones de trabajo avanzadas y entornos donde solo se permiten apps de la tienda oficial.
  • LTSB y Team: Ediciones para dispositivos de ciclo largo, como kioskos y pizarras interactivas (Surface Hub).

Este amplio catálogo refleja la estrategia de Microsoft de llegar a todos los nichos posibles, aunque muchas de estas versiones son menos conocidas y han pasado sin gran impacto para el usuario habitual.

¿Patrón de alternancia entre versiones «buenas» y «malas»?

Existe la creencia extendida que Microsoft lanza versiones sobresalientes y, a continuación, versiones decepcionantes. Aunque en los primeros años no hay un patrón claro, desde principios de siglo sí se percibe cierta alternancia:

  • XP (bueno): Éxito rotundo y longevidad.
  • Vista (malo): Problemas graves y baja aceptación.
  • 7 (bueno): Gran consenso y rendimiento.
  • 8/8.1 (malo): Interface confusa y rechazo de usuarios.
  • 10 (bueno): Estabilidad y adopción masiva.
  • 11 (indefinido/malo): Atractivo visual pero con críticas y lenta adopción.

Este ciclo parece responder más a la percepción social y a la respuesta del mercado que a un patrón predefinido, y refleja la dificultad de innovar sin perder la confianza de los usuarios.

Polémicas históricas: seguridad, privacidad, demandas y resistencia al cambio

Las controversias en torno a Windows han sido múltiples. Destacan:

  • Problemas de seguridad: Los virus y vulnerabilidades han sido un problema constante, aunque Microsoft ha mejorado con el tiempo.
  • Actualizaciones problemáticas: Han causado pérdida de datos y bloqueos, especialmente en el cambio a Windows como servicio en Windows 10.
  • Demandas antimonopolio: Como la disputa por la integración de Internet Explorer, que casi deriva en la división del gigante.
  • Privacidad: La recopilación de datos en Windows 10 y 11 ha generado debates sobre el control del usuario.
  • Resistencia a la innovación: Cambios radicales en interfaz (Vista, 8, 11) han suscitado rechazo de algunos usuarios.

La rivalidad Microsoft vs. Apple: dos enfoques, mismos usuarios

Desde siempre, Microsoft y Apple han protagonizado una de las rivalidades más conocidas en tecnología. Aunque Apple acusó a Microsoft de copiar su interfaz, con el tiempo ambas compañías han aprendido a coexistir y colaborar. Campañas publicitarias y comparativas mantienen vivo el enfrentamiento, pero muchos usuarios utilizan productos de ambas marcas sin problema.

¿Por qué Windows es el rey absoluto?

El dominio de Windows se explica no solo por marketing, sino por varios factores clave:

  • Ecosistema enorme de software y hardware: la compatibilidad es total.
  • Acuerdos con fabricantes: la mayoría de ordenadores vienen con Windows preinstalado.
  • Capacidad de adaptación a todos los nichos: desde el hogar hasta la empresa y el gaming.
  • Integración con otros servicios de Microsoft: Office, OneDrive, Teams…

Estas razones, junto con la familiaridad adquirida por décadas de uso, explican por qué Windows sigue siendo el sistema operativo de referencia en todo el mundo.

El futuro: ¿Windows 12 y más IA?

Microsoft continuará apostando por la inteligencia artificial y la innovación en Windows. Características como Copilot, la compatibilidad con diversos dispositivos y la integración en la nube serán esenciales en próximos lanzamientos.

Se espera que Windows 12 salga a finales de 2024 o principios de 2025, con una profundización en IA, mayores requisitos técnicos y una experiencia enfocada en productividad y seguridad.

Después de casi cuarenta años, Windows ha pasado de ser un proyecto experimental a convertirse en un pilar fundamental de la sociedad digital. A lo largo de su historia, ha reflejado las aspiraciones, los aciertos y los errores de su tiempo, adaptándose a los cambios del sector y a la competencia constante. Aunque nunca se puede definir un «Windows perfecto», es innegable que ha marcado un antes y un después en nuestra vida digital.

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